CAMPUS GALICIA ENTREVISTA CON HUMANOID

ENTREVISTAS 2002

Humanoid y sus princesas de ojos verdes

Humanoid es la formación más relevante de la música pop gallega del último lustro, junto a Deluxe. Ya en su tercer disco, Romance, su fundador, Arturo Vaquero, se hace acompañar de dos nuevas componentes en el grupo, Laura Romay y Carmen Álvarez, e invita a otra mucha gente -Xesca Font, Irantzu Valencia, Belén Rodríguez… – a colaborar en su nuevo álbum, justo el que representa su viraje de la electrónica al pop. Björk también estuvo en el punto de mira, pero nunca más se supo de ella. Al habla con Arturo Vaquero, desde Lugo para el mundo.

Lo primero es preguntarte la razón por la que ahora Humanoid es un trío.

– Me sentía muy solo y pensé en rodearme de dos princesas, je, je. Desde que empezamos a dar un giro hacia el pop vi necesario incluir el sonido de un bajo eléctrico (Laura) y una preciosa voz (Carmen).

¿De dónde vienen Laura -Holywater- y Carmen?

– Residen en Lugo las dos, así que al estar todos en la misma ciudad es más fácil sincronizarse para los ensayos y para componer las canciones.

¿Es Romance el disco del acercamiento al pop de Humanoid?

– Sin duda alguna. Algunos dicen que el hombre ha vencido a la máquina en este nuevo disco y en parte tienen razón: las canciones son más sensibles, más humanas, más acústicas… En resumen, más pop, pero sin olvidar nuestra base electrónica.

Curioso que en eso coincidas con Prozack, que intenta lo mismo ahora en Grado 33, o Silvana, ahora como Cielo. ¿No te parece?

– Sí, eso mismo pensé yo. Romance comenzó a gestarse en 1999. Justo al editar nuestro segundo álbum empezamos a trabajar en las nuevas canciones. Fue una sorpresa ver como tendíamos a componer canciones más melódicas y cantadas, y veíamos como si todo el mundo empezara a dar un giro hacia el pop: desde Madelman, con Chico y Chica, Daft Punk, Prozack o Silvania. En ningún momento se pretendió seguir una tendencia pop ni imitar a nadie. Nosotros sentimos la necesidad de madurar un poco más y eso nos llevó hacia el pop, con la característica de que nosotros no hemos cambiado de nombre artístico.

Casi todos tus colaboradores son mujeres. ¿Es premeditado? ¿Tienen más sensibilidad para lo que buscas?

– Sí. Me encanta el timbre de las voces femeninas. Cuando creas una canción piensas en una voz y hasta en una persona en concreto para que la cante. Eso es lo que pasa en el nuevo disco: está lleno de voces femeninas, lleno de colaboraciones con mucho sentido para mí, colaboraciones que han aportado su sensibilidad a las canciones.

¿De qué participación has quedado más contento?

– De todas. No podría decir que me gusta más una que otra. Todas tienen su encanto y estoy orgulloso de todas. Pero si tengo que nombrar una, diría que la mía, ya que es la primera vez que venzo al miedo y canto una canción enterita, “Deep Inside”.

¿Alguien que querías que colaborase y que no pudo ser?

– Björk. Le enseñamos la canción, pero no recibimos repuesta, aunque sabemos que le gustó porque se quedó con el CD y mi discman.

Lo que más llama la atención es la gaita gallega. ¿Te gusta cómo suena el instrumento?

– El sonido de la gaita gallega es muy bonito. En “Lost In NY” la tratamos con efectos electrónicos para que se acercase más a un sonido sintético, pero sin que pierda su esencia. La colaboración de la gaiteira y amiga Ana Chacón fue de lo más grato. Como productor estoy involucrado en muchas grabaciones de música folk: me ha llamado la atención últimamente el disco que muy pronto editará Pepe Bahamonde Grupo: es la maestría, delicadeza y técnica que usa este gaiteiro para interpretar sus canciones lo que crea ese sonido tan peculiar.

¿Se aleja Humanoid de los sonidos germanos y se acerca al terruño?

– Ja, ja… Sí, puede que al trabajar de técnico y productor en discos de música tradicional gallega me haya influido para acercarme más a las raíces de mi abuela.

