ULTRASÓNICA ARTÍCULO DÚO DINÁMICO

ULTRASÓNICA ARTÍCULO DÚO DINÁMICO

ULTRASÓNICA

ARTÍCULOS 2004


Delicatessen dinámicas

 

La historia de Manuel de la Calva y Ramón Arcusa como artistas es, sin duda,  una historia fascinante y definitivamente atípica. Hijos de familias humildes (de emigrantes vascos y aragoneses respectivamente), encontraron en su Barcelona natal todo lo necesario para el éxito, que exportaron inmediatamente a toda España y a Sudamérica. También como autores, productores o arregladores,  muchas de sus obras han sido grandes éxitos por otros artistas desde Suecia a Australia, desde Francia a Japón. 

Esta historia comienza en los años 50. Manolo es campeón de España junior de natación,  con un tiempo de 1’07” en cien metros,  y juega como titular del equipo de waterpolo del Club Natación Barcelona. Al mismo tiempo frecuenta el Club Hondo de la Ciudad Condal, de gran raigambre jazzística. Visitan ese club, con cierta frecuencia, Tete Montolíu, Lionel Hampton, Ramón Farrán, Roda, y otros músicos de jazz que pasan por la ciudad. Manolo canta en algunas ocasiones temas americanos, acompañado por esos grandes músicos.  

Ramón ha estudiado música desde los nueve años y, por tradición familiar, canta jotas en el Centro Aragonés de Barcelona, donde, siendo aún niño, gana varios concursos de jotas. Su padre le enseña los primeros acordes de guitarra. También dirige una pequeña coral en un grupo parroquial y forma parte de un trío musical con un hermano mayor y otro amigo, que actúa en fiestas benéficas, cantando canciones folklóricas, de Los Panchos, etc.  

Manolo y Ramón se conocen en la empresa Elizalde, S. A. en donde ambos han entrado a trabajar. Coinciden teniendo dieciséis años cada uno, en la misma sección y buscando su futuro: los dos quieren ser peritos industriales (hoy ingenieros) y se ubican en el Departamento Técnico de diseño de fabricación de motores de aviación.  

Todo va viento en popa, terminan sus estudios, y como pasatiempo se reúnen a veces para cantar. Es en la fiesta de la empresa por Navidad donde cantan juntos por primera vez: el “White Christmas” de Bing Crosby. El éxito obtenido les anima a ensayar otras canciones de Paul Anka, de los Cinco Latinos, de Nat King Cole, de Frank Sinatra, de los Everly Brothers, de Elvis Presley, o sea, los ídolos de entonces, aunque tratarán ya desde esos primeros tiempos de añadir su sello personal.  

El Dúo Dinámico nace como tal en Barcelona el 28 de diciembre de 1958. La primera actuación ante público es en el programa La comarca nos visita de Radio Barcelona. Ellos quieren llamarse The Dinamic Boys pero el presentador del programa, Enrique Fernández, dice no saber inglés y los presenta como Dúo Dinámico. Ellos aceptan el nombre y así queda. Ese día firman los primeros autógrafos.

Después de varias actuaciones en la radio, firman su primer contrato. Es para actuar en el restaurante La Masía de Barcelona donde les pagarán 400 pesetas por cantar tres tandas de canciones por noche. Eso es en el verano de 1959. De día siguen trabajando en su empresa, que ahora se llama Enmasa. Duermen cuando pueden, pero poco. Al final del verano deciden dejar su anterior empresa y dedicarse a la música. Sus padres no lo ven claro de momento, pero ellos sí. También actuarán en tardes de brassería con el trío de Tete Montoliu cobrando por ello… ¡la merienda! Los chicos prometen.  

Algunos profesionales de compañías de discos les oyen cantar en una de las salas de fiesta que ya les empiezan a contratar, y después de conversaciones y de varias pruebas, graban su primer disco en el otoño de 1959. Cuatro canciones (“Little Darling”, “Cowboy”, “Alone” y “Recordándote”) forman un EP que rápidamente alcanza gran difusión en la radio y, casi inmediatamente, grandes ventas, las máximas posibles, ya que en la España pobre de finales de los 50 casi no había tocadiscos. En el segundo disco que graban, intentan la aventura de la composición: su canción “Linda Muñeca” obtendrá el mismo éxito que otras canciones del disco.  

