THE WATERBOYS: «THIS IS THE SEA»

The Waterboys: This Is The Sea

El gran azul

   

         This Is The Sea, de 1985, el mejor disco de The Waterboys y aquel en el que Mike Scott logró con mayor acierto poner sobre el papel la gran música que rondaba por su cabeza, acaba de ser reeditado en una edición doble con un segundo disco de material inédito, una vez remasterizado.  Leer más

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON P J HARVEY

P J Harvey, cuentos ásperos

 

         Uh Uh Her es el nuevo disco de la gran P J Harvey. Tras más de una docena de años en activo, parece que por fin se la empieza a considerar como una artista de las que dejan huella. Justo ahora que ya se la considera el relevo de Patti Smith, ambas coincidieron el mismo fin de semana en España: Patti Smith en el Festimad y P J Harvey en el Primavera Sound, en lo que fue el primer concierto de la gira que sirve para presentar su nuevo álbum.

¿Qué importancia tuvo el lugar donde naciste en la composición de este disco?

         – Este disco lo hice en su mayor parte en mi casa en Dorset, rodeada de una naturaleza maravillosa y de paisajes únicos. La mayoría de las canciones quedaron casi finalizadas allí. Decidí pasar mis maquetas hechas en un 8 pistas a un 24 pistas, y lo hice en Devon, a media hora de mi casa y de mí misma. Creo que la belleza de esta grabación está en el hecho de que mantuvo el sentimiento que tenían las grabaciones caseras. Mi pueblo es algo todavía muy remoto. No hay nada. Ni tiendas, ni casas; tan sólo una en una colina. Así que, de alguna forma, estaba el lienzo vacío para que yo lo pintase, sin influencias ni distracciones externas. Fui totalmente libre para concentrarme por entero en mantener las atmósferas que había capturado en mis grabaciones en casa. 

¿Cómo te fue tocar casi todos los instrumentos y producirlo tú?

         – Fue un disco difícil de hacer, probablemente por haber decidido hacerlo y producirlo yo, con lo que no tuve el lujo del hombro de nadie para mis dudas o preocupaciones. Fue una experiencia agotadora, desconcertante, irritante, enervadora y estimulante al mismo tiempo. Sin embargo, volvería a hacerlo, a pesar de que ha sido casi el trabajo más duro que haya hecho. Sólo lo supera en dureza producir a otro artista, algo que hice con mi amiga Tiffany Anders. Ahora tengo un respeto mucho mayor por los productores con los que he trabajado. 

¿En qué encuentras estímulo a la hora de componer?

         – Creo que, como persona y compositora, tiro hacia los extremos, al tiempo que me inspiran. Eso me lleva continuamente a distintas partes del globo buscando algo que me lleve a lo nuevo y a lo que sucede ahora mismo, de forma que me saque del sitio en el que crecí y de todo lo inglés que conozco. Con el disco anterior pasé un tiempo en Nueva York, que es justo lo contrario a mi hogar en Dorset. Ahora estoy en Los Ángeles, un lugar algo opuesto a Nueva York. De nuevo he ido más allá  y eso me ha inspirado de formas muy diversas, he visto las cosas con otra perspectiva. La próxima parada, Rusia, supongo. 


¿Ves tu carrera como una serie de pequeños acontecimientos o como un viaje continuo?

         – Diría que mi carrera -me es difícil utilizar esa palabra, de verdad, no me parece que se trate de eso- es como un viaje a través de la música. Ésa es mi vida, ciertamente, un proceso que no para y que cambia continuamente. Y los discos que he hecho son un reflejo de lo que pienso. Uno influye a otro y a la forma en que será el siguiente. Un disco está influido por la clase de persona que soy en un momento determinado de mi vida, lo que he experimentado y lo que he crecido intelectualmente. También esta influido por cómo eres capaz de ver cosas fuera de ti de diferente forma a medida que te haces mayor. Cuando eres joven te pasas todo el tiempo mirando dentro de ti. Así que, al madurar, pasas a ser alguien que ayuda a los demás o lo que sea. No veo mis discos como elementos separados unos de otros. Todos siguen una línea de exploración. 

¿Qué prefieres: componer, grabar o actuar en directo?

