CAMPUS GALICIA ENTREVISTA RAGE AGAINST THE MACHINE

ENTREVISTAS 2001

Rage Against The Machine, la amenaza continúa

Furia contra la máquina, sí. Tom Morello, Brad Wilk, Timmy Commerford y, por supuesto, Zack de la Rocha han sido hasta ahora Rage Against The Machine. Zack de la Rocha ha anunciado que deja la banda, al no satisfacer todas sus ambiciones.

Así que es Tom Morello, a la falta de un vocalista que de la cara, quien tiene que defender su nuevo disco, Renegades, un álbum de versiones que van de Public Enemy a Paul Weller, de The Clash a Bruce Springsteen, de Eric B & Rakim a Afrika Bambaata, de MC5 a The Stooges, de Rolling Stones a Bob Dylan.

– ¿Sabías que Zack iba a dejar el grupo?

– No, lo escuché directamente de él cuando me llamó, el mismo día que hizo pública su declaración.

– ¿No es algo extraño un disco de versiones y más en este instante?

– Sí. Aunque he de decir que la banda no se ha separado. Tenemos que decidir qué vamos a hacer. Zack había estado tomándose su tiempo para trabajar en otros proyectos. En lo que respecta a nuestra vida diaria, no hay mucha diferencia.

– ¿En algún momento pensasteis en dejarlo?

– Zack pensaba que su contribución no era reconocida por nosotros tres, cuando había escrito la mitad de las canciones de discos anteriores. Sólo buscaba reconocimiento, no dinero ni mayor protagonismo. Así que, en nuestro último disco, nos centramos en la música y él en las letras. Al final fue un proceso mucho más saludable que en el pasado. No veo ninguna razón para no continuar, sobre todo porque hemos superado gran parte de las tensiones. No creo que en el fondo de nuestros corazones quisiéramos destruir el don por el que hemos luchado. Quiero decir que podíamos haber vendido dos o tres veces más que nuestro primer disco, pero eso nos hubiera destruido. La tensión creativa es parte fundamental de nuestra química y no la cambiaría por nada.

– ¿Tiene algo que ver con la idea inicial de no hacer videos?

– Discutimos sobre si deberíamos hacer videos para que la gente asimilara información. Al principio nos oponíamos, y creo que fue la decisión correcta. ¿Se percibirían nuestras acciones de la misma manera si hubiéramos vendido siete millones de discos sin más? No lo creo. Ahí es donde Zack y yo no coincidíamos. Tenemos una forma de pensar diferente sobre cómo dirigir nuestras opiniones. Pero después estamos de acuerdo en casi todo lo demás. Al final el enfrentamiento nos ha ayudado.

– ¿Y la idea de no conceder entrevistas durante varios años?

– Una de las cosas que quería asegurar era la protección de la integridad del grupo. Que hablábamos de lo que hablábamos en lugar de sólo hablar. Tratamos con una monstruosa cultura pop que tiene una tendencia a domesticar y hacer todo más digerible. Le ha pasado a tantas bandas en el pasado… Es importante que los artistas de nuestra posición prediquen con el ejemplo de que hay una línea muy fina entre la promoción de un producto y la promoción de una idea. Así que para proteger nuestra integridad decidimos contenernos.

– Ya habéis creado escuela. Sin vosotros no existirían Korn, Limp Bizkit, Molotov o grupos españoles como Superskunk.

– Da la casualidad de que hemos sido un grupo que hemos creado un espacio abierto dentro de la música pop y que hemos intentando poner en marcha una nueva era en la que más voces disidentes en la música comercial puedan formar parte de un nuevo diálogo. De todas formas, por cada Nirvana hay 10 o 15 Bush o quién quiera que sean y tras Rage Against The Machine han aparecido unos cuantos grupos no tan buenos. Me sorprendo cuando pongo la radio y escucho clones nuestros de sexta generación. Cuando empezamos éramos lo más radical. El vocabulario físico de un líder ha sido definido por Zack.

– Siempre os ha rodeado el aura de ser una banda especial.

– Para nuestro primer concierto en 1991, después de ensayar durante tres meses, decidimos fastidiar a las compañías y vender nuestras propias cintas. La reacción del público fue tan intensa que se convirtió en una celebración de la frustración y la rabia. Fue una sensación increíble. Me di cuenta de que teníamos algo especial y que podíamos llevar las cosas más allá. No hay nada igual. Pero no es que nos levantemos y rompamos el cartón de leche sólo porque no conseguimos abrirlo. Aunque el hecho de que no somos el típico grupo crea una mística alrededor de nosotros que es algo bueno. Siempre es más fácil hablar de política que de ti mismo.