A partir de entonces, los nombres de De la Calva/Arcusa, ya como autores, figurarán en casi todos sus discos, tres años antes de que los famosos Beatles, Lennon y McCartney, irrumpieran en el mundo musical. Definen así de una forma completa con sus propias canciones el estilo único que los hace inconfundibles, imitados y, a la vez, bandera musical de una juventud que empieza a despertar como colectivo. El Dúo Dinámico tiene que luchar contra los ejecutivos de su compañía discográfica para defender sus ideas, porque en su sello no quieren grabaciones con grandes coros, grandes orquestas, ni un repertorio original que el Dúo propone. El Dúo Dinámico vence y convence con sus ideas y su éxito.  

El fenómeno de las fans está entonces latente en todo el mundo. Elvis Presley y Paul Anka en EEUU y Cliff Richard en el Reino Unido despiertan locuras entre las chicas más jóvenes. El Dúo tiene también suerte en eso. Cantan un tipo de canción con un estilo nuevo, casi revolucionario, dicen cosas para los jóvenes por primera vez en este país, su vestuario es informal y los jóvenes se identifican con ellos.  

“Quince años tiene mi amor” hace estragos. Todas las adolescentes del país tienen la fotografía o un póster del Dúo Dinámico en sus habitaciones. Los clubes de fans del Dúo Dinámico se forman de una manera espontánea por toda la geografía, y allí por donde van a actuar desatan las emociones de las colegialas y las iras de los padres, que no entienden lo que pasa. La mili, que también hacen juntos en la Base Aérea de Zaragoza, les servirá para hacer planes y prepararse para el futuro.  

El futuro se materializa en forma de más y más EPs de 4 canciones. Ocupan los primeros lugares de las listas de éxito con cada canción que graban, hasta conseguir 17 números 1. Salen en la portada de mas de 200 revistas. Una editorial de Barcelona, Bruguera, lanza un cómic con el Dúo Dinámico de protagonista que alcanza una tirada de casi 100.000 ejemplares semanales. Comienzan entonces las giras por América. Y cuatro películas: Botón de Ancla, Búsqueme a esa chica, Escala en Tenerife y Una chica para dos.  

El Dúo se hace imprescindible también en los festivales de canción que se prodigan por toda España. En varios de ellos consiguen premios, ganando el Festival de la Canción del Mediterráneo en Barcelona con “Como ayer”, cantada también por el trágicamente desaparecido Bruno Lomas; el Festival de la Costa Verde con “Somos jóvenes”; y segundos premios en el Festival de Benidorm con “Quisiera ser” y en otra edición con “Amor amargo”.  

El broche final lo consiguen como autores, ganando por primera vez para España el Festival de Eurovisión en 1968, con “La la la”, cantada por Massiel. La anécdota es que esta canción iba a ser cantada por Joan Manuel Serrat, amigo de Manolo y Ramón por tener en aquel tiempo un manager común, José M ª Lasso de la Vega. Serrat, al final, decidió ir solamente si la cantaba en catalán, creando un problema político de cierta importancia en aquel tiempo.  

Hacia 1972 el Dúo decide retirarse. El último disco grabado en Londres, con todos los medios posibles y hasta con la colaboración del productor de los Beatles, George Martin, como asesor, no tiene el éxito de ventas al que estaban acostumbrados, y deciden marcharse sin grandes aspavientos. La música va por otros derroteros. En España soplan los vientos de protesta, preludio natural de un cambio político, y nacen por doquier cantantes de música folk, poetas de temas sociales y de protesta. Admitiendo el cambio, y desplazada la música de diversión de su sitio, el Dúo Dinámico se va. Se va para siempre.  

Es lo que pensaban, pero la vida se encargaría de demostrarles lo contrario. Como muchos futbolistas cuando terminan su vida activa en el campo de fútbol y se retiran, al Dúo se le ocurre continuar en la música, como “entrenadores”. Aplicarán sus experiencias a otros artistas. Compondrán y producirán a nuevos cantantes. Es un trabajo nuevo y duro. Ya no estarán delante del público, sino tras las bambalinas del teatro, y saben que perderán poco a poco su gran popularidad. No les asusta y acometen su nuevo trabajo con entusiasmo. Sendas compañías de discos les ofrecen un cargo de dirección artística que ellos aceptan de buen grado.  

Para entonces, ya España ha consolidado su democracia, y la gente vuelve a pensar en divertirse. Varios empresarios quieren hacer volver a cantar al Dúo Dinámico. Ellos se han retirado y dicen que no. Lo consigue, después de mucho intentarlo, Antonio Asensio del Grupo Z, quien se empeña en que el Dúo cante en la presentación de El Periódico en Madrid y en Barcelona. Es a finales del año 1978. En ese tiempo, sus canciones, incluidas en películas como El último guateque y Asignatura pendiente o en la serie de TVE Verano azul, reverdecen los éxitos de antaño y preparan su retorno, casi a pesar suyo.  

