QUIQUE GONZALEZ

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON VERANO EN LISBOA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 2005


Quique González, peleando a la contra

 

La noche americana es el quinto álbum de Quique González. No hay duda, es evidente que se trata de un disco cinematográfico. Desdramatizando y manteniendo intacta su política de autor de barrio, dice que es más bien peliculero. La noche americana es, además del término técnico para definir la nocturnidad simulada, la película de François Truffaut que documentaba su obsesión por el metacine.  

Pero hay más. Quique González, que hasta ahora se había revelado como espléndido atleta del rock, corredor energético en sus discos más expansivos (Personal y Pájaros Mojados) y gran fondista (Salitre 48 y Kamikazes enamorados, donde se atrevió incluso con la prueba de campo a través), apuesta en La noche americana por el cine pugilístico. La atmósfera que tema a tema compone transpira el sudor del género.  

Cuando tras innumerables problemas con la industria, huyó hacia delante, hacia la independencia total, ya entonó un gritó de guerra batallador. Clamó a los cuatro vientos en una inspiradora carta que a partir de ese momento ‘pelearía a la contra’. Con lo primero que se boxea es con la cabeza, eso lo dice cualquier entrenador que se precie. Así que desde Kamikazes enamorados Quique González ha aprendido a aprovechar el impulso de sus golpes de talento, beneficiándose de una técnica como escritor de canciones cada vez más depurada. Él mismo nos explica el proceso de creación de este disco y cómo llegó a un título que representase su espíritu: 

“Estábamos tomando una cerveza con Paco Bastante en el bar que está enfrente del estudio, mientras Carlos Raya y José Nortes terminaban de mezclar “Me agarraste”, cuando Paco recordó que había tocado en el mítico Rockola con una banda llamada La Noche Americana. En ese momento me estaba dando el título del quinto disco. Había dado demasiadas vueltas al título desde que meses atrás, en primavera, empecé a escribir una serie de canciones sobre un boxeador y una bailarina de striptease a partir de Kid Chocolate, pero no daba para un disco entero. Rescaté al Kid y El Campeón para un disco más abierto, que ya no se podía llamar Kid Chocolate

En febrero de 2004 habíamos grabado un par de sesiones en La Cabaña, y la canción “Hotel Solitarios” contenía la idea o el motivo principal del disco: tener encaje sin perder empaque. Esto es, aguantar los golpes sin perder la integridad. Pero tampoco sonaba bien como título. “Hotel solitarios” le parecía triste a casi todo el mundo. ¿“73”, quizá? No, demasiado generacional. Lo más asequible era “Vidas Cruzadas”, pero lo relacionaban enseguida con el título español de la película Short Cuts de Robert Altman.  

Alguien advirtió que existía también un film de François Truffaut con ese título, y mi chica me dijo que también se llamaba así a un tipo de iluminación en el cine para rodar de día y simular que es de noche. Mientras escuchaba las canciones las enfrenté a La Noche Americana para ver si las sostenía y me encontré con John Wayne, Steve McQueen (en un verso robado a Sabina), el Bronx y Chinatown, pero también Caracas, La Habana y “La Alhajita”, canción argentina que me enseñó mi amigo Manuel y que  todavía no escuché cantar a Atahualpa Yupanqui, su intérprete universal.  

Además, había venido el gran Jorge Drexler, uruguayo, a regalarnos un trozo de su arte durante los días posteriores a su nominación al Oscar. El tema “El hotel Los Ángeles” está inspirado en Toni Soprano. Y, aparte de los guiños, aparte de Justin y Britney, estaba la naturaleza, no diría cinematográfica, sino más bien peliculera de las imágenes que sugieren las canciones del disco. 

Habíamos grabado unas veinte desde que nos juntamos hace un año con la banda para hacer las maquetas en La Cabaña, y después de dar un par de conciertos en el norte, nos encerramos para grabar trece canciones en Eurosonic (Personal, 98) durante el mes de enero. La mayor parte está grabado en once días a la manera clásica, es decir, tocando todos juntos y en analógico, con un estilo añejo. Bueno, nosotros creemos en estas cosas.  

