ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON ENRIQUE BUNBURY

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON ENRIQUE BUNBURY

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Enrique Bunbury, contracorriente

 

 

         Enrique Bunbury era famoso en medio mundo antes de que en España se le respetara mínimamente. Creció en público, tropezó y se levantó bajo los focos: los errores y los aciertos han sido asumidos con coraje. Otros se habrían creado un caparazón de indiferencia ante críticas y maldades varias. Enrique es esencialmente bueno y cree en comunicarse, en aclarar malentendidos, en explicarse, en desatascar oídos llenos de prejuicios.

 

         Con Enrique Bunbury se puede hablar de música. De la suya y de las de los demás. Frente al estereotipo del rockero español, que -ay- no oye otra música que la que le regalan en su discográfica, Enrique es un voraz comprador de discos, un selectivo explorador de fronteras, un paladeador insaciable de canciones y sonidos, que ahora presenta su segundo disco en solitario, Pequeño.

 

Enrique, hablemos de Pequeño.

         – El título estaba claro desde antes de empezar a grabar. Radical Sonora tenía una producción compleja que terminó apoderándose de las canciones: en Pequeño, ellas mandan. Es un disco poco pretencioso, con canciones de vocación popular. Algo que envidio de Manu Chao es que va a cualquier rincón del mundo y, si le preguntan que tipo de música hace, puede tocar los temas de Clandestino con una guitarrita.

 

Así que Pequeño supone la búsqueda de la sencillez…

         – Sí. Aspiraba a un sonido mediterráneo, a unas canciones populistas y callejeras. Radical Sonora se oía de maravilla con unos auriculares caros; Pequeño se puede disfrutar hasta con un radiocasete barato.

 

¿Y las letras?

         – Hay mucho de introspección, de buceo en recuerdos de mi infancia. No por nostalgia; lo que me interesa es volver a sentir la existencia del niño.

 

¿Cómo fue el proceso de grabación?

         – Primero fueron unos meses de preparación en Zaragoza y luego vino la grabación en El Cortijo, las semanas de mezclas en el Livingston londinense, las mil y una anécdotas de la confección de un disco a partir de un quinteto básico y docenas de invitados. Por ejemplo, el tema de Bambino, que grabamos justo antes de que llegara la noticia de la muerte de ese rumbero tan desgarrado…

 

Pero también has hecho múltiples colaboraciones.

         – Sí, en esos discos conceptuales coordinados por la revista Zona de Obras, el homenaje a Robert Wyatt, las aportaciones a proyectos teatrales o cinematográficos, las colaboraciones con artistas de mi onda… Aunque ahora está todo aparcado. La prioridad actual es el directo. Conciertos con diez músicos, incluyendo cuerdas y vientos, con el material de Pequeño y reescrituras de piezas de Radícal Sonora. Quiero bautizar la gira como Pequeño cabaret ambulante. Pertenezco a una generación marcada por David Bowie, una generación que siempre ha esperado que los conciertos sean algo más que unos señores tocando, que haya teatro y coreografía, humor y comunicación. Por experiencia propia, sé que la música muy electrónica no transmite tanto como la tocada con instrumentos más convencionales.

 

Hablas entonces de concierto más espectáculo…

         – Claro: las enseñanzas de los cafés cantante o los shows de Broadway son aplicables al rock. Hoy, yo no concibo el rock como una cultura de una edad determinada. Es cierto que antes tocaba para veinteañeros, para gente de mi edad o menor. Pero una vez al año montábamos en Zaragoza un concierto en recuerdo de Elvis. Solían ir más padres y siempre nos decían que les encantaba ver algo que era música pero también espectáculo. Había referencias lúdicas a los trajes, los movimientos, las diferentes estéticas de Elvis. Y aquel todo funcionaba: divertía, conmovía…

 

No hay nada malo en ofrecer un concierto para todos los públicos, me parece…

         – Nada en absoluto. Quiero que mi madre pueda ir a Pequeño cabaret ambulante y se entretenga y se emocione. Mi madre y cualquier madre que tenga un mínimo de sensibilidad. Si acudías a un concierto de Frank Sinatra, nadie te pedía el carnet para ver si tenías tal o cual edad. El rock ganará en grandeza cuando crezca en tolerancia, en voluntad de llegar a todas las edades.

