ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON MACACO

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON MACACO

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Macaco, suburbio rumbero

 

 

   Son uno de esos pocos grupos con enjundia dentro del manido universo del mestizaje, ese sobadísimo término que se suele esgrimir para hacer referencia a la fusión latinizante y caribeña. Fronterizos por naturaleza, Macaco se forjaron en la zona portuaria de Barcelona y están liderados por Dani Carbonell, un catalán de 28 años que, con el apoyo de músicos de Argentina, Brasil y Colombia, ha concebido El mono en el ojo del tigre, su primer disco.

 

            En su onda anda funcionando últimamente una nueva hornada de grupos que hunde sus raíces y sus más claras influencias en el trabajo de Manu Chao con Mano Negra a finales de los 80 y principios de los 90: Sargento García, Amparanoia, Color Humano, P18, King Changó, Dusminguet, General D…

 

   En este trabajo, con el que debuta con el sello Edel, con derrote rumbero y suburbial, a partir del reggae, el ragga y el dub jamaicanos, apuntan latidos de son, salsa, hip-hop y aires morunos y bahianos. El Macaco Dani, de lleno en una gira interminable desde que se editó su disco, comenta su relación con David Byrne y de sus colaboraciones con Robert Trujillo, 7 Notas 7 Colores, Amparanoia o King Changó, buenos amigos desde que lo conocieron.

 

¿De dónde viene lo de Macaco? ¿No seréis el eslabón perdido de lo mestizo?

– Tiene algo de broma. El nombre viene de largo, de cuando tocaba en grupos como Magia Animal o Dr. No, que hacían una mezcla de hardcore, punk y funk. Había temas en los que me movía como un mono, saltando, chillando y haciendo ruidos sin parar. Se podría decir que también nuestras canciones son inquietas y saltan de un ritmo a otro como un mono.

 

Al principio no parecíais una banda estable. Se os solía asociar con Amparanoia, ¿no?

– Les hemos teloneado muchas veces, aunque la verdadera conexión viene a través de Muñeco, el percusionista que está ahora con Amparo y que antes tocaba conmigo. Ahora es su compañero y el padre de su segundo hijo. Casi se podría decir que hemos sido sus celestinos. Amparo es como de la familia, nos conocimos en una fiesta en Formentera. Me animó a montar una banda. Y después nació nuestro colectivo, Hermandad Chirusa, y coincidimos en Francia con Manu Chao…

 

Y acabaste juntándote a músicos brasileños, colombianos y argentinos.

– Sí, somos un grupo típico del puerto de Barcelona. Vivíamos más de diez músicos de países diferentes en una casa antigua que se alquilaba por habitaciones. Allí había también artistas alternativos, gente que hacía teatro de calle: era como una factoría en la que pasé cuatro años.

 

¿Estáis cómodos en el cajón de sastre de lo mestizo?

– Sí, aunque creo que nos diferenciamos un poco de los grupos a los que nos suelen asociar. Conocemos a Dusminguet, Amparanoia, Color Humano y demás y, aunque hay cosas de percusión comunes, creo que tenemos más influencias. No me gusta demasiado el término mestizaje, se abusa tanto de él que ya casi no tiene ningún significado.

 

¿Y qué hacéis colaborando con Rober Trujillo, de Suicidal Tendencies?

          – Es que, ante todo, somos abiertos. Le conocí en Dinamarca, cuando yo estaba de gira con Dr. No, y hablamos de hacer algo juntos. De una de las maquetas que me mandó saqué un bajo real y lo utilicé en el tema “Llamar a Tierra”. Las demás colaboraciones son más normales.

 

Se dice que os va a remezclar David Byrne…

          – Sí, les dijimos a los de nuestro sello discográfico, Edel, que le mandaran la maqueta del disco, porque nos gustaba lo que había hecho en su sello con gente como Chico Science, el brasileño que lideraba Naçado Zumbi y que murió en un accidente. Debe de haberle gustado, porque parece que va a remezclar “Veraveraboom”. Además, así ha surgido la posibilidad de remezclar dos temas del nuevo disco de King Changó.