Richard Dodd, ingeniero de sonido de Tom Petty, Johnny Cash o George Harrison, ha masterizado en Nashville La Noche Americana. Por cierto, la película es del 73 y la gente de mi generación hemos crecido viendo ciertas películas y escuchando canciones que nos han traspasado hasta hacerlas nuestras. Ojalá este disco sea un reflejo de todas esas influencias. Encomendado de nuevo a Carlos Raya y José Nortes, con Jacob al bajo, Toni Jurado a la batería y Joserra Senperena al piano, en un estudio iluminado con tiras de luces del chino, durante el día, grabamos La Noche Americana. 

Xavier Valiño
<a href="http://www.addfreestats.com" > <img src="http://www8.addfreestats.com/cgi-bin/connect.cgi?usr=00802541Pauto" border=0 title="AddFreeStats.com Free Web Stats!"></a>
<script src="http://www.google-analytics.com/urchin.js" type="text/javascript"> </script> <script type="text/javascript"> _uacct = "UA-1011382-1"; urchinTracker(); </script></body> </html>

EELS 2005

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON VERANO EN LISBOA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 2005


 

Eels, el fantasma y el Sr. E

 

 

Mr. E es de esos que si no tuviera manos, haría música con los pies. Al menos, ésa es a la conclusión que uno llega después de escuchar su nuevo disco: la última demostración de talento de E y la prueba irrefutable de que a veces un disco doble es la mejor forma de expresar todo lo que uno lleva dentro, sin dejarse nada.

 

En sus palabras, estos dos discos hablan de “Dios y todas las cuestiones relacionadas con el tema de Dios. También trata de cómo aferrarme a los jirones que quedan de mi cordura y del cielo azul que sale al día siguiente de una terrible tormenta”, añade. “Es una carta de amor a la vida misma, en toda su hermosa y horrible gloria”.

 

El álbum, Blinking Lights, está lleno de instrumentación poco habitual, así como de notables estrellas invitadas. Una canción, “Last Time We Spoke”, presenta al perro de caza de Everett, Bobby, Jr., haciendo un solitario solo. Unas cuantas canciones después, el fan y colaborador de Eels, Tom Waits, grita un solo literalmente en “Going Fetal”.

 

Más tarde, el guitarrista de R.E.M., Peter Buck (haciendo su segunda aparición en un disco de Eels) toca el dobro, la guitarra y el bajo en la canción co-escrita por Buck “To Lick Your Boots”. Además, en un álbum que hace uso del arpa en varias de sus canciones, es interesante saber que el rey del arpa del rock & roll, John Sebastián, de The Lovin' Spoonful, hace una rara aparición tocando el arpa en una canción “Dusk: A Peach In The Orchard”, co-escrita por Sebastian.

 

Blinking Lights es un álbum casero y épico. “Se trata de un reflejo emocional de la condición humana, grabado principalmente en mi apartamento de Los Angeles durante un período de varios años”. En sus dos discos se dan cita canciones sobre la fidelidad, la responsabilidad, la madurez, la dignidad, las decepciones, la comodidad, la esperanza y la renovación.

 

Es el disco más personal de Eels desde Electro-Shock Blues, en 1998. Aquel álbum trataba del casi simultáneo suicidio de la hermana de Everett con la enfermedad terminal de su madre, desde su punto de vista personal. “Este nuevo álbum me sorprende luchando con los demonios familiares, habla de cómo los efectos de las tragedias del pasado se convierten en algo personal en la vida adulta, a veces atrevidamente autobiográfico, y otras veces construido alrededor de las historias de otros”.

 

“Después del éxito comercial de Beautiful Freak (1996), tomé una decisión. Todo parecía ser una experiencia vacía; estar en ese mundo de lo que es ser cool y popular representaba todo lo que yo odiaba y ahora me estaba convirtiendo en parte de ello. Me odiaba a mí mismo más de lo que lo había hecho nunca. Y estaba aprendiendo grandes lecciones sobre lo que realmente importa de esas tragedias que estaban ocurriendo. Necesitaba ir a algún sitio más profundo. Si alguno de los discos vendían menos, no me importaba”.

 

“La familia con la que crecí había desaparecido por completo en 1998. Tuve que enfrentarme a ello mientras hacía Electro-Shock Blues. Pero es algo que nunca va a cambiar y sus implicaciones son demasiado poderosas en mi vida”, dice. Y la ‘maldición’ no acabó en 1998: la prima de Everett, Jennifer, era una de las pasajeras del avión que se estrelló en el Pentágono el 11 de Septiembre de 2001. “Hay una especie de sonido fantasmal en Blinking Lights”, dice Everett, “tal vez porque vivo con un grupo de fantasmas”.

