ANTONY AND THE JOHNSONS 2005

ARTÍCULOS 2005

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ARTÍCULOS 2005


Antony & The Johnsons, campanadas a medianoche

(Plaza de la Quintana, Santiago. 21/05/05)

        Se ha convertido en una sensación que reclama la presencia de todos los enterados. ¿Cómo, si no, se entiende que la Plaza de la Quintana estuviera repleta de un público joven, entregado y alternativo y que, luego, la mayoría de los conciertos en salas sea casi imposible llegar a medio centenar de espectadores?

        Aun así, al menos, el público parece escoger con tino, por lo que poco importa que sea una moda. Sí, Antony tiene una voz única, de las que aparecen cada mucho tiempo y marca una era. Si hay que buscarle referencias, está claro que hay que ir muchas décadas atrás, antes incluso de la aparición del rock and roll, para enlazarlo con Nina Simone y Jimmy Scott.

        Esa voz es la queda grabada a fuego, engrandecida por una interpretación intensa, emocionante, que parece surgir de la nada desde que aparece por un lateral y se sienta tímido al piano. Ese niño grande desgarbado, desvalido, con alma de mujer atrapada en un enorme cuerpo de hombre revestido con peluca, sabe que su voz es su arma y su gancho.

        Lo demás poco importa. Hasta se le disculpa que lleve un guitarrista clásico que no aporta nada a las canciones -si acaso, un sonido a lo Madredeus que no le pega en absoluto; mejor el solo con su piano-. Incluso sus trucos para atrapar al personal no resultan repetitivos, hasta para quienes lo vimos ya en el Primavera Sound. Como en la Quintana no se entendió a la primera su intención de imitar a los pájaros, lo volvió a intentar más adelante al pedir que todo el mundo susurrase. También se arrancó a capella, con un movimiento de manos que no está lejos de los cantadores flamencos.

        Sonó, sobre todo, su segundo disco, alguna cara B y tres versiones: “The Guests” de Leonard Cohen, “Candy Says” de Lou Reed/The Velvet Underground y aquel “Mysteries Of Love” que David Lynch y Angelo Badalamenti compusieron para la voz de Julee Cruise. Y, casualidades del destino, su momento de mayor intensidad coincidió con las campanadas de la medianoche de la Berenguela, algo irrepetible.

Xavier Valiño

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ULTRASÓNICA ARTÍCULO ANÉCDOTAS DE MORRISSEY

ARTÍCULOS 2004


Morrissey, la respuesta de Manchester a la bomba atómica

 

         Morrissey regresa después de siete años con un nuevo disco. Además, ofrece este verano su primera actuación en solitario en España. Con este motivo, recuperamos alguna de las anécdotas más jugosas de su trayectoria.

– Morrissey fue, a finales de los 70, el presidente del club de fans de The New York Dolls en Inglaterra. En el 81 publicó una especie de fanzine-libro dedicado a ellos. Según Morrissey, “fueron tan importantes para mí como Elvis para el rock’n’roll”. Este mismo año, tras casi 30 años separados, logró reunir a los tres miembros supervivientes para una única actuación en Londres. 

– Sandie Shaw, la recordada ganadora de Eurovisión por su “Puppets On A String”, grabó, por petición de su admirador Morrissey, tres canciones con los Smiths, “Hand In Glove”, “I Don't Owe You Anything” y “Jeane”, así como “Please Help The Cause Against Loneliness”, un tema que Morrissey compuso para su álbum Viva Hate, pero que nunca llegó a editar. A cambio, Sandie Shaw compuso una canción para Patrick Steven Morrissey: “Steven, You Don’t Eat Meat” -”Steven, no comes carne”-. Hay que recordar que Morrissey es vegetariano y que el álbum más celebrado de The Smiths es Meat Is Murder Comer carne es asesinato-.  

– La actuación más exitosa de The Smiths tuvo lugar en Madrid el 5 de mayo de 1985. Según los periódicos del día siguiente, hasta medio millón de personas siguieron su actuación en el Paseo de Camoens de Madrid -200.00 según la policía local-. Curioso, ya que en aquel momento no pasaban de vender más que unos pocos miles de copias de sus discos. Tal vez tuviera que ver el hecho de que fue un concierto gratuito. 

– “You Just Haven’t Earned It Yet Baby” -“No te lo has ganado todavía”-, título de una de las canciones de The Smiths, fue el comentario que el jefe de su sello Rough Trade le dijo a Morrissey cuando éste le comentó que estaba decepcionado con la promoción de The Smiths. 

– Al final de “Some Girls Are Bigger Than Others” se escucha a Morrissey cantando el título de una canción de Johnny Tillotson -el responsable de “Poetry In Motion”-: “Send Me The Pillow You Dream On”. 