 

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LOS ENEMIGOS

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LOS ENEMIGOS

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ENTREVISTAS 1999


Los Enemigos, la vida mata

 

 

Siguen, concierto tras concierto, por toda la Península. Entre medias graban grandes discos, como el reciente Nada. Josele, Fino, Chema y Marcos no tienen que convencer a nadie. Son Los Enemigos, toda una institución del rock en castellano.

 

En este nuevo disco destaca la producción, si lo comparamos con Gas.

– Su trabajo nos ha costado y, además, hemos disfrutado muchísimo haciéndolo. Como el anterior lo hicimos un poco a lo bestia, pues ahora nos lo hemos currado más. Gas era un disco que no estaba grabado en un estudio, digámoslo así, profesional. Lo hicimos en un caserío que nos montamos nosotros mismos y no daba lugar a según qué sutilezas. Y eso se nota. No es que un sistema sea mejor que otro. En éste nos apetecía cuidarlo un poquito y nos fuimos a un estudio guapo con un montón de amplis y un montón de guitarras, cuidando mucho ese aspecto.

 

Hay bastantes medios tiempos pero, al mismo tiempo, habéis endurecido el sonido.

– No creo que hayamos endurecido el sonido, sino que nos hemos ido imponiendo un poco ante los productores. Y es que los productores, antes, eran bastante reacios a según qué sonidos, y, poco a poco, se han ido abriendo. Pero la intención nuestra siempre ha sido hacer un sonido guitarrero. Que lo hayamos conseguido o no es otra cosa: al principio no lo consigues y después vas tanteando. Espero que últimamente sí. Estamos ya muy mayores, tío; llevamos ya muchos años. Y decimos: ‘¡Quiero esto y, si no, no hay ná!’ Y al principio, sin embargo, nos contestaban: ‘¡Pues no puede ser y te jodes!’

 

En este caso, un título tan negativo acompaña a una portada que crea sosiego.

– Es que a partir de la primera de nuestras portadas, que fue tan horrible, es un asunto que siempre nos mosquea mucho, así que lo procuramos cuidar. Y ésta, en concreto, va que ni pintada con el título: es que NADA, que la piscina está vacía, que no hay nada, y que nades si tienes cojones. No creo que sea un título negativo; si te fijas, más positivo no puede ser: que, aunque no haya nada, pues que nades, ¿sabes? Prueba, porque sino no eres nadie. Que no te hundas porque veas que no hay nada, sino que te muevas. Así que más positivo no puede ser.

 

Otra novedad es la inclusión de Marcos Benítez como miembro fijo del grupo y no como colaborador o músico adicional, a pesar de acompañaros desde La vida mata.

            – Simplemente nos hemos dado cuenta de que, como músico a sueldo, cobraba más que nosotros, así que lo hemos metido en el grupo.

 

En este disco la vertiente melancólica tiene más peso. El disco está dedicado a la memoria de Poch (Derribos Arias), Pepe Risi (Burning) y el gran An-Tonio.

– Para quien no lo conozca, An-Tonio era un coleguilla de Algeciras que no llegó a ver su disco publicado. Su disco se publicó en Edel y es cojonudo. Me llamó (Josele) para trabajar con él y teníamos pendiente un disco entero con un montón de canciones suyas. Era un gran chaval… Una lástima de muchacho, porque tenía un gran futuro y, además, era un tío más ‘salao’ que las pesetas. En el disco suyo que está publicado he colaborado, pero poco. Lo que teníamos preparado era otro que, evidentemente, no va a poder salir. Nuestro disco, además de dedicárselo, tiene una canción en homenaje a él, con su nombre por título.

 

Ese aire lo tienen muchos discos vuestros. De hecho, Gas está dedicado a Henry Chinaski (alter ego de Charles Bukowski) y Tom Waits, dos de los grandes bebedores de este siglo.

– Eso es porque hay como dos referencias en las letras a uno y a otro, por lo que se agradece. Son referencias bastante obvias, pero que cada uno las busque.

 

Después de nueve discos, ¿se acerca el momento de editar un disco en directo?

– Se nos pasa por la cabeza de vez en cuando, lo que sucede también es que no vemos el momento. Tal vez sea un poco pronto. Ya lo sacaremos cuando estemos más mayores.

