SARGENTO GARCIA 2005

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON VERANO EN LISBOA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 2005


Sargento García, la lucha y el baile continúan

Después del éxito obtenido en Francia por el disco La Semilla Escondida, Sargento García decidió hacer una versión diferente… sólo para España. Con  este fin compuso un tema para Ojos de Brujo, “Seré de Arena”, que grabaron juntos en el estudio Jan Cadela de Barcelona. Además, incluye el remix de Asian Dub Fundation de la canción “More Time”.  

Con tres álbumes que resumen la festiva sensualidad de un ciudadano del mundo, Sargento García se ha convertido en el embajador francés de los ritmos calientes. Su música, -el extremo opuesto del personaje burgués y rechoncho (secuaz del Zorro) de quien tomó prestado el nombre- es picante, resonante, pulcra y revitalizadora, una mezcla acertada y fresca de los mejores ritmos jamaicanos y cubanos. Nunca antes el reggae, la salsa, el son, el cha-cha, el ska, la rumba y el ragga se habían combinado tan armoniosamente en un mismo álbum: un verdadero pionero.

París, 1997. Bruno García, habiendo ya demostrado lo que tenía que demostrar en la escena de rock alternativo (Ludwig Von 88) y con las virtudes cosmopolitas de sus muy alabados sound systems, sienta las bases para un sonido Esperanto al que él denomina salsamuffin. Con origen en el Caribe, pero libre para transitar entre la inspiración y el encuentro fortuito, esta poco convencional y original alianza de sonidos se convierte en algo muy popular.

Con los miembros fijos de Los Locos Del Barrio, un ecléctico contingente procedente de la escena afro-caribeña-latina-parisina, Bruno recorrió toda Francia, y luego respondiendo al reclamo internacional actuando sobre todo en países de hispanos y en Estados Unidos.

Los tres primeros álbumes de Bruno –Viva el Sargento (1997, reeditado recientemente en el sello Labels), Un poquito quema’o (1999, el libro de normas de la salsamuffin), Sin fronteras (2001, un manifiesto nómada que se bifurca para explorar el Mali de Amadou et Mariam, y el mundo gitano de Balbino) se idearon en París utilizando ingredientes exóticos.

Con su cuarto álbum, La Semilla Escondida, Sargento García tomó el camino opuesto, volviendo a los orígenes de estos estimulantes estilos musicales para grabarlos allí mismo, en el lugar de donde proceden, en un estudio, con experimentados músicos. Una vez que se terminaron de hacer las maquetas, la grabación y mezcla finales tardaron en hacerse cinco meses. “No es una gran cantidad de tiempo considerando que es un proyecto bastante particular y ambicioso, que se grabó en tres países distintos”.

“Cuando empecé por primera vez a trabajar en este proyecto, mi objetivo era combinar los dos sonidos que más me gustan: la música jamaicana y la cubana. Esta mezcla de culturas contiene todo lo que busco y defiendo: lucho por un mundo sin fronteras, pero con muchos más colores”.

Y, desde luego, que es eso de lo que se trata: fronteras. Bien sean artísticas o geográficas, el único deseo de Sargento García es saltárselas, traspasarlas. Y así él crea puentes entre las distintas islas caribeñas, donde la fusión cultural y las mezclas son ya la norma, un perpetuo frenesí de estilos que se extienden y se alimentan de sus diferencias, juntándose inesperadamente al azar, con sorprendentes ramificaciones. “La música sólo se puede entender en términos de mezcla y fusión. Todo lo que escuchamos hoy en día es el resultado de una unión de sonidos”.

Sin embargo, a diferencia de pretendientes oportunistas que alegremente se suben a la ola de música latina, Sargento García no puede unir dos grandes estilos musicales sin alterar para siempre sus respectivas esencias y sabores.

La Semilla Escondida es mucho más que un nuevo capítulo en la road movie musical caribeña que comenzó Bruno hace unos años. No hay nada de seguir los familiares senderos del pasado. El terreno, aunque familiar, se está reinventando constantemente. El paisaje se materializa con más agudeza, mientras que Sargento García descubre implacable y sin descanso nuevos cruces de caminos y rastros escondidos. Pero la búsqueda por el cambio y la sed de aventura permanecen inalteradas. Las modificaciones ocurren dentro del marco de la continuidad. El objetivo es soltar amarras manteniendo el mismo punto de anclaje.