         – Si tengo que establecer una preferencia, sin lugar a dudas que me quedo con las actuaciones en directo, porque es el lugar en el que la música cobra sentido. Creo que la música es algo intangible y me gusta el hecho de que te conmueve pero no puedes atraparla. Pienso que las canciones son más hermosas cuando alguien las toca en vivo, pasan a tu lado en el aire y luego desaparecen. Más o menos lo mismo que cuando vas conduciendo y tienes una sensación parecida al sentirte abrumado por algo hermoso que deja un buen sabor en tu boca, pero que a continuación queda atrás. Por eso la música tiene una fascinación continua e indomable para mí. 

Así que lo primero es el directo.

         – Claro que disfruto tocando y viendo el placer que produce en la gente tan directamente. Cuando haces un disco no puedes ver esa reacción, pero en directo, cuando la gente se pierde en el momento y tú también, es un momento inspirador y que reafirma tu fe en la vida. Cuando he ido a ver un concierto que me ha encantado, mi vida ha cambiado después. Quiero cambiar porque he visto a una persona actuando que me ha inspirado y ha abierto mi corazón a todas esas posibilidades que antes ni imaginaba. Y ni siquiera me gusta la palabra actuación, sino más bien el hecho de considerar la música como algo en un lugar y en un momento determinado, más que interpretar algo previamente grabado. Es lo que más me gusta de la música. Después, componer, que es algo que pasa por tu lado y tienes que atrapar. Por último, grabar, que es un proceso doloroso, muy difícil, agotador, en el que pierdo toda mi energía y no me deja concentrarme en nada más. 

¿Desde cuándo sientes así?

         – Cuando empecé a tocar la guitarra a los 18 años, empecé a escribir canciones al mismo tiempo. Quería interpretarlas ya entonces para otra gente, para cualquier amigo que se pasase por casa. No diría que se trataba tanto de confianza en mí misma o de una orden interior, sino del poderoso deseo de tocar esa canción para alguien. Era como estar predistinada a… En primer lugar soy una intérprete, una cuenta cuentos, y quiero que la gente los oiga.

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ENTREVISTA CON XAVIER VALIÑO

Xavier Valiño: «En Ultrasónica no se adoctrinará a nadie»

Nuestro colaborador musical, Xavier Valiño, se pasea desde hace un tiempo por las ondas gallegas. Todos los sábados, a partir de las diez de la noche, en la Radio Gallega realiza y presenta “Ultrasónica”, un compendio del mejor pop y rock, en el que también tienen cabida otros sonidos.

Manuel Jabois

Para empezar, ¿de dónde sales?

         – En este momento de la cama. ¿O te refieres a qué he hecho antes en radio? Comencé en Radio Popular de Lugo, a finales de los 70, cuando estallaba todo lo del punk y la nueva ola. Después hice el programa “Revolución” en Madrid, en Radio Mercurio y Onda Madrid. Siempre programas musicales. Ya de vuelta, en Galicia, empecé con “O arquivo do trasno” -que es el antecedente directo de “Ultrasónica”- en Radio Oleiros y, más tarde, en dos emisoras universitarias de Santiago de Compostela. Por increíble que parezca, parece que incluso alguien me seguía, ya que dieron al programa un premio al mejor espacio de la emisora. Y de ahí a la Radio Galega.

– ¿Fue un salto sin red o hubo padrinos?

         – Pues se debe al ubicuo Tonito de Poi, ahora tertuliano con Ana Kiro. ¡Quién lo iba a decir! Me llevó a presentar mi libro “Rock Bravú”, publicado por Edicións Xerais en el 99, y les gustó el descaro ante el micrófono y la música que pinchaba. Así que me ofrecieron una colaboración semanal en el programa “Estudio 3”, basada en anécdotas del mundo del pop y el rock, para que pudiera interesar incluso a quien no sigue este tipo de música. ¿El horario? Se emite todos los lunes a partir de las 16:30, aunque en estos dos meses de verano va una hora antes, a las 15:30 horas. Ya me llevan aguantando más de dos años, lo que es de agradecer en estos días en que sólo se valora lo superficial.