En la Navidad de 1980, EMI, su discográfica de siempre, decide publicar un LP con los 20 éxitos de Oro, las mejores canciones de los sesenta del Dúo, y el disco se coloca en el número 1, como en los viejos tiempos, vendiendo un millón de copia casi de golpe y porrazo. Tenemos Dúo otra vez.  

Lo que menos podían esperar es que, después de 16 años sin grabar, en el año 86 Sony les ofrezca un contrato para grabar temas nuevos y popurrís de sus antiguos temas. Canciones como “Tu vacilándome” o “Resistiré”, que es elegida por Pedro Almodóvar para su película Átame con Victoria Abril y Antonio Banderas, obtienen otra vez el éxito. 

En 1999 el Dúo Dinámico recibe el Premio De Honor por la significativa labor de una vida como autores y artistas en la gala de los Premios De La Música de ese año. Es un nuevo hito en su trayectoria, y un merecido reconocimiento a su papel crucial en el desarrollo de la música en España. Y así hasta ahora, con el Dúo que sigue sin parar: conciertos por toda España con su eterno repertorio de superéxitos, actuaciones en TV y los inviernos dedicados a composición, grabaciones y producciones (Manolo en Madrid, Ramón en Miami y, a veces, juntos).

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ARTÍCULO DAYNA KURTZ

ARTÍCULOS 2004

Dayna Kurtz, el primer vals

Postcards From Downtown (CD, Dock);

Postcards From Amsterdam (DVD, Dock);

Beautiful Yesterday (CD, Munich-Dock)

“Sé cómo encajar toda clase de ofertas despiadadas…” (“Postcards From Downtown”)

Si alguien nos pidiese que citásemos un artista que abarcase en su obra todo lo mejor de la música del siglo pasado, no lo deberíamos dudar ni un segundo: Dayna Kurtz. Y eso que estamos hablando de una mujer que sólo tiene publicado un disco, Postcards From Dowtown, del año pasado.

¿Cómo es posible? Ella diría que Postcards From Downtown es su primer álbum, aunque, si se indaga un poco más, podríamos discutirlo. Hay seguidores que guardan celosamente alguna grabación en directo; otras se pueden encontrar en páginas de subastas de Internet. Parece ser que existen, también, diversas casetes de sesiones registradas con distintos músicos y productores como Bob Power (D’Angelo, Me’shell N’degeOcello, Erykah Badu) o Craig Street (Cassandra Wilson, Joe Henry, kd Lang). Además, en la propia web de la cantante hay a la venta una grabación de un recital titulado Otherwise Luscious Life.

Todo esto quiere decir que Dayna Kurtz no es una recién llegada. Es más, lleva más de diez años dando conciertos y siguiendo la estela de los músicos de antes de que apareciera el registro sonoro: dar a conocer sus canciones y exponerlas al público. La edición de discos ha sido, hasta ahora, secundario, ni tan siquiera una meta.

Esta mujer, que se define a sí misma como un “animal de carretera” ha pasado esta última década conociendo las pequeñas salas de conciertos de su país y sus ciudades, recorriéndolo en coches de segunda mano y enfrentándose a audiencias ruidosas que no sabían quién era, pero a las que conseguía acallar desde la primera canción. Ha hecho giras sola y abriendo para otros artistas como Chris Whitley, Richie Havens, B.B. King o Ladysmith Black Mambazo.

Ya en 1997, sus compañeros, alertados por lo que se avecinaba, la eligieron mejor compositora del año y la compañía Bug Music (Johnny Cash, Ryan Adams, Buddy Guy, Los Lobos, Wilco) se hizo con los derechos de edición de sus canciones, aunque ella prefirió seguir con sus recitales o retirada en el molino en el que vive y encuentra inspiración, en una ciudad al norte del Estado de Jersey.

Si representa tan bien la música del último siglo, es porque su voz tiene el calor y el compás de las viejas divas del jazz, como Billie Holiday, Betty Carter o Nina Simone, del blues, como Bessie Smith, o del soul, como Aretha Franklin. A ello se le debe añadir el efecto dramático que sólo Tom Waits o Marianne Faithfull poseen, la belleza de los textos de Suzanne Vega, el ingenio poético de Leonard Cohen, la intensidad de Jeff Buckley y Van Morrison, ecos de Patti Smith, Laura Nyro, Joni Mitchell…

Pero, por mucho que evoque a otros, Dayna Kurtz no suena a nadie más. Además, es una excelente guitarrista, intercalando sus textos en unas melodías a ratos lánguidas, en otras ocasiones desgarradas. En los últimos tiempos le ha añadido a sus canciones el color de una guitarra slide, con lo que sus canciones se han reforzado.