– ¿Hay algo más que la gente no alcanza a ver?

– Aunque nuestro trabajo es siempre jodidamente serio, en el día a día puede verse que lo hacemos divirtiéndonos. No siempre hay un sentimiento político tan fuerte. Eso es lo que el público ve, justo lo opuesto a la banalidad de lo que sucede en los camerinos.

– Aunque no tenéis que ver en ello, hay parte del público que sólo busca diversión con vuestras canciones.

– Sí, pero nosotros no nos escondemos. No es que disculpe a esa gente, la que sólo viene por la música. Sucede que en el mundo de la cultura hay mucho rock, y dentro hay mucho rock misógino y mucho rock escapista. Y hay muy poco rock que sea auténtica música de rebeldía. Así que creo que es necesario que esté ahí, emitiendo por lo menos desde nuestros amplificadores.

– ¿Y cómo os enfrentáis al hecho de que todos los periodistas tengan que preguntaros por la contradicción entre vuestra rebeldía contra el sistema y la utilización de una multinacional?

– Entiendo por qué lo preguntan, y creo que se debe a que destacamos por nuestra posición política. Una pregunta mejor sería a los otros grupos que están en multinacionales: “¿Por qué no hacéis algo con la gran exposición pública que tenéis para lograr algún tipo de cambio?” Mejor eso que atacar a un grupo que lo está haciendo para conseguir unos objetivos políticos. ¿Por qué no dirigirse a quién no lo hace?

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA REM

ENTREVISTAS 2001

R.E.M. «Nunca miramos atrás»

Rebobinemos hasta octubre del 97. Los días en que peligró el futuro de REM, la banda que supo convertirse en el mejor grupo para todos los públicos sin dejarse su integridad en el camino. Diecisiete años después de su formación en Athens (Georgia), el batería Mike Mills comunicó su deseo de abandonar, dilapidando meses de trabajo en la gestación del decimocuarto trabajo de la formación, Up.

En medio de la crisis, salieron del atolladero completando aquel estimable disco de corte experimental, denso y un punto tecnológico con el que reaccionaron contra las claves de su popularidad. Refundados como trío, los nuevos REM no recordaban siquiera levemente a la banda que fuera el epítome del rock americano de los ochenta. Tampoco al grupo que encaró la pasada década triunfando en todo el globo con Losing my religion, sin por ello dejar de ser un modelo de actitud para varias generaciones de bandas alternativas.

Aunque sus ventas recientes no están a la altura de su millonario contrato discográfico –más de 11.000 millones–, REM siguen sin ceder a presiones comerciales. Podría parecerlo ante su nuevo sencillo, Imitation of life (puro REM), pero el resto de su nuevo álbum –Reveal– devuelve a una banda que busca la redención en la recuperación de su propia identidad.

Ejercicio de frescura

Renacidos como grupo al uso con la ayuda de viejos asalariados de lujo como Joey Waronker (Beck), Scott McCauhgey (Young Fresh Fellows) y Ken Stringfellow (Posies), se han marcado un ejercicio de frescura desde la fidelidad a las esencias de unos dinosaurios en buena forma, pese a esas dos décadas de andadura.

Grabado en Vancouver, Dublin, Miami y Athens, Reveal es un disco luminoso y, a la vez, meditativo. Un trabajo abrillantado con delicados arreglos de cuerdas y metales, melodías y sutiles cajas de ritmos sobre la formación clásica de guitarra, bajo y batería. Todo al servicio tanto de canciones «luminosas y veraniegas» (Stipe habla así de Beachball o de ese plagio velado a los Beach Boys que es Summer turns to high), como a tupidas piezas etéreas a medio tiempo o reflexiones campestres de tono enigmático y descreído.

– ¿Qué habéis tratado de revelar con Reveal?

– Michael Stipe: No hay un mensaje concreto. En Up, éramos tres tíos trabajando en un disco; ahora somos de nuevo una banda. Nuestra intención principal era ir más allá como grupo de lo que habíamos hecho en las actuaciones. Quería que pareciera un disco de verano, el típico álbum que puedes ponerlo como acompañamiento de fondo y que nunca tienes ganas de cambiar. Música que escuchas casi sin darte cuenta de que está ahí. Las canciones son más concisas. Con el último álbum, lo hicimos lo mejor que pudimos, pero ahora es cuando hemos podido levantar la voz de nuevo, musicalmente hablando. Hemos grabado tocando juntos en el estudio, y ello le ha dado al disco un aire más cálido y cercano.

