ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON OS DIPLOMÁTICOS DE MONTE-ALTO

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON OS DIPLOMÁTICOS DE MONTE-ALTO

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Os Diplomáticos de Monte-Alto, surcando todos los mares

 

 

Capetón es el último disco de Os Diplomáticos de Monte-Alto, en homenaje a los marineros gallegos y sus andanzas por los mares de todo el mundo. Xurxo Souto nos habla de su disco y de otras muchas cosas, como era de esperar en un ser tan prolífico y parlanchín.

 

¿Cómo ha ido vuestro último disco?

– Ha sido un proceso largo. Primero fue Fumareu, libro que se acompañaba de un CD con cinco canciones, y que trataba de recoger historias que escuchamos en ruta, para después musicarlo. Lo que se intenta con todo ello es ampliar el ámbito de Galicia, extendida por todos los océanos. Para finalizar, haremos un musical en sentido escénico con Capetón.

 

También acabas de editar una primera novela.

– Mi tercer libro, O retorno dos homes mariños, primera novela, después de los dos libros A tralla y a arroutada y Fumareu. Trato de reivindicar A Coruña como un espectro en el medio del Atlántico y como ciudad abierta a todos los mares, de donde salían los emigrantes gritando aquello de ‘Aí vos quedades, aí vos quedades, entre curas, frades e militares’. Y también reivindicarla como ciudad en donde ocurren cosas extraordinarias. Te pondré varios ejemplos. El primero, un recuerdo de la infancia: el hundimiento del petrolero Urquiola. El segundo, un recuerdo de la adolescencia: el hundimiento del Mar Egeo. Más tarde, un vertedero que cae al mar y, después, una plataforma petrolífera que aparca mal, en doble fila, en la parte de la Torre de Hércules. En ese contexto aparecen los hombres marinos, que fueron vistos por primera vez por un cardenal en el siglo XVI.

 

¿Te parece que ahora habéis conseguido acercaros definitivamente a un sonido que tiene más de popular que de rockero?

– No es algo intencionado, sino que surge precisamente de viajar y entrar en contacto con otras gentes, que es lo fundamental de tener una banda o de escribir: conocer historias y poner en contacto las dos esquinas de Galicia, Ribadeo y Baiona.

 

¿No os resulta curioso que ésa sea la misma evolución que siguió Manu Chao?

         – Puede, pero hay una diferencia fundamental: la espacial. Nosotros intentamos relacionar lo que tenemos cerca mientras que la geografía de Manu Chao pasa por relacionar Galicia con Brasil o con México.

 

Hace nueve años, cuando hablamos por primera vez, me comentaste que una de tus máximas ilusiones sería contactar con Manu Chao y Fermín Muguruza. ¿Cómo fueron esos encuentros? ¿Te decepcionaron?

– Sí, ya me había olvidado. Ahora hay una relación más intensa, de amistad, con Manu Chao. Tengo una historia curiosa: cuando el padre me pasó su teléfono en Madrid, lo llamé desde mi programa de radio para saludarlo en directo y realmente se enfadó. Después, de nuestra relación nace un sueño como A Feira das Mentiras. De hecho, nuestra propia compañía Fonomusic me ha pedido que haga una selección de músicas bravús extendidas polo mundo, y voy a tomar como base las bandas que estuvieron allí. Con Fermín, más que una relación tan fecunda, lo que existe es una relación con Euskadi, que es una tierra similar a la nuestra. La idea es relacionar países pequeños que hacen música con una identidad, con los escasos medios que tienen y que están enriqueciendo la cultura del planeta. Algo así pasó con Mau Mau del Piamonte, que acabaron grabando una canción en gallego.

 

¿Y Manolo Rivas?

– La relación con él fue curiosa. Manolo Rivas nació también en el barrio de Monte-Alto, pero no nos conocíamos. Un día me ofreció trabajar en el periódico El Sol de Madrid, donde me tocó cubrir los sucesos, y ahí descubrí que no quería ser periodista. Después sentimos una afinidad y, para la presentación da su novela En salvaxe compaña, definimos el término ‘punkismo mágico’, que tiene mucho que ver con la épica del mar y el presente frustrante de refinerías y petroleros, y nosotros que tenemos que vivir en esa vorágine dramática, aunque a la vez totalmente creativa. Más tarde, nos pidieron que hiciéramos conjuntamente el pregón de las fiestas del barrio de Monte-Alto y ahora le hemos ayudado a presentar el libro Ela, maldita alma.

