ULTRASÓNICA ARTÍCULO CONCIERTO THE JAYHAWKS

ULTRASÓNICA ARTÍCULO CONCIERTO THE JAYHAWKS

ULTRASÓNICA

ARTÍCULOS 2004


The Jayhawks

Fecha: sábado, 27 de marzo de 2004

Sala: Capitol, Santiago

Estilo: Rock

Público: 700 espectadores

Nuestro primer contacto con Gary Louris en la sala ya nos avisaba que aquello se iba a convertir en una fiesta. Cruzando la barra para sortear la sala llena, se acercó al escenario cuando aún estaba Kraig Jarret Johnson & The Program tocando y subió a acompañarlo con la guitarra y su voz. El pipa se volvía loco con su pandereta. Y Kraig cerraba su actuación de escasos 40 minutos como un tren desbocado con, precisamente, la canción más acelerada de su debut, “Freight Train”. 

Media hora más tarde, Gary Louris volvió a leer, una vez más, el libro de estilo de las raíces del rock en la insuperable Sala Capitol, tanto para los fieles como para los neófitos. Y triunfó, sobre todo cuando empastaba sus voces con el batería Tim O’Reagan como si fueran los mismísimos Byrds.  

A su lado, instituciones vivas del nuevo rock americano de los 80 como  Stephen McCarthy de los Long Ryders en la pedal steel guitar. Y como invitados, entre otros, su antiguo compinche en la banda -y ahora telonero- Kraig Jarret Johnson (“una vez se ha sido un Jayhawk, se es un Jayhawk para siempre,” dijo) o compañeros de fechorías como Juan de los Vancouvers en la última gira de los Jayhawks por aquí. 

Se ganaron a los que no conocían al dedillo sus siete discos con la versión del “Bad Time” de Grand Funk Railroad. Y sentí que me daba la razón cuando, en los bises, además de ese “Fools On Parade” -“Locos de marcha”- escrito en la caótica última gira española, se arrancó con “Tailspin”, sin duda la mejor canción del ya clásico Rainy Day Music. Pero había más. 

Ese más pasaba por la reivindicación de Golden Smog, proyecto en el que participaron -¡vaya casualidad!- los dos protagonistas de la noche, Louris y Jonson (además de gente de Wilco, Big Star o The Replacements). Para la despedida, con todos los invitados en el escenario, al estilo de The Band, el mejor tema de Golden Smog y una de las canciones imprescindibles de los 90: “Until You Came Along” -por cierto, horas antes, Johnson me confesaba que habrá tercer disco de Golden Smog-.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ARTICULO STUDIO ONE: LA ENORME PREHISTORIA DEL REGGAE

ARTÍCULOS 2003

La enorme prehistoria del reggae

Studio One Story(K Industria)

En estos días, el rock y el pop tienden a ceñirse a su propio libro de estilo. Los artistas pop se forman con un esquema muy claro, asegurándose de darle al público exactamente lo que quieren. Los grupos de rock persiguen parecer normales; no talentos salvajes, sino chicos corrientes que casualmente se comportan dentro de las convenciones. Así, al público nunca le llega un sobresalto brusco, ni tampoco una sorpresa agradable.

En estas circunstancias, es difícil no juzgar la música jamaicana con la mejor de las opiniones. En contraste con el estrecho campo de miras de la música de hoy en día, Jamaica siempre ha dado una oportunidad a las personalidades más atípicas. Es el país que inventó el género de las versiones, o sea, la edición de distintas grabaciones de artistas muy diversos basados todos ellos en la misma canción original, y también el país en el que el productor Glen Brown editó numerosos singles con las etiquetas cambiadas deliberadamente. Sólo en Jamaica se puede creer que una cantante como Lady Saw pudiera tener un gran éxito con una canción que hablaba de las propiedades de un laxante local, por poner uno de tantos ejemplos.

El particular mundo de la industria musical de Jamaica impregna la historia del Studio One. La compañía de discos más celebrada de su historia tuvo un equipo tan extraño como ajustado a su filosofía: el prodigioso teclista Jackie Mittoo llegaba a las sesiones de grabación de riguroso uniforme, y la hermana Ignatius Davies convirtió su reformatorio de la capital Kingston en la mayor academia musical de la isla -de la que Studio One se nutriría para formar su propia banda para las sesiones en el estudio-.