En Postcards From Downtown, el álbum que la presenta en sociedad, despliega todo su arsenal. Desde el estribillo lleno de rabia de “Miss Liberty” al emocionante blues de “Last Good Taste”, del contagioso vals “Fred Astaire” a la balada country “Just Like Jack”, Dayna Kurtz utiliza su amplio registro vocal y su desbordante guitarra para mostrarse en todo su esplendor.

Hasta ahora Dayna Kurtz puede haber sido el secreto mejor guardado de la música americana, pero con Postcards From Downtown el secreto se ha revelado en toda su magnitud a todo aquel que quiera descubrirlo. Lo que hace de este disco algo tan especial no es sólo su voz y su guitarra, sino su habilidad para contar historias y para escoger los instrumentos adecuados para que emitan los sonidos más adecuados en el momento justo. Lo que sitúa a Postcards From Downtown en una liga diferente es que, como las mejores novelas negras americanas, puede olerse, saborearse y sentirse.

Está impregnado de peligro, sexo voraz y personajes desquiciados que protagonizan cada una de sus postales dando vida a un paisaje de confusión doloroso. La tensión que se apodera de la atmósfera desde que suena el violonchelo de la canción que lo abre, “Fred Astaire”, nunca decae. Los protagonistas de sus canciones se muestran desesperados, buscando alguien o algo a lo que agarrarse, aunque la mayor parte del tiempo sólo consiguen asirse al fino aire. Algunas veces, incluso acaban ahogándose con sus botas puestas, como en “Somebody Leave A Light On.”

Por suerte, una vez que se ha descubierto parece que no va a volver a desaparecer durante tanto tiempo. Recientemente acaba de editarse un DVD titulado Postcards From Ámsterdam que incluye la actuación que el pasado 5 de junio ofreció en la Sala Paradiso de Ámsterdam. El recital fue grabado por técnicos holandeses -conviene recordar que, hasta el momento, ése es el país en el que mejor respuesta encuentra- y, junto a sus habituales Dave Richards al bajo y Randy Crafton a la batería, aparece el músico holandés Roel Spanjers tocando teclado y acordeón.

Por si fuera poco, está recién editado su segundo disco oficial, Beautiful Yesterday. En él, Dayna Kurtz acude tanto a las canciones compuestas por ella, emocionantes una vez más, como a las versiones de gente tan distinta como Leonard Cohen, Prince o Billie Holiday. En todas, tanto las que mejor salen paradas del envite como aquellas que le quedan más lejanas, sorprende, y eso es algo de lo que pocos artistas pueden presumir. Por lo tanto, parece viva la llama de contar con amigos, conocidos y autores de verdad, lejos de los oropeles, y seguir siendo el secreto más estimulante de la música norteamericana actual sólo al alcance de quien va más allá.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA ARTÍCULO BOXEO Y ROCK

ULTRASÓNICA ARTÍCULO BOXEO Y ROCK

ULTRASÓNICA

ARTÍCULOS 2004


Rock’n’ring, golpes con ritmo

The Beatles con Muhammad Ali

El boxeo y la música han sido como la mano para el guante durante años, tal vez porque comparten más de lo que  quisieran: competición intensa, una industria que exprime al máximo el talento y luego lo abandona, la posibilidad del éxito rápido y dinero fácil y la casi seguridad de que a nadie le interesarás cuando estés abajo y tirado. 

Boxeadores que intentaron cantar

De esa estrecha y particular relación, tal vez el momento más recordado sea “Hurricane”, la canción que Bob Dylan compuso para apoyar la liberación del peso medio Rubin Carter y que dio lugar, años después, a una película interpretada por Denzel Washington. Aquel boxeador había sido encarcelado después de ser dudosamente acusado de matar a tres hombres blancos en un bar, convirtiéndose en uno de los casos judiciales más famosos por su haber derivado en una causa racial.

El boxeador más conocido de todos los tiempos, Cassius Clay -Muhammad Ali- contribuyó a la causa subiéndose al escenario en la gira Rolling Thunder Revue de Bob Dylan de 1975. Seguramente su aparición fue más celebrada que el único disco que editó, I Am The Greatest Soy el más grande-.