 

Cuéntanos algo de temas como “Infinito”.

         – Se trata de una letra atangada, con algo de ranchera y algo de Tom Waits metido en la batidora. No soy purista a la hora de construir mi dramaturgia.

 

“El extranjero”.

         – Fue concebida bajo la sombra de Emir Kusturica, Goran Bregovic, Zorba el Griego. La letra no tiene dobleces: es una enmienda a la totalidad del nacionalismo excluyente. Ah, la Antigua a la que me refiero como un buen lugar para no morir no es la isla del Caribe, sino la antigua capital de Guatemala, una ciudad que fue arrasada por los terremotos pero conserva la belleza de los tiempos coloniales.

 

“Lejos de la tristeza”.

         – Suena latina pero con esos toques naif de Esquivel. Me ha ocurrido varias veces en este disco que una canción empieza dentro de unos parámetros y, como por propia voluntad, se desplaza hacia otros. Ésta nació cubana y terminó en tango.

 

“Contradictorio”

         – Si alguien quiere entender mí trayectoria, con todas sus contradicciones, basta con escuchar esta letra, que mis seguidores comprenderán a la primera. Se inicia en clave Marvin Gaye y va creciendo hasta un final apoteósico, pelín hortera, tipo Sonido de Filadelfia. Cierra el disco por sus siete minutos de duración y por tener una carga muy positiva.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON ELVIS COSTELLO

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON ELVIS COSTELLO

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Elvis Costello, sucesos inesperados

 

 

          El compositor más completo del pop posterior al punk está feliz. Tiene motivos. Painted From Memory, su sedosa colaboración con el mítico compositor Burt Bacharach, consiguió el consenso crítico y comercial. Y, ahora, una de las canciones de aquellas sesiones, la adorable balada “She”, ha trepado a lo alto de las listas británicas tras ser incluida en la banda sonora de Notting Hill. El éxito ha sido tal que ha provocado la edición de The Very Best Of Elvis Costello, un disco esclarecedor que repasa su versátil carrera.

 

          Elvis tiene mucho que contar. Pocos han retratado con tanta amargura la vida cotidiana en el Reino Unido y los recovecos del alma humana. Desde 1977, cuando Nick Lowe le produjo My Aim Is True, Costello ha dado retorcidas piruetas musicales y derribado todo tipo de barreras estilísticas. Sus más de veinte discos se identifican con la new wave, el pop sofisticado, el soul, el country, el folk, el jazz o la música de cámara, un universo que conoce bien gracias a sus colaboraciones con el Brodsky Quartet y su actividad como organizador del festival Meltdown.

 

          Por si fuera poco, ha actuado con personalidades tan dispares como los Chieftains y Count Basie, ha compuesto para la Filarmónica de Londres, producido a decenas de artistas, colaborado con Paul McCartney o el guitarrista de jazz Bill Frisell, cantado con el mismísimo Tony Bennet y disfrutado con las interpretaciones que los artistas más variados han hecho de su material. Todo esto al margen de sus múltiples trabajos para películas.

 

          Rara vez se repite: la industria lo sabe, y por eso disfruta de un contrato innovador con Mercury que le permite editar discos en varios sellos de la multinacional en función del género que explore. Habla quien ha logrado el milagro de desbancar a Ricky Martin con una canción de Charles Aznavour.

 

¿Este éxito te ha pillado por sorpresa?