“Long Time” es un reggae tradicional construido sobre un ritmo ragga, en el que Bïonik y Hector cantan una oda a la amistad. “Revolución” es una prueba innegable de que Jamaica y Cuba pueden unirse con asombrosa afinidad”. Secciones candentes de vientos celebran la unión de la salsa y el reggae, cuya fusión nunca había sido tan comedida.

En el muy suave “El asalto”, las burlonas flautas evocan un baile de novios con la sección de vientos. “Mi última voluntad (Tonite)” es una pieza optimista y de reggae salvaje, una ráfaga de energía positiva que recorre todo el cuerpo. “Equilibre est fragile”, un tema comprometido con lo político, es un encendido manifiesto reggae, ardiente, temerario y nerviosamente tenso, una epístola llevada a su punto de ebullición que irradia puro coraje”. Se nota que las voces de Bruno han adquirido más expresividad y más fuerza.

El regreso” traslada a los oyentes atrás en el tiempo unos cuantos años, con un riff cha-cha-chá de otra época, que conserva su intemporal belleza. “Tu no sabes na” es un largo e hipnótico cántico potenciado por un fabuloso trabajo de percusión que se parece a los ritmos religiosos utilizados por los rastas para entonar los salmos bíblicos. “Poetas” denuncia a los dictadores y falsos profetas que tienen las manos manchadas de sangre”. Como se puede ver, al igual que en toda la trayectoria de Sargento García, las melodías alegres se alternan con temas de lucha, y el baile no interfiere con la capacidad de pensar. 

Xavier Valiño
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LOVE OF LESBIAN

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON VERANO EN LISBOA

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ENTREVISTAS 2005


 

Love Of Lesbian, pornografía emocional

 

 

         Tras Microscopic Movies (Pussycats, 1999), Is It Fiction? (K Industria, 2001) y Ungravity (Naïve, 2003), Love Of Lesbian dan el gran salto triple sin red: su conversión el castellano convence, atrapa y resulta en uno de los discos imprescindibles del 2005, Maniobras de escapismo. Santi Balmes (voz, guitarra y teclados) nos pone al día de un paso con tanto riesgo como beneficios evidentes para el grupo catalán.

 

¿Es éste vuestro disco más variado?

– Sí, creo que sí. Es una variedad que viene dada por las letras. Supongo que me encontraba en un momento mega bipolar en mi vida, en el que pasaba de la risa absoluta al llanto desconsolado. Realmente ha sido un año emocionalmente tropical. Tormenta y sol.

 

¿Puede que el cambio de idioma haya traído también intención de soltarse más musicalmente?

– La cuestión es que nos dimos cuenta que las letras condicionaban muchísimo más los arreglos que anteriormente. Había unas imágenes muy vívidas, así que decidimos extremar la intencionalidad en cada tema, como una colección de relatos.

 

¿Surgió el castellano de forma natural?

– Todo vino a raíz de bajar del escenario del Primavera Sound 2004 inmerso en una terrible crisis comunicativa. No me arrepiento de nuestros anteriores discos en inglés, pero era innegable que había un muro de comunicación entre la banda y el público que tenía que romper. Aparte, me daba bastante rabia que la mayoría de las personas no entendieran unas letras que no eran vulgares, pero sabía que el primer paso de acercamiento lo teníamos que dar nosotros.

 

Mishima, Les Phillipes, Sidonie, Standstill, Deluxe o El chico con la espina en el costado también están en el proceso, más o menos avanzado, de cambiar de idioma. ¿Os sentís cerca de estos grupos?

– Me siento muy cerca de la mayoría de estos grupos, más que nada porque hemos compartido escenario con la mayoría, y porque todos son muy majos. Yo creo que el cambio obedece a un proceso de evolución lógica en todas estas bandas. Hay un momento en el que intuyes que ya lo tienes todo dicho en un formato tan suicida como es el inglés en este país, y que necesitas probarte de nuevo, definir una personalidad mucho más contrastada, buscar tu propio espacio expresivo y, a poder ser, que sea único.

 

¿Ha sido más laborioso el proceso de composición?

– Sí, desde luego. El castellano te induce, indefectiblemente, a ser más concreto, y eso exige ser muy sincero o muy imaginativo. Hay cierto tipo de abstracciones que se dan en las letras en clásicos del pop inglés, que, traducidas al castellano, suenan terribles. El formato del castellano obligaba a un reset mental, exigía pensar y sentir en castellano.