– Peter Buck: Acabábamos de finalizar la última gira con Joey (Waronker), Scott (McCaughey) y Ken (Stringfellow) y nos sentíamos como un auténtico grupo. Son el tipo de tíos con los que te puedes encerrar en un estudio a componer. Hubo una comunicación muy natural, ya que nos conocemos desde hace mucho Con Scott tocamos desde el 85 y a Ken le conozco desde hace más de diez años. Desde el principio, tuvimos el tipo de canciones que queríamos para este disco. Eso le ha dado la unidad que quizá Up no tenía.

– ¿Tan traumático fue el abandono de Bill Berry? ¿Pensasteis en la separación de REM?

– P. B.: Teníamos una banda desde siempre y todo cambió de un día para otro. Up se grabó en medio de un pequeño caos, pero nunca llegué e pensar en una separación. La música me seguía apasionando y no estaba dispuesto a irme a casa sin tratar de buscar una solución.

– M. S.: Quizá los demás opinen otra cosa, pero sentí que el grupo se acababa. Tenía la sensación de que íbamos a grabar un gran disco y, de repente, Bill anunció que se iba, las relaciones se enturbiaron y todo se volvió confuso. No es algo de lo que me guste hablar. Me resulta embarazoso, me siento como el típico rockero contando al Rolling Stone problemas y terapias que a nadie le interesan. Por fortuna, descubrimos que nuestra amistad es lo que sostiene el trabajo de toda una vida.

– ¿Que ha inspirado esos textos tan escépticos ¿Hay alguna sensación concreta que hayáis tratado de abordar en Reveal?

– M.S. Dejé de pensar y me dejé llevar; creo que esa es la forma más pura de expresión. Es como compuse alguna de las canciones más conocidas de REM. Al menos ocho de las canciones están hechas así: me he guiado por mi instinto más que nunca. Escribo de cosas íntimas pero que reflejan las inquietudes espirituales . Creo que ese escepticismo es un equilibrio entre lo real y lo irreal, entre el idealismo y el cinismo. Un equilibrio que entronca con la vieja separación entre el cuerpo, la mente y el espíritu.

– Con vuestros últimos discos habéis perdido a muchos de vuestros viejos fans. ¿Tratáis de recuperarlos volviendo a un sonido más clásico?

– P. B.: No veo este disco como una rectificación, sino como un paso adelante. No es un álbum fácil, pero estoy muy contento con su sonido. Perdemos fans con cada álbum, pero también ganamos otros nuevos. Puede que tenga un sonido más clásico y melódico, pero hemos utilizado también mucha tecnología actual. La misma que Puff Daddy, pero de otra manera. Me gustan todos esos aparatos antiguos, tengo una habitación llena de esos juguetes. A veces me preguntan de dónde he sacado un sonido y les contesto que de un cacharro que compré de segunda mano por 99 pavos.

– M. S.: Las ideas que manejo para una canción no siempre tienen que ver con el pop típico. Trato de llevar las ideas al límite y eso me conduce a veces al terreno más experimental. Oigo música electrónica y lo que ahora hacen grupos que admiro como Radiohead, pero, como banda, tratamos de evolucionar sin perder nuestras señas de identidad.

– Hay temas casi folkies, como Turns to High o She wants to be, que recuerdan vuestro pasado independiente.

– M. S.: Sí, hay algunas canciones lentas y algo lánguidas. Es inevitable que en nuestras canciones haya elementos de nuestros primeros discos, pero no es algo consciente, ya que tratamos de ir siempre todo lo lejos que podemos sin mirar nunca atrás. Nuestros últimos discos reflejan lo que somos ahora, pero supongo que tenemos un estilo.

Contra la rutina

– El primer single es algo confuso, más rápido y pegadizo que el resto del disco.

– P. B.: Es la única canción con el típico sonido REM. Ni siquiera la íbamos a meter, porque no queríamos hacer un disco con el sonido de siempre, pero la compañía la escuchó, les encantó y decidieron sacarla como single. Tuvimos que cortarla porque, originalmente, duraba más de seis minutos. Mi favorita es un tema muy poco popular. Saturn Return; tiene unas melodías muy hermosas. Creo que representa muy bien a los Rem de 2001.

– Habéis tocado ya estas canciones en directo. ¿Cómo las ha recibido el público?

– M.S.: La reacción ha sido muy buena, sobre todo, teniendo en cuenta que no es un disco fácil. Es un desafío poner enfrente del público canciones en las que has estado trabajando aislado durante año y medio. Cambia por completo tu perspectiva.

– ¿Vais a salir de gira este año?