 

¿Que diferencia puede haber entre toda esta gente y aquella de las charangas y de los pueblos que también vas encontrando por el camino?

– Lo cierto es que, cuando hablamos del rock’n’roll, hay siempre una visión de industria, excepto gente como Manu Chao o Fermín Muguruza, que decidieron vivir al margen de la industria. Pero las relaciones que funcionan son siempre las de amistad. Desde que Jesús Ordovás nos habló de los Mau Mau, ya han estado aquí, grabaron en gallego, participaron en el nuevo disco de Manu Chao… El otro día fui a entrevistar a Compay Segundo con la señora Josefa de Bastavales, una panderetera mayor, y Compay nos cantó canciones en gallego que escuchaba en Cuba. Hay que tejer más hilos de comunicación con lugares como Portugal, de los que no sabemos casi nada.

 

¿Cuál de tus actividades -radio, TV, prensa escrita, músico- es la que te llena más?

         – Todas son complementarias, pero lo que más me llena es escribir. Cuando se estrenó La lengua de las mariposas, su director, José Luis Cuerda, nos decía que los gallegos no teníamos ningún mérito, ya que nos llegaba con escribir lo que se cuenta por los bares. A él le conté la historia del tío Faluco, que se embarcó una vez para Brasil y, a los dos días, estaba jugando al tute en su pueblo, Malpica. La razón era que su mujer lo había llamado al barco pidiéndole que volviera, ya que el gato había dejado de hablar. Como moría de la pena, el hombre se montó en un helicóptero y el gato, cuando llegó a casa, lo saludó con un: ‘¡Qué viva el tío Faluco! ¡Qué viva Muxía! ¡Qué viva la Virgen de la Barca!’. Todas estas historias tienen una musicalidad, y a esto se suma una nueva generación que tuvo la oportunidad de formarse en gallego.

 

¿Notas alguna evolución en estos últimos años en la sociedad gallega?

         – Total. Hasta ahora la cultura oficial se hacía en castellano y el gallego no tenía más que unos medios marginales. La gente nueva funde esa tradición con el toque salvaje del rock.

 

También me comentaste alguna vez que los Diplomáticos no bajaron su caché en una ocasión para que no os identificaran con una fuerza política. ¿Te posicionarías políticamente si te lo pidieran para algún acto a título particular?

– Sin ningún problema, pero no como grupo. Lo que sucede es que se está empleando mal el término nacionalismo, tendiendo a identificarlo con el chauvinismo e incluso con el fascismo, y creo que intencionadamente. Los que nos consideramos nacionalistas no pensamos que una cultura es mejor que las otras, sino que todas son igual de importantes, y ésa es la diferencia.

 

¿Crees que los vascos y los catalanes han conseguido más en estos años de autonomía y que desde aquí no se reivindica nada, aparentando que los gallegos somos conformistas?

         – Ése es otro debate, el de entender el nacionalismo como una reivindicación decimonónica de lo que es un Estado, que no me interesa nada, frente a la idea central de la autodeterminación, que sí que es algo radical.

 

¿Tiendes a identificarte más con los portugueses que con el Sur de España?

         – Es normal, ya que la relación con Portugal, aunque no oficial, siempre estuvo ahí. Ahora acabo de descubrir un muchacho angoleño, Alberto Mundi, que vive en Goiáns y que hace justo lo contrario de lo que hizo Zeca Afonso, que fue a Mozambique e introdujo aquella música en la occidental veinte años de que Paul Simon lo hiciera con Graceland.

 

En cuanto al bravú, lo que más me llama la atención es que me dicen constantemente que ya no tienen tanta fuerza como la que tuvo.