Y en el centro de todo estaba el máximo responsable, Clement “Sir Coxsone” Dodd, quien en 30 años inventó más trucos musicales que ningún otro productor. Dirigió el equipo de sonido más exitoso de la isla, supervisó el nacimiento del ska y el reggae y abrió un estudio por el que pasaron todos los músicos notables de la isla. Bob Marley incluso vivió en él.

Como era habitual en Jamaica, el éxito de Clement Dodd parecía surgir de una aparente anarquía. Encontraba nuevos talentos en las caóticas audiciones semanales que organizaba: era tanta la gente que se pasaba por el estudio los domingos por la tarde que los rumores hablaban de que allí sucedía algo muy distinto, y la policía lo tenía permanentemente controlado.Conviene recordar que Studio One Records fue el principal sello discográfico de Jamaica, en el que empezaron su carrera cientos de artistas, desde Bob Marley a The Skatalites, de Horace Andy a Peter Tosh.

Tal y como reconoce el experto Steve Barrow, autor de la “Guía Rough Guide del reggae”, los pinchadiscos jamaicanos fueron los precursores del rap: aquellos discos en los que Count Machuki divagaba sobre los sonidos de la banda montada por Clemente Coxsone viajarían hasta el Bronx a través de Kool Herc, un jamaicano que se dedicaba a pincharlos en las calles de Nueva York. Allí los primeros b-boys utilizaron aquellos sonidos para cantar encima, con lo que nació el hip-hop. De esta forma, los ritmos que habían surgido de las calles de Kingston se extenderían hasta conquistar el mundo.

Aquellos discos que salían del Studio One cambiaron la música pop para siempre, pero, como sucede habitualmente en la música jamaicana, intentar darle un sentido a lo que realmente sucedía es una tarea desagradecida. Así que la edición de un disco resumiendo la historia del Studio One es un hecho sin precedentes.Studio One Story continua el trabajo empezado con otros recopilatorios anteriores -Studio One Rockers, Studio One Soul y Studio One Roots-.

En este caso, Studio One Story, distribuido aquí por K Industria Cultural, además del disco compacto, incluye un libreto de 92 páginas cuidadosamente escrito e ilustrado, con todo lujo de detalles sobre la historia del sello y de la música jamaicana, junto con un DVD de cuatro horas que contiene imágenes en sepia y blanco y negro, en el que se recogen diversas sesiones de los músicos en el estudio y entrevistas con algunos de los históricos que alguna vez pasaron por allí: Ken Booth, Skatalites, Lone Ranger, Sylvan Morris, Alton Ellis, Dennis Alcapone…

Por necesidad, el compacto es más selectivo que definitivo. Sus grandes diferencias de estilo, que van desde el rhythm & blues de Theo Beckford al dancehall de Dennis Alcapone, son inmensas, pero no hay un solo tema prescindible. Cada corte muestra lo que en él hubo de invención. Sin ir más lejos, en “Love Bump”, de DJ Lone Ranger, que ya tiene 20 años de antigüedad, se puede escuchar al Shaggy de hoy en día. Alton Ellis, por su parte, canta suavemente sobre un sonido que reaparecería años más tarde para convertirse en un número uno como “Uptown Top Ranking” en las voces de Althia And Donna.

Evidentemente, una colección así no puede intentar resumir en unos 16 temas la historia del Studio One. Sin embargo, el intento no desmerece. Además, sus 16 cortes son incuestionables. “Guns Of Navarone”, de The Skatalites, aparece en su mezcla original, sin los retoques que posteriormente se le añadieron. Algo similar ocurre con “Dancing Mood”, de Delroy Wilson, en la que se respeta la grabación de la voz original, y no la remezcla que apareció después en tantas recopilaciones. Si a eso se le añade la primera toma de “Deceleration Of Rights”, de The Abyssinians, “I’m Still In Love”, de The Altons, y otros clásicos de Jackie Mittoo, The Heptones, Dennis Al Capone y Larry Marshall, está claro que no hay la más mínima posibilidad de equivocarse.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ARTICULO HOMENAJE A JOE STRUMMER -CURIOSIDADES-

ARTÍCULOS 2003

Joe Strummer, detrás del punk político

Se reedita en estos días el disco London Calling, el primer gran disco de los 80 -a pesar de haber sido editado a finales de 1979- en formato triple, incluyendo un nuevo disco con canciones inéditas pertenecientes a las sesiones de grabación y un DVD. Para quien no tenga nada de The Clash, éste es el disco más relevante que puede comprar este año. Por supuesto, la muerte de Joe Strummer el 22 de diciembre de 2002, ayudará a la venta del disco. Aunque, en este caso, no hay mal que por bien no venga, si una nueva generación descubre a la banda más importante del rock comprometido.