No te conformas con eso e intentas convencernos de que lo tuyo también es la prensa escrita.

– Ya ves, hay que intentar subsistir; de ahí el pluriempleo. No importa: se hace con ganas porque es, antes que nada, una afición. Lo cierto es que empecé escribiendo en el 82 en El Progreso, así que se puede decir que hace 20 años que llevo las páginas musicales en este diario, que para algo tiene que quedar claro que soy de A Terra Chá.

Nuestros investigadores han descubierto que hay más. Incluso una web.

         – Buen equipo de detectives, sí. La verdad es que, salvo el periódico de las Universidades de Galicia -antes “4 Gatos” y ahora “Enclave Universitario”-, y cosas muy esporádicas en los periódicos de Santiago y A Coruña, los otros medios en los que colaboro son de fuera de Galicia: «Reseña» en Madrid, el «Diario Vasco», «Mondo sonoro» en Barcelona, “Zona de Obras” en Zaragoza… Pero lo mejor es remitir a quien esté realmente interesado a que se dé un garbeo por mi web: https://www.ultrasonica.info, donde está lo que se va publicando, y no aburrir con datos.

¿Hay alguien a quién te diriges o alguien contra quién te diriges?

– ¿Pero tú crees que a la gente le gusta leer sobre música o escuchar radio que no sea radio-fórmulas? Estoy convencido que sólo se interesan los realmente preocupados por la música creativa. Lo que intento es acercar a cualquiera a la música que realmente merece la pena. Que yo recuerde, en todo este tiempo, no he hablado mal de un artista ni de un disco. Todos tienen derecho a existir. Así que si algo no me gusta, simplemente lo ignoro. Siempre he entendido mi labor como seguidor o fan de aquello que comento o pincho, y no como un crítico que va a por alguien. Así que no me tires de la lengua.

– ¿Y en un programa de dos horas seguro que se puede cubrir sin mala música?

         – Uff… Nada de adoctrinar a la gente. Lo único que hago, o por lo menos intento, es programar música que a mí me gusta y que, creo, reúne una calidad y una creatividad indudable. Espero que, al menos, haya alguien que se interese por lo que acaba de escuchar. Y, además, creo que la Radio Galega como servicio público hace muy bien en contar con este tipo de programas.

¿No te parece suficiente intentar cubrir un estilo?

         – Es que soy masoquista. Ya veo por dónde vas. Es cierto que la parte más importante del programa se dedica al pop-rock. Pero hay otras muchas músicas que me interesan y que me niego a dejar de pinchar. Así que la segunda parte, una selección de mi alter-ego Dr. Wampush, entra en la música brasileña, africana, el reggae, el soul, el blues, la música electrónica, el dance, el flamenco… Es algo que también echo mucho de menos en la relación de los medios con la música, dominada en su mayoría por la cultura anglosajona.

 ¿No te mojas? Cítanos algún nombre.

         – Pues nos tiramos a la piscina. Lo cierto es que no hay nadie con una trayectoria infalible, así que se trata más de canciones que de artistas. Pero te citaré, por ejemplo, a REM, Björk, Van Morrison, Los Planetas u Os Resentidos, como ejemplos de la primera parte, y a Caetano Veloso, Nusrat Fateh Ali Khan, Marvin Gaye, Massive Attack o Pata Negra, que muy bien podrían sonar en la segunda.

 Ya veo que tienes toda una teoría. ¿Algo más liviano para quien te quiera escuchar?

– ¿Algo superficial y banal, como decía Fangoria? Bueno, no tanto, pero que quede claro que lo que programo son canciones de ahora que valen la pena, aunque no sean de grandes nombres, canciones del pasado que merecen ser recuperadas, versiones en directo o canciones nunca publicadas en los discos oficiales, regalos para los que se tomen la molestia en preferirnos a otras cosas… Y el horario, antes de la medianoche de los sábados, justo antes de salir o echarse a dormir, está perfecto. Creo que para quien quiera algo más liviano, ya está Noche de Fiesta en TVE. «Ultrasónica» es, exactamente, todo lo contrario.