– Objetiva y mediáticamente es así, ya que tuvo un tirón inicial fuerte y luego fue disipándose. Lo maravilloso fue que un invento de unos chavales, en una cena en una aldea, de cultura desde abajo, sin subvenciones, tuviera tanta repercusión. Todo eso llevó a poner en contacto a gente: conocer a marineros, al chaval angoleño, a los Mau Mau, a Manu Chao… El futuro depende de los artistas y no del bravú, que no fue una institución, y hoy sigue incorporándose gente, empleando ese recurso de la comunicación. Lo que debe hacer la gente joven, entiendo, es organizarse como nosotros hicimos.

 

Por último, ¿es Os Diplomáticos un proyecto de larga vida?

– El momento de Os Diplomáticos ya pasó, entiendo. Ya hicimos lo que teníamos que hacer: romper con el tópico de que en A Coruña no se hablaba gallego y crear un vínculo de comunicación con otra gente que es el bravú. El proyecto de Os Diplomáticos ya debería estar acabado, pero la propia dinámica nos pide hacer más cosas. Ahora estamos con la idea del musical, pero ya se ha establecido una amistad y ganas de seguir, y veremos si hay más necesidad de continuar. Deberían llegar nuevas bandas y tener nosotros un relevo, para mantener la creatividad de esta pequeña cultura del fin del mundo.

 

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON ORISHAS

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON ORISHAS

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ENTREVISTAS 1999


Orishas, sabor cubano

 

 

            Desde París para el mundo. Orishas son cubanos y, al igual que Sargento García o P18, han necesitado de la capital francesa para nacer y darse a conocer. Ahora presentan su rap con base en la música tradicional cubana por medio mundo.

 

Tengo entendido que venís de dos frentes, los que se dedicaban al hip-hop y los que se dedicaban a la música tradicional cubana.

         – Sí, alguno de nosotros ya funcionábamos en el grupo Amenaza, otros estábamos conectados con el mundo del breakdance, todos nos interesábamos por el rap y Roldán, por ejemplo, siempre ha estado dentro del mundo de la canción tradicional cubana.

 

¿Fue difícil para cada uno de vosotros acercarse al otro estilo que no  practicaba?

– Los cubanos siempre sentimos la música, no importa cuál sea la forma de expresarse. A algunos no nos resultó extraño, pero sí novedoso, el intentar esta fusión.

 

¿El contacto con el hip-hop llegó en Cuba o en París?

– El contacto ya estaba en Cuba con Amenaza. Allí entramos en debate sobre cómo fundar un grupo de rap con denominación de origen, teniendo la música tradicional cubana como base. En Francia, donde vivía Livan, comenzó la elaboración de los ritmos y los sonidos con nosotros, y después entró Roldán para ayudar como cantante.

 

¿Tiene el rap relación con alguna música tradicional cubana?

– Por supuesto: el canto guajiro tiene mucho que ver con el  rap, ya que se trata de un duelo entre dos personas que van recitando y que tiene mucho que ver en cuanto a los textos, el recitado e, incluso, la música.

 

¿Y surgen voces en vuestro país integristas sobre la pureza del son o del guaguancó?

         – Sí, por supuesto que existen retrógrados, que consumen sólo son o sólo rap. Pero en la forma que nosotros lo hemos hecho tampoco se ponen decididamente en contra, porque nosotros hemos respetado la música tradicional cubana y acercamos esa música a las nuevas generaciones, dándole nuevos desarrollos.

 

¿A qué tipo de rap os sentís más cercanos?

– Este rap nuestro es netamente cubano y no se parece a nada, ni al de la Costa Este, ni al de la Costa Oeste, ni a nada. Ahora que mencionas a Sólo los Solo, puede que exista alguna relación, ya que ellos también funden elementos de la tradición flamenca con el rap, dándole una nueva identidad.

 

Vuestro rap es positivo, no violento. ¿Tiene esto que ver con la situación cubana actual?

         – Sí, tenemos un espíritu positivo por encima de todas las cosas. Cantamos a nuestras chicas, el Caribe, nuestra música, nuestras fiestas, nuestros problemas sociales, con la idea de reconstitución, de construir, de avanzar. Pero no tiene nada que ver con la política.

 

¿Y con la confianza y orgullo que os puede haber dado cuarenta años de Revolución?

         – Sí, precisamente  eso es lo que le da este espíritu de renovación, de desarrollo continuo.

 

¿Qué es lo peor de la sociedad europea desde el punto de vista de un cubano?