 

Xavier Valiño
<a href="http://www.addfreestats.com" > <img src="http://www8.addfreestats.com/cgi-bin/connect.cgi?usr=00802541Pauto" border=0 title="AddFreeStats.com Free Web Stats!"></a>
<script src="http://www.google-analytics.com/urchin.js" type="text/javascript"> </script> <script type="text/javascript"> _uacct = "UA-1011382-1"; urchinTracker(); </script></body> </html>

THE TEARS 2005

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON VERANO EN LISBOA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 2005


 

The Tears, lágrimas de cocodrilo

 

 

Bueno… Así que Brett Anderson y Bernard Butler están juntos de nuevo. ¡Quién lo hubiera imaginado! Aparentemente, Bernard sí. “Siempre supe que, tarde o temprano, sería así”, dice. Y Brett, por su parte, parece como si, finalmente, hubiera acelerado la desaparición de Suede para poder reunirse con Bernard y plantearle lo que nadie se había atrevido siquiera a imaginar en los diez años anteriores.

 

“La primera vez que nos vimos de nuevo, en diciembre de 2003, me dijo que quería formar una banda”, recuerda Bernard. “Evidentemente, durante años, siempre había querido grabar este disco”. Y así empezó todo, con el mejor dúo de compositores del Reino Unido desde Morrissey y Marr, nuevamente trabajando codo con codo, escribiendo sin ningún objetivo concreto. Hubo de pasar cierto tiempo hasta que se dieron cuenta de que realmente estaban metidos en algo, algo que habían dejado inconcluso en 1994, cuando Bernard abandonó Suede, justo antes del lanzamiento del segundo álbum de la banda, Dog Man Star.

 

“La música es realmente muy, muy inspiradora”, afirma Brett. “No quiero parecer ingenuo, pero resulta muy emocionante trabajar con alguien que cuida tanto lo que hace. Durante años, desde que Bernard dejara Suede, fui yo quien llevó la voz cantante, pero ahora la apuesta es más fuerte. Me siento como si estuviéramos librando un duelo, en una especie de competición amistosa. Cuando estábamos en nuestro mejor momento, era siempre así, con cada uno de nosotros tratando de superar al otro”.

 

Desde fuera, Here Comes The Tears se percibe realmente como un trabajo que rebosa confianza. La voz de Brett sigue cautivando -escucha la pequeña pausa en “Two Creatures”, los exquisitos y emotivos descensos súbitos de “Fallen Idol”-, y pocos guitarristas pueden igualar a Bernard.

 

“Cuando empezamos con Suede, yo quería que sonara como The Smiths, con aquellos discos etéreos y complejos, con mezclas, pero unos directos en los que sólo se oyera la guitarra eléctrica y nada más”, confiesa Bernard. “No he tenido nada que ver con ninguna de las dos cosas durante años”.

 

Para Brett, Here Come The Tears trata, en gran medida, de lo que está sucediendo a nuestro alrededor. “Quería hacer un álbum en el que se reflejaran más el enfado y la actitud de cuestionar las cosas que en lo que había hecho anteriormente”, declara. “Hay muchos elementos de la vida en el siglo XXI que realmente me desaniman, y que encuentro desagradables. “Refugees” trata de cómo los medios de comunicación crean una nueva aspirante a clase inferior, gente que existe en lo más bajo de la sociedad, vendiendo cigarrillos en la esquina. Cuando por debajo todos tenemos las mismas esperanzas, necesidades, miedos y sentido de la familia”.

 

El sarcástico “Brave New Century” retoma este asunto, expresado en sus frases como “Nos sentamos durante horas y devoramos revistas / y adoramos a celebridades de mierda”, que se encadenan con “La Religión apesta a enfermedad / mientras la gente escupe a los refugiados”.

 

Here Come The Tears ha sido producido por Bernard y grabado en su mayor parte en casa. Para él, grabar este disco tal y como quería hacerlo fue una parte importante de un largo proceso sanador. “Cuando todo ese asunto -estar en Suede y dejar el grupo- te pasa cuando tienes 22 o 23 años, no le das importancia”, dice. “Odiaba a todos y todo, y me sentía confundido todo el tiempo. No era capaz de ver lo que de verdad quería hacer”.