          – Bueno, he tenido bastantes éxitos en mi carrera, aunque éste ha llegado en un momento especial. Pero el éxito no es nunca un problema, te acostumbras rápido a él. El problema es que tus discos no sean suficientemente buenos o que la gente se acostumbre a ti y dejes de sorprender. Sigo teniendo como máxima hacer siempre cosas diferentes. Me gusta el riesgo, la aventura. ¿En qué sentido decías lo del éxito?

 

Bueno, no debe de ser fácil triunfar en el Reino Unido con un viejo terna de Charles Aznavour…

          – Sí, sobre todo porque ese tipo de canciones suelen estar vetadas en la radio. Estamos llegando a un punto en que la mejor música es un poco rara. Es comprensible: se trata de vender, como ocurre con cualquier otro producto. Todo tiende a ser joven, fresco, instantáneo, brutal e inofensivo. Con el tiempo, los artistas veteranos nos convertirnos en una especie de viejos cuadros que sólo puedes ver si vas a un museo o a un lugar concreto. Y eso nos beneficia en parte, porque el arte siempre ha estado en reductos. Así que no deja de ser un poco delirante que una canción de Aznavour suene a todas horas en la radio. En cualquier caso, creo que el público está ahora más preparado para aceptarme como baladista que hace quince años.

 

Sí, parece que tu música se ha vuelto más sofisticada, madura, compleja…

          – Bueno, durante los últimos años he estado más inmerso en la música. Cuando comencé, la letra marcaba de alguna manera la pauta. Ahora dejo que la música fluya. Creo que comencé a trabajar así a mediados de los 80, con canciones íntimas y armónicas que tenían el color en los arreglos. Esa faceta más experimental me ayudó mucho. No diría que mi música se haya hecho más compleja, sino más musical. En las últimas cinco semanas, he hecho unas 17 canciones nuevas. Algunas han quedado sofisticadas, pero no era mi intención. No trato de ser complejo.

 

¿Se te ha quedado pequeño el pop?

          – No, en absoluto. Sigo admirando su carácter pasajero y desechable, de igual manera que veo la música clásica como inmortal. Todo es cuestión de lo que consideres una composición pop. Para mí, lo que he hecho con Burt Bacharach es pop, y yo no diría que sea nada simple. El pop puede ser pobre si se limita a un simple acorde o un riff rockero, a un beat de baile o una balada melódica. Pero se debería promover una visión más amplia. El pop no es sólo Britney Spears, Offspring, Puff Daddy o Ricky Martin; es mucho más que los que tienen éxito y las malas copias que les siguen. Eso abunda demasiado. Hay que buscar un lenguaje amplio, para todo el mundo, y seguir llamándolo pop. La riqueza de la música no está representada en la radio y la televisión de hoy.

 

¿Qué te ha reportado tu trabajo con el compositor Burt Bacharach? ¿Fue difícil el colaborar con uno de tus ídolos?

          – Ha influido, sobre todo, en mi forma de componer. Me ha hecho concentrarme y tener más en cuenta los detalles. Nunca antes los había cuidado tanto. Ahora trato de adoptar ese enfoque cuando compongo para mí. A veces me costó superar la barrera de la admiración pero, luego, Burt me ayudó a desprenderme de la impaciencia del pop. De él aprendí que, como en la vida, la pasión y el drama pueden llegar poco a poco.

 

Tu lista de colaboraciones es interminable. ¿De cuáles estás más orgulloso?

          – En un primer momento, algunas me han parecido un sueño. Como cuando fui invitado a cantar con Tony Bennett y Count Basie o cuando, habiendo sido de niño un gran fan de los Beatles, me llamó Paul McCartney. Esos nombres llaman más la atención, pero he trabajado con otra gente no tan conocida que me ha enriquecido más. No sabría destacar un nombre.

 

¿Te ves reflejado en este disco de Grandes éxitos?