         – Como en todas las sociedades, hay cosas buenas y cosas malas. Hay cosas en esta sociedad capitalista que no existen en un país comunista, como la prostitución, la drogadicción, el desempleo, escuelas privadas, la conformidad, las diferencias entre los ricos y los pobres. Aquí te encuentras muchas clases sociales, es muy evidente.

 

¿Y lo qué habéis descubierto de negativo en la sociedad cubana una vez habéis empezado a salir del país?

         – El clima es algo que no me gusta de mi país, que es bastante caluroso y pesado.      

 

¿Hasta qué punto es buen síntoma utilizar la cultura propia para samplearla?

– Eso es lo que le da un desarrollo continuo a la música de tu país. Los ritmos tradicionales, si los fusionas con cosas muy modernas, puede dar lugar a cosas nuevas. Las mezclas siempre han dado cosas indiscutiblemente favorables que contribuyen a mejorar algo ya hecho.

 

¿Es posible que el grupo hubiera nacido en Cuba?

         – La verdad es que todos los elementos se dieron en París para que esto surgiera allí. Como Sargento García, del que dos de sus fundadores están ahora en Orishas, o P18, que también nos interesan. Aunque nosotros seguimos siendo cubanos sin importar el lugar en el que el grupo haya nacido.

 

¿Dónde se recibe mejor vuestra música?

– Parece que, por ahora, donde ha tenido mejor acogida es aquí, en España. Y tampoco ha ido mal en Francia. Aunque la mejor acogida que puede tener Orishas supongo que será en Cuba, ya que esto ha sido pensado en Cuba, por cubanos y directamente para Cuba. Por ahora no hemos tocado allí, pero lo haremos pronto.

 

Supongo que como músicos os interesarán otros estilos. ¿Cuál es vuestro descubrimiento más reciente?

– Escuchamos de todo, sobre todo porque en Cuba no hay el comercio que puedas encontrar en la sociedad occidental, así que tanto escuchamos vallenatos, como cumbia, como pop electrónico. La radio programa todo tipo de música, y en nuestra educación musical puedes encontrar cualquier estilo.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON OASIS

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON OASIS

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ENTREVISTAS 1999


Oasis, cuarto capítulo

 

 

“Si he visto más allá que otros, es porque estaba de pie sobre los hombros de gigantes” –standing on the shoulders of giants-, escribió el científico Isaac Newton en una carta a su colega Robert Hooke en febrero de 1676.

 

Mediados de 1999. Noel Gallagher está celebrando el fin de la grabación de su último álbum en un pub de Londres. Hacia las 4 de la madrugada y en un estado no precisamente sobrio, Noel se fija por primera vez en la nueva moneda de dos libras y en la inscripción que lleva en el canto con la frase mencionada de Isaac Newton. Noel apunta la frase en un paquete de cigarrillos pero, como está tan borracho, al día siguiente ve que hombros lo ha escrito en singular y que, en lugar de album title -“título del disco”-, había anotado a bum title -es decir, “título de un vago”-. Siendo Oasis quienes son, esto aseguró que la frase sería el título bajo el que aparecería su nuevo álbum de estudio.

 

Desde el lanzamiento de Definetely Maybe en 1994 hasta los multitudinarios conciertos en Knebworth en 1996, Oasis fueron indiscutiblemente el grupo, aunque ahora puede que hayan dejado el testigo a otros como Travis en popularidad y Primal Scream en relevancia musical, por ejemplo.

 

“Nos han llamado portavoces de la generación química, pero sólo somos cinco tíos que se enfrentan a la autoridad y se lo pasan bien en un momento en que divertirse estaba pasado de moda. Empezamos creando música para iluminar los grises años de John Major y para toda aquella gente que hacía mucho, mucho tiempo no tenían una banda de rock’n’roll que con quien identificarse”, asegura Noel.


         Pero Oasis no eran únicos solamente porque no hablaban del futuro negando el pasado. Aunque su música siempre sonó contemporánea, pagaba tributo claramente a los Beatles, los Sex Pistols y los Stone Roses, las tres décadas de rock británico que les precedían.