 

La canción “Maniobras de escapismo” me trae a la memoria el mejor grupo gallego de todos los tiempos, Golpes Bajos. ¿Habéis seguido su obra?

– Coppini es grandísimo, así como todas las bandas en las que tocó. Hay algo en las letras que salían de Galicia en aquella época que me siguen pareciendo de lo mejor que se ha hecho nunca en España. Esa mezcla de humor enfermo, localismo e internacionalidad a la vez, mezclado con algo que solamente puedo atribuir a la meteorología, una resignación gallega que se emparenta curiosamente con el catastrofismo catalán. Puede que ambos extremos de la península se toquen, ¿no? Para mí, Golpes Bajos y Siniestro Total son una escuela, aunque no un espejo, claro.

 

Una de mis favoritas es “Houston, tenemos un poema”. Supongo que se trata de un guiño a Bowie. ¿Qué más nos podríais decir de la canción?

– Es una canción anti heroica. La tenía en inglés, y el estribillo era muy épico, así que me dije que la letra tenía que ser justo lo contrario. En ella hablo de la cobardía de la mayoría de nosotros. Creo que incluso los cobardes merecen un himno. Cobardes del mundo, compren Maniobras de escapismo.

 

Vuestros textos se revelan tragicómicos. ¿De dónde sale la inspiración?

– De mi bipolaridad. Hay algo químico en mi cabeza que funciona siempre, o en exceso, o en defecto. Deben ser los niveles de serotonina que los tengo súper alterados. Puedo pasar de creerme un genio a una basura de persona en cuestión de segundos.

 

¿Había intención de conseguir un tema o un hilo común, tanto en los textos como en el sonido?

– No. Hubiera sido imposible. Las letras reflejan la vida de un personaje desequilibrado, así que no nos comimos demasiado la cabeza en darle una línea estilística horizontal, sino reflejando estos altibajos.

 

Me da que el orden de las canciones está bastante pensado. ¿Qué pretendíais?

– El orden fue lo peor, nos llevó 15 días confeccionarlo. Hace poco leí a un chaval en su diario que decía que “Maniobras de escapismo es un disco que no tiene ni pies ni cabeza, pero sus canciones, una por una, son verdaderas joyas”. Eso me tranquilizó.

 

¿Ha habido algún artista o disco clave a la hora de plantearse maniobras de escapismo?

– No. Hubiera sido un error; eso se hace en los primeros discos. Escuchamos mucha música, pero ya no nos influye tanto como antes. Pero, de todas maneras, no creo que lo que escuche uno tiene que ser determinante, sino el recipiente mental donde va a parar esa influencia. Si tienes poca personalidad, puedes hacer un calco, por ejemplo, del último disco de The Arcade Fire. Pero si tus locuras o emociones son muy vívidas, estas influencias quedan muy diluidas en el proceso final. Creo que todo radica en ser sincero, hacer pornografía emocional de ti mismo.

 

¿Cómo está siendo hasta ahora la recepción a vuestro cuarto álbum?

– Mejor que cualquier disco anterior. Los comentarios exacerbados me hacen pensar que tendríamos que haber cambiado al castellano antes, la verdad.

 

Después de seis años, ¿cómo se ve la escena de la música independiente en este estado?

– La escena independiente goza de muy buena salud. Pero… ¿Y las radio fórmulas? ¿Y los canales de televisión? Creo que siempre formulamos la pregunta al revés. El mainstream en este país es de lo peor que conozco. Envidio la cultura musical de Portugal.

 

¿Cómo os gustaría que se recordase este disco?

– Como un clásico de la primera década del 2000. ¡Toma ya!

 

Xavier Valiño
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OCEAN COLOUR SCENE 2005

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON VERANO EN LISBOA

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ENTREVISTAS 2005


Ocean Colour Scene, corredores de fondo

La semana que su álbum Marchin Already fue número 1 de las listas de éxitos, arrebatándole el puesto a Oasis, Noel Gallagher tuvo la gentileza de hacer llegar su felicitación a Ocean Colour Scene enviándoles una placa con la inscripción: “Para la Segunda Mejor Banda del Reino Unido”. “Y ya que The Beatles son la primera mejor banda del Reino Unido”, el vocalista y compositor, Simon Fowler, comenta entre risas que “fue muy amable por su parte”.