          – No tengo esa perspectiva tan periodística. No creo que ni siquiera las trescientas canciones que he compuesto me retraten por completo, así que me he limitado a escoger los temas relevantes en mi carrera. Sólo he supervisado la edición doble británica, porque en el resto del mundo el disco será sencillo. Preferían sacarlo por un precio más razonable, ya sabes. Obviamente, no es tan completo, no tiene tantas canciones de los años 80, pero creo que la selección es bastante buena.

 

¿Va a ser acústica tu próxima gira?

          – Sí, parecida a los conciertos que hice en Barcelona en mayo. Creo que será mi último tour de este tipo en un tiempo. Estaremos en España de nuevo. La última vez me dio pena no hacer más fechas, aunque es el país donde más ciudades he visitado.

 

¿No piensas volver con los Attractions?

          – Tras el próximo disco, me gustaría tocar las viejas canciones con una sección rítmica, pero no con los Attractions. Aún no sé cómo será. No tiene que ser necesariamente una banda de rock: no quiero trabajar sólo con el volumen sino también con el ritmo, que ha sido la última prioridad en mi música reciente.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON CATATONIA

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON CATATONIA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Catatonia, más allá del azul

 

 

Con el primero, Way Beyond Blue, se ganaron a la crítica más exigente. El segundo, International Velvet, fue su consagración ante el gran público británico. Y ahora con Equally Cursed And Blessed se van a hacer con el público de por aquí, cual unos nuevos Texas, respaldados por la belleza y la sinceridad de Cerys Matthews, que habla un perfecto castellano desde la época en que pasó unos meses entre nosotros como parte de sus estudios, quien, además, es una perfecta jardinera y cocinera optimista que adora El mago de Oz.

 

Vuestra actitud parece una cura ante la ola de gravedad de algunos grupos recientes.

– Estoy de acuerdo, porque todos tenemos una vida dura… Bueno, yo no tanto últimamente, aunque sí por ejemplo rodando videos. El proceso es tan caro, sólo para tres minutos… Y nosotros salimos mal, porque no hemos ido a escuelas de interpretación, ni nos enseñaron cante, ni tenemos coreografías. Creo que es la culpa de Madonna. Estoy harta de ella. Será inteligente, pero es tan aburrida. Ha hecho que todo eso del estilo sea tan importante. Lo que debería importar es la música. No me quejo, sólo despotrico. Las películas que me gusta ver son aquellas que te hacen soñar con una vida mejor, y eso es lo que quiero intentar. Espero que funcione, porque es importante. ¿Entiendes?

 

¿De dónde crees que viene ese optimismo?

– Tal vez nos hayamos metido en el túnel del amor, con todo eso de las drogas, y hayamos salido otra vez, deprimiéndonos por haberlo perdido, y ahora nos hemos encontrado de nuevo. O puede que sea lo del milenio. Algo pasa. Y estoy contenta, ya que no hay nada mejor que tener una discoteca cerca de casa y tener unos discos que hagan sentirse bien a la gente. ¡Ésa es la idea!

 

¿Puede el amor llegar a ser como te lo imaginas, dada la viveza de tu imaginación?

         – Eso es exactamente… La gente es más fácil… Tienes más posibilidades de romper hoy en día de lo que lo era antes. ¡Oh, Señor! No soy muy buena con las entrevistas últimamente. Me has dejado sin habla. Creo… Creo que el amor es completamente sagrado. Es el gran tema, incluso si es un sueño o como lo quieras llamar. Si piensas en que existe la posibilidad, las cosas son más fáciles en los tiempos duros. Y eso es el amor por cualquier cosa. Por eso amo la música.

 

Pero hay gente que admite tener demasiado miedo como para enamorarse. ¿Qué les dirías?