 

Desde el 93 hasta el 97 todo fue vivido al estilo puro del rock. “Una noche”, recuerda Noel, “fui al estreno de una película con mi mujer y decidí que, sencillamente por el gusto de hacerlo, iba a mantenerme sobrio. Me quedé en la barra bebiendo agua mineral con los amigos que había tenido desde que me mudé a Londres y observé como se desarrollaba la obligada escena de la cocaína y los viajes de ida y vuelta al baño. Y después de un par de horas, tuve una revelación. De repente vi claro que no me gustaba ninguno de ellos y le dije a mi mujer Meg: “¿Son estos realmente nuestros amigos? ¿Es ésta la gente que ha estado en mi casa? ¡Pero si son unos imbéciles!”

 

Eso fue hace dos años. Desde entonces Noel ha dejado las drogas. “Me ha hecho sentir mucho mejor conmigo mismo, mucho más sano, con las ideas más claras. Fue estupendo en su momento, pero llegó un punto en que no podía soportar tener las mismas conversaciones con la misma gente, sentado en la misma silla en la misma jodida casa todas las semanas una y otra vez hablando de ovnis. Me harté de levantarme todas las mañanas con una pelota de golf en mi nariz y una bola de algodón en vez de cabeza. Ahora miro atrás y lo recuerdo como momentos de grandes risas, pero también como demasiadas conversaciones estúpidas con gente que no necesariamente me gustaba.
Incluso Liam se ha calmado un montón. La ironía, por supuesto, es que Standing On The Shoulder Of Giants es el disco más psicodélico de Oasis hasta la fecha”.

 

            Noel comenta riendo, “cuando le pusimos a la gente por primera vez temas como “Who Feels Love” nos decían: ‘¿Estáis seguros de que habéis dejado las drogas?’. Pero éste es un álbum que trata no tanto de celebrar los puntos altos como la bajada que llega después, la falta de moderación y el desenfreno para luego salir del otro lado, más viejo, más sabio y listo para un nuevo comienzo”.

 

En este disco, el grupo ha trabajado por primera vez con Mark Spike Stent (U2, Madonna, Björk, Massive Attack), y la colaboración ha sido fructífera. “Por primera vez he trabajado con alguien que entiende la cultura de los clubes, alguien que podía conseguir el sonido que había escuchado en los discos dance y aplicarlo al álbum de Oasis. Por primera vez, también, había alguien que pudiese enfrentarse a mis excesos musicales, alguien que pudiese decirme cuando había bastantes guitarras. Mark sabía como pararme los pies y evitar que me volviese loco en el estudio”, comenta Noel.

 

El álbum se grabó primero en Francia y luego se terminó en Inglaterra tras la marcha de dos miembros del grupo, Paul Bonehead Arthurs y Paul Guigsy McGuigan. “Musicalmente, es un nuevo comienzo. Es también un disco de transición, hecho fundamentalmente tras la marcha de dos miembros del grupo y antes del fichaje de sus sustitutos. Recorre una tercera parte del camino hacia donde quiero llegar con la banda dentro de cinco años”.

 

El nuevo grupo cuenta con las incorporaciones del guitarrista Gem, antes en Heavy Stereo, y el bajista Andy Bell, antiguo miembro de Ride y de Hurricane #1. Ahora comienza la gira mundial. “Yo soy el primer interesado en descubrir como va a resultar la gira”, comenta Noel. “La primera vez que me subí a un escenario y no estaban ni Bonehead ni Guigs me resultó un poco raro. Pero la principal diferencia es que ahora somos mucho mejores musicalmente porque tanto Gem como Andy son muy buenos músicos”.


         Noel Gallagher no está seguro de si Oasis harán muchas más giras después de ésta, pero él está dispuesto a seguir en esto por largo tiempo. “Podría perfectamente quedarme en el estudio para siempre componiendo música”, explica Noel. “Este álbum es bueno, pero el próximo será aún mejor. Y así es como uno debería sentirse respecto a la música. No me gustaría grabar el álbum perfecto porque luego se acabaría todo. Ahora ya veo fallos en este disco pero, al mismo tiempo, creo que probablemente es el mejor álbum que se escuchará este año. Y tras este disco vendrán otros 10 ó 20 más. Hay mucho más por venir.”