– P.B.: Nos encanta tocar en directo, pero es agotador y cada vez más complicado. Una gira larga es un compromiso para nosotros. Hemos ido echando raíces con el paso del tiempo. Hicimos muchas giras en los ochenta, así que en los últimos tiempos hemos decidido no meternos en tantas. Nos gusta que nuestros conciertos sean algo especial y no podemos estar girando con cada disco; todo se volvería demasiado rutinario.

– ¿Cuál es el secreto para tener un gran contrato discográfico y hacer al mismo tiempo discos para una amplia minoría?

– M. S.: No puedes pensar en la gente cuando compones. Tienes que abstraerte. Si lo que la gente de 19 años quiere es lo que suena en la radio, yo no voy a dárselo. Intentamos hacer el disco perfecto y todavía no lo hemos conseguido.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA STARSAILOR

ENTREVISTAS 2001

Starsailor, buenas almas

El 2001 fue su año: Starsailor tuvieron dos singles de éxito, concretamente “Fever” y el colosal “Good Souls”, sin haber editado aún un disco de larga duración. Casi al mismo tiempo ofrecieron su primera gira británica, fueron invitados a tocar con los Manic Street Preachers y grabaron, por fin, su álbum de debut. Su éxito meteórico ha sido sorprendente, aunque no imprevisto. Simplemente saben cómo conectar con la gente.

Después de todo el despliegue, llega la hora de enfrentarse al resto del mundo. “Es posible que Starsailor haya comenzado el año siendo uno de los nuevos grupos más comentados en todos lados, pero creo que hemos sabido soportar las presiones sin darles ninguna importancia, y en los últimos meses parece que nuestra música, por muy primeriza que sea, ha empezado a sintonizar con más gente, aunque ello no nos evite declaraciones en contra de gente como Mogwai”, explica James Walsh, líder de la banda.

No es difícil entender su éxito. Escucharles por primera vez es una experiencia absolutamente intensa. La franqueza y el poder melódico de sus canciones ocultan su verdadera juventud. El impacto de su música es similar al experimentado al escuchar a otras bandas intensas por primera vez, aunque lo suyo no lleve las guitarras eléctricas a la máxima electricidad. Sus canciones, historias de amor, esperanza y redención enmarcadas por la voz acrobática de James Walsh, combinan ingenuidad con una tremenda sofisticación que recuerda al Neil Young de principios de los 70 y, sobre todo, tanto a Tim Buckley como a su hijo Jeff.

Este cuarteto del noroeste de Gran Bretaña -Chorley, para ser más exactos-, bautizado con el nombre d un maravilloso disco de Tim Buckley, Starsailor, gira en tomo al extraordinario talento compositivo del joven Wa1sh, de 21 años. En una época en que se ha convertido en un tópico ser calificado de artista post-Buckley, Walsh ha retrocedido hasta las propias raíces y ha dado con al menos una docena de temas de una cruda claridad emocional.

¿De dónde le viene la fijación con el malogrado cantante? “Hace unos dos años, recuerdo haber leído una entrevista con un grupo que admitía la influencia de Jeff Buckley”, recuerda Walsh, “así que fui y me compré este disco y vi que era mil veces mejor que todo lo que oía por aquel entonces. A partir de ahí, empecé a escuchar a Tim Buckley, Neil Young y Van Morrison. Nuestra música no se basa sólo en él, simplemente actuó de catalizador. Gracias a su música encontré a alguien con capacidad para conmoverme de veras, y me di cuenta de que eso era exactamente lo que yo quería hacer”.

Para Walsh, fue la revelación tanto tiempo esperada. Obsesionado por la música y un tanto solitario, creció sintiéndose apartado de las actitudes más masculinas de sus compañeros del colegio y de su grupo social inmediato. “Siempre buscaba algo más. En el colegio me veían como un bicho raro”, confiesa. “La gente pensaba que era demasiado sensible, pero simplemente me cuestionaba las cosas. Todo el mundo parecía estar envuelto en un cinismo que yo nunca tuve y sigo sin tener.”

Para canalizar sus sentimientos, empezó a tocar el piano a los 12, y a los 14 ya estaba componiendo temas y se pasaba todo el día devorando cualquier cosa de la prensa musical. Pero hasta que no llegó al conservatorio de música de Wigan y conoció a James Stelfox (bajo) y Ben Byrne (batería) sus canciones no empezaron a cobrar fondo y forma. “Simplemente quería hacer algo que fuera realmente natural y dijera algo acerca de quién eres y de cómo te sientes, que no fuera sólo ruido. Hay gente que va de bares y se emborracha y otra que escribe libros; ésta es mi forma de expresarme.”