            Ahora que se edita su nuevo disco, The Hyperactive Workout For The Flying Squad, Simon Fowler se presta a recordar su historia. El grupo se creó cuando dos bandas, The Boys y The Fanatics, se conocieron y se transformaron en una sola. Ambas bandas eran de Birmingham, ambas habían lanzado singles independientes. The Boys eran una formación mod liderada por el guitarrista, Steve Cradock, mientras que The Fanatics, que tenía en sus filas a Simon Fowler, Oscar Harrison y Damon Minchella, se inspiraba en The Velvet Underground. Juntas, se convirtieron en Ocean Colour Scene. El nombre lo encontraron un día que pasaron en la biblioteca local, hojeando libros y diccionarios. El padre de Steve, Chris Cradock, se hizo cargo de las tareas de mánager.

En 1990, la banda firmó un contrato con un sello discográfico local llamado Phfftt Records, y al año siguiente lanzaron el single de debut de la banda, “Sway”. Justo entonces, Phonogram Records absorbió a Phfftt, como suele suceder con compañías así, y Ocean Colour Scene se encontró de pronto en el sello Fontana. Cuando los pusieron en el estudio con Jimmy Miller, el legendario productor de los Rolling Stones, la banda pensó que el sello era genial. Un año más tarde habían cambiado de opinión.

“Empezamos con Jimmy Miller”, recuerda Simon, “que era un bebedor empedernido. Creo que fue una de las primeras ocasiones en las que fui a Londres y me quedé a pasar la noche. Era como decir: estamos en Londres con el productor de los Stones, ¿qué vamos a hacer?” El camino que decidieron tomar sacó a relucir la incompatibilidad entre el productor y la banda desde el punto de vista del trabajo, aunque se lo pasaron muy bien hasta que lo llegaron a descubrir.

Las sesiones con nuevos productores, como Tim Palmer o Hugo Nicholson, tampoco tuvieron mucho éxito. Cuando salió el álbum de debut de la banda, con título epónimo, parecía que su momento ya había pasado. “Salió dieciocho meses más tarde de lo que teníamos previsto”, recuerda Fowler, “y para entonces nadie se acordaba de nosotros y todo el mundo estaba interesado en Nirvana. Además, no era nuestro sonido habitual. Era psicodélico, éramos nosotros tratando de conseguir los sonidos de las bandas que nos gustaban”.

La banda discutió con Phonogram sobre los enormes gastos en que habían incurrido para grabar el disco. Cuando comenzó la batalla legal entre la banda y el sello, los chicos se vieron de nuevo en el paro. Se inició entonces un periodo en su carrera exclusivamente dedicado a componer canciones. Como la compañía había prohibido a la banda tocar en vivo hasta que la disputa se hubiera resuelto, era la única opción que les quedaba.

Con unos ingresos escasos, el mánager, Chris Cradock, que había dejado su trabajo para ocuparse de la banda, estuvo a punto de tener que hipotecar su casa. Con todo, la adversidad no logró romper esta banda. La fe que tenían era como la sangre que los mantuvo vivos.

El regreso de la banda se inició en 1993, cuando Paul Weller les pidió que fueran sus teloneros en algunos conciertos en vivo. Tras las actuaciones en Leeds y Londres, Weller invitó a Steve Cradock a tocar la guitarra en un single llamado “The Weaver”, y también llamó a Simon Fowler para que cantara en su álbum en solitario, Wildwood.

Cradock aceptó la oferta de Paul para acompañarle de gira. Entonces comenzó a invertir en la banda buena parte del dinero que ganaba. “Steve mantenía viva la banda, básicamente”, revela Simon. “Pagó el alquiler del estudio, que era 750£ al mes, mientras todos estábamos en el paro. Yo escribía todas las noches simplemente para que tuviéramos algo que hacer al día siguiente. Muchas de las canciones que acabaron formando parte de nuestro siguiente álbum, Moseley Shoals, más todas las caras b, fueron escritas entonces.

La banda pudo entonces grabar una maqueta, que hicieron circular por la industria. Un músico que escuchó la cinta e inmediatamente ofreció a OCS un hueco en su gira del otoño de 1995 fue Noel Gallagher, de Oasis. El impresionante éxito comercial de su banda estaba ya preparando el terreno para un nuevo capítulo en la música británica, al que la prensa llamaría britpop. Era una etiqueta fácil, pero atrajo la atención sobre un grupo de bandas con gustos e ideales similares; los Stone Roses fueron absolutamente decisivos, como lo fueron The Beatles, The Stones, The Who, The Jam, Bob Marley and the Wailers, The Velvet Underground, Love, Fairport Convention, Primal Scream, una larga lista de bandas y músicos que se la jugaron en su camino para crear hitos en la música.