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON MUS

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON MUS

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ENTREVISTAS 1999


Mus, melodías para conciliar el sueño

 

 

         Fran Gayo y Mónica Vacas están hechos de otra pasta, eso está claro. Lo suyo es una sorprendente anomalía en el pop patrio. En el tiempo que va de los Eps Zuna y Pigaz al LP Fai han transitado por la senda del trip-hop y la de las nanas tradicionales. Eso sí, ni mentarles aquello de las bandas sonoras.

 

¿Es cierto que Fran grabó sólo las dos primeras maquetas y que más tarde apareció Mónica?

         – Sí, la cosa empezó así, con dos maquetas de instrumentales que tuvieron reseñas muy positivas en Rock De Lux y Spiral, a veces incluso excesivas, un poco salidas de madre. Para la grabación de la tercera maqueta ya empezamos a probar a incluir voces y nos pareció que todo ganaba en personalidad, las canciones se redondeaban más.

 

¿Qué había en aquellas dos maquetas? ¿Alguna canción acabó en los discos?

– Las dos primeras, las más, digamos, trip hop o abstractas, se quedaron en eso, dos maquetas para los señores críticos y para la gente que me llamaba (Fran) por teléfono y me la pedía contrarrembolso. Ningún tema fue recuperado en los discos. De la tercera maqueta se recuperaron prácticamente todos los temas para Zuna, aunque vueltos a grabar en los estudios Bunker.

 

¿En qué momento Mus se convierte en algo real?

         – Posiblemente en el momento en que Jesús Llorente nos propone grabar algo para Acuarela. Ahí es realmente donde empezamos a medir cuánto hay de realidad y cuánto de jugueteo en el que no merece la pena perder mucho más tiempo. Es una sensación rara que asusta un poco: nunca has tocado en directo, poca gente te conoce y, de repente, tienes que meterte en un estudio de grabación. De todos modos, con cada nuevo paso todo se hace más real, el primer EP porque es el primer disco que grabas, el segundo porque es el previo al LP, el LP porque es donde debes confirmar los augurios…

 

¿Ya nació Mus usando las bases electrónicas y con ese concepto?

         – No nació con ese concepto, más bien nació DE ese concepto. Cuando comencé a jugar con los programas de la SB16 de mi ordenador lo hacía igual que podría haberme dedicado a pasar más y más pantallas con el Duke Nuke o cualquier otro juego. La falta de conocimiento condicionaba de manera definitiva la estructura de las canciones, de ahí la obsesión repetitiva en los primeros temas, los ritmos quebrados. En realidad, nunca llegas a saber dónde acaba la incapacidad propia para manejarte y dónde comienza lo sencillamente distintivo de un estilo personal.

 

¿Sería posible una aventura así con instrumentos convencionales?

         – Cada vez tenemos más claro que sí. De hecho, en Fai tanto los teclados como violines, bajos o guitarras han cobrado protagonismo. Aun así, el trabajar con muestras permite que a veces salte la sorpresa: una muestra mal disparada, colocada en el sitio inicialmente incorrecto, puede conducirte a veces a un arreglo que nunca se te ocurriría de modo consciente y premeditado.

 

¿Y el gusto por la música tradicional vocal de dónde viene?

         – Es la música que conoces desde crío, no desde la elección personal, desde el gusto, sino desde la convivencia con ella, igual que convives con un vecino o familiar con el que no tienes por qué llevarte especialmente bien. Más tarde aprendes a valorar ese tipo de convivencia que dan los años y te das cuenta del verdadero valor que toda esta música que has aprendido a través de tus mayores, y no de las emisoras o revistas de moda, tiene en tu vida.

 

¿Qué significan Zuna y Pigaz, títulos de vuestros dos primeros Eps?

Zuna es un tipo de vicio o costumbre que sale a los animales cuando los maltratan, que se hacen hoscos… Más o menos, aunque no es exacto del todo. Pigaz es una palabra que en realidad no existe en asturiano, o casi. Es una especie de apócope de la palabra pigazu, que viene a ser siesta en asturiano. La sonoridad a veces viene dada por errores propios y también por limitaciones. La sonoridad es un resultado de todo, lo negativo y también lo positivo, fallos y aciertos. Y para dar ese resultado cuentan también las limitaciones de trabajar con -pocos- instrumentos electrónicos.