SCISSOR SISTERS

 

Scissor Sisters, las hermanas desvergonzadas

SCISSOR sisters
 

La música pop ha sufrido una aguda conmoción sexy, chispeante y enormemente melódica gracias a Scissor Sisters, un grupo brillante, inesperado y nada común. Estos cinco neoyorquinos, que se juntaron hace cinco años unidos por la pasión por la música, por las letras algo desvergonzadas y atrevidas, un humor fuera de lo corriente y una estética poco usual, aunque con mucho glamour, acaban de editar su debut, Scissor Sisters.  Leer más

FIB HEINEKEN 2004

FIB, diez años y sumando


Belle & Sebastian en su festival favorito

(Fotos: Xavier Valiño)

        Los números marean -30.000 espectadores diariamente de media, 30% de público extranjero, 1.000 periodistas, más de cien actuaciones…-, pero eso es lo de menos. Benicassim es ya el punto de encuentro de dos generaciones, una en crecimiento y otra a la que le cuesta dejarse arrinconar. La primera, la de los artistas clásicos, refrendados este año por un público más adulto de lo habitual, al que se le suman los treintañeros que ya empezaron con la primera edición y que ahora acuden con sus bebés. Y la segunda, la de los jóvenes que siempre han acudido en masa al festival, y que este año se sentían menos representados por la menor presencia de artistas de ahora. 

        Ambas tuvieron este año momentos para el disfrute y momentos para la decepción. La mayor, para todos, la ausencia de Morrissey, anunciada tan sólo una hora antes de su concierto, cuando su escenario y sus músicos estaban ya preparados. La razón más probable: problemas técnicos de su avión privado y un ataque de ansiedad como consecuencia. Las gestiones para ubicarlo en otro horario no resultaron, según la organización. Su propuesta para tocar el domingo fue rechazada, según su manager. Da igual; los perjudicados fueron los fans y todos aquellos que compraron sus entradas: las lágrimas de muchos eran buena prueba. 

Tindersticks, ¿alguien dijo tristeza?

        El jueves, una vez caídos del cartel The Shins y Paul Weller, no prometía demasiado. A Tim Booth le faltan las canciones que tenían James y sus ganas de agradar son demasiado evidentes. Fangoria, a pesar de atraer al público más numeroso, no pudieron con su pésimo sonido. Ash supieron relegar el heavy-pop de su último disco, Meltdown, para imponerse con lo mejor de su –intrascendente- repertorio. Zoot Woman, sin Stuart Price -de gira con Madonna como director musical-, hicieron méritos al peor concierto de los cuatro días.

        El viernes ya se anunciaba distinto desde que Snow Patrol arrancaron la primera ovación. Guille, de La Casa Azul, también lo consiguió, demostrando que esto era, en un principio, un festival de pop. Sin embargo, el rock no le quedó nunca lejos, y ahí estaban Kings Of Leon para demostrarlo, alejándose de sus guitarras sureñas para avanzar que se acercan a Television en lo que será su segundo disco.

Einstürzende Neubaten, qué miedo

        Tindersticks bordaron la primera actuación sobresaliente del festival. Sus canciones tristes e intensas no tienen nada que ver con las bromas que se gastaban antes de salir al escenario. A esa hora, Air intentaban sacar lo mejor de su vertiente pop sin que se les notara en exceso su ramalazo sinfónico. Pero entonces llegaron los alemanes Einstürzende Neubauten, con Blixa Bargeld al frente, y pusieron una tensión y un desasosiego como nunca se había visto en Benicassim, con sus planchas metálicas, vibradores, bidones e instrumentos imposibles. The Charlatans, a su lado, no daban más que para una canción, “Sprotson Green”, y eso gracias al Hammond, que ensombrece a todo el resto.


The Charlatans, ¿cuándo se pasó el arroz?

        Todavía quedaban dos de los nombres clásicos de la electrónica. Lo de Pet Shop Boys y Kraftwerk no se diferenció mucho: sendas interpretaciones eficientes, con un montaje frío, de sus grandes éxitos. Sucede que los primeros van por el lado hedonista de la vida y convencieron sólo a sus seguidores, que parecían ser muchos, mientras que los segundos, con un guión mucho más cerebral, acabaron por seducir a todos, aunque sus trucos probablemente no causen el mismo efecto una segunda vez.