Sigues grabando en tu estudio, Green Room Studios. ¿En algún momento te has sentido limitado por eso?

– Al contrario: al disponer de estudio propio hemos trabajado estos tres años de espera muy tranquilamente. Por lo que al material se refiere, cada día estamos aumentándolo en cuanto a calidad y comprando nuevos aparatos, ya que forma parte de mi trabajo tanto como técnico de estudio como de directo. Aunque al final, lo más importante es una buena idea, una buena canción.

¿Algún productor con el que te gustaría contar?

– Con cualquiera que quisiera aportar algo a Humanoid. No tengo interés o devoción por alguno en especial. Es mi trabajo y los veo más como colegas que como genios.

¿Crees que tu trabajo se daría mejor a conocer si vivieras en otro sitio?

– No. Creo que mi trabajo se daría más a conocer si la gente fuese mas inquieta y empezara a escuchar algo más de lo que les machacan en las radio-fórmulas o en los programas karaoke-circenses de la televisión. Es cuestión de cultura musical y de tener una personalidad propia. Hay una infinidad de grupos de una infinidad de estilos que la gente no se preocupa en conocer. Esa gente se come lo que les echan y es triste.

¿Cómo van tus otros proyectos: Elviscristo Furious Machine, Dar Ful Ful?

– E. F. M. está en periodo de hibernación debido al poco tiempo del que dispongo, aunque me gustaría retomarlo de nuevo. Respecto a Dar Ful Ful, no soy el más indicado para hablar, aunque habrá noticias púbicas en Radio 3 en este mes sobre su futuro.

¿Tienes contacto con algún otro grupo gallego? ¿Qué es lo que más te gusta de lo que se hace por aquí?

– En Galicia me encanta lo que hacen Apeiron desde Rivadavia. Belén es uno de sus componentes y colabora también en nuestro nuevo disco. Fuera de Galicia, me gusta la mayoría de la música: sería muy larga la lista.

¿Cuál crees que es la mayor aportación de Humanoid al pop hecho en nuestro Estado?

– Hoy recibí una llamada de una chica contándome cómo nuestro nuevo disco había sido el responsable de un romance. Ella volvió a revivir el amor con un chico por culpa o gracias a nuestras canciones. También recibí un e-mail de un chico que nos contaba cómo nuestra música le ayudó a salir de una depresión. A veces me asusto, pero creo que es más importante que aporte sentimientos a las personas que calidad musical al panorama actual. Hacemos la música que sale de lo más profundo de nuestros sentimientos. Me alegra saber que sirve para endulzar la vida de los demás.

¿Qué se puede encontrar quien visite tu web www.humanoidweb.com y quién se encarga de mantenerla?

– Actualmente hay una página provisional. Un programador está encargándose de realizar el nuevo diseño. Respecto al mantenimiento, lo hacemos nosotros mismos, para estar más cerca de la gente que escucha nuestra música.

¿Has conseguido ya todo lo que pretendías cuando empezaste?

– Sí. Cuando alguien siente algo escuchando una de tus canciones, ya has llegado a la meta. Has plasmado tus sentimientos y el oyente los ha interpretado: ése es el fin de cualquier músico.

Por último, ¿te sientes cómodo en el directo y qué proyectos hay de giras o conciertos?

– Sí. Ahora dejo los aparatos a un lado para colgarme una guitarra acústica, acompañado de Laura al bajo, Carmen en la voz y, en algunas ocasiones, de una sección de cuerda, con cello y violín. Es una formación más pop cara al directo. En enero empezaremos con una gira por Galicia y, a continuación, fuera, en salas y festivales, como es lo normal, esperando que la gente disfrute lo máximo de nuestros conciertos.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA REM

ENTREVISTAS 2001

R.E.M. «Nunca miramos atrás»

Rebobinemos hasta octubre del 97. Los días en que peligró el futuro de REM, la banda que supo convertirse en el mejor grupo para todos los públicos sin dejarse su integridad en el camino. Diecisiete años después de su formación en Athens (Georgia), el batería Mike Mills comunicó su deseo de abandonar, dilapidando meses de trabajo en la gestación del decimocuarto trabajo de la formación, Up.