         – Si no te arriesgas, no ganas nada, sólo pierdes. De hecho, es bueno. Lo mejor que me ha pasado es que me rompieran el corazón. No es que sea especialmente relevante, pero es algo bueno que me ha pasado, así que nadie debería temerlo. Una vez que ha pasado, que sabes que puedes sobreponerte y relacionarte con los demás, puedes continuar y hacer buenas cosas porque de repente ves claro de nuevo. Y piensas, ‘¿por qué me preocupaba?’ Puedes hacer cualquier cosa que quieras. Excepto si eres atropellada por una locomotora de vapor o algo así; eso sería muy difícil. Es existencialismo básicamente. Como dicen Camus o Sastre, tienes control sobre tu destino. E, incluso si no es verdad, por lo menos estás haciendo algo positivo para conseguir que las cosas te sucedan, para encontrar un montón de gente maravillosa.

 

¿Te consideras inocente?

         – Sí, creo que sí. Esperanzada en el sentido de no dejar que nada me agobie. En ese sentido. Y no creo que queden muchos inocentes por ahí.

 

¿Qué tiene “Bulimic Beats” de tu propia experiencia con la bulimia?

         – Muchas chicas tienen problemas con la comida, yo incluida. No es tan raro, así que me parece que hay que tomarlo con humor. Lo que lo motiva es el aburrimiento y la falta de una madre que te dé un bofetón. Creo que es por pensar demasiado. No sucede en sitios como Ruanda. Mucha de la gente que ha estado en el ojo público son los mayores decrépitos e inadaptados sociales que puedes encontrar. ¡Y es por pensar mucho y no sé de qué viene! ¡Pero tiene gracia!

 

¿Qué es lo que defiende Catatonia?

         – ¡El poder de las provincias! No es que seamos el anti-Londres, si pensamos en Londres como un lugar… Es más la idea del poder centralizado… ¿Cómo puedo explicarlo? Poder para la gente. El individuo.

 

Las grandes bandas llegan a representar algo, ¿no crees?

         – Tienes que dejar que pasen algunos discos más. Las grandes bandas de la historia se hacen abriéndose paso a través del tiempo.

 

¿Y crees que la música hace del mundo un lugar infinitamente mejor y que eso es todo lo que tiene?

         – Lo hace. ¡Es como fumar una pipa con los indios! Es un regalo que se nos ha dado como seres humanos. ¡Hacer música! ¡Y fumar! ¡Y beber licores embriagantes! ¡Y hablar y reír con los amigos! ¡Y cocinar, y comer, y correr, y competir, y trabajar en el jardín, y crecer y florecer, y hacerte mayor y tener niños! ¡Es un regalo y un placer! ¡Apuesto a que las Spice Girls han cambiado unas cuantas vidas! ¡Y Leonard Cohen! Anima a la gente haciéndoles pensar que no están tan mal como él. No menosprecio el placer y la espiritualidad de la música, pero los mejores momentos de mi vida han sido cantando con los amigos en el pub, algo que muy fácilmente se califica como de paletos.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON BLUR

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON BLUR

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Blur, todo lo que necesitas es amor

 

 

      La crónica rosa nos pone en antecedentes: Justine Frischmann, líder de los por ahora desaparecidos Elastica, ha saltado de la cama de Damon Albarn a la de Brett Anderson, de Suede. Así que Blur aprovechan su nuevo disco 13 para: a) contarle al mundo lo mal que lo ha pasado Damon y b) seguir indagando en los aires experimentales de su anterior disco, al tiempo que reniegan definitivamente del brit-pop.

 

Damon, ¿has superado ya la etapa de sufrimiento?

        – Sí, por supuesto, sí, sí. Completamente. Intento seguir adelante con mi vida. Pero no puedes vivir con alguien y tener una carrera tan activa y una relación emocional sin… Ya sabes, me persigue allá donde quiera que vaya. Cada vez que hablo con alguien, su nombre sale a relucir, así que no es algo de lo que me pueda distanciar tan fácilmente.

 

¿Así que lo has superado pero, al mismo tiempo, tienes que cantar esas canciones de cuando lo estabas pasando mal?