 

Ahora, sin embargo, Bernard ha podido hacer canciones intrincadamente, siguiendo la gran visión que tenía en mente, y el resultado es un muro de sonido que a veces parece Phil Spector produciendo a The Spiders From Mars haciendo una versión de “Bridge Over Troubled Water”, pero más exagerada.

 

Otra cosa con la que Bernard no contaba fue con que, “por muy fantástico que pueda ser definir la esencia de una idea en una única obra, es un poco como decorar tu casa; cuando has dejado bonita una habitación, te das cuenta de todo lo que te queda por hacer en el resto de la casa. Un disco era un buen objetivo”, afirma, con el aire de quien sabe que hay mucho más detrás.

 

Ah, ¿y ese gran estallido de guitarra? Sí, The Tears en vivo son una propuesta energética. “Tocar en directo verdaderamente es una gran motivación para mí”, afirma Bernard. “Si hay algo con lo que me siento cómodo es estando encima de un escenario, tocando la guitarra”.

 

Xavier Valiño
<a href="http://www.addfreestats.com" > <img src="http://www8.addfreestats.com/cgi-bin/connect.cgi?usr=00802541Pauto" border=0 title="AddFreeStats.com Free Web Stats!"></a>
<script src="http://www.google-analytics.com/urchin.js" type="text/javascript"> </script> <script type="text/javascript"> _uacct = "UA-1011382-1"; urchinTracker(); </script></body> </html>

MOBY 2005

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON VERANO EN LISBOA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 2005


 

Moby, renacimiento y limpieza

 

Moby. Inconformista. Independiente. Con un estilo personal y múltiples facetas. Superviviente del punk rock. Pionero de la cultura rave. Icono del underground de ventas multimillonarias. Amante de la música house. Compositor de bandas sonoras para el cine. Pinchadiscos superestrella. Titán del techno. Innovador. Agitador. Remezclador. Locuaz y charlatán. Fan de los Simpson. Internacionalmente reconocido como Hombre del Renacimiento en el pop. Su nuevo disco se titula Hotel.

¿Por qué se llama Hotel el nuevo álbum?

– El nuevo disco se llama Hotel por varias razones y si fuera a sentarme aquí y empezar a ir contando una a una, me llevaría un buen rato. En primer lugar, cuando estoy de gira, me alojo en un montón de hoteles y lo que más me fascina de los hoteles es que cuando te instalas, siempre tienes la sensación como si fueses la primera persona que entra en esa habitación. Aunque en tu interior sabes que seis horas antes alguien habrá hecho el amor en esa cama, alguien rompería con su novia, otro habrá utilizado el servicio, así que en los hoteles tienen lugar las cosas más íntimas de una persona, y aún así parecen tan anónimos. Cada 24 horas el hotel se limpia de arriba abajo; esto puede sonar raro, pero creo que es, en cierto modo, análogo a la condición humana. Pasamos una pequeña cantidad de tiempo aquí y le damos tanta importancia a nuestras acciones, a nuestras emociones y a nuestra identidad, y luego morimos,y el mundo se limpia de arriba abajo como si nunca hubiésemos estado aquí. En cierto modo, ése es un pensamiento un tanto deprimente, pero creo que eso también hace que el breve tiempo que estamos aquí parezca quizá un poco más preciado. Ya sabes, conociendo que en un día o en un mes o en unos años será como si nunca hubiésemos estado aquí.

¿Es Hotel el primer álbum que haces sin contener samplers?

         – Cuando me puse a hacer el disco, no estaba intentando hacer un disco sin samplers, pero, de repente, lo había terminado, le eché un vistazo y me di cuenta de que no había ninguno. No deja de ser un tanto irónico, considerando que mucha gente me ve como un artista meramente basado en los samplers, pero no fue algo intencional. Es como una especie de nota aparte al disco, porque acabé escribiendo unos cuantos cientos de canciones y muchas estaban muy basadas en samplers, aunque ésas simplemente no llegaron a entrar en el disco. Así que no es como si hubiese dado la vuelta a una esquina y hubiese renunciado a utilizar samplers. Sólo es que este disco da la casualidad que no tiene ninguno.

¿Crees que hay una especie de temática dominante que recorre todo el álbum?