 

¿Sentís ya la influencia en gente más joven?

            – Bueno, eso sucede, ¿no? A medida que pasa el tiempo se va pasando el testigo y, por supuesto, es un orgullo. Pero tampoco conocemos demasiado de lo último, no nos enteramos mucho de la escena actual. Nos gusta mucho un grupo que es de ahora, pero que podría ser de hace veinte años, que es Wilco. Escuchamos lo que escuchábamos hace diez años más o menos. No nos dicen mucho los grupos actuales.

 

¿Qué hay de esa tesis que afirma que las letras de vuestros discos tienen siempre un hilo conductor?

            – Eso es muy relativo, porque tampoco es que sea premeditado. Según te pilla una temporada, cada uno tiene sus obsesiones y, luego, eso se refleja en que las canciones que haces tengan un cierto hilo conductor. Pero no es nada premeditado, no es como una ópera rock ni nada de eso, sino que sale así. Y si Nada tiene un hilo conductor, pues lo tendrá, pero yo no lo sé.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LOS BRUJOS

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LOS BRUJOS

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ENTREVISTAS 1999


Los Brujos, toda una vida

 

 

                  Miguel Ángel Villanueva sabe de qué habla. A sus cuarenta y cinco años ha visto pasar por delante varias generaciones al mismo tiempo que él seguía componiendo canciones atemporales que sólo ahora ven la luz por primera vez en forma de disco grande. Una lástima que no sea más conocido, porque de verdad se lo merece.

 

Después de numerosos singles y participaciones en recopilatorios, aparece por fin el primer álbum de Los Brujos. ¿Cómo se ha desarrollado el proceso de creación del disco?

                  – Ha sido un proceso lento, ya que hay canciones relativamente recientes, pero también hay otras que tienen tres o cuatro años. Las canciones estaban ahí, y lo que hicimos fue una especie de selección de todo el material que tenía para dar una forma homogénea al disco.

 

¿Cómo has hecho esa selección?

         – Podría haber grabado un disco doble. Había canciones que me gustaban mucho, pero han quedado fuera porque estilísticamente no estaban en la onda de las demás. Me ha quedado mucho material en el tintero, pero espero poder darle salida algún día.

 

Parece que por fin hay una banda estable detrás de Los Brujos. ¿Cómo conectaste con ellos?

         – Me vine a Madrid durante seis meses precisamente para buscar a la gente adecuada. Cuando reuní al grupo, hicimos algunos ensayos y nos salieron algunos bolos, lo que nos ayudó a lograr la cohesión necesaria para que el disco sonara como tenía que sonar.

 

A pesar de que es un disco brillante y resulta bastante asequible al oído, las letras siguen manteniendo un tono intimista y no muy optimista…

         – Sí; la verdad es que la temática de las letras no es muy común en el rock, ya que yo no hablo de los temas clásicos, no menciono el tema de las chicas y, si lo hago, es muy de pasada… Son temas muy instrospectivos que normalmente te atañen muy de cerca.

 

¿Te atreverías a dar una definición de tu disco?

         – Eso es muy difícil; simplemente diría que es un disco de música pop.

 

Evidentemente es música pop, pero la verdad es que Los Brujos es un grupo muy abierto: lo mismo hacéis power-pop que pscodelia, garaje o tiempos muy poperos….

         – Efectivamente, y creo que si de algo estoy orgulloso en Los Brujos es que he hecho cosas muy diferentes en la forma, aunque en el fondo es clarísimamente lo mismo: música pop.

 

En cualquier caso, decir que haces música pop no clarifica mucho. ¿Cómo definirías tú el pop?

         – El pop para mí es la unión ideal del cerebro y el corazón. El cuerpo debería tener la fuerza y la visceralidad del corazón, junto con la creatividad y el ingenio del cerebro. En general, una canción pop se basa en una melodía teóricamente fácil de cantar pero que tiene creatividad y sentimiento… Dentro de eso, caben todo tipo  de arreglos y de ideas.

 

Siempre te has caracterizado por cierto inconformismo. ¿Se refleja eso en tu música?