Después de la gira con Oasis, la banda llamó la atención de muchas compañías discográficas. Habían recibido ya una oferta de un sello japonés y habían empezado a grabar un álbum que iba a ser lanzado sólo en Japón. Este acuerdo fracasó y la banda finalmente firmó con MCA Records, en 1995. “Fue una de las pocas compañías que no nos pidió que cambiáramos de nombre”, cuenta Simon. Con un público cada vez más numeroso, conseguido en sus giras, con Noel Gallagher y Paul Weller defendiendo su causa en la prensa en cada oportunidad, con Kate Moss y Johnny Depp apoyándoles, la banda, después de tres años de ausencia, volvió a los estudios con canciones suficientes como para que Andrew Lloyd Webber hiciera musicales durante años.

A principios de 1996, la banda lanzó su single de debut con MCA, uno de los favoritos en los directos, “The Riverboat Song”, que el popular locutor Chris Evans adoptó inmediatamente para su show semanal en TV. El single, con su insistente y machacón riff, se colocó en el número 15 de las listas de éxitos. El que le siguió, “You've Got It Bad,” funcionó aún mejor, preparando el camino para el lanzamiento del muy apreciado álbum de la banda Moseley Shoals.

Sus canciones llaman la atención porque a menudo se salen del camino obvio, quizá como resultado de su propuesta de componer los temas colectivamente. El método de la banda es simple. Simon funciona como principal compositor, encerrándose a solas en estudios en diferentes momentos a lo largo del año, y saliendo de allí con riffs, melodías y letras. “Uno puede enredar durante media hora o ir directamente al asunto”, dice, a propósito de estas sesiones en solitario. “La canción “The Circle” salió así. Empecé a tocar la guitarra y salió enseguida, palabra por palabra, toda la canción, de un tirón. Otras veces es completamente diferente.”

A continuación, Simon pone los temas, sea cual sea el estado en el que estén, en manos de la banda, que añade entonces sus propias ideas, de ahí el toque inconfundible de sus canciones. “Steve puede escuchar temas que pueden ser trasladados a un sonido de banda de una manera que yo soy incapaz”, dice Simon. “Hay muchas canciones así, que se han transformado una vez que la banda las ha cogido. “The Circle,” por ejemplo, era originalmente una balada”.

En enero de 1997, la banda empezó a trabajar en su tercer álbum, Marchin’ Already. Simultáneamente, se lanzó un recopilatorio de rarezas titulado B Sides, Sea Sides And Freerides, en edición limitada de 200,000 copias, con canciones como “Huckleberry Grove”, “Top Of The World”, y “I Wanna Stay Alive With You”, así como una chispeante versión del tema de The Beatles, “Daytripper”. 

“La gente solí preguntarme entonces si me sentía presionado teniendo que escribir la continuación de Moseley Shoals”, recuerda Simon, “y me parecía divertido que me preguntaran esto. Moseley Shoals fue concebido originalmente para ser lanzado sólo en Japón. Más adelante nos dimos cuenta de que las cosas con la compañía discográfica no eran como las pintaban. Yo sentía cierta presión porque no sabíamos si el disco iba a salir o no. Cuando nos metimos a grabar Marchin’ Already, pensé que el álbum era tan bueno como el anterior. Desbancó a Oasis del primer puesto durante una semana. Fue entonces cuando Noel nos envió la placa con la inscripción “A la segunda mejor banda del mundo”.

Con un público cada vez mayor y convertidos en centro de atención, la prensa no tardó mucho tiempo en empezar a buscar información sobre la banda. Su hallazgo fue descubrir que Simon era gay, un aspecto de su vida que Simon nunca pensó si revelar o no, que es lo que suele suceder con la mayoría de la gente. Esto le hizo pensar, sin embargo, si esta revelación había tenido alguna repercusión en las ventas posteriores de Marchin’ Already, que cayeron a la mitad respecto al álbum anterior.