La última pieza del rompecabezas quedó colocada con la llegada del teclista Barry Westhead a principios del 2000. Con un sonido más sobrio y una visión clara del enfoque del grupo, señaló el comienzo de un ascenso meteórico. “En abril del 2000 dimos nuestro primer concierto en el Heavenly Social de Londres. Cuando regresamos a principios de julio, unos días después de Glastonbury, las discográficas ya estaban intentando hacerse con nosotros. Tres meses después, nos decidimos por una de esas compañías -EMI Chrysalis, en concreto- y fue entonces cuando comenzó la verdadera locura.”

“Después de unos primeros meses del 2001 frenéticos, nos sentimos aliviados cuandopor fin llegó el momento de empezar a grabar nuestro debut”. El trabajo comenzó en mayo, cuando la banda se encerró durante seis semanas junto al productor Steve Osborne, que ya había trabajado con ellos en “Good Souls”. Esta experiencia les hizo recordar por qué habían formado el grupo. “Estábamos como en una cápsula”, sonríe Walsh echando la vista atrás. “Somos tal como éramos cuando tocábamos en Warrington, no nos hemos contaminado por todo lo que ha pasado. Trabajar en los estudios Rockfield fue un poco como cuando The Band grababa en Woodstock. Se aislaron de la música moderna y lograron algo con lo que se veía que todos disfrutaban tocando. Lo mismo nos ha ocurrido a nosotros…”

El resultado de su esfuerzo es Love Is Here, un sensacional álbum de debut que desarrolla el sonido de Starsailor considerablemente. “En cuanto a la visión global del disco”, explica Walsh, “queríamos que fuera algo entre Grace de Jeff Buckley y Harvest de Neil Young, un disco con un sonido muy vivo, pero con sutiles toques acústicos por encima. Hemos hecho algunos experimentos raros en el disco: en algunos temas aparecen guitarras de extraños sonidos y atmósferas a lo Potishead. No queríamos hacer nada demasiado retro.”

“Love Is Here” es el tema central del disco. Es una canción animada y positiva. Queríamos hacer algo que se percibiera como hippioso porque parece que todo lo que circula últimamente tiene un toque de cinismo. Es nuestra forma de ver las cosas.” Y es precisamente su honradez y franqueza lo que diferencia a Starsailor de sus coetáneos. Love Is Here es ya un disco para el recuerdo.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA EMBRACE

ENTREVISTAS 2001

Embrace, más simples todavía

En la canción que da título a su último álbum, If You’ve Never Been In Love With Anything, hablan de lo que supone el hecho de no haberse enamorado nunca de nada ni de nadie. Si eres una de esas personas, seguramente el nuevo disco de Embrace no está hecho para ti. En cambio, si eres de los que piensan que la música está llena, ante todo, de pasión, y no de artificios vacíos y artificiales, si piensas que las emociones son más importantes que las manipulaciones tecnológicas, y si además crees que los sentimientos son algo mucho más atractivo que la perfección más absoluta, entonces te damos la bienvenida al mundo de Embrace.

El tercer álbum del grupo ha sido producido por Ken Nelson, responsable del éxito de varios álbumes de grupos como Gomez, Badly Boy y el recordado Parachutes, de Coldplay, todos ellos ganadores del prestigioso premio Mercury, If You’ve Never Been no supone exactamente un cambio radical o un nuevo estilo musical para el grupo. Sencillamente, destaca como la expresión más coherente, con más confianza y con más clase de lo que representa Embrace musicalmente hablando.

"Después de la grabación de nuestro último álbum, funcionábamos a toda velocidad: las canciones surgían muy deprisa, casi sin darnos cuenta”, afirma el cantante del grupo, Danny McNamara. “Por eso el disco ha surgido rápidamente, por la sencilla razón de que lo que hacemos surge de forma natural, en vez de limitarnos a seguir un único camino establecido. Eso no quiere decir que estemos saltando constantemente de un género a otro. Seguimos adelante, evolucionando, aunque por encima de todo nuestros temas muestran una continuidad muy marcada en lo que se refiere a nuestro estilo”.

El guitarrista Richard McNamara está de acuerdo con Danny: “Te puedes pasar toda la vida en el estudio intentando mejorar tu disco una y otra vez, pero si compones una canción, la grabas y ves que suena bien, ¿qué más necesitas? No vemos la necesidad de seguir dándole vueltas Teníamos tantas canciones preparadas que lo único que queríamos era grabarlas y publicarlas, porque sabíamos que eran suficientemente buenas”.

