ROCK AMERICANO Novedades

Rock americano: más madera desde los USA


            Siguen llegando buenas bandas y sonidos interesantes desde los USA. Está claro que en cada rincón hay un buen puñado de gente joven empeñados en hacer ruido para incordiar todo lo que puedan, aunque no se lo permitan.

 

            La última revelación viene encabezada por dos féminas: Louise Post y Nina Gordon al frente de Veruca Salt, quienes publican su primer trabajo American Tighs (Minty Fresh-Caroline) acompañadas de Steve Lack al bajo y Jim Saphiro a la batería. Son de Chicago y el nombre del disco le debe todo a una canción de AC/DC. Las comparaciones con The Breeders son abundantes. Le ponen más garra y nervio que los colegas de Kim Deal, pero les falta su sentido del humor. Por ahora, su mayor acierto es el single «Seether» y otras canciones como «25» o «Forsythia».

 

            Algo parecido ocurre con Jale, nombre compuesto con las iniciales de Jennifer Pierce, Alyson MacLead, Laura Stein y Eve Hartling, cuatro chicas de Halifax, Nueva Escocia (Canadá), que se conocieron en la escuela de arte. Sólo Jennifer tenía experiencia como cantante en el grupo Haligonians Sloan; el resto aprendieron a tocar sus instrumentos, después de un sorteo entre ellas, tocando siete días a la semana. Tras un primer E.P. («Aunt Betty»), la participación en un recopilatorio de Sub Pop y un segundo single «Promise / 3 Days», aparece ahora su primer álbum, Dreamcake (Sub Pop-Running Circle). Pueden hacer ruido, pero lo suyo es algo más melódico, como las armonías de «Not Happy» y la guitarra slide de «River».

 

            Los que regresan, ya en su séptimo disco, son los excelentes American Music Club con San Francisco (Virgin), para que Mark Eitzel pueda cantar de nuevo baladas para los corazones rotos. Él mismo lo reconoce: «Sólo escribo sobre uno o dos temas; realmente son canciones de amor. Me gustaría que le llegara a la gente que sigue a Nico, Nick Drake, John Cale y Brian Eno. Supongo que mi reto es hacer música como George Jones y Billie Holiday, algo como una aspirina, que puedas meterlo en el bolsillo y tomarlo cuando quieras». A pesar de las depresiones, San Francisco tiene algún que otro rayo de sol y hasta arranques de rock rabioso.

 

            Lo mismo les ha pasado a los Walkabouts. Después de un disco de versiones casi acústicas este año (Satisfied Man), la banda de Carla Torgerson y Chris Eckman vuelve a la electricidad en Setting The Woods On Fire (Sub Pop-Running Circle). Como siempre, se mueven bien en los límites del country-blues-rock, con canciones clásicas de cuatro acordes, adornadas por el órgano o el piano. Lo mejor, la voz de Carla en «Nightdrive» y «Pass Me Over» y canciones como «Firetrop», «Promised» o «Sand & Grave».

 

            Mientras, la banda del chiflado J. Mascis, Dinosaur Jr., que comenzó siendo innovadora y copiada hasta el aburrimiento por todo tipo de grupos noise, editan Without A Sound (Blanco y Negro-WEA). A partir del tercer disco, los síntomas de autoparodia se vuelven evidentes. Algo debió de ver el propio Mascis en las copias de sus seguidores. Lo salvable ahora son los momentos acústicos, por lo que tienen de novedad, y el single, «Feel The Pain», sorprendente por sus cambios de ritmo.

 

            Jesus Lizard son ya todos unos veteranos con su cuarto disco Down; los anteriores, Head, Goat y Liar, también tenían títulos de de cuatro letras. Su momento de mayor gloria llegó con el single compartido con Nirvana: «Push / Oh, The Guilt». Steve Albini produce esta vez y David Yow, el cabecilla, se ahoga en un sonido que golpea sin compasión. Por algo dicen que su directo es el más apabullante desde los tiempos de The Stooges. Entre los trece cortes, una nueva versión del single del año pasado, «Fly On The Wall».

 

            Codeine son los maestros del slow-core. Sus canciones son lánguidas, pero con sobresaltos, como si a Joy Division los hubieran pasado por unas sesiones de electroshock. Tras dos discos anteriores, Frigid Star y Barely Real, presentan ahora The White Birch (Sub Pop-Running Circle), el primero sin Chris Brokaw tras la batería. No es el disco más recomendable para animar una fiesta, pero puede acompañar el desengaño de la mañana siguiente.

 

            Ahora Chris Brokaw encabeza Come, una banda en la que comparte liderazgo con Thalia Zedek. Después de Eleven: Eleven aparecen las diez canciones de Don’t Ask, Don’t Tell (Beggars Banquet-Caroline), un disco grabado entre Massachusetts, New Jersey y Memphis. En él se puede encontrar una buena ración de blues eléctrico y agónico, en el que tiene mucho que ver las experiencias de su líder con las sustancias prohibidas.

Xavier Valiño
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