Joe Frazier, uno de sus clásicos adversarios, también lo intentó, sin mucho éxito, con una versión del “Knock On Wood” con un grupo que llamó Smokin’ Joe And The Knockouts -Joe Fumador y los Noqueadores-. Más suerte tuvo el púgil Joe Louis, con una decente carrera musical, en especial con “You Can Run But You Can’t Hide”, una canción basada en una de sus recomendaciones a un oponente, Billy Conn. 

La atracción de Ali

Bob Dylan era un gran aficionado al boxeo y no perdió ocasión de recordarlo dedicándole elogios a Ali en más de una ocasión. Además de “Hurricane”, también compuso la canción “Who Killed Davey Moore?”, un acertado retrato del lado más oscuro del boxeo.

Pero Muhammad Ali tuvo más de un admirador en el mundo de la música. Aunque Frank Sinatra era más amigo y seguidor de Rocky Marciano, y aunque compró una participación en los negocios del boxeador Tony Mauriello, no desaprovechó la oportunidad de acudir al Madison Square Garden en 1971 para fotografiar a Ali  en su pelea con Joe Frazier para la portada y un reportaje especial de la revista Life.

Tampoco Elvis Presley se resistió a los encantos de Muhammad Ali. En el 73 fue él el presentador del boxeador en una de sus peleas, en la que éste se presentó con un bata blanca que decía “El campeón de la gente”. A Elvis le gustaba el mundo del ring, y así lo pudo demostrar en su película de 1962 Kid Galahad.

Músicos que intentaron boxear

Ninguno de los tres grandes de la música se lanzaron al cuadrilátero, pero otros músicos sí. Bo Diddley se hizo un nombre en el circuito juvenil mientras que el capo del sello Motown, Berry Gordy, peleó profesionalmente como peso mosca en 15 combates, antes de que su carrera se viera truncada por el Ejército. No iba mal encaminado, ya que su entrenador se pasó luego a llevar la carrera del recordado Joe Frazier.

Uno de los sparring de Berry Gordy fue Jackie Wilson. Durante un tiempo peleó como peso welter, ganando algún título, hasta que su madre, cansada de las cicatrices, lo convenció de que se dedicase a la música. Curiosamente, fue su reunión con Berry Gordy para componer “Reet Petite” lo que inició su fulgurante carrera en el soul.

Marvin Gaye, desencantado de la música a finales de los 60, se ofreció como jugador profesional de fútbol a los Lions de Detroit cuando tenía 31 años, pero, al ser rechazado, se decidió por el boxeo. Durante meses entrenó en el gimnasio de su ciudad hasta que decidió grabar What’s Going On y abandonar los guantes definitivamente.

James Brown podía haberse convertido en el padrino del pugilismo, y no del soul, si hubiese continuado con su carrera tras ganar las tres peleas en las que participó como profesional. Al ver a Little Richard encima de un escenario todo cambió. Irónicamente, cuando estaba casi olvidado, a principios de los 80, su canción “Living In America” para la película Rocky IV le dio su mayor éxito en 20 años.

En Jamaica, el boxeo tuvo siempre una atracción similar al reggae, y muchos músicos se sintieron atraídos por el ring, como, por ejemplo, el legendario Prince Buster o el mítico productor Lee ‘Scratch’ Perry, quien en sus días de púgil era conocido como ‘Little’ Perry.

Pero no sólo los músicos de color se acercaron al boxeo. La afición fue más allá de las portadas pugilísticas de músicos blancos como, por ejemplo, Let’s Dance de David Bowie, Flamingo’s de Enrique Bunbury o Peace & Love de The Pogues. Billy Joel dividió los primeros años de su carrera entre el piano y el ring. En su momento admitió que lo que le había llamado la atención era la imagen varonil del boxeo, aunque lo abandonó al descubrir que no tenía el instinto matador y después de que le rompiesen la nariz en uno de sus 22 combates.

También Chris Isaak comenzó como campeón juvenil del peso ligero, antes de aceptar una beca para marchar a Japón un par de años y descubrir que lo que realmente echaba de menos eran los primeros tiempos del rock’n’roll.

En estos últimos años se ha establecido una curiosa relación entre el rap y el mundo del boxeo. Public Enemy ya hablaban de uno de sus ídolos, Muhammad Ali, en el “Timebomb” de su debut Yo! Bumrush The Show. Mike Tyson sirvió de inspiración a “I’m Bad” de LL Cool J y a “I Think I Can Beat Mike Tyson” de Jazzy Jeff and The Fresh Prince. Pero a Tyson el grupo que realmente le gustaba era Public Enemy. En uno de sus mantos escribió el conocido “Don’t Believe The Hype” de Public Enemy y en el 89 se negó a pelear si, en lugar del himno nacional, no sonaba antes del combate el “Fight The Power” del mismo grupo. 