“Empecé a pensar si era debido a que la prensa hubiera publicado la noticia de mi homosexualidad”, comenta Simon. “No lo sé. No entiendo por qué ese álbum no vendió tantas copias. Existen tantas cosas incomprensibles, pero creo que el disco era tan bueno como cualquiera de los anteriores. Ese periodo fue, probablemente, el momento en el que he sentido más confianza en mí mismo en toda mi vida. Fuimos estrellas de pop durante dieciocho meses. Éramos la tercera banda en ventas en todo el país, y se lo debíamos a Oasis, que preparó el camino para bandas como la nuestra”.

En 1999 la banda comenzó a trabajar en su cuarto álbum, One For The Modern. Acabó siendo el tiempo más laborioso que habían pasado nunca en un estudio. Las sesiones se repetían una y otra vez, las canciones estaban sometidas al control más meticuloso por el equipo de productores, formado por Brendan Lynch y Max Heyes.

“Otra cosa, señala Steve Cradock, “es que, en el caso de los primeros dos álbumes, teníamos todos los temas. Teníamos aproximadamente entre treinta y cuarenta canciones en aquel momento. Para este álbum tuvimos que empezar con doce canciones y era la primera vez que trabajábamos así. Personalmente, creo que los temas que destacan son temas como “Emily Chambers” o “Step By Step”, pero ese álbum llevó mucho más tiempo hacerlo de lo que debería”.   

A medida que las sesiones se iban alargando, inevitablemente, la atención de la banda empezó a cambiar y a centrarse más en sus actividades de esparcimiento que en sus obligaciones musicales. ”Digamos que hacer música no era nuestra principal prioridad en aquel momento”, explica Simon.

Mientras tanto, la relación de la banda con su sello, MCA Records, comenzó a cambiar. La gente que apoyaba a la banda abandonó la compañía. La compañía empezó a presionar al grupo para que sacara un álbum de Grandes Éxitos. La banda se mantuvo firme, les comunicaron que tenían entre doce y quince canciones nuevas y que querían grabarlas.

“Las canciones tenían un aire más folk”, comenta Steve Cradock, “y grabamos el álbum en Gales. Las sesiones de grabación fueron rápidas, por eso en muchas de las canciones se nota ese sentimiento de banda, pero las sesiones para mezclar fueron eternas”. De nuevo, la banda salió de gira, mientras MCA se salía con la suya y publicaba un álbum de Grandes Éxitos un poco más tarde aquel año.

Con ídolos pop y grupos de música pop masculinos arrasando, OCS se encontraron de la noche a la mañana fuera de la circulación. Y pasados de moda, algo de lo que se dieron cuenta en seguida. ”Sabíamos que en MCA nadie daba un puto duro por nosotros”, explica Cradock, “era algo evidente. Así que teníamos que pensar en qué íbamos a hacer al respecto. En un momento dado pensamos que, tal y como estaban las cosas, nunca conseguiríamos otro contrato de grabación, en cuyo caso tendríamos que empezar a colgar nuestros discos en Internet. Pero en ningún caso nos separaríamos. Era solo cuestión de encontrar diferentes maneras de proteger nuestro nido”.

La banda empezó a buscar un contrato y, finalmente, consiguió uno con la compañía que llevaba el apropiado nombre de Sanctuary Records. Ocean Colour Scene regresó a los estudios para grabar el álbum North Atlantic Drift. En cuanto al álbum, por lo que respecta a Simon, el tema principal sigue siendo “una de las mejores canciones que he escrito nunca. Debería haber sido un single”. Pese a esta renovación, el bajista, Damon Minchella, decidió que había llegado el momento de abandonar la banda.

A principios de año, la banda alquiló un pabellón de caza en Escocia y grabó su quinto álbum de estudio con el productor Dave Eringa, que había conocido a la banda doce años atrás, cuando trabajaba como “chico de los cafés” en un estudio de grabación. El álbum fue grabado por tres miembros de la banda, Steve, Simon y Oscar, y Steve cree que esto hizo que la banda se uniera aún más, algo que piensa que será evidente cuando salga el álbum.

Tras terminar el disco en cinco semanas, la banda decidió reclutar a dos miembros más, no sólo para sustituir a Damon, sino también para ampliar el sonido de la banda. Escogieron al bajista Dan Sealey y al guitarrista Andy Bennett, a los que conocían bien. La hermana de Dan está casada con el hermano de Simon, y Andy estaba en una banda llamada Sergeant, que fue telonera de OCS en dos giras.