En medio de la crisis, salieron del atolladero completando aquel estimable disco de corte experimental, denso y un punto tecnológico con el que reaccionaron contra las claves de su popularidad. Refundados como trío, los nuevos REM no recordaban siquiera levemente a la banda que fuera el epítome del rock americano de los ochenta. Tampoco al grupo que encaró la pasada década triunfando en todo el globo con Losing my religion, sin por ello dejar de ser un modelo de actitud para varias generaciones de bandas alternativas.

Aunque sus ventas recientes no están a la altura de su millonario contrato discográfico –más de 11.000 millones–, REM siguen sin ceder a presiones comerciales. Podría parecerlo ante su nuevo sencillo, Imitation of life (puro REM), pero el resto de su nuevo álbum –Reveal– devuelve a una banda que busca la redención en la recuperación de su propia identidad.

Ejercicio de frescura

Renacidos como grupo al uso con la ayuda de viejos asalariados de lujo como Joey Waronker (Beck), Scott McCauhgey (Young Fresh Fellows) y Ken Stringfellow (Posies), se han marcado un ejercicio de frescura desde la fidelidad a las esencias de unos dinosaurios en buena forma, pese a esas dos décadas de andadura.

Grabado en Vancouver, Dublin, Miami y Athens, Reveal es un disco luminoso y, a la vez, meditativo. Un trabajo abrillantado con delicados arreglos de cuerdas y metales, melodías y sutiles cajas de ritmos sobre la formación clásica de guitarra, bajo y batería. Todo al servicio tanto de canciones «luminosas y veraniegas» (Stipe habla así de Beachball o de ese plagio velado a los Beach Boys que es Summer turns to high), como a tupidas piezas etéreas a medio tiempo o reflexiones campestres de tono enigmático y descreído.

– ¿Qué habéis tratado de revelar con Reveal?

– Michael Stipe: No hay un mensaje concreto. En Up, éramos tres tíos trabajando en un disco; ahora somos de nuevo una banda. Nuestra intención principal era ir más allá como grupo de lo que habíamos hecho en las actuaciones. Quería que pareciera un disco de verano, el típico álbum que puedes ponerlo como acompañamiento de fondo y que nunca tienes ganas de cambiar. Música que escuchas casi sin darte cuenta de que está ahí. Las canciones son más concisas. Con el último álbum, lo hicimos lo mejor que pudimos, pero ahora es cuando hemos podido levantar la voz de nuevo, musicalmente hablando. Hemos grabado tocando juntos en el estudio, y ello le ha dado al disco un aire más cálido y cercano.

– Peter Buck: Acabábamos de finalizar la última gira con Joey (Waronker), Scott (McCaughey) y Ken (Stringfellow) y nos sentíamos como un auténtico grupo. Son el tipo de tíos con los que te puedes encerrar en un estudio a componer. Hubo una comunicación muy natural, ya que nos conocemos desde hace mucho Con Scott tocamos desde el 85 y a Ken le conozco desde hace más de diez años. Desde el principio, tuvimos el tipo de canciones que queríamos para este disco. Eso le ha dado la unidad que quizá Up no tenía.

– ¿Tan traumático fue el abandono de Bill Berry? ¿Pensasteis en la separación de REM?

– P. B.: Teníamos una banda desde siempre y todo cambió de un día para otro. Up se grabó en medio de un pequeño caos, pero nunca llegué e pensar en una separación. La música me seguía apasionando y no estaba dispuesto a irme a casa sin tratar de buscar una solución.

– M. S.: Quizá los demás opinen otra cosa, pero sentí que el grupo se acababa. Tenía la sensación de que íbamos a grabar un gran disco y, de repente, Bill anunció que se iba, las relaciones se enturbiaron y todo se volvió confuso. No es algo de lo que me guste hablar. Me resulta embarazoso, me siento como el típico rockero contando al Rolling Stone problemas y terapias que a nadie le interesan. Por fortuna, descubrimos que nuestra amistad es lo que sostiene el trabajo de toda una vida.

– ¿Que ha inspirado esos textos tan escépticos ¿Hay alguna sensación concreta que hayáis tratado de abordar en Reveal?