Canciones para una velada en el ring:  

         Bee Gees: “Saved By The Bell”

         Big Youth: “George Foreman”

         Bob Dylan: “Hurricane”

         Dennis Alcapone: “Cassius Clay”

         Elvis Costello: “TKO”

         Everything But The Girl: “Boxing And Pop Music”

         Georgie Fame: “The Ali Shuffle”

         Hazel: “Joe Louis Punch Out”

         Jo Boxers: “Boxer Beat”

         Johnny Wakelin: “Black Superman (Muhammad Ali)”

         Simon And Garfunkel: “The Boxer”

         The Supremes: “You Beat Me To The Punch”

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA ARTÍCULO PREVIO FIB HEINEKEN

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ARTÍCULOS 2004


Festival Internacional de Benicàssim: estío musical

Benicàssim: ciudad costera y turística de la costa de Castellón, a unos 15 kilómetros de su capital. Benicàssim: lugar donde se celebra cada primer fin de semana de agosto el festival musical más importante de España. Las dos acepciones compiten ya en el subconsciente de todos desde no hace mucho.

Todo es mérito de unos locos que, hace ahora diez años, se propusieron montar el gran festival estatal de la música independiente, al estilo de otros que se venían celebrando en Europa. Nueve ediciones les han bastado para consolidar su propuesta, con bastantes cientos de artistas que ya han pasado por sus escenarios, muchos de ellos en la única visita que han hecho a un festival de aquí, incluyendo a nombres como Björk, The Cure, Radiohead, Massive Attack, Oasis, Sonic Youth, Fatboy Slim, Pulp, P J Harvey…  

Por eso, lo que diferencia a Benicàssim del resto de los festivales es el cartel de grupos que logran reunir en cada edición y que intenta, cuando menos, mantener el nivel año tras año, incluyendo siempre a artistas que viven su mejor momento creativo y artístico y que gozan del total respaldo crítico y de los verdaderos aficionados a la música. Sí, la piscina detrás del escenario ayuda, y muchas bandas esperan con impaciencia la llamada para poder asistir al festival. 

Como no podía ser de otra forma, la organización ha preparado una edición muy especial para celebrar su décimo aniversario los próximos 5, 6, 7 y 8 de agosto. En esta ocasión, tirando literalmente la casa por la ventana, se ha conseguido mantener la relación entre independencia y calidad de todas las ediciones anteriores -o sea, crecer sin traicionar su espíritu-, con una mayor relevancia a lo que empezó a ser algo habitual, aunque un tanto anecdótico, en las pasadas ediciones: recuperar grandes nombres de la historia del pop-rock que aún siguen estando totalmente vigentes. 

Si por el FIB Heineken ya pasaron en los últimos tiempos Suicide, Big Star, Paul Weller o Donovan, lo de este año es sobresaliente. Ahí están tres nombres que por sí serían más que suficientes para montar un festival: Brian Wilson, líder de los Beach Boys, en su primera actuación en solitario en España, ya cumplidos los 60: Kraftwerk, en una de sus contadísimas apariciones en España; y Love con Arthur Lee que, aunque no hace mucho aún que hacían una pequeña gira por España, también es cierto que fue sin la orquesta que los acompañará en uno de los escenarios del FIB.

Palabras mayores, aunque a su lado hay otro nombre histórico que siempre hay que ver, Lou Reed, que además presenta un relevante disco en directo, Animal Serenade. Conviene no olvidar a Wire, que ofrecerán, a buen seguro, el concierto menos complaciente y más potente de todo el festival.

A estas alturas, clásicos son ya también Einstürzende Neubaten -hace casi dos décadas que no tocan en España-, Pet Shop Boys, The Chemical Brothers -clásicos en Benicàssim, que no han querido perderse este aniversario-, Lambchop, Belle & Sebastian, Tindersticks, The Charlatans, Spiritualized, Ash, Primal Scream, Teenage Fanclub, Yann Tiersen… A su lado estarán recién llegados de fuerte tirón como Franz Ferdinand, Kings Of Leon, Scissor Sisters, The Shins, Colder…

No es todo. Varias bandas estatales redondean el plantel, al igual que en ediciones anteriores, seleccionadas entre lo mejor de la oferta de los sellos independientes más combativos: Cooper, Los Planetas, Grupo Salvaje, Fangoria, Migala, Pauline en la playa, Maga, Polar o The Sunday Drivers, junto al grupo ganador del concurso de maquetas convocado por la organización -y al que se presentaron cientos de demos-: Virüs. 