– El bajista de los Smiths, Andy Rourke, supo que le habían despedido por una nota que le dejaron en el coche. Uno de los bajistas que han acompañado a Morrissey en solitario supo que le habían despedido a través de un roadie. 

– Gail Colson era el manager de Morrissey cuando su primer disco en solitario, Viva Hate, llegó al número 1. Cuando se lo comunicó, Morrissey desapareció y, durante un mes, nadie supo nada de él. Después despidió a su manager, su contable y su abogado el mismo día. 

– Morrissey estuvo siempre muy interesado en James Dean. Llegó a escribir un libro titulado James Dean Is Dead, muy difícil de encontrar. El video de “Suedehead” fue filmado en la localidad donde nació James Dean, en Indiana. La frase “Will the world end in the daytime or will the world end in the nighttime” de “Strecht Out And Wait” está tomada de Rebelde sin causa

– Según Morrissey, “The Last Of The Famous Internacional Playboys” -“El último de los famosos playboys internacionales”- eran él, David Bowie y Howard Devoto del grupo Magazine. 

– Uno de los sueños de Morrissey se hizo realidad cuando David Bowie, uno de sus héroes, grabó una de sus canciones: “I Know It’s Gonna Happen Someday” para el disco Black Tie, White Noise. Según Bowie se trata de “Bowie intentando sonar como Morrissey haciendo de Bowie.” 

– Sin embargo, cuando fue invitado a abrir los conciertos de la gira de Bowie en el 95, todo acabó mal. Según parece, la presión de tocar para salas medio vacías y no poder despedirse de sus fans, al salir Bowie inmediatamente como si fuera un único concierto, no le gustó nada. Fue el manager el que el 29 de noviembre en Aberdeen tuvo que comentarle a la banda de acompañamiento que no tocarían esa noche, que se acaba la gira para ellos y que Morrissey se había largado en el bus de la gira, con lo que no tenían sitio en el que dormir ni medio de transporte. 

– Los Smiths y Morrissey han grabado versiones de Cilla Black (“Work Is A Four Letter Word”), Herman’s Hermits (“East West”), Elvis Presley (“His Latest Flame”), The Jam (“That’s Entertainment”) y James (“What’s The World”). En directo también llegaron a tocar “Trash” de The New York Dolls. 

– Johny Rogan escribió la biografía no autorizada de Morrissey y Johnny Marr. A continuación, Morrissey comentó que deseaba que el autor muriese “en un choque en cadena en la autopista” y, más tarde, “en un incendio en un hotel”. Sin embargo, cuando tuvo que defenderse ante el juez de la demanda por derechos de autor que le puso el antiguo batería de los Smiths, sacó el libro y le dijo: “Ves, en el título de este libro sólo hay dos nombres: Morrissey y Marr.” 

– Cuando le preguntaron cómo querría ser recordado, Morrissey respondió: “Como la respuesta de Manchester a la bomba atómica”.

Xavier Valiño

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PRETENDERS

The Pretenders, de vuelta a los trabajos forzados

  

         Convertidos en uno de los nombres míticos del rock desde su irrupción con la nueva ola a finales de los 70 y aquel inigualable disco de debut, The Pretenders regresan ahora con un nuevo disco repleto de versiones acústicas y en directo de algunos de sus temas más conocidos y otros rescatados de su larga trayectoria. Leer más

ROCK AMERICANO Novedades

Rock americano: más madera desde los USA


            Siguen llegando buenas bandas y sonidos interesantes desde los USA. Está claro que en cada rincón hay un buen puñado de gente joven empeñados en hacer ruido para incordiar todo lo que puedan, aunque no se lo permitan. Leer más

CAMPUS GALICIA ARTICULO TOM WAITS

CAMPUS GALICIA ARTICULO TOM WAITS

ULTRASÓNICA

ARTÍCULOS 2002


Tom Waits, cabaret lunático

Alice. Blood Money (Anti/Epitaph-Mastertrax)

Hace tiempo que Tom Waits ha trascendido cualquier capacidad de juzgar objetivamente su trabajo utilizando los parámetros de crítica al uso, por lo que no es posible compararlo y contrastarlo con el de otros artistas. Su producción es tan singular que sólo se puede analizar teniendo como referencia sus propios logros anteriores. Con la edición simultánea de Alice y Blood Money, Tom Waits se vuelve a poner exclusivamente en relación a sí mismo sin el más mínimo esfuerzo.

Ambos discos tienen la misma importancia y, al mismo tiempo, son mitades de una única entidad. Aunque casi diez años separan la composición de cada uno de ellos, el material de ambos es territorio familiar en el trabajo de Tom Waits posterior a Bone Machine: un buen montón de instrumentación étnica y añeja, para canciones que intentan armonizar con la atmósfera que crean.