– M.S. Dejé de pensar y me dejé llevar; creo que esa es la forma más pura de expresión. Es como compuse alguna de las canciones más conocidas de REM. Al menos ocho de las canciones están hechas así: me he guiado por mi instinto más que nunca. Escribo de cosas íntimas pero que reflejan las inquietudes espirituales . Creo que ese escepticismo es un equilibrio entre lo real y lo irreal, entre el idealismo y el cinismo. Un equilibrio que entronca con la vieja separación entre el cuerpo, la mente y el espíritu.

– Con vuestros últimos discos habéis perdido a muchos de vuestros viejos fans. ¿Tratáis de recuperarlos volviendo a un sonido más clásico?

– P. B.: No veo este disco como una rectificación, sino como un paso adelante. No es un álbum fácil, pero estoy muy contento con su sonido. Perdemos fans con cada álbum, pero también ganamos otros nuevos. Puede que tenga un sonido más clásico y melódico, pero hemos utilizado también mucha tecnología actual. La misma que Puff Daddy, pero de otra manera. Me gustan todos esos aparatos antiguos, tengo una habitación llena de esos juguetes. A veces me preguntan de dónde he sacado un sonido y les contesto que de un cacharro que compré de segunda mano por 99 pavos.

– M. S.: Las ideas que manejo para una canción no siempre tienen que ver con el pop típico. Trato de llevar las ideas al límite y eso me conduce a veces al terreno más experimental. Oigo música electrónica y lo que ahora hacen grupos que admiro como Radiohead, pero, como banda, tratamos de evolucionar sin perder nuestras señas de identidad.

– Hay temas casi folkies, como Turns to High o She wants to be, que recuerdan vuestro pasado independiente.

– M. S.: Sí, hay algunas canciones lentas y algo lánguidas. Es inevitable que en nuestras canciones haya elementos de nuestros primeros discos, pero no es algo consciente, ya que tratamos de ir siempre todo lo lejos que podemos sin mirar nunca atrás. Nuestros últimos discos reflejan lo que somos ahora, pero supongo que tenemos un estilo.

Contra la rutina

– El primer single es algo confuso, más rápido y pegadizo que el resto del disco.

– P. B.: Es la única canción con el típico sonido REM. Ni siquiera la íbamos a meter, porque no queríamos hacer un disco con el sonido de siempre, pero la compañía la escuchó, les encantó y decidieron sacarla como single. Tuvimos que cortarla porque, originalmente, duraba más de seis minutos. Mi favorita es un tema muy poco popular. Saturn Return; tiene unas melodías muy hermosas. Creo que representa muy bien a los Rem de 2001.

– Habéis tocado ya estas canciones en directo. ¿Cómo las ha recibido el público?

– M.S.: La reacción ha sido muy buena, sobre todo, teniendo en cuenta que no es un disco fácil. Es un desafío poner enfrente del público canciones en las que has estado trabajando aislado durante año y medio. Cambia por completo tu perspectiva.

– ¿Vais a salir de gira este año?

– P.B.: Nos encanta tocar en directo, pero es agotador y cada vez más complicado. Una gira larga es un compromiso para nosotros. Hemos ido echando raíces con el paso del tiempo. Hicimos muchas giras en los ochenta, así que en los últimos tiempos hemos decidido no meternos en tantas. Nos gusta que nuestros conciertos sean algo especial y no podemos estar girando con cada disco; todo se volvería demasiado rutinario.

– ¿Cuál es el secreto para tener un gran contrato discográfico y hacer al mismo tiempo discos para una amplia minoría?

– M. S.: No puedes pensar en la gente cuando compones. Tienes que abstraerte. Si lo que la gente de 19 años quiere es lo que suena en la radio, yo no voy a dárselo. Intentamos hacer el disco perfecto y todavía no lo hemos conseguido.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA CARLOS ANN

ENTREVISTAS 2002

Carlos Ann, electrónica sensible

Lo de "disco producido por Howie B" no deja de ser un reclamo publicitario. Pero bienvenido sea en un país en el que hacer electrónica pop con un cierto componente de riesgo casi no existe y en el que una compañía pequeña se gasta sus euros en buscar lo mejor para su artista-socio. Carlos Ann llega este viernes a A Coruña para presentar su segundo disco Entre lujos y otras miserias.

– ¿Llegaste e editar algo con Danzando Confuso o Analogic Emotion?