El resultado es un álbum que nació en tan sólo tres meses, a diferencia de los dos anteriores trabajos del grupo, en cada uno de los cuales invirtieron más de un año. “Puede que antes tardásemos demasiado tiempo en grabar nuestros discos”, confiesa Danny. “Esta vez decidimos concentrarnos más en los sentimientos sin preocuparnos tanto por conseguir la perfección absoluta. Debido a eso, es posible que el resultado no suene tan cuidado y tan minuciosamente perfecto, pero sin duda se trata de un álbum muy interesante, con un gran atractivo. Por primera vez, estoy convencido de que las canciones suenan en el disco tan bien como sonaban en mi mente cuando las compuse”.

A diferencia del álbum anterior, Drawn From Memory, que se grabó en medio de una espectacular mansión de estilo victoriano, esta vez If You’ve Never Been se ha grabado en un pequeño y acogedor estudio situado en la ciudad inglesa de Leeds. “Me recuerda a una celda oscura y sin demasiado aire, un sitio tan poco atractivo que incluso muchos de los grupos que se ganan la vida tocando únicamente en pubs y bares se lo pensarían dos veces antes de grabar allí”, afirma Danny. “Sin embargo, allí nos hemos sentido muy cómodos. No hemos sufrido ningún tipo de distracciones, y cuando sientes que has grabado una buena toma, sabes que el resultado merece de sobra la pena por si mismo, y no porque estés utilizando la tecnología más alucinante del momento, porque algún aparato está haciendo que tus canciones suenen mejor de lo que son en realidad. Al ser un sitio pequeño, tampoco vas a basar lo bien que suena algo al hecho de encontrarte en medio de una enorme mansión".

Esta vez, el ambiente en el que se encontraba el grupo les ha animado a confiar plenamente en sus instintos, una ventaja de la que sobre todo Danny ha sabido sacar un buen partido en lo que a su voz se refiere. “Cuando consigues mejorar tu nivel técnico, corres el riesgo de perder parte de tu calidad vocal”, afirma. “Si intento conseguir el tono ideal cuando canto, el resultado puede parecer exagerado y poco natural, así pues me he dejado llevar por mis emociones más profundas y sinceras. Esta vez mi mayor intención era mantenerme fiel a mí mismo y a mis propias convicciones. Sólo he hecho lo que me parecía que estaba bien. Si no siento algo especial al cantar una letra determinada, entonces no puedo interpretarla”.

En teoría, seis de los temas del nuevo álbum han sido compuestos por Danny, y los otros cuatro por Richard. Sin embargo, en realidad el proceso ha resultado bastante más complicado, según nos cuenta el propio Richard: “La verdad es que no importa demasiado cuál de nosotros compone en realidad las canciones, porque todos vamos añadiendo algo a cada tema poco a poco, y esos pequeños elementos son los que consiguen mejorar las canciones. Danny es muy generoso al atribuirme a mí una o varias canciones determinadas, pero nunca me atrevería a decir que son mías. No creo que fuera justo. Yo más bien las veo como una especie de ‘composiciones colectivas’”.

En todo caso, parece claro que los dos hermanos poseen estilos creativos muy distintos. Las canciones más “panorámicas” y universales de Danny se caracterizan normalmente por incluir versos impresionantes y estribillos con una fuerza impresionante, elementos que se hacen especialmente presentes en canciones tan increíbles como “Over”, en “Make It Last” o en “Wonder”, el primer single del nuevo álbum. En cambio, los temas compuestos por Richard suelen incluir ritmos mucho más angulares y un tono de corte más rock, algo que podemos disfrutar en una canción tan potente como “It’s Gonna Take Time” o en el ritmo contagioso de “If You’ve Never Been In Love With Anything”, que incluye varias armonías que nos parecen tomadas de una mezcla entre los Beach Boys y los Turtles.

"Esa canción es un caso muy especial”, afirma Richard. “Compuse la melodía utilizando un teclado Wurlitzer, pero las armonías se las dejé a Danny, que más tarde insistió en que le añadiera un poco más de guitarra”. Danny nos confirma los detalles del proceso creativo: “Por ejemplo, podemos fijarnos en el caso de “I Hope You’re Happy Now”, que surgió del modo contrario. Me gustaba la canción, pero no acababa de convencerme tal como estaba. Entonces vino Richard y la convirtió en un tema más sencillo, fue como si dejara que la canción respirase mejor por si misma, y de ese modo resultó mucho más interesante y completa”.