        – Sí, es algo nuevo. Todo esto es algo que no había tocado antes, pero no tengo nada que ocultar ni que perder, así que no me siento a la defensiva. En el fondo, el disco es una celebración. Lo veo como una despedida prolongada.

 

¿Es tan autobiográfico el disco como parece?

        – Es totalmente en primera persona. Todo tiene mucha más alma y es más íntimo. Es más fácil ahora. Ya no le tengo miedo, y la música también tiene más espacio. Hemos dado un gran paso con este disco y nos encontramos mucho más cómodos. Hemos acabado con un montón de demonios personales. Nos hemos restablecido.

 

¿Cuántas veces antes has tenido que enfrentarte a una ruptura de este tipo?

        – Es la primera vez. Pero te diré lo que me ha pasado: creo que tienen que haberte roto el corazón de verdad para que puedas esforzarte por enfrentarte a algo así. Ahora siento la música mucho más. Es algo difícil de explicar. He hecho todo al revés, ¿sabes? Me he convertido en todo lo que debiera haber sido como músico a medida que me he hecho mayor. No lo sé, tal vez deba ser así, pero hay ese culto extraño que el pop ha introducido en la cultura que dice que todo es mejor en los primeros tiempos.

 

En el disco parece que había momentos en que debías dejarlo pero no te atrevías.

        – No, bueno, sí, exactamente. Y eso es de lo que trata este disco: de esas clases de separación. Y cuanto más tarda, más doloroso es. He aprendido a separar lo que pienso de mi música. Mi música es ahora algo mucho más relacionado con el corazón que con la cabeza. Puede que eso sea lo que ha pasado con la ruptura con Justine. He encontrado mi música y he conseguido mantener mi personalidad intacta.

 

Sin embargo, habéis dejado de hablar de Inglaterra justo cuando  parece más interesante hacerlo.

        – Sí, el país ha cambiado. Eso era lo que sentía cuando publicamos Modern Life Is Rubbish. Sentía que todo cambiaba muy deprisa. Aquellos discos estaban llenos de rabia. Probablemente no suenen así, pero eran muy violentos. No sé: debe de haber alguna semejanza con el punk en el sentido de que eran furiosos y fueron completamente malinterpretados, y se convirtieron en algo muy comercial. The Great Scape era demasiado amargo para su propio bien. Era demasiado cínico. Pero sentíamos que el Reino Unido se hundía, en el sentido de que habíamos crecido con una cultura que estaba desapareciendo, que estaba siendo eliminada. Y de eso trataban aquellas canciones, eran alegremente nihilistas. Pero todo aquello fue utilizado por el laborismo, por el negocio musical, por todo.

 

¿Y por el patriotismo?

        – Sí, desafortunadamente. Pero todavía llevo ropa Fred Perry y me siento cómodo con ella, incluso después de todo aquello. Todavía me gusta volver atrás, al sello 2-Tone, con más ganas si cabe. Creo que este disco es lo más cercano que he estado de esa mezcla de cosas, sin ser muy consciente de ello. Porque aquellos grupos fueron mi primer amor: el sello 2-Tone, The Specials, el grupo que siempre fue mi idea de lo que quería que fuera Blur.

 

¿Cuándo llegará entonces vuestro disco ska?

        – Je, je. Ahora me va mucho la salsa, así que probablemente esté llegando el momento.

 

¿Están vuestros seguidores preparados para ello?

        – Creo que demandamos de nuestros seguidores un eclecticismo que otros no hacen.

 

¿En quién estás pensando?

        – No quiero decir nombres, pero realmente no hay nada como esto por ahí ya… He limpiado mi sistema completamente de ciertas polémicas.

 

No quieres hablar de Oasis, ya. Pero, ¿cómo se ven ahora aquellos enfrentamientos?