– Sí: con Analogic Emotion editamos un disco, Moviedisco, que tuvo una muy buena acogida; con Danzando Confuso solamente grabamos maquetas, ya que no encontrábamos ninguna discográfica que se interesara por nosotros.

– ¿Qué inconfesables influencias tienes sobre Moviedisco para que sigan confiando en ti en una época en que se busca el éxito inmediato?

– Bien, en Moviedisco somos una especie de románticos de la música y aunque hay una prisa frenética en conseguir resultados inmediatos, nos gusta ir paso a paso. El ritmo nos lo ponemos nosotros, no el exterior, que está completamente deteriorado. Aparte de esto en la discográfica somos cuatro socios, y yo soy uno de ellos. Todos confían en mí, aparte de yo mismo, porque nunca fallaré, pase lo que pase, siempre daré la cara para todo.

– Lo que me sorprende del envoltorio de tu segundo disco es el sentido del humor que le pones. ¿Era ésa la intención?

– Sí, me encanta reírme. Quería quitarle seriedad al rollo del disco. Yo estoy en la música para divertirme y pasar buenos momentos y el resultado de la portada es exactamente lo que buscaba.

– Lo que me sorprender del disco es la cantidad de arreglos que tiene. ¿Cómo surge tanto detalle?

– Soy detallista hasta la saciedad, no solamente en la música, sino en la gastronomía, las artes florales… Me gusta cuidar todo. En estos tiempos grises cualquier destello de belleza te alegra la vida. Musicalmente los arreglos salen solos, los pide la canción, el clima. Es como cuando un gatito tiene hambre: le das un poco de leche y comida y se calma. A la canción le pasa lo mismo: le das esos arreglos y se relaja para siempre, mostrando una cara de felicidad y de satisfacción, que te entran ganas de componer otra y otra y otra…

– ¿Cómo surgió la producción de Howie B?

– Nos conocimos en el 97: estábamos Howie B, Björk y más gente en el Moviedisco Club. Tocaba Björk. Casualmente, la siguiente semana venían U2 a Barcelona y Howie B estaba con ellos llevando el sonido. Después del directo, Howie B pinchó en nuestro club y hubo un rollo increíble entre nosotros. Después yo tocaba en directo, me vio…

– ¿Cuáles de los discos producidos por Howie B que te llegan más?

– Los suyos me gustan mucho, tienen actitud. Lo de Passengers es muy bonito, lo de U2 suena brutal. Howie B es grande, muy grande.

– ¿Ves otra gente en nuestro Estado que esté haciendo lo mismo que tú o te sientes un rara avis? ¿Qué me dices si te cito a La Mode, Family o Carlos Berlanga y Fangoria?

– No veo a nadie y mira que me fijo. Los nombres que tú me comentas son, quizás, lo que más se aproximan a mí en un país carente de música electrónica y provocativa.

– ¿Y fuera? ¿Cuáles han sido tus últimos descubrimientos?

– Ladytron y Fisherspooner.

– ¿Crees que con un poco de apoyo de los medios podrías llegar a públicos más amplios?

– Es necesario el apoyo mediático, con el que la gente puede saber que existes, y más para una discográfica tan arriesgada como la nuestra. Creo que si la prensa apoya más este disco y tiene una repercusión aceptable en la industria, las cosas cambiarán mucho en este país. Agradezco de todas maneras como se esta volcando la prensa, sinceramente no me esperaba tanto.

– ¿Qué sorpresas encierran tus directos?

– Me dejo llevar en cada directo de una manera diferente, dependiendo de mi estado de ánimo, de la gente. No soy de los que se preparan las cosas, no soy calculador: soy muy mediterráneo, dejo que las cosas fluyan y me dejo llevar por ellas.

– ¿Qué versiones haces en directo?

– "Take On Me" de A-ha, "Personal Jesus" de Depeche Mode, "It´s My Life" de Talk Talk…

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA CON IVE MENDES

ENTREVISTAS 2002

Ive Mendes, el cálido Atlántico

Desde Brasil, pasando por el Londres en el que Sade es reina, Ive Mendes acaba de cumplir su sueño: grabar un primer disco después de haber recorrido medio mundo cantando. No le falta mucho para rendir el mundo a sus pies, así que ya puede ir pensando cuáles serán sus próximos pasos.