Scissor Sisters, full monty

        Al día grande, el sábado, le tocó lidiar con la decepción de Morrissey. Los más beneficiados por su ausencia y la necesidad de diversión fueron Scissor Sisters, que aprovecharon su oportunidad con el concierto más bailable y bailado, incluyendo un desnudo integral de Babaydaddy. Son como un chiste, pero de los buenos. Antes Teenage Fanclub, que habían pedido cambiar de hora para no coincidir con Morrissey, volvieron a lucir, una vez más, sus guitarras luminosas y sus melodías celestiales.

Yann Tiersen, el virtuoso se basta solo

        En una noche en la que nadie falló, Yann Tiersen lució su faceta más eléctrica, aunque también tuvo tiempo para recrear Amelie y para tocar el piano con una mano y el acordeón con la otra. Lou Reed quería desquitarse por el fracaso del Xacobeo y no le pudo salir mejor. Lo controló todo, dejó caer varios clásicos y regaló una escalofriante versión de “Venus In Furs”, gracias, en parte, al violonchelo de Jane Scarpantoni.

Los Planetas, la rumba en el FIB

        Belle & Sebastian quisieron repetir, para su final de gira, sus conciertos anteriores en Benicassim -“el mejor festival del mundo, aseguraron”-, pero el repertorio no fue el de las otras ocasiones. Después, a Los Planetas les faltó tiempo: cuando comenzaban a encajar canciones contagiosas una detrás de otra, les dio por versionear con palmeros una rumba de Bambino, finalizando antes de lo que deberían. Es igual, porque Bobby Gillespie, como poseído por el demonio, puso en marcha la apisonadora rítmica de Primal Scream, estruendosa, sucia, peligrosa y abrumadora. Según aseguraron al director Julien Temple, habían dado el mejor concierto de su vida.


Primal Scream: Bobby Gillespie poseído por el diablo

        Aún tenían que llegar los veteranos el domingo. Lo de Arthur Lee sólo tiene una definición: patético o, mejor dicho, la mayor tomadura de pelo en diez años de festival. Dicen que llevaba tres noches sin dormir y que estaba muy afectado por la muerte de su amigo Rick James, pero lo cierto es que su colocón le impedía casi cantar, coger la guitarra o el micro. Su banda le hizo todo el trabajo y el público lo abucheó a gusto antes de desertar en masa. Le aplicaremos lo que decía una tendera de Benicassim, “los fibers, aunque no lo parezcan, son inteligentes”.


Love, ayúdame en este trago, amigo Rick James 

        Nada que ver con Wire, que a sus cincuenta y tantos años demostraron que para atronar, nadie como ellos. Nadie necesita un imperdible para ser punk. ¿Y para hacer brillar el sol? Pues tampoco se necesita ser los Beach Boys, aunque sea Brian Wilson quien se ponga al frente. Lo sentaron en el escenario delante de un teclado que apenas tocaba, leía las letras en una pantalla, se equivocaba al presentar las canciones y todo dio igual, porque encadenó un éxito tras otro de los Beach Boys. Hasta los niños bailaban el rock’n’roll y el surf de los 60 de aquella particular verbena. El mérito era de unas canciones eternas y de una banda de acompañamiento joven, pero excelsa. The Wondermints es su nombre.


Brian Wilson, con el Inserso y The Wondermints de vacaciones por España

        En la recta final, Franz Ferdinand pusieron la actuación más intensa e incendiaria de un grupo novel en 10 años. Spiritualized se perdieron entre su maraña psicodélica, gustando más o menos según las sustancias que cada una hubiera tomado. Lambchop mostraron la misma clase que en la gira de este año que pasó por Pontevedra, aunque la versión esta vez fue de… ¡Sisters Of Mercy!


Teenage Fanclub, del FIB al cielo

        Ya sólo quedaba la electrónica de grandes estadios y trazo grueso de The Chemical Brothers, el punto final apropiado a cargo de la banda amuleto de la suerte de un Festival con visos de continuidad y de apertura. Aún siguen pendientes REM, New Order, David Bowie, The Strokes, Nick Cave y Depeche Mode. Y, una vez más, Morrissey…

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