        – Todo aquello del brit-pop volvió a establecer realmente el sistema de clases de una manera que metía miedo. Dividió la opinión de la gente simplemente porque había dos grupos que se expresaban tan brutamente… Pero todavía me jode pensar que se nos retrató como gente elegante. Quiero decir que me he pasado la vida con gente que estaba tratando de ponerme en mi lugar… Creo que un tanto simple y estúpido decir algo así, pero hemos aprendido tantas lecciones en estos diez años juntos que, de forma natural, han derivado en este disco.

 

Pero tuvisteis una buena educación.

        – Somos una de los últimos grupos salidos de una escuela de arte. El punk rock era escuela de arte para las masas. Así que, ¿qué cojones somos nosotros entonces?

 

Graham, se os acusa de adoptar la música que más os conviene en cada momento.

        – Cuando la gente nos acusa de algo así, no es más que ignorancia. Y creo que también se trata de pereza. También nos han dicho últimamente que hacemos rock progresivo. ¡Joder, esforzaros un poco más!

 

Pero el eclecticismo es una palabra que salta a la mente.

        – ¿Ecléctico? Nuestros discos siempre son eclécticos. En este disco hay un montón de ideas y, por suerte, las ideas nuevas son algo más fácil de aceptar que aquellas ideas de antes con las que hemos dejado de jugar.

 

¿Podrías concretar algo más?

        – Está bien: el maldito Parklife y “Girls And Boys”. Aquel intento arrogante, aquella visión tan arrogante y como superior de la vida…

 

¿Condescendiente tal vez?

        – Condescendiente, sí. Creo que Damon pone un buen montón de tonterías en su boca. Se empeña en hacer esos comentarios estúpidos tan generalizados. Y, después, se pregunta por qué la gente la toma con él. Aunque creo que ahora ha dejado de hacerlo.

 

Supongo que, comercialmente, mostrar el lado vulnerable será un paso brillante.

        – Siempre he dicho que me quejo mucho, que estoy hasta las narices, que soy un depresivo y creo que tienes mucha más ayuda de la gente si eres así. Tal vez Damon esté intentando ser Graham, no lo sé. Pero si hablas de algo así, de sentirte hecho polvo, todo el mundo sabe qué es eso o deberían saberlo. Creo que Damon se encuentra más cómodo ahora mostrándose vulnerable, mientras antes seguro que pensaba que era un síntoma de debilidad.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON BLACK GRAPE

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON BLACK GRAPE

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Black Grape, puro cachondeo

 

 

Shaun Ryder estuvo desaparecido en combate durante dos años y medio. El visionario disidente que llevó a los Happy Mondays al borde del caos, y que en cuatro álbumes dio un vuelco a la música británica, permaneció alejado de los titulares que presagiaban su más que probable destino. Mientras otros se aprovechaban de las historias de drogas, decadencia y cierres de discográficas, Shaun hacía planes para una nueva banda. Basada alrededor de un núcleo formado por el propio Shaun, el rapero Kermit, el batería Ged -de Ruthless Rap Assassins-, el guitarrista Wags -de Paris Angels- y Bez, su compadre soul de toda la vida, ésta sería la formación de Black Grape. 

 

El 31 de julio del 95 se rompió el silencio y Black Grape iniciaban oficialmente su andadura con el lanzamiento de su álbum de debut, Its Great When You’re Straight… Yeah!, y los detractores tuvieron que admitir su equivocación.  El álbum fue una brillante mezcla de rap, funk, punk y soul con el toque único del estilo y el humor característicos de Shaun Ryder.

 

El álbum fue un rotundo éxito y Black Grape pronto se convirtieron en una de las bandas más veneradas del país. "Lo que diferencia a Black Grape del malestar que había rodeado a The Happy Mondays es que todos los componentes de la banda tenían ganas de pasarlo bien", comenta Shaun Ryder. "Durante el festival T In The Park, del año 95, Bez agarro un radio-casete de una de las tiendas de campaña instaladas para firmar autógrafos, subió el volumen y se puso a bailar encima de las mesas. Kermit explotó de risa y tuvo que salir corriendo, tropezó y se rompió el tobillo. Aún así, subió al escenario aquella noche."