¿Cuándo empezaste a cantar?

– Siempre me he sentido rodeada de música, porque la familia de mi padre es protestante, y la música era parte de nuestra tradición, en la que las mujeres eran las que tenían que cuidar de la música de la iglesia. Así que aprendí piano con mi primo cuando era muy joven y, después, empecé a cantar en la iglesia. Más tarde, tras finalizar un curso de música en la universidad, dejé de enseñar a los niños a cantar, porque tenía un sueño: cantar y bailar en un teatro.

¿Estabas segura de que algún día llegarías a grabar? ¿Cuál era tu principal objetivo?

– No, no estaba segura, porque mi sueño era cantar para mi familia y mis amigos. Así que me cogió por sorpresa cuando, después de mi primer concierto en Goiania, la capital en la que estaba estudiando y viviendo, el representante del teatro me dijo que era una profesional y que quería repetir el espectáculo una vez por semana durante varios meses. Fue bastante extraño, ya que hice el concierto para expresar mi amor a mi familia y a mi novio español, que me inspiraba entonces, pero él no pudo llegar porque llovía mucho y estaba en el campo, en casa, a dos horas de la ciudad. De todas formas, al mismo tiempo, un famoso productor de Rio me invitó grabar un álbum de canciones de Cazuza, y ahí empecé a ver que podía llegar a grabar, aunque fuera algo nuevo para mí.

Ya tenías canciones grabadas en Brasil antes de vivir en Londres, ¿no?

– Sí. La primera canción que escribí, “Casticais”, fue un éxito en el primer festival pop de Goiania, y el compacto que la tenía se empezó a escuchar mucho en la región, lo que me ayudó a rechazar el proyecto de Cazuza. Estaba componiendo mucho entonces y uno de los más grandes compositores, Arnaldo Antunes, que trabajaba con Marisa Monte o Titas, me dijo que mis canciones eran melódicas y que tenían un buen equilibrio con las letras, y que mi voz era única, por lo que debía componer más y buscar un buen productor. Me dio el nombre de varios y grabé con el productor del último disco de Renato Russo. Una de aquellas canciones sonó en un culebrón y, después, BMG me firmó un contrato, aunque no fue suficiente para retenerme en Brasil, porque sentía que tenía que ir a Londres.

¿Cuál fue la principal aportación de Robin Millar, tu productor, en el disco?

– Robin fue una de las razones por las que me fui a vivir a Londres, porque quería grabar con alguien como él. Estaba como predestinado. Un día estaba escuchando una canción mía en la radio de Rio y el locutor hablaba de mí y de Sade, y yo le dije a mi novio: algún día grabaré con el productor de esta canción, que era “Smooth Operator”. Sabía que él entendería mi voz y mi estilo. Fue algo especial y fácil de hacer, y disfrutamos mucho grabando, con buena gente alrededor que le dio una atmósfera única.

¿En qué idioma te sientes más cómoda, en inglés o portugués?

– Portugués, aunque el inglés es parte de mi vida ahora y a veces me sale de forma natural. Necesito el inglés a veces de la misma forma que el portugués. Ya usé el inglés en el estribillo de mi primera canción, “Casticais”. Quiero mejorar mi inglés, pero quiero sentirme libre para cantar en portugués, en inglés y, algún día, en español.

¿Has dado algún concierto? ¿Cuál es la reacción del público europeo?

– Sí, me encanta dar conciertos. Era mi sueño y es la consecuencia de todo. Di conciertos en Brasil, Londres, Japón, Portugal, Bélgica, etc. Fue todo bien y Londres es el sitio más difícil para romper, pero por suerte sólo he tenido buenos comentarios.

Tu abuelo era español. ¿Has cantado en castellano o hay influencias españolas en tu música?

– Sí, siempre hice algo en español en mis conciertos en Brasil o Japón. No me pude resistir y empezaba mis conciertos improvisando algunos lamentos. Hace mucho tiempo compuse una canción pop en español, que sabía que tenía que ser en ese idioma. También, cuando grababa, le dije a Robin Millar que soñaba con traducir mi disco al español y él me comentó que sentía lo mismo, porque sabía que me gusta la guitarra española -que metimos en algunas canciones-. Fue algo natural. Tal vez, más adelante, pueda pensar en un disco para el mundo hispano, y, si sucede, seré feliz, porque de alguna manera el español tiene más que ver con mi voz que el inglés.