Además, cuando tenía diez años, iba a los ensayos de OCS, en donde Steve Cradock le daba clases de guitarra. “Aunque parezca una tontería”, dice Simon, “es la verdad. Steve tuvo un sueño en el que veía a Dan y a Andy uniéndose a la banda. Y esto parece una razón suficientemente válida”. “Por supuesto”, apunta Cradock, “son sólo tonterías.” Simon le ignora y explica “Si dos personas tenían que unirse a una banda que llevaba quince años junta, resultaba agradable que fueran dos personas con las que existía algún tipo de relación”.

A continuación, la banda se llevó una sorpresa cuando Sanctuary sugirió de pronto que quizá sería mejor sacar primero un álbum en vivo, y lanzar el álbum de estudio al año siguiente. La propuesta tenía sentido para una banda que se ha forjado un reputación sólida como una roca de tener potentes directos.

“Como nunca antes habíamos hecho un álbum en vivo”, dice Steve, “pensamos que era una buenísima idea. One For The Road era la grabación del repertorio que hemos estado tocando este año”. El álbum se compone de cuatro conciertos que dio la banda el verano pasado: su actuación en T In The Park, en un club llamado Oxygen en Dublín, una en Keighley y su aparición estelar en Guilfest. El disco incluía también dos temas nuevos, “I Love You,” que según Fowler es un intento de unir a Roy Orbison y The Velvet Underground, y “This Day Will Last Forever”, en el que dice todas las palabras mal, convirtiéndolo así en una “versión muy rara”.  

“Nos hemos forjado una buena reputación en los directos”, concluye Simon. “Creo que nuestro éxito radica, aunque parezca extraño, en algo que a la gente le gusta siempre, en las canciones. Quizá somos algo más divertidos que otras bandas como Radiohead, o bandas de ese estilo. Somos más cañeros. Y creo que esto es así porque somos un grupo de amigos, y nos lo pasamos bien juntos. En la línea de The Beatles, The Stones, The Faces”. No es una mala herencia a la que recurrir cuando eres… ¡la segunda mejor banda del Reino Unido!

Xavier Valiño
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SEBASTOPOL 2005

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON VERANO EN LISBOA

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ENTREVISTAS 2005


 

SEBASTOPOL

 

 

El cuarteto radicado en Santiago, formado en febrero de 1984 gracias a un anuncio en el que se invocaba a Joy Division, Sr. Chinarro, Yo La Tengo y Galaxie 500, tiene nueva maqueta, Amigos del Silencio. Contacto: 639444484; lacortinadehumo@yahoo.es

 

¿Formasteis el grupo como un mero hobby o con la intención de llegar algún día a vivir de esto?

– Pues mucho de lo primero y prácticamente nada de lo segundo.

 

¿Qué grupos os impulsaron a la hora de coger un instrumento y crear una banda?

– Tuvimos instrumentos en nuestras manos mucho antes de saber si haríamos algo con ellos, tocando invariablemente a Nirvana o a los Beatles en reuniones tipo CEAC, excepto Edu (el teclista), que toca por obligación a causa de una apuesta que perdió.

 

 ¿Cómo definiríais vuestra música?

– Sebastopoliana… o lowchinarroplanetariocurtisvelvetiana. Algo así.

 

Las decisiones que se han de tomar en el grupo, ¿se toman de una forma democrática o sólo un miembro tiene la capacidad de decidir?

– Interviene todo el mundo, incluso nuestras familias, amigos y animales de compañía.

 

¿Qué proyectos futuros os ocupan ahora? ¿Cuándo tenéis pensando editar algo comercialmente?

– Elegir las canciones que más nos gusten y grabarlas cuando llegue el momento. Comercialmente nuestra actividad es 100% sumergida y puede que ahora que llega el verano se mantenga así unos meses más.

 

¿A qué grupo os gustaría telonear?

– Al Gran Rafael.

 

¿En qué discográfica nacional e internacional os gustaría estar?

– En la misma en la que esté el Gran Rafael.

 

¿Os soléis presentar a concursos? ¿Sirven para algo?

– Los concursos son muy útiles para dar oportunidades a grupos que de otro modo nunca las habrían tenido.

 

¿Sois un grupo de directo o, todo lo contrario, lo vuestro es el estudio y la producción?

– Nos gusta grabar en directo y añadir algunos detalles, pero pocos.

 

¿Qué es lo más divertido que os ha pasado con el grupo desde el día que lo formasteis?

– Conocer al hermano gemelo secreto de Tom Waits.

 

Xavier Valiño
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