 

A principios de 1996 Black Grape recibió el Premio Brat al mejor single por "Reverend Black Grape". Y Shaun Ryder se adelantó a la prensa cuando, a la mañana siguiente, apareció como invitado en un programa de radio para comunicar a la nación la pérdida de su premio, entre otras cosas.

 

"El título de nuestro segundo disco proviene de cuando fuimos obligados a cambiar la letra de aquel tema para un programa de televisión. Los productores no quisieron responsabilizarse de la emisión de una estrofa -"talking bullshit… bullshit… bullshit"-. Así que nuestro rapero Kermit lo sustituyo sarcásticamente por "talking stupid… stupid… stupid". Y me dije que sería el título del próximo álbum. Normalmente cuando haces un álbum lo que menos te preocupa es el título, pero éste me impresionó."

 

Stupid, Stupid, Stupid, el segundo álbum de Black Grape, mantiene la reputación del grupo como creadores de la mejor música para gente que quiere divertirse en una fiesta continua las 24 horas del día. Incluso cuando se adentran en nuevos territorios, el sonido es indiscutiblemente Black Grape. Ya desde el primer single "Get Higher" (en el que imitan a Ronald y Nancy Reagan anunciando la escasez de marihuana y admitiendo que están enganchados a la heroína) se demuestra que su primer disco no fue una casualidad, y que la banda ha podido crear un sucesor tan ingenioso como provocador.

 

"Estar en un estudio-residencia es como estar en una prisión abierta", declara Ryder, sobre los días de grabación. "La comida es buena, pero si tienes que pasar allí unos meses te vuelves loco, por eso lo hicimos tan rápido. No se puede negar el hecho de que Stupid, Stupid, Stupid fue un período de trabajo intenso. Yo hacía unas veinte pistas de voces para cada canción, así que había un montón para elegir a la hora de mezclar."

 

Tampoco significa necesariamente que las sesiones fuesen muy duras.  De hecho, una noche de borrachera dio lugar a una estimulante versión de "Lonely", el tema soul de Frederick Knights. "Siempre ha sido una de nuestras favoritas", admite Ryder.  "Yo tenía el CD en el estudio y lo estábamos escuchando mientras bebíamos.  Nos pareció una buena idea meterle un poco de rock.  Un par de días después lo escuche y pensé que yo parecía un hincha borracho. Pero a toda la banda le gustó, aunque a mí me preocupaba pensar que la gente creyera que lo habíamos hecho en serio: fue de cachondeo".

 

Los fans de Black Grape tendrán pronto la oportunidad de ver mucho más de Shaun Ryder y Black Grape con el lanzamiento de un documental de 90 minutos titulado The Grape Tapes. Abarca un período de cinco años, toda su carrera, y el estreno del documental tuvo lugar en el Sundance Film Festival.  "Son cinco años de nuestro trabajo y ha quedado muy natural porque la mitad del tiempo no nos enterábamos de que quien lo filmaba estaba ahí. Intentamos que fuese divertido, lo malo es que parece que yo siempre estoy gritando."

 

Sea lo que sea lo que Black Grape quiere conseguir con su propia versión parodiando la película In Bed With Madonna, no hay duda de que Stupid, Stupid, Stupid no es un trabajo de lunáticos, aunque se trate de lunáticos autodeclarados. "Creo que este álbum va a ser un bombazo", comenta el productor Danny Saber. "Es consistente de principio a fin. Cada canción, a un cierto nivel, demuestra que hemos crecido y avanzado." Y Shaun Ryder lo corrobora: "Hemos intentado que cada uno de los temas sea como una mini película. Este álbum es como un "Grandes éxitos", cada canción es un single." Y lo peor es que el bueno de Ryder tiene razón.

Xavier Valiño
1 1.013 1.014 1.015 1.016 1.017 1.402