QUIQUE GONZALEZ

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON VERANO EN LISBOA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 2005


Quique González, peleando a la contra

 

La noche americana es el quinto álbum de Quique González. No hay duda, es evidente que se trata de un disco cinematográfico. Desdramatizando y manteniendo intacta su política de autor de barrio, dice que es más bien peliculero. La noche americana es, además del término técnico para definir la nocturnidad simulada, la película de François Truffaut que documentaba su obsesión por el metacine.  

Pero hay más. Quique González, que hasta ahora se había revelado como espléndido atleta del rock, corredor energético en sus discos más expansivos (Personal y Pájaros Mojados) y gran fondista (Salitre 48 y Kamikazes enamorados, donde se atrevió incluso con la prueba de campo a través), apuesta en La noche americana por el cine pugilístico. La atmósfera que tema a tema compone transpira el sudor del género.  

Cuando tras innumerables problemas con la industria, huyó hacia delante, hacia la independencia total, ya entonó un gritó de guerra batallador. Clamó a los cuatro vientos en una inspiradora carta que a partir de ese momento ‘pelearía a la contra’. Con lo primero que se boxea es con la cabeza, eso lo dice cualquier entrenador que se precie. Así que desde Kamikazes enamorados Quique González ha aprendido a aprovechar el impulso de sus golpes de talento, beneficiándose de una técnica como escritor de canciones cada vez más depurada. Él mismo nos explica el proceso de creación de este disco y cómo llegó a un título que representase su espíritu: 

“Estábamos tomando una cerveza con Paco Bastante en el bar que está enfrente del estudio, mientras Carlos Raya y José Nortes terminaban de mezclar “Me agarraste”, cuando Paco recordó que había tocado en el mítico Rockola con una banda llamada La Noche Americana. En ese momento me estaba dando el título del quinto disco. Había dado demasiadas vueltas al título desde que meses atrás, en primavera, empecé a escribir una serie de canciones sobre un boxeador y una bailarina de striptease a partir de Kid Chocolate, pero no daba para un disco entero. Rescaté al Kid y El Campeón para un disco más abierto, que ya no se podía llamar Kid Chocolate

En febrero de 2004 habíamos grabado un par de sesiones en La Cabaña, y la canción “Hotel Solitarios” contenía la idea o el motivo principal del disco: tener encaje sin perder empaque. Esto es, aguantar los golpes sin perder la integridad. Pero tampoco sonaba bien como título. “Hotel solitarios” le parecía triste a casi todo el mundo. ¿“73”, quizá? No, demasiado generacional. Lo más asequible era “Vidas Cruzadas”, pero lo relacionaban enseguida con el título español de la película Short Cuts de Robert Altman.  

Alguien advirtió que existía también un film de François Truffaut con ese título, y mi chica me dijo que también se llamaba así a un tipo de iluminación en el cine para rodar de día y simular que es de noche. Mientras escuchaba las canciones las enfrenté a La Noche Americana para ver si las sostenía y me encontré con John Wayne, Steve McQueen (en un verso robado a Sabina), el Bronx y Chinatown, pero también Caracas, La Habana y “La Alhajita”, canción argentina que me enseñó mi amigo Manuel y que  todavía no escuché cantar a Atahualpa Yupanqui, su intérprete universal.  

Además, había venido el gran Jorge Drexler, uruguayo, a regalarnos un trozo de su arte durante los días posteriores a su nominación al Oscar. El tema “El hotel Los Ángeles” está inspirado en Toni Soprano. Y, aparte de los guiños, aparte de Justin y Britney, estaba la naturaleza, no diría cinematográfica, sino más bien peliculera de las imágenes que sugieren las canciones del disco. 

Habíamos grabado unas veinte desde que nos juntamos hace un año con la banda para hacer las maquetas en La Cabaña, y después de dar un par de conciertos en el norte, nos encerramos para grabar trece canciones en Eurosonic (Personal, 98) durante el mes de enero. La mayor parte está grabado en once días a la manera clásica, es decir, tocando todos juntos y en analógico, con un estilo añejo. Bueno, nosotros creemos en estas cosas.  

Richard Dodd, ingeniero de sonido de Tom Petty, Johnny Cash o George Harrison, ha masterizado en Nashville La Noche Americana. Por cierto, la película es del 73 y la gente de mi generación hemos crecido viendo ciertas películas y escuchando canciones que nos han traspasado hasta hacerlas nuestras. Ojalá este disco sea un reflejo de todas esas influencias. Encomendado de nuevo a Carlos Raya y José Nortes, con Jacob al bajo, Toni Jurado a la batería y Joserra Senperena al piano, en un estudio iluminado con tiras de luces del chino, durante el día, grabamos La Noche Americana. 

Xavier Valiño
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