¿Crees que hay mejor y más música en Brasil que en otras partes del mundo?

– Me encanta cómo lo exploramos todo, y me gusta la mezcla. Son interesantes las influencias que tenemos de África, Portugal, América, España, Londres… Tom Jobim mezclaba el sentimiento brasileño con el jazz y la música clásica. Caetano Veloso une palabras hermosas a melodías simples, explorando en las raíces de Bahía de una forma internacional. Roberto Carlos hace pop romántico. Marisa Mote saca lo mejor de los viejos compositores de samba y pop. Adriana Calcanhoto le da un sentimiento moderno a esta generación. Pero también están el forro, ache, maracatu, sertaneja… Son más específicos y también brasileños.

¿Cuáles son tus artistas brasileños favoritos?

– Es difícil de decir, pero Marisa Monte representa muy bien el Brasil de hoy. También me gustan Tom Jobin, Adriana Calcanhoto, Caetano Veloso, Gal Costa, Gilberto Gil, Milton Nascimento, Fernanda Abreu, Titas, Jorge Benjor, Renato Russo, Cazuza, Roberto Carlos, Tim Maia, Lulu Santos, Gabriel O Pensador, Marina Lima, Bebel Gilberto…

¿Escuchas sobre todo pop o también otros estilos diferentes?

– Sí. Lo único que me obsesiona es la música. Escucho lo que conmueve mi corazón. A veces el pop me suena todo igual, pero estoy abierta y depende del momento. Me gusta la música especial para ocasiones especiales.

¿Alguna idea para el próximo disco?

– No lo sé, porque es difícil pensar en un único disco. Tengo muchas canciones para grabar. Me gustaría editar un disco pensando en Inglaterra y América. Otro pensando en Europa, Sudamérica y Japón. Y un tercero con canciones para Brasil. No sé si lo podré hacer así o aparecerá todo en un disco. Tiene su gracia, ¿no? Eso es lo que te sucede cuando te sientes abierta a explorar dentro de ti.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA STARSAILOR

ENTREVISTAS 2001

Starsailor, buenas almas

El 2001 fue su año: Starsailor tuvieron dos singles de éxito, concretamente “Fever” y el colosal “Good Souls”, sin haber editado aún un disco de larga duración. Casi al mismo tiempo ofrecieron su primera gira británica, fueron invitados a tocar con los Manic Street Preachers y grabaron, por fin, su álbum de debut. Su éxito meteórico ha sido sorprendente, aunque no imprevisto. Simplemente saben cómo conectar con la gente.

Después de todo el despliegue, llega la hora de enfrentarse al resto del mundo. “Es posible que Starsailor haya comenzado el año siendo uno de los nuevos grupos más comentados en todos lados, pero creo que hemos sabido soportar las presiones sin darles ninguna importancia, y en los últimos meses parece que nuestra música, por muy primeriza que sea, ha empezado a sintonizar con más gente, aunque ello no nos evite declaraciones en contra de gente como Mogwai”, explica James Walsh, líder de la banda.

No es difícil entender su éxito. Escucharles por primera vez es una experiencia absolutamente intensa. La franqueza y el poder melódico de sus canciones ocultan su verdadera juventud. El impacto de su música es similar al experimentado al escuchar a otras bandas intensas por primera vez, aunque lo suyo no lleve las guitarras eléctricas a la máxima electricidad. Sus canciones, historias de amor, esperanza y redención enmarcadas por la voz acrobática de James Walsh, combinan ingenuidad con una tremenda sofisticación que recuerda al Neil Young de principios de los 70 y, sobre todo, tanto a Tim Buckley como a su hijo Jeff.

Este cuarteto del noroeste de Gran Bretaña -Chorley, para ser más exactos-, bautizado con el nombre d un maravilloso disco de Tim Buckley, Starsailor, gira en tomo al extraordinario talento compositivo del joven Wa1sh, de 21 años. En una época en que se ha convertido en un tópico ser calificado de artista post-Buckley, Walsh ha retrocedido hasta las propias raíces y ha dado con al menos una docena de temas de una cruda claridad emocional.