– Tanto como una temática que recorre el disco… No sé, simplemente es un disco muy humano y está muy basado en mí y en mis experiencias; espero que eso llegue aa gente. Pero no es como un disco de Pink Floyd, que tiene un concepto que lo envuelve todo.

¿Cómo dirías que se relaciona este álbum con tu disco anterior, 18?

        – Creo que, en cierto modo, es una continuación de algunas de las cosas que empezaron en 18. Lo que intento es hacer música muy cálida, emotiva y humana que la gente pueda responder en un nivel muy humano. Me parecía que 18, que me gusta mucho, estaba un poco desenfocado, porque en parte lo hice casi exclusivamente yo solo y no se lo di a escuchar a mucha gente mientras lo hacía. 18 era un poco más largo de lo que tendría que haber sido. Algunos de los temas probablemente deberían haber sido caras B. Hotel está un poco más enfocado.

¿Afecta la reacción de la crítica con tus discos a cómo haces el siguiente?

         – Cuando hago un disco, es muy agradable cuando la gente responde positivamente y, desde luego, si trabajo durante un año o dos para hacer un disco y los críticos lo despedazan, obviamente es deprimente. No es que haga necesariamente un disco que esté orientado hacia los periodistas y hacia los críticos. Quiero decir que es genial si haces un disco y a la gente le gusta, pero si intentase hacer discos que sólo interesase a la prensa, creo que haría discos muy prudentes y hay gente que es muy buena en eso. Hay muchos artistas que han tenido toda una carrera haciendo sólo discos para los periodistas y han hecho discos muy buenos, pero tienden a ser bastante cautos e incluso puede que ni siquiera parezca cauto para nadie más; cuando veo a un artista cuyo enfoque para hacer un disco es bastante calculado y deliberado… No quiero decir nombres porque muchos de ellos son amigos míos, pero se percibe esa especie de cautela crítica.

¿Puedes imaginarte un hotel cuando piensas en este álbum o no es tan claro como eso?

         – Tengo un pequeño restaurante en Nueva York que se llama Teany en el Lower East Side, y el Lower East Side solía ser un barrio muy peligroso y ahora se está renovando rápidamente, pero de la forma más rara, porque todavía hay muchas casas de protección oficial; por otro lado, los yuppies como yo se mudan a la puerta de al lado. Tengo un pequeño restaurante en Rivington Street y justo enfrente de nuestra calle se ha levantado un enorme hotel. La mayoría de los edificios del Lower East Side son viejas casas de vecinos, con cuatro o cinco pisos, y han construido un hotel que se llama el Rivington Hotel que tiene 25 plantas y que es enorme. Parece una nave espacial que acaba de aterrizar en el medio del barrio y a mucha gente no les gusta mucho. Arquitectónicamente, no va con la estética del barrio, pero a mí me encanta, porque la naturaleza de Nueva York es la del cambio constante que crea esa increíble yuxtaposición en la que encuentras una vieja casa de vecinos de 130 años justo al lado de un flamante y reluciente hotel. Así que he observado como se construía este hotel y me hice colega de los que lo construían. Muchas de las fotografías del disco las hicimos en ese hotel. Hasta cierto punto, éste es más o menos el hotel en el que pienso con este disco.

Algunas de las canciones del álbum parece que tienen un marcado tono Bowie. ¿Cuánta influencia ha tenido David Bowie en tu vida y en tu música?

         – David Bowie es mi músico favorito del siglo XX -David Bowie y George Gerschwin- y nunca me pongo a hacer canciones que sean homenajes a mis músicos favoritos, pero creo que acabo haciendo eso, sin querer. Hay una canción llamada “Spiders” que tiene mucho de homenaje a David Bowie, lírica y sónicamente. Lo que ocurrió con eso fue que yo había escuchado que David Bowie había sufrido un ataque al corazón y -esto puede sonar morboso, pero espero que no lo sea- me imaginé lo que hubiera pasado si David Bowie hubiese muerto, así que “Spiders” es específicamente un homenaje a David Bowie. El resto del disco sí tiene ese aire, aunque no sea a propósito, pero no puedes evitar estar influenciado por los discos que te gustaban cuando crecías.

En el pasado has hecho una versión de Joy Division y en este álbum hay otra versión de de New Order. ¿Consideras que esos grupos son una de las grandes influencias en tu música?