Los hermanos McNamara crearon el grupo Embrace en 1990, en la ciudad inglesa de Brighouse, en el condado de Yorkshire. Empezaron ensayando en el cobertizo situado bajo el jardín de la casa de sus padres, un lugar que ellos mismos insonorizaron utilizando cartones de los que se utilizan para proteger los huevos. El batería Mike Heaton se incorporó al grupo en 1991, y desde entonces ha formado parte de Embrace. Por su parte, el bajista Steve Frith llegó en 1995, después de contestar a un anuncio publicado en un diario local. En aquel momento, Steve buscaba un armario de segunda mano, cuando encontró el anuncio por casualidad. Un año más tarde, en 1996, Mickey Dale, el teclista del grupo, completó la formación, poco después del lanzamiento del primer álbum del grupo.

La primera etapa de la historia del grupo estuvo llena de trabajo duro y poco reconocido. “Nos pasamos varios años tocando en un montón de sitios cutres antes de conseguir nuestro primer contrato discográfico. Ni siquiera podíamos conseguir actuar en los pubs de la ciudad, porque no encajábamos con la imagen que la gente tenía de los grupos que en aquel momento representaban el llamado “britpop”.

Sin embargo, ellos estaban convencidos de que la música iba a convertirse en su auténtica profesión. “Cuando sabes que nadie escucha lo que haces, no te pasas ocho años en un grupo por el simple hecho de querer convertirte en una estrella. Lo haces porque te apasiona la música”, afirma Richard.

Tras el lanzamiento de “All You Good People”, su primer single, en edición limitada, publicado en el sello independiente Fierce Panda a finales de 1996, se incorporaron a Hut Recordings y comenzaron a publicar una serie de Eps que consiguieron alcanzar puestos cada vez más altos en las listas de ventas. Aquella progresión de éxitos culminó con “Come Back To What You Know”. Dos semanas más tarde se editaba el primer álbum del grupo, The Good Will Out,.

Teniendo en cuenta que procedían del norte del país y que además el grupo estaba formado por dos hermanos, los medios empezaron a describir a Embrace como “los nuevos Oasis”. Por si fuera poco, Danny solía incluir comentarios bastante “sustanciosos” en sus declaraciones en la prensa, así que poco a poco su reputación como una banda bastante polémica fue creciendo poco a poco. “Ahora, cuando leo algunas de las cosas que dije entonces, me parecen muy arrogantes cuando las veo impresas”, confiesa Danny, “pero entonces éramos muy entusiastas, y confiábamos plenamente en nosotros mismos. De hecho, no hay más remedio que ser así”.

En cuanto a aquel álbum, reconoce que quizá algunos de los que le tacharon de ser excesivamente ambicioso estaban en lo cierto: “De todos modos, no hay nada de malo en ello. De hecho, seguramente si tu primer álbum no es ambicioso eso significa que algo no funciona demasiado bien”.

El segundo álbum del grupo, Drawn From Memory, se publicó en 1999, con producción de Tristan Nowell, que ya había trabajado en el álbum OK de Talvin Singh, por el que obtuvo el prestigioso premio Mercury. Gran parte del disco se grabó en Batsford Manor, Gloucestershire (Inglaterra), donde el grupo vivió durante varios meses, celebrando unas espectaculares fiestas durante los fines de semana y grabando de lunes a viernes bajo la luz de las velas. “Pienso que en el primer álbum teníamos las ideas muy claras”, afirma Danny. “El segundo se centraba en la conexión que tenía en aquel momento el grupo, y que aún tiene, a la hora de tocar juntos, y resultaba un disco mucho más experimental. Ahora, el tercer álbum supone una mezcla entre la profundidad emocional del primero y la visión orgánica del segundo”.

Richard está de acuerdo con Danny: “Además, pienso que ahora nos tomamos las cosas desde un punto de vista más relajado. Al principio estábamos un poco paranoicos. Después nos relajamos y dejamos que Ken Nelson hiciera su trabajo. Eso nos permitió ser bastante más objetivos respecto a nuestras canciones. Teníamos tantas ideas que el álbum surgió muy deprisa, casi sin darnos cuenta”.

Con una profunda humanidad e inteligencia, y con una pasión y un romanticismo irresistibles, If You’ve Never Been nos muestra a Embrace haciendo lo que mejor saben hacer.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA STEVE WYNN

ENTREVISTAS 2001

Steve Wynn, el amigo americano

Steve Wynn es ya un clásico en vida. Después de encabezar durante los 80 la banda más influyente del nuevo rock americano, The Dream Syndicate, inicio una andadura en solitario que, tras el disco compartido con los asturianos Australian Blonde el año pasado, culmina en el magnífico Here Comes The Miracles recién editado.

– ¿Dirías que Here Comes The Miracles es un disco sobre -o inspirado por- California?