         – Yo creo que sí. Siempre ha habido en Los Brujos una actitud de ir a contracorriente con respecto a lo que pasa en la escena nacional. Por ejemplo, aunque yo suelo cantar siempre en castellano, cuando hice la versión de Burning, para el disco de homenaje, hice una letra en inglés, porque sabía que, por una vez, todos los grupos iban a cantar en castellano… Es cierto que me gusta ir a mi aire, y musicalmente también se nota, porque aunque mis canciones tienen muchas influencias de los sesenta, me gusta meter guitarras muy saturadas sin que tengan que parecerse a los Posies.

 

¿Tiene eso que ver con tu interés por buscar siempre los temas más oscuros cuando, por ejemplo, te piden tu colaboración para un recopilatorio?

         – Hay dos o tres motivos para ello, y sí, el espíritu un poco guerrero que tengo. Pero también es porque esos discos te dan la oportunidad de dar a conocer canciones muy buenas que la mayoría de la gente no conoce.

 

¿Eres muy exigente con tu propia música?

         – Sí, quizá demasiado. Llevo un gran policía dentro. Creo que debería ser más elástico, porque a veces me quemo tanto los cuernos pretendiendo que todo sea perfecto que me bloqueo. Ésa es una de las razones por las que, a veces, he tardado tanto tiempo en sacar discos.

 

Dentro del panorama independiente, ¿crees que el pop de calidad sigue sin entenderse en este país?

         – Evidentemente, eso es cierto. Me parece sorprendente que, siendo mis canciones muy accesibles, melodías que cualquiera podría tararear por la calle, somos unos de los grupos que no conseguimos salir de las catacumbas, que nos conoce y nos valora gente más o menos entendida, pero ahí se acaba todo.

 

De lo que hayas escuchado últimamente, ¿hay algo que te haya sorprendido especialmente?

         – La verdad es que hace tiempo que no me sorprende nada, pero no en el sentido de que no me encuentre con buenos grupos. Lo que ocurre es que llevo mucho tiempo en este corral y tendría que pasar algo muy gordo para que realmente me sorprendiera. Sí hay muchos grupos con excelentes canciones. Creo que se ha ganado mucho en cantidad y en calidad, aunque quizá falte aquel toque mágico y aquel atrevimiento que había hace quince años para hacer cosas quizá mas personales.

 

En los últimos años has sacado discos con diferentes compañías. ¿Qué visión tienes de esa experiencia?      

         – Como se dice en estos casos, de todo se aprende. Todas ellas han sido positivas No puedo tener ninguna queja, y la verdad es que no hay ningún motivo especial para no haber repetido con ellos. Quizá el único motivo sea que Los Brujos tampoco somos un grupo convencional en ese aspecto.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LAURYN HILL

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LAURYN HILL

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ENTREVISTAS 1999


Lauryn Hill, esencia de color

 

 

Ella es la gran estrella de la música negra de fin de siglo, la que ha sobresalido en la regeneración del soul que ha llegado con Erykah Badu o Missy Elliot.

 

“¡Hey, es mi disco! ¿Quién podría contar mi historia mejor que yo?”, se pregunta Lauryn Hill, cantante, rapera, compositora, actriz y madre. Está hablando de The Miseducation Of Lauryn Hill, su debut en solitario y uno de los discos que ha impulsado a la nueva generación del soul.

 

Producido por la misma Lauryn, The Miseducation Of Lauryn Hill es un álbum que se ocupa tanto de los sentimientos como de materias sociopolíticas, siempre ante un telón de fondo sonoro que confirma el indiscutible talento de esta nativa de South Orange, New Jersey.

 

El título, algo así como El desaprendizaje de Lauryn Hill, no debe interpretarse literalmente, según explica esta inteligente mujer de 23, que fue estudiante en la Universidad de Columbia. “El concepto de desaprendizaje no es lo que parece: he tratado de cambiar la terminología y, en este caso, se refiere a las cosas que aprendes fuera de la escuela y de la universidad, más allá de lo que la sociedad considera correcto y obligado. Respeto de verdad el academicismo, pero hay un montón de cosas que aprender sobre la vida que no se pueden encontrar en ningún programa de estudios. Éste es nuestro verdadero paso a la edad adulta, en el que dejamos ese lugar de idealismo e ingenuidad”.