 

¿Es Acuarela el sello estatal más propenso a editar músicas con un componente más arty, como Diariu, Jr. o vosotros mismos?

         – Aún hoy, a tres años vista de haber fichado por Acuarela, no comprendemos el término arty, al menos aplicándolo a nosotros. Hemos procurado huir siempre de la cita directa, del guiño intelectualillo. Si hemos necesitado un sampleado en francés para un tema nos ha dado exactamente igual que sea de una película de Jacques Rivette, de Louis de Funes o de un noticiario; el caso es que cumpliese bien su función, sin ir más allá. Lo que sí nos parece Acuarela es un sello con especial querencia por jugarse los presupuestos con grupos más bien difíciles, aunque de buena prensa. Y eso es loable, aunque supongo que no muy rentable.

 

¿Compartís la opinión de Jesús Llorente en el sentido de que las propuestas más interesantes llegan de Asturias y Barcelona?

         – Bien, no lo tenemos muy claro, pero si efectivamente fuese de ese modo tendría una lectura muy diferente el hecho de que parte de los grupos más interesantes del estado pertenezcan a una “megalópolis-ultra-moderna” como Barcelona, o a una ciudad pequeñita, con unas características socio económicas muy determinadas, no muy propensa a la introspección, como es Xixón. En el caso de Barcelona no deja de tener su lógica: siempre están a la última en todo y da la sensación que son siempre los primeros en cambiar de asiento cuando va a haber un cambio de moda o tendencia. En Xixón, evidentemente, eso no sucede.

 

¿Aceptaríais componer la banda sonora de una película?

         – Quizás, pero tampoco tenemos especial interés en ello. Hay compositores que se dedican exclusivamente a esta labor, profesionales que realmente cumplen en ese tipo de encargos. La mayoría de las veces en que se encarga una banda sonora a un grupo no muy acostumbrado a estas lides los resultados no suelen ser ideales. Ahora mismo se nos ocurre la poco lucida colaboración de Orbital con Michael Kamen en Even Horizont.

 

¿Qué os parece que hablen de vuestras canciones como banda sonora de una película imaginaria?

         – La verdad, es una línea de texto que, de tan recurrida, empieza a perder gracia. Es algo que nos resulta ajeno y, supongo, debería preguntársele por ello más a los críticos que a nosotros dos. Al fin y al cabo, es algo un poco fruto de su imaginación y no de la nuestra. Sí es cierto que nos interesa recrear ambientes con nuestra música, y que nos parece estupendo que nuestra música se ponga de fondo para hacer otras cosas, todo tipo de cosas, pero de ahí a firmar una vinculación con el tema de las películas imaginarias…

 

¿Y que se mencionen nombres como Barry Adamson, Portishead, Spiritualized o Angelo Badalamenti es un halago o un lastre?

         – Son nombres todos ellos que admiramos muchísimo, y que se los mencione como referente es todo un orgullo. Está bien tener influencias y sobre todo reconocerlas, siempre que esto no te lleve a mimetizarte de manera escandalosa.

 

¿Sigue siendo aquello de ‘canciones para conciliar el sueño’ la mejor definición del sonido de Mus?

         – Desde luego, nos gusta mucho más que lo de las películas imaginarias. De hecho en la estructura del Fai todos los tempos se van ralentizando progresivamente para acabar dando con esa especie de antídoto contra el insomnio que es “Sebastián”.

 

¿Sois conscientes de hasta donde podéis llegar con vuestra música, de las cuerdas sensibles que podéis tocar en la gente?

         – Es difícil hacerte una idea de eso. Estamos hablando del papel que el oyente juega en la música, algo que escapa a nuestro control, aunque a veces nos permitamos algún truco fácil a base de crescendos, cuerdas, etc. De alguna manera, es más mérito de quien escucha el disco.

 

Me imagino que vuestra propuesta es casi irreconciliable con el directo. De todas formas, ¿pensáis hacer algún concierto?