Además, entre el 1 y el 9 de agosto se celebrarán en la misma localidad castellonense otras actividades complementarias a los conciertos, como el V Festival Internacional de Cortometrajes, la VII Muestra de Teatro FIB-actúa, la VII Pasarela de Moda Mustang Fashion Weekend, la VI Cita con la Danza, la VII Exposición de Arte y distintos cursos de verano organizados con la Universidad Jaume I de Castellón.  

Todo esto se podrá ver en el mismo emplazamiento de los cuatro últimos años, junto a la carretera N-340 a su paso por Benicàssim, con capacidad para 30.000 personas y convenientemente señalizado. El abono para los cuatro días, incluidos nueve de acampada -la eterna cuestión pendiente del Festival, y que esperemos que este año se resuelva de una vez por todas- cuesta 152 euros, 140 euros para tres días y 55 euros la entrada de un sólo día. Para más información y compra de entradas: 

Internet: http://www.fiberfib.com

Teléfonos de venta de entradas: 902-332211; 902-400222

Oficina de Turismo de Benicàssim: 964-300962

Salidas desde Galicia: contactar con Breakpoint 986-205588.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA ARTÍCULO AVIONES Y ESTRELLAS DEL ROCK

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ARTÍCULOS 2004


Los desmanes de las estrellas del rock en los aviones

Courtney Love y Björk 

         ¿Hay algún extraño vínculo entre ser una estrella del rock y comportarse como un imbécil a la hora de coger un avión? Parece que sí, por lo menos en una proporción mucho mayor que en cualquier otro medio público de transporte. Puede que sean los nervios, la barra libre de la primera clase o el jet-lag, pero lo que es cierto es que los casos de artistas desquiciados avión a 10.000 metros sobre el nivel del mar o en un aeropuerto son bastantes. Repasamos los más llamativos.

PETER BUCK (REM): Según se demostró posteriormente en su aparición ante el juez, el 21 de abril de 2001, en un vuelo entre Seattle y Londres, dos días antes de un concierto en Trafalgar Square, el habitualmente tranquilo guitarrista de REM se tomó un par de pastillas para dormir aunque, y aquí comenzaron los problemas, las mezcló con alcohol. Cuando le impidieron beber más, rompió una nota de advertencia que le habían pasado, puso un compacto en la bandeja de la comida -pensando que se trataba de un reproductor de compactos-, tiró una cuchara de yogur a la tripulación y se sentó al lado de una desconocida de primera clase asegurando que era su esposa. Más adelante reconoció estar “profundamente avergonzado por el incidente”. Suponemos que ahora leerá bien los prospectos de las pastillas que se toma. 

IAN BROWN (STONE ROSES): En su caso, su aparición ante el juez tuvo menos suerte. Acabó pasando cuatro meses entre rejas por lo que había hecho en un vuelo en febrero de 1998, y eso que su pecado era similar al de Peter Buck: un exceso de alcohol que acabó con Ian Brown golpeando en la puerta del servicio, gritando a la tripulación y amenazando con un expresivo “cortaré tus jodidas manos” a una azafata de British Airways. 

BJÖRK: En 1996 las cosas no le fueron tan bien a la diva islandesa. Después de ser pasto de los tabloides británicos, un fan trató de enviarle una carta-bomba. Por aquellas fechas, al llegar al aeropuerto Don Muang de Bangkok, un periodista trató de sacarle unas fotos junto a su hija Sindri. Björk empezó a asestarle tales golpes que el osado reportero tuvo que ser atendido en el hospital. Las imágenes quedaron registradas y dieron la vuelta al mundo. “Esa mujer que nunca le ha pegado a nadie, pero que pierde su carácter cuando van a por su hija,” parece que fue el comentario del director Lars Von Trier para justificar haberle ofrecido el papel principal en su película Bailando en la oscuridad.  

LIAM GALLAGHER (OASIS): No uno, sino dos son los incidentes conocidos hasta el momento del menor de los Gallagher, Liam -¿quién si no?-. El primero sucedió en 1988, cuando en un vuelo entre Hong Kong y Australia, empezó a tirar la comida, insultar a la tripulación, se negó a dejar de fumar y amenazó al piloto que trató de calmarlo. Según la aerolínea, Cathay Pacific, todo se debió al “típico comportamiento de un borracho”. La compañía le tiene vetado volar con ellos. Tres años después, el 12 de enero de 2001, cuando iba a coger un vuelo desde el aeropuerto londinense de Gatwick a Rio de Janeiro, para participar en el Festival Rock In Rio, le dedicó varios gestos obscenos a la azafata que le atendía, tocándole también el trasero. Vamos, nada nuevo en él. 

