ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON P J HARVEY
P J Harvey, cuentos ásperos
Uh Uh Her es el nuevo disco de la gran P J Harvey. Tras más de una docena de años en activo, parece que por fin se la empieza a considerar como una artista de las que dejan huella. Justo ahora que ya se la considera el relevo de Patti Smith, ambas coincidieron el mismo fin de semana en España: Patti Smith en el Festimad y P J Harvey en el Primavera Sound, en lo que fue el primer concierto de la gira que sirve para presentar su nuevo álbum.
¿Qué importancia tuvo el lugar donde naciste en la composición de este disco?
– Este disco lo hice en su mayor parte en mi casa en Dorset, rodeada de una naturaleza maravillosa y de paisajes únicos. La mayoría de las canciones quedaron casi finalizadas allí. Decidí pasar mis maquetas hechas en un 8 pistas a un 24 pistas, y lo hice en Devon, a media hora de mi casa y de mí misma. Creo que la belleza de esta grabación está en el hecho de que mantuvo el sentimiento que tenían las grabaciones caseras. Mi pueblo es algo todavía muy remoto. No hay nada. Ni tiendas, ni casas; tan sólo una en una colina. Así que, de alguna forma, estaba el lienzo vacío para que yo lo pintase, sin influencias ni distracciones externas. Fui totalmente libre para concentrarme por entero en mantener las atmósferas que había capturado en mis grabaciones en casa.
¿Cómo te fue tocar casi todos los instrumentos y producirlo tú?
– Fue un disco difícil de hacer, probablemente por haber decidido hacerlo y producirlo yo, con lo que no tuve el lujo del hombro de nadie para mis dudas o preocupaciones. Fue una experiencia agotadora, desconcertante, irritante, enervadora y estimulante al mismo tiempo. Sin embargo, volvería a hacerlo, a pesar de que ha sido casi el trabajo más duro que haya hecho. Sólo lo supera en dureza producir a otro artista, algo que hice con mi amiga Tiffany Anders. Ahora tengo un respeto mucho mayor por los productores con los que he trabajado.
¿En qué encuentras estímulo a la hora de componer?
– Creo que, como persona y compositora, tiro hacia los extremos, al tiempo que me inspiran. Eso me lleva continuamente a distintas partes del globo buscando algo que me lleve a lo nuevo y a lo que sucede ahora mismo, de forma que me saque del sitio en el que crecí y de todo lo inglés que conozco. Con el disco anterior pasé un tiempo en Nueva York, que es justo lo contrario a mi hogar en Dorset. Ahora estoy en Los Ángeles, un lugar algo opuesto a Nueva York. De nuevo he ido más allá y eso me ha inspirado de formas muy diversas, he visto las cosas con otra perspectiva. La próxima parada, Rusia, supongo.
¿Ves tu carrera como una serie de pequeños acontecimientos o como un viaje continuo?
– Diría que mi carrera -me es difícil utilizar esa palabra, de verdad, no me parece que se trate de eso- es como un viaje a través de la música. Ésa es mi vida, ciertamente, un proceso que no para y que cambia continuamente. Y los discos que he hecho son un reflejo de lo que pienso. Uno influye a otro y a la forma en que será el siguiente. Un disco está influido por la clase de persona que soy en un momento determinado de mi vida, lo que he experimentado y lo que he crecido intelectualmente. También esta influido por cómo eres capaz de ver cosas fuera de ti de diferente forma a medida que te haces mayor. Cuando eres joven te pasas todo el tiempo mirando dentro de ti. Así que, al madurar, pasas a ser alguien que ayuda a los demás o lo que sea. No veo mis discos como elementos separados unos de otros. Todos siguen una línea de exploración.
¿Qué prefieres: componer, grabar o actuar en directo?
– Si tengo que establecer una preferencia, sin lugar a dudas que me quedo con las actuaciones en directo, porque es el lugar en el que la música cobra sentido. Creo que la música es algo intangible y me gusta el hecho de que te conmueve pero no puedes atraparla. Pienso que las canciones son más hermosas cuando alguien las toca en vivo, pasan a tu lado en el aire y luego desaparecen. Más o menos lo mismo que cuando vas conduciendo y tienes una sensación parecida al sentirte abrumado por algo hermoso que deja un buen sabor en tu boca, pero que a continuación queda atrás. Por eso la música tiene una fascinación continua e indomable para mí.
Así que lo primero es el directo.
– Claro que disfruto tocando y viendo el placer que produce en la gente tan directamente. Cuando haces un disco no puedes ver esa reacción, pero en directo, cuando la gente se pierde en el momento y tú también, es un momento inspirador y que reafirma tu fe en la vida. Cuando he ido a ver un concierto que me ha encantado, mi vida ha cambiado después. Quiero cambiar porque he visto a una persona actuando que me ha inspirado y ha abierto mi corazón a todas esas posibilidades que antes ni imaginaba. Y ni siquiera me gusta la palabra actuación, sino más bien el hecho de considerar la música como algo en un lugar y en un momento determinado, más que interpretar algo previamente grabado. Es lo que más me gusta de la música. Después, componer, que es algo que pasa por tu lado y tienes que atrapar. Por último, grabar, que es un proceso doloroso, muy difícil, agotador, en el que pierdo toda mi energía y no me deja concentrarme en nada más.
¿Desde cuándo sientes así?
– Cuando empecé a tocar la guitarra a los 18 años, empecé a escribir canciones al mismo tiempo. Quería interpretarlas ya entonces para otra gente, para cualquier amigo que se pasase por casa. No diría que se trataba tanto de confianza en mí misma o de una orden interior, sino del poderoso deseo de tocar esa canción para alguien. Era como estar predistinada a… En primer lugar soy una intérprete, una cuenta cuentos, y quiero que la gente los oiga.