         – De momento no. Suponemos que a base de una buena inversión podríamos llevar esto al directo, contratar músicos, adaptar las canciones al directo… Pero serían demasiados esfuerzos para algo que no tenemos claro que merezca la pena.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON MACACO

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON MACACO

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Macaco, suburbio rumbero

 

 

   Son uno de esos pocos grupos con enjundia dentro del manido universo del mestizaje, ese sobadísimo término que se suele esgrimir para hacer referencia a la fusión latinizante y caribeña. Fronterizos por naturaleza, Macaco se forjaron en la zona portuaria de Barcelona y están liderados por Dani Carbonell, un catalán de 28 años que, con el apoyo de músicos de Argentina, Brasil y Colombia, ha concebido El mono en el ojo del tigre, su primer disco.

 

            En su onda anda funcionando últimamente una nueva hornada de grupos que hunde sus raíces y sus más claras influencias en el trabajo de Manu Chao con Mano Negra a finales de los 80 y principios de los 90: Sargento García, Amparanoia, Color Humano, P18, King Changó, Dusminguet, General D…

 

   En este trabajo, con el que debuta con el sello Edel, con derrote rumbero y suburbial, a partir del reggae, el ragga y el dub jamaicanos, apuntan latidos de son, salsa, hip-hop y aires morunos y bahianos. El Macaco Dani, de lleno en una gira interminable desde que se editó su disco, comenta su relación con David Byrne y de sus colaboraciones con Robert Trujillo, 7 Notas 7 Colores, Amparanoia o King Changó, buenos amigos desde que lo conocieron.

 

¿De dónde viene lo de Macaco? ¿No seréis el eslabón perdido de lo mestizo?

– Tiene algo de broma. El nombre viene de largo, de cuando tocaba en grupos como Magia Animal o Dr. No, que hacían una mezcla de hardcore, punk y funk. Había temas en los que me movía como un mono, saltando, chillando y haciendo ruidos sin parar. Se podría decir que también nuestras canciones son inquietas y saltan de un ritmo a otro como un mono.

 

Al principio no parecíais una banda estable. Se os solía asociar con Amparanoia, ¿no?

– Les hemos teloneado muchas veces, aunque la verdadera conexión viene a través de Muñeco, el percusionista que está ahora con Amparo y que antes tocaba conmigo. Ahora es su compañero y el padre de su segundo hijo. Casi se podría decir que hemos sido sus celestinos. Amparo es como de la familia, nos conocimos en una fiesta en Formentera. Me animó a montar una banda. Y después nació nuestro colectivo, Hermandad Chirusa, y coincidimos en Francia con Manu Chao…

 

Y acabaste juntándote a músicos brasileños, colombianos y argentinos.

– Sí, somos un grupo típico del puerto de Barcelona. Vivíamos más de diez músicos de países diferentes en una casa antigua que se alquilaba por habitaciones. Allí había también artistas alternativos, gente que hacía teatro de calle: era como una factoría en la que pasé cuatro años.

 

¿Estáis cómodos en el cajón de sastre de lo mestizo?

– Sí, aunque creo que nos diferenciamos un poco de los grupos a los que nos suelen asociar. Conocemos a Dusminguet, Amparanoia, Color Humano y demás y, aunque hay cosas de percusión comunes, creo que tenemos más influencias. No me gusta demasiado el término mestizaje, se abusa tanto de él que ya casi no tiene ningún significado.

 

¿Y qué hacéis colaborando con Rober Trujillo, de Suicidal Tendencies?

          – Es que, ante todo, somos abiertos. Le conocí en Dinamarca, cuando yo estaba de gira con Dr. No, y hablamos de hacer algo juntos. De una de las maquetas que me mandó saqué un bajo real y lo utilicé en el tema “Llamar a Tierra”. Las demás colaboraciones son más normales.

 

Se dice que os va a remezclar David Byrne…

          – Sí, les dijimos a los de nuestro sello discográfico, Edel, que le mandaran la maqueta del disco, porque nos gustaba lo que había hecho en su sello con gente como Chico Science, el brasileño que lideraba Naçado Zumbi y que murió en un accidente. Debe de haberle gustado, porque parece que va a remezclar “Veraveraboom”. Además, así ha surgido la posibilidad de remezclar dos temas del nuevo disco de King Changó.

 

Xavier Valiño

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