COURTNEY LOVE: En los últimos meses de su conducta impredecible se puede esperar cualquier cosa. Así que lo del 2 de febrero del 2003 en un avión de Virgin Atlantic en vuelo de Los Ángeles a Londres -en donde iba a participar en una gala benéfica organizada por Elton John- no cogió a nadie desprevenido. Según el informe policial, a bordo se dedicó a insultar a la tripulación, actuó de forma violenta, se negó a sentarse y ponerse el cinturón. Al día siguiente, en Londres, llamó a un fotógrafo de la revista Q y se paseó desnuda en un taxi por Londres. Dos días intensos, vaya que sí. 

RONALD CHENG: Este tipo, desconocido en Occidente, pero una estrella del pop en su país, se emborrachó en la primera clase de un vuelo de Los Ángeles a Taipei, empezó a fumar, gritó obscenidades a la tripulación y se arrastró por el suelo del avión. También agarró a una azafata y la encerró en uno de los compartimentos para maletas del avión, del que la tuvo que sacar el capitán del aparato. El avión se vio forzado a aterrizar en Alaska y el ídolo del pop fue recluido en un hospital psiquiátrico. 

DUFF McKAGAN (GUNS N’ ROSES): En el caso del bajista de Guns N’ Roses, lo suyo acabó en multa. Su pecado: mear en la moqueta de la primera clase de un avión 747. El precio: 20.000 dólares. Barato no es, precisamente, aunque puede que ni le importase. 

DIANA ROSS: El 22 de septiembre de 1999 Diana Ross no estaba de humor. Después de que una agente del aeropuerto la cacheara, Diana Ross hizo lo propio con los pechos de la agente y le dijo: “¿Qué, te gusta?” El consenso en el aeropuerto parece que fue que no, ya que la retuvieron durante unas cuantas horas. 

KYLIE MINOGUE Y MICHAEL HUTCHENCE (I.N.X.S.S.): Según quienes iban en aquel avión, a principios de los 90, los por entonces novios se lo hicieron en el servicio del avión, algo con lo que más de uno ha fantaseado alguna vez. Parece ser que la puerta del servicio se abrió y todos los que iban en primera clase pudieron verlo perfectamente. Cuando le preguntaron a Kylie, ésta comentó: “Los hechos no fueron así exactamente…” No hay constancia de si los sorprendidos espectadores aplaudieron después del espectáculo. 

BRIAN FERRY: El dandy del pop se estaba echando una siesta a la vuelta de unas vacaciones con su familia en Kenia cuando le despertó un perturbado mental que había tomado el control del avión con un cuchillo y pretendía derribarlo con sus 400 ocupantes. Según él, “fue el mayor susto de mi vida”. Curiosamente, el siguiente movimiento de Ferry fue propiciar la reunión de Roxy Music. La pregunta podría parecer una tontería, pero no lo es tanto: ¿Tendría algo que ver haber visto en peligro su vida? 

MUSE: En el 2000, después de haber recogido el premio a la banda revelación del año en una ceremonia de premios británica, se largaron rápidamente para el aeropuerto, donde les esperaba un jet privado que los llevaría a Munich, donde tenían concierto al día siguiente. El motor estalló en llamas en pleno vuelo y tuvieron la suerte de no estar muy lejos del aeropuerto londinense del que acababan de despegar. Salieron casi ilesos del aterrizaje de emergencia. El susto fue tal que tomaron un taxi, volvieron a la fiesta y cogieron la borrachera de sus vidas. 

DIEGO EL CIGALA: Por aquí, también tenemos nuestros héroes particulares. En un vuelo Madrid-Tenerife de marzo de 2003, el cantante le pidió a la tripulación que le colgaran un traje. La azafata le explicó que no existía armario para trajes y le ofreció colgarla en la parte destinada al equipaje de mano. El cantante se negó, la insultó y la amenazó de muerte. La azafata se resguardó en la cabina de los pilotos, y Diego El Cigala empezó a golpear la puerta. A continuación, lo desalojaron del vuelo, y el cantante denunció a la compañía por discriminación racial, ya que, según él, le llamaron “gitano”.

Xavier Valiño

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