 

El esperadísimo debut de Lauryn ha tardado en llegar. Antes había formado parte de The Fugees, junto a sus compañeros Prakazrel “Pras” Michel y Wyclef Jean, convirtiéndose en el grupo de rap más vendedor de todos los tiempos, sin llegar a ser un grupo banal o sin mensaje.

 

Lauryn Ha pasado buena parte de sus años de formación en el candelero, primero como actriz, con papeles en As The World Turns y Sister Act II, y ahora como artista de éxito que aún encuentra tiempo para causas benéficas: es fundadora de la organización The Refugee Camp Youth Project, que intenta devolver lo suyo a la comunidad y mejorara la calidad de vida de los niños urbanos. Como ella misma dice, “quiero que mi música toque a la gente de verdad. Yo aún trato de formarme a mí misma, porque como casi todos, todavía vivo y aprendo”.

 

Esta joven mujer que Chuck D de Public Enemy definió como ‘luz solar’ y ‘Bob Marley del siglo XXI’, ha documentado su gloriosa y polifacética vida en su primer disco, que, como su autora y protagonista, es fuerte, franco, combativo e inteligente, pero sin perder un ápice de delicadeza y sensibilidad. “Todo parte del corazón. Sé que, a veces, es irónico y muestra abiertamente su ira y dolor, pero nunca de forma amarga”.

 

Lauryn Hill tiene muchas experiencias que contar. “Siempre que me hirieron, siempre que me sentí decepcionada, siempre que aprendí, escribí canciones”, explica. “Pero la canción que más siento es la que trata de mi hijo. “Joy Of My World Is In Zion” es para aquellos que pensaban que yo era así, pero aquí muestro parte del dolor que estaba sufriendo, es mi lado humano. Fue extraño para mí que esto acabase siendo un tema, pero lo que empezó como algo oscuro acabó siendo lo más brillante e importante para mí”.

 

The Miseducation Of Lauryn Hill va del territorio hip-hop de cortes como “Doo Wop” a los ritmos de inspiración jamaicana de “Lost Ones”, y a lo largo de todo el disco es la deliciosa voz de Lauryn lo que engancha y cautiva. Musicalmente aporta calidez y sensualidad, y demuestra su enorme conocimiento del trabajo en el estudio como productora de su sorprendente debut. “Los hombres se apuran cuando reciben órdenes de una mujer, pero si estás pagando a alguien, le pagas para que trabaje bien. Las mujeres que piden y consiguen lo que quieren serán llamadas putas y dirán que es difícil trabajar con ellas, por eso no presto atención a esas cosas. La música es lo importante para mí, la música y mi aprendizaje sobre ella. Soy, además, perfeccionista y si tengo que repetir algo cien veces, lo repito cien veces”.

 

Y aunque la actitud de los hombres de la industria para con las mujeres le repugna, sigue adelante; sabe evidenciar su seguridad y su inteligencia para rodearse de artistas de talento y de técnicos profesionales. Su habilidad como compositora prolífica le ha llevado a escribir para artistas varios como CeCe Williams y, además de componer el impactante corte que da título al reciente disco de Aretha Franklin, “A Rose Is Still A Rose”, Lauryn también dirigió el vídeo.

 

“A los hombres les gusta cuando les cantas, pero dudan cuando vas más allá y tratas de controlar tus asuntos. La industria es así de sexista. Nunca califican de genio a una mujer, tan sólo la llaman diva y piensan que es más que suficiente el cumplido. Es como si nuestro encanto y vanidad fuesen puestos por delante de nuestras contribuciones musicales e intelectuales”. Todo un genio, claro que sí.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LA BUENA VIDA

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LA BUENA VIDA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


La Buena Vida, clasicismo pop

 

 

         La Buena Vida ha vuelto a la actualidad con su cuarto disco, Panorama. Son 12+1 canciones que perfeccionan la brecha abierta en su curriculum con su anterior Soidemersol. Éste es su disco más perfecto y elaborado. Siete meses de grabación y la colaboración de Pedro Vigil en la orquestación forjaron una obra llena de nostalgia.