         – Cuando era joven estaba obsesionado y enamorado de New Order, David Bowie, Joy Division y Echo and the Bunnymen y esa onda coldwave que va como del 1979 hasta aproximadamente 1983. Aunque han pasado muchos años, todavía me encanta ese híbrido de elementos electrónicos con elementos de rock y música de baile que tiene una especie de característica emocional de angustia.

¿Qué hay de la versión del “Temptation” de New Order?

         – Yo estaba en Teany, mi pequeño restaurante en el Lower East Side, y los chicos que trabajan allí, que tienen muy buen gusto musical, habían traído el Grandes Éxitos de New Order. Escuchaba la letra de “Temptation” y me di cuenta de que no le había prestado atención. Me impactó lo conmovedora y personal que era, así que, en un arrebato caprichoso, me fui a casa e hice una versión muy lenta, tipo balada e hice que mi amiga Laura la cantara. Pensé que había salido muy bien, como una recontextualización de esa letra, y la versión que está en el álbum es, de hecho, la versión maqueta. Teníamos versiones más producidas de este tema pero utilicé esa, porque era más sencilla y conmovedora.

El primer single de Hotel es ‘Lift Me Up’.¿Nos puedes contar algo de esta canción?

– Como sabes, los EEUU acaban de salir de un ciclo electoral muy hiriente. América está dividida y el mundo también, y muchos expertos están como a la espera, intentando analizar y encontrar el sentido de esta división: ¿Lo urbano frente a lo rural? ¿La costa frente al interior? Y, desde mi punto de vista, la gran división en el mundo hoy está, y perdón por ser pretencioso, entre complejidad y sencillez. El mundo es un lugar muy complicado, como todos sabemos, y se mueve muy rápido y está compuesto por trillones de variables diferentes. Algunos de nosotros estamos relativamente cómodos con ese hecho: vivimos en ciudades grandes o en los suburbios y estamos cómodos con el hecho de que el mundo sea complicado, variado e intrincado, pero a mucha gente le resulta muy amenazador, y creo que es lo que ha incitado el aumento del fundamentalismo en el mundo cristiano y en el mundo islámico. Se trata de gente que encuentra gran consuelo en esas viejas certezas que en realidad nunca lo han sido, pero que se han convertido en certezas según ha ido pasando el tiempo. En las elecciones en Estados Unidos había una gran división entre la gente que quería agarrarse a verdades simples, incluso aunque en su interior supieran que ya no tenían importancia o validez, y la gente que reconocía que el mundo es un lugar complicado y variado. Así que la canción “Plain Talking”, que ahora se llama “Lift Me Up”, trata bastante sobre esa simplicidad y ese tipo mentalidad de masas. Cuando veo imágenes de miles de fundamentalistas islámicos o cristianos, lo que veo es este efecto casi narcótico que ocurre cuando gente que piensa igual se junta y grita. Y, ya sean fanáticos de fútbol o fundamentalistas cristianos renacidos, republicanos o islámicos, todos suenan igual y todos se parecen. No hay sutileza en una multitud, y una multitud de verdaderos creyentes, no importa mucho en lo que crean, simplemente están envueltos en esa característica narcótica de pertenecer a un grupo de individuos de la misma opinión.

Además de grabar tu música ambient, también grabas bajo el alias de Voodoo Child. ¿Es así porque no puedes hacer todo lo que quieres bajo el nombre de Moby?

         – Trabajando en Hotel, grabé probablemente entre 200 y 300 canciones, así que cuando tienes un montón tiradas por ahí, tienes que ver qué hacer con ellas: se las das a otros artistas, te inventas pseudónimos o alias, o las sacas como caras B o discos extra. Tengo un montón de música y odio guardarla en un cajón para que desaparezca para siempre.

¿Qué te ha quedado del punk rock?

         – Crecí y toqué en bandas de punk rock. Creo que lo que me ha quedado es esa creencia inherente de que el status quo muchas veces está equivocado, de que lo comercial siempre va a ser con concesiones y carente de significado. Y es más importante creer en ti mismo y en lo que haces que basar tus creencias en las opiniones de otra gente.

¿Qué te ha quedado del acid house?