¿De dónde le viene la fijación con el malogrado cantante? “Hace unos dos años, recuerdo haber leído una entrevista con un grupo que admitía la influencia de Jeff Buckley”, recuerda Walsh, “así que fui y me compré este disco y vi que era mil veces mejor que todo lo que oía por aquel entonces. A partir de ahí, empecé a escuchar a Tim Buckley, Neil Young y Van Morrison. Nuestra música no se basa sólo en él, simplemente actuó de catalizador. Gracias a su música encontré a alguien con capacidad para conmoverme de veras, y me di cuenta de que eso era exactamente lo que yo quería hacer”.

Para Walsh, fue la revelación tanto tiempo esperada. Obsesionado por la música y un tanto solitario, creció sintiéndose apartado de las actitudes más masculinas de sus compañeros del colegio y de su grupo social inmediato. “Siempre buscaba algo más. En el colegio me veían como un bicho raro”, confiesa. “La gente pensaba que era demasiado sensible, pero simplemente me cuestionaba las cosas. Todo el mundo parecía estar envuelto en un cinismo que yo nunca tuve y sigo sin tener.”

Para canalizar sus sentimientos, empezó a tocar el piano a los 12, y a los 14 ya estaba componiendo temas y se pasaba todo el día devorando cualquier cosa de la prensa musical. Pero hasta que no llegó al conservatorio de música de Wigan y conoció a James Stelfox (bajo) y Ben Byrne (batería) sus canciones no empezaron a cobrar fondo y forma. “Simplemente quería hacer algo que fuera realmente natural y dijera algo acerca de quién eres y de cómo te sientes, que no fuera sólo ruido. Hay gente que va de bares y se emborracha y otra que escribe libros; ésta es mi forma de expresarme.”

La última pieza del rompecabezas quedó colocada con la llegada del teclista Barry Westhead a principios del 2000. Con un sonido más sobrio y una visión clara del enfoque del grupo, señaló el comienzo de un ascenso meteórico. “En abril del 2000 dimos nuestro primer concierto en el Heavenly Social de Londres. Cuando regresamos a principios de julio, unos días después de Glastonbury, las discográficas ya estaban intentando hacerse con nosotros. Tres meses después, nos decidimos por una de esas compañías -EMI Chrysalis, en concreto- y fue entonces cuando comenzó la verdadera locura.”

“Después de unos primeros meses del 2001 frenéticos, nos sentimos aliviados cuandopor fin llegó el momento de empezar a grabar nuestro debut”. El trabajo comenzó en mayo, cuando la banda se encerró durante seis semanas junto al productor Steve Osborne, que ya había trabajado con ellos en “Good Souls”. Esta experiencia les hizo recordar por qué habían formado el grupo. “Estábamos como en una cápsula”, sonríe Walsh echando la vista atrás. “Somos tal como éramos cuando tocábamos en Warrington, no nos hemos contaminado por todo lo que ha pasado. Trabajar en los estudios Rockfield fue un poco como cuando The Band grababa en Woodstock. Se aislaron de la música moderna y lograron algo con lo que se veía que todos disfrutaban tocando. Lo mismo nos ha ocurrido a nosotros…”

El resultado de su esfuerzo es Love Is Here, un sensacional álbum de debut que desarrolla el sonido de Starsailor considerablemente. “En cuanto a la visión global del disco”, explica Walsh, “queríamos que fuera algo entre Grace de Jeff Buckley y Harvest de Neil Young, un disco con un sonido muy vivo, pero con sutiles toques acústicos por encima. Hemos hecho algunos experimentos raros en el disco: en algunos temas aparecen guitarras de extraños sonidos y atmósferas a lo Potishead. No queríamos hacer nada demasiado retro.”

“Love Is Here” es el tema central del disco. Es una canción animada y positiva. Queríamos hacer algo que se percibiera como hippioso porque parece que todo lo que circula últimamente tiene un toque de cinismo. Es nuestra forma de ver las cosas.” Y es precisamente su honradez y franqueza lo que diferencia a Starsailor de sus coetáneos. Love Is Here es ya un disco para el recuerdo.

Xavier Valiño

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