– No pensé en él como un disco conceptual cuando componía las canciones pero, sí, resultó que buena parte de los textos y, sobre todo, del ambiente, es californiano. Tal vez fue una reacción contra My Midnight, que me pareció un disco sobre Nueva York. Es sorprendente cubrir mis raíces en ambas costas en dos discos.

– Pones en el disco "Clasificar como Rock". ¿Crees que ahora el rock es más necesario que nunca?

– Me preguntan mucho por la supuesta muerte del rock o la irrelevancia de las guitarras, lo que me resulta divertido, ya que lo vengo oyendo desde que en 1982 comenzaba con The Dream Syndicate y todo el mundo pensaba que el futuro de la música eran Human League y Heaven 17. Bien, todas esas bandas desaparecieron y hoy suenan huecas, mientras que el rock más salvaje de entonces todavía suena bien. Siempre habrá excitación en cuatro individuos que enchufan sus guitarras a sus amplificadores ruidosos y que lo pasan a una cinta o tocan en directo. Se ha dicho antes, pero sigue siendo verdad: el rock and roll nunca morirá.

– Has compuesto para otros. ¿Qué versión te ha gustado más?

– Sí, a veces directamente para los grupos (The Nomads, Somebody’s Darling, Russ Tolman, etc.) y otras veces son ellos los que hacen versiones de mis canciones (Luna, Concrete Blonde). Las dos cosas son estimulantes. Me tomo el reto de escribir para los demás en serio. Creo que mi favorita es la versión que Concrete Blonde hicieron de "When You Smile".

– ¿Ves algún grupo que continúe la tradición de The Dream Syndicate?

– Sí, hay un buen número de grupos psicodélicos haciendo ruido y puedo escuchar elementos de lo que hicimos (intencionado o no) en Yo La Tengo, Primal Scream, Eleventh Dream Day, The Cosmic Rough Riders y muchos otros. Puede ser que les gustásemos o que tuviésemos la misma colección de discos. Todo tiene su origen en Bo Diddley.

– Pasas mucho tiempo viajando. ¿Hay algún lugar en concreto que consideres tu hogar?

– Siempre soñé con Nueva York y, cuando me mudé hace siete años, todo cambió. Me encuentro a gusto aquí y he sido más creativo desde entonces. Es un buen lugar, aunque me puedo imaginar viviendo en Roma, Barcelona o Amsterdam. Últimamente, también me encuentro muy en casa en Gijón.

– ¿Qué ves en España que no ven otros músicos?

– Bien, he tenido una experiencia muy diferente que la mayoría de los artistas internacionales, y es que he sido MIEMBRO de una banda española durante el último año. Me sorprendió ser considerado un artista local en las listas de lo mejor del año. Ayuda que hablo español, así que tengo más contacto con los fans y los amigos, y también he estado en muchas más ciudades pequeñas que la mayoría de artistas no visitan. Me encanta España y es mi país favorito para ir de gira.

– Después de grabar con Australian Blonde, ¿hay posibilidad de una gira en conjunto?

– Hemos dado bastantes conciertos juntos en los últimos meses en todo el Estado español y, probablemente, hagamos una gira mundial cuando el disco se edite en el resto del planeta, a finales de año. También dimos un concierto en Nueva York el pasado diciembre, que estuvo muy bien. El público de Nueva York pareció apreciar bien el sonido de Steve Wynn – Australian Blonde

– Has trabajado con bastante gente. ¿Quién crees que ha sido la mejor contribución a alguno de tus discos y quién sería el colaborador ideal?

– Es difícil decir que uno ha sido mejor que otro. Realmente he disfrutado trabajando con los colaboradores que he tenido en este disco. También a lo largo de los años me ha ayudado gente muy interesante como Linda Pitmon, Chris Brokaw, Robert Lloyd, Chris Cacavas y otros. Me siento feliz por tener amigos con tanto talento y tan creativos. Hace que el tiempo en el estudio sea más divertido e interesante.

– ¿Qué queda en el Steve Wynn de hoy del chaval que empezó hace veinte años en un grupo llamado Goat Deity?

– Más cosas en común que cosas que nos distancien. Todavía me gusta la música y compongo con pasión. Aún siento lo mismo cada vez que todo conecta de la forma que sólo es posible cuando las fuerzas creativas se alían como deben. La posibilidad de trascender es algo que aún me mantiene en marcha. Y espero que esté haciendo mejores cosas ahora que cuando tocaba con Goat Deity, aunque aquella era una banda más rompedora. Tal vez debería mirar atrás y estudiar aquellas cintas que grabé en su día.

– ¿Qué sientes si alguien te llama un clásico?

– Halagado y un poco viejo.

Xavier Valiño

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