         – Lo que me ha quedado del acid house y de la cultura rave es sólo el espíritu de pasárselo bien. Han sido muchos, muchos años, pero en 1990, en 1991, incluso hasta mitad de los años 90, esa sensación de 10.000 personas en éxtasis moviendo sus brazos al aire al son de un tema house de gran piano con voces femeninas fue una experiencia muy profunda que, espero, todavía me influye.

¿Está muerta la música de baile o dance?

         – Viviendo en Nueva York y estando tan centrado en trabajar en mi propia música y en todo tipo de cosas complementarias, tengo que decir que estoy un poco desconectado del mundo de la música de baile underground. Me refiero a que salgo, la escucho y la disfruto, pero en cuanto a que la música dance esté muerta o esté en un buen momento… Me gusta lo que oigo. Mis amigos que son DJs pinchan buenos discos, así que, creativamente, parece como que hay cosas buenas por ahí. Sí que parece como que no es tanto la mega industria que fue hace seis años, pero eso está bien. Las cosas cambian.

¿Qué futuro hay para ti después de este disco?

         – Es extraño. Llevo mucho tiempo haciendo discos y, por un lado, me encanta hacer música e irme de gira. Lo único es que es un trabajo raro en el que la mitad del tiempo estás en casa trabajando intensamente en el disco y, luego, paras tu vida y empiezas a viajar, vuelves y recuperar tu vida, pero es difícil llegar a desarrollar una vida o montar un hogar si cada año tu vida se interrumpe durante meses sin fin para ir de gira. No es una mala vida, pero según me hago mayor creo que en algún momento estará bien asentarme un poco más, tener una vida estable y más familiar. Quizá en cinco años ralentice un poco las cosas, pero también hay muchas posibilidades de que en los próximos cinco años haga un disco que a nadie le guste y entonces, ¡el mercado se encargará de ralentizar por mi!

Xavier Valiño
<a href="http://www.addfreestats.com" > <img src="http://www8.addfreestats.com/cgi-bin/connect.cgi?usr=00802541Pauto" border=0 title="AddFreeStats.com Free Web Stats!"></a>
<script src="http://www.google-analytics.com/urchin.js" type="text/javascript"> </script> <script type="text/javascript"> _uacct = "UA-1011382-1"; urchinTracker(); </script></body> </html>

KT TUNSTALL 2005

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON VERANO EN LISBOA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 2005


KT Tunstall, física y química

 

“Bueno, KT sugiere algo más de actitud que Kate, que para mí suena simplemente a hija de granjero”, declara riendo. Ésa es KT Tunstall, una cantante que cultiva un estilo clásico en la tradición de Rickie Lee Jones, Carole King y Fleetwood Mac con un articulado, accesible e inmediato, preparado con raíces, melancólica incertidumbre y ambiente after-hours. O sea, lo último en una línea de cantantes y compositores escoceses contemporáneos entre los que están Texas, Travis, Teenage Fanclub y The Beta Band. 

KT se crió en la ciudad universitaria de St Andrew’s -“hermosa pero escondida, un poco burbuja”- y siempre supo que la habían adoptado cuando nació. “Crecí sabiendo que podía haber tenido un millón de vidas diferentes. Eso le da cierto misterio a tu vida y tu imaginación se desborda”. 

Su álbum de debut, Eye To The Telescope, es la consecuencia creativa de esa imaginación curiosa. “Mis canciones examinan y exploran pequeñas emociones específicas, situaciones o historias”, explica. “Son canciones de mesa de cocina, como una conversación entre otra persona y yo. Es casi como si hubieran enviado a un extraterrestre para recoger muestras de emoción de los seres humanos y reunirlas todas en un disco”. 

La cantante pasó su infancia en las montañas, alejada del mundanal ruido. En realidad, la música no fue nunca parte de la ecuación de su vida hasta que su hermano mayor le descubrió las delicias del glam metal. “Me sentaba fuera de su habitación y grababa su música a través de la puerta”. 

El primer disco que tuvo fue la banda sonora de La historia interminable, pero su favorito, por suerte, es Hunky Dory de David Bowie. “Su sonido me caló de verdad y despertó mi amor por componer música y por las cosas del espacio”, explica. “Cuando era niña me gustaban mucho los libros de ciencia-ficción. Mi padre era físico y solía llevarnos a mis hermanos y a mí cuando éramos pequeños a su laboratorio. Jugábamos con nitrógeno líquido y generadores Van de Graaff. Mi padre tenía las llaves del observatorio de la Universidad de St Andrew y nos llevaba allí en mitad de la noche para enseñarnos el Cometa Halley. Ésa es en parte la razón por la que el álbum se llama Eye To The Telescope (Ojo al Telescopio)”. 