 

         El grupo donostiarra vio tambalear su plácido camino musical tras la asociación con la multinacional Polygram en Soidemersol. Atrás quedaron dos discos de pop inmediato y jovial: La Buena Vida (Siesta, 93) y Los mejores momentos (Siesta, 94). Su estilo parecía fácil de promocionar, pero el gran salto anduvo cerca de convertirse en desastre. “Nunca hubo un pensamiento de abandonar, pero era necesario parase a pensar, volver a recuperar las ganas”, comenta Mikel Aguirre, voz y guitarra. “Soidemersol recibió unas críticas muy buenas y nosotros nos quedamos contentos. Pero nuestra ilusión y los proyectos de Polygram no coincidían. Fue como hacer una gran película y no distribuirla. Tampoco lo tomamos como un paso atrás. Fue una experiencia para aprender. Si ahora nos sucediera lo mismo, llevaríamos un notario”.

 

         El mal trago no afectó al delicado gusto del grupo para construir canciones pop. Lejos de desequilibrarles, La Buena Vida responde con su mejor arma, consiguiendo que los nuevos temas suenen como nunca lo habían hecho. Desde el arranque con “Melodrama” hasta “Tambaleo” (canción extra no detallada en los créditos del disco y que incluye la línea “Todas las imperfecciones fruto de mi indecisión son tan mías que les tengo simpatía”), uno descubre la cuarta cosecha de un vino macerado con tranquilidad que se paladea con satisfacción, mejorando en sucesivas catas.

 

         El grupo se aleja de los juveniles y acelerados inicios, aunque canciones como “Surquemos el cielo entero” sepan a herencia de los comienzos. La coquetería electrónica probada en su EP de baile “Magnesia” reluce en canciones como “Despedida” o “Guillermine”. El mundo tecnológico no es el camino de futuro del grupo donostiarra, aunque unas gotas no le sientan mal. Eso permitirá, además, disfrutar de sus orquestas en directo.

 

         Para el guitarra Javier Sánchez, “el mundo electrónico es muy actual y te da muchas posibilidades. Nosotros simplemente nos aprovechamos de sus utilidades. Lo que no queremos es que parezca que nos estamos apuntando al carro de la electrónica. Es simplemente aprovechar las cosas que tienes a mano. Igual que tocas una guitarra, puedes utilizar otro aparato que te da una amplitud de miras que antes no tenías”.

 

El resto del disco es emoción musicada, con muchos momentos álgidos: los singles “Tormenta en la mañana de la vida” y “Bodas de plata”, la novedosa “El largo adiós”, el arrebato de ternura que da la escucha sistemática de “Tambaleo”, su visión del soul instrumental en “Aquella noche de sábado”, en las que el salitre donostiarra se alía con el de San Francisco y el sonido Tamla, las vibrantes cuerdas de “Odessa”, etc.

 

       El cóctel de influencias se agita y diluye en una combinación de refinada digestión que convierte el disco en referencia obligada para el 99. Panorama se adentra en un pop sentimental y elegante (‘melancolía alegre’ como lo define el grupo), con la voz de Irantzu cada día más grave, solapándose a la perfección con la música, mientras Mikel se descubre como un acierto al cantar en solitario o como segunda voz.

 

         Se sienten cómodos elaborando melodías bonitas desprovistas de significado expreso. “Nos gusta que las letras de las canciones sean abiertas, que cada cual las interprete como quiera”, explica Javier. “Como autor, no me gusta explicar lo que para mi suponen las letras. Es algo privado. Me parece absurdo intentar explicarlas. ¿Te imaginas a un pintor explicando su cuadro o a un poeta detallando sus versos?”.

 

         El grupo y su compañía discográfica de toda la vida, Siesta, miman la edición en vinilo, que contiene dos bossa novas que no aparecen en el compacto, diseñado de nuevo con exquisitez por Javier Aramburu. Según Mikel, “Siesta tiene un código ético muy determinado, lo que incluye cuidar la edición en vinilo. A mí me gusta mucho más ese formato. En esa edición hay dos canciones más, pero no por la simple suma de temas, sino para darle un aire más relajado al LP pensando en una cara A y en una cara B. Algo que se ha perdido con los nuevos formatos”.

Xavier Valiño
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