Alice es la ópera vanguardista que hace una década Waits y su colaboradora -y mujer- Kathleen Brennan escribieron para el director Robert Wilson, obra que se representó durante 18 meses en un teatro de Hamburgo. Blood Money está compuesto por las canciones que, de nuevo en pareja, ambos escribieron para la representación en Dinamarca hace dos años de la obra de Georg Bucher Woyzek, con el montaje, otra vez, de Robert Wilson.

Tom Waits siempre se ha encontrado muy cómodo en las áreas oscuras de la mente humana, y estos dos discos encajan perfectamente en el patrón. Alice está basado en las supuestas obsesiones de Lewis Carroll con la niña que le inspiró su Alicia en el país de las maravillas, mientras que Blood Money parte de una historia de 1837 en la que un soldado alemán que ha vivido varios conflictos bélicos se presta a sucesivos experimentos médicos a cambio de dinero, experimentos que lo conducen a matar a su novia y a suicidarse después.

Como profundo estudioso de las obsesiones ocultas de la raza humana y como abogado musical de los perdedores, Waits es la persona perfecta para dar voz a estos dos personajes. Al igual que una película de David Lynch, sus dos nuevos discos son, al mismo tiempo, misteriosos y divertidos, extraños y desalentadores, aunque ofrecen numerosas recompensas al oyente.

Como siempre, lo primero que sorprende es la voz, con tantas marcas como la cara de Charles Bukowski, lo que quiere decir que se trata de un instrumento áspero, ronco y crudo, que estalla en un júbilo maníaco, que parece bañado en bourbon y que suena rabioso en su libertad. Y que nadie piense que cuando canta utiliza algún tipo de truco y no pura emoción: que alguien intente seguir los textos en el mismo tono burlón y malhumorado que él y no parecer ridículo. Entonces podrá apreciar la profundidad de su don y cuán lejos ha llegado con la bestia que ha creado.

En “Kommienezuspadt”, de Alice, con una abundante maquinaria de fondo, Waits canta como un poseso mientras la música se va convirtiendo en algo así como la banda sonora de un capítulo de Bugs Bunny. Su forma de repetir el título es tan obsesiva que uno piensa en un carnaval repleto de luchadores de sumo.

Por el contrario, Waits puede evocar una ternura que incita a llorar. En “Flower’s Grave” canta: “Si morimos esta noche, ¿habrá luz de luna allá arriba?”. Poco más tarde se pregunta: “Dime, ¿quién pondrá flores en la tumba de una flor?” Con un piano, varios violines, un órgano de iglesia y un clarinete contribuyendo a la ambientación, se convierte en una melodía hermosamente angustiosa. De esta forma, las canciones se debaten entre lo exótico y lo triste, dejando una sensación final de encontrarse ante una obra inmensa.

A esto hay que añadir el disco hermano Blood Money, el de las nanas enfermizas, las marchas fúnebres, el gospel gótico y las operetas anacrónicas. En el corte que lo abre, “Mysery Is The River Of The World”, Waits canta en una insólita cadencia, con un acento bronco que parece de otro mundo, mientras una marimba le da un aire de circo. Con menos sección de cuerda y más instrumentos de viento, Blood Money tiene un aire de cabaret lunático.

“Coney Island Baby”, por ejemplo, evoca una atmósfera de final de siglo -de hace dos siglos, exactamente-, con una instrumentación minimalista que remite a días de carruajes y damas con sombrillas, mientras Waits le canta a su amor. Por su parte, “Lullaby” -“Nana”- no es precisamente la clase de canción que uno le cantaría a su hijo para que se durmiera, a pesar de la belleza de su música. La línea que lo abre -“El cielo está rojo, la luna está tarada, papá no volverá nunca”- parece demasiado para un niño, aunque puede que no para un adulto.

El propio autor define estos dos álbumes como una colección de canciones opiáceas, de canciones adultas para niños, de canciones de niños para adultos, como una odisea en la lógica del sueño y del absurdo. Nadie consigue tal emoción y horror hoy en día. Waits inhala y exhala las canciones mientras las interpreta, convirtiéndolas en inseparables de su persona. Así que debemos darle las gracias a quien corresponda de que el crooner surrealista esté deseando bajar a las cloacas por nosotros y vuelva a contárnoslo.

Al igual que en el brillante Mule Variations de 1999 -y como en los veinte años que le preceden-, Waits no busca nuevos seguidores para su música. Se contenta con perseguir proyectos que encuentra fascinantes y que pueda traducir de forma tal que le reporten una satisfacción personal. La aceptación por parte de quien lo escucha es siempre bienvenida, pero no es una opción necesaria y, mucho menos, considerada de antemano.

Xavier Valiño

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