La joven y activa KT empezó a estudiar piano, luego flauta y, poco a poco, su voz de cantante fue desarrollando su térrea individualidad. “Estoy convencida de que aprendí a cantar porque alguien me dio una cinta de Ella Fitzgerald: ella fue mi profesora de canto”. 

En su adolescencia, KT ya había empezado a escribir sus propias canciones, “pero sólo me salían esas tonterías de amor sensiblero. Era totalmente como un vómito de amor ñoño. Pero pensaba que estaba haciendo rock”. A los 16 años, empezó con la guitarra, aprendió ella sola con un libro de un músico callejero y la sensiblería dio paso a una revelación musical.  

Hambrienta de experiencias e independencia, ganó una beca para ir a la Kent School en Connecticut, Nueva Inglaterra, y se empapó de conciertos de The Grateful Dead y 10,000 Maniacs. También pasó un tiempo en una comuna hippy, formó su primer grupo, The Happy Campers, y dio toda una serie de pequeños conciertos informales. “A la segunda semana de tocar en un programa a micrófono abierto ya era  ‘¡la invitada especial desde Escocia!’”, recuerda. 

La siguiente parada en su odisea personal fue un curso de música en el Royal Holloway College, donde intentó sin éxito formar otro grupo. “Conseguí ganar el Battle Of The Bands (un concurso de grupos) ¡con un acompañante a la mandolina! Era yo contra once bandas góticas y gané yo”. 

Tras vencer a los góticos, KT regresó a St Andrews y se metió por completo en la escena de la que salieron The Beta Band y The Fence Collective, formó un grupo y empezó a afilar sus gustos con una dieta a base de James Brown, Lou Reed, Billie Holliday, Johnny Cash y PJ Harvey.  

Unos años más tarde y unas cuantas bandas después, era la hora de la verdad para Tunstall. Volvió otra vez a Londres donde, finalmente, las cosas empezaron a encajar. Se fraguaron diversas relaciones de trabajo y empezó a escribir proyectos con el productor y cantante sueco Martin Terefe, con Jimmy Hogarth y el londinense Tommy D. Con más de cien canciones en el bolsillo, se puso a trabajar en su álbum de debut con su nuevo grupo y con el legendario productor de U2, New Order o Happy Mondays, Steve Osborne, a los mandos. 

Steve era productor e ingeniero de sonido; él hizo de todo. Incluso me invitó a quedarme con él y con su familia para que pudiéramos trabajar más tiempo. Grabamos el álbum en un pequeño y enrevesado estudio en medio del bosque en Wiltshire. Era la casa de un discapacitado. La cabina de voces era la rampa de la silla de ruedas entre su habitación y la cabina de control. Así que podías cantar cuesta abajo o cuesta arriba. Era perfecto, muy crudo. Tiene una pequeña choza en el jardín donde ensayan todos los grupos locales. Era como la película A quemarropa, con Burt Reynolds y Jon Voight”. 

Menos los psicopáticos vecinos, es de suponer. Ni banjos de duelo tampoco. “Yo no quería llevar demasiado equipo al estudio porque cuando tienes que ser ingenioso es cuando consigues hacer música interesante. Tom Waits dijo que si quieres que algo suene como una caja de cartón golpeada con una bota, entonces dale a una caja de cartón con una bota”. 

Este planteamiento visceral está inspirado en la reciente conversión de KT al silbar y crujir de los primeros blues. “En general, soy una persona positiva y atolondrada pero me encanta el lado oscuro de la música y siempre querré explorarlo. Mi disco suena positivo, pero no hay duda de que hay cosas ocultas”.

Xavier Valiño
<a href="http://www.addfreestats.com" > <img src="http://www8.addfreestats.com/cgi-bin/connect.cgi?usr=00802541Pauto" border=0 title="AddFreeStats.com Free Web Stats!"></a>
<script src="http://www.google-analytics.com/urchin.js" type="text/javascript"> </script> <script type="text/javascript"> _uacct = "UA-1011382-1"; urchinTracker(); </script></body> </html>
1 14 15 16 17 18 19