Sus compañeros quieren que este lanzamiento sea un homenaje a Joe. "Mientras estábamos recopilando los cortes de nuestro último álbum recopilatorio, sufrimos la trágica e irreparable pérdida de nuestro amigo. Nos gustaría dedicar este disco a su memoria."

Cada frase que dijo en su día Joe Strummer era un slogan; cada cosa que hizo un acto simbólico, puede que premeditado o reformulado para convertirse en otro capítulo grandioso dentro de la leyenda que fueron y son The Clash.

Todos conocemos de sobra la importancia de The Clash, su discografía, las aventuras de Joe Strummer… Por eso, desde aquí, y coincidiendo con este nuevo recopilatorio, preferimos recordar algunos de los momentos más curiosos de su trayectoria, como nuestro particular homenaje.

– Joe Mellor -su verdadero nombre-, nacido en Turquía en 1952, siempre se sintió menospreciado por los punks por provenir de una familia de clase media, ya que su padre era diplomático. Para justificarse, en más de una ocasión intentó explicar que su padre era un simple funcionario de base y que su única propiedad era una única vivienda. Lo cierto es que trabajó limpiando los lavabos de la Ópera de Londres y que a Mick Jones y Paul Simonon se los encontró en la cola del paro.

– Mientras mantenía su primer grupo, The 101’ers, vivió en una casa ocupada. Allí estaban, entre otros, un navarro y dos malagueñas, con lo que se inició su larga relación con España. Una de ellas, Paloma, que cambió su nombre por Palm Olive, fundó de The Slits. En aquel momento, el grupo favorito de Joe Strummer era Doctor Feelgood y su canción favorita “Gloria” de Van Morrison.

– En abril de 1976, los Sex Pistols hicieron de teloneros de The 101’ers y Joe quedó epatado -a aquel concierto asistieron también Mick Jones y Paul Simonon-. Además, se volvió loco con el primer disco de los Ramones. En esos días todo cambió. Dejó el rhythm & blues y abrazó el punk y pasó a llamarse Joe Strummer -golpeador-.

– Como mandan los cánones del punk, a Joe Strummer y Mick Jones les importaba un pimiento que sus compinches en lo que iba a ser su grupo supieran tocar su instrumento. Paul Simonon, a quien se le encargó del bajo, en su vida había tocado una nota. Eso sí: su imagen era la apropiada, la de un rebelde guapo que atraía a las fans -fue votado el hombre más sexy en una de las encuestas anuales de la revista Playgirl- y que, además, se dedicaba a pintar.

– En la primera entrevista que The Clash dieron sólo hablaron de su ideario político. “La gente debería saber que somos anti-fascistas, anti-violencia, anti-racistas y pro-creatividad”. En ningún momento hablaron de técnica musical.

– Siempre dijo que no le gustaba nada la costumbre del público de escupir en los conciertos punk. Es más: echaba la culpa de una hepatitis de seis meses que sufrió a un escupitajo que alguien le tiró en un concierto y que él tragó.

– La abuela de Mick Jones hizo de mecenas en sus inicios: les dejó su vivienda en el piso 18 de un edificio para componer su primer disco y ensayar. Además, no se perdía una actuación de su nieto y sus compinches.

– Cuando Mick Jones apareció con “Remote Control” para incluir en su primer disco, el resto del grupo la llamó mini-ópera. Duraba… ¡dos minutos y medio!

– The Clash, su primer disco, no convenció a su compañía americana por su “horrible sonido”. Pensaron en no editarlo nunca, hasta que se dieron cuenta de que las copias importadas vendidas pasaban ya de 100.000. De todas formas, sacaron las canciones que les parecieron menos interesantes e incluyeron numerosos singles que nunca habían aparecido en un LP. De esa forma, la edición americana se ha convertido en uno de los discos definitivos de The Clash y el que siempre aparece, junto a London Calling, en las listas de los mejores discos de la historia.

– Joe Strummer era un enamorado del reggae y fue quien lo introdujo al resto de la banda haciendo que sonara natural dentro de sus estructuras rock, como en las versiones de “Police & Thieves”, “Pressure Drop”, “Armagideon Time” o toda la cara dub de Sandinista! Sin embargo, cuando él y Mick Jones visitaron Jamaica después de grabar su primer disco, se encontraron totalmente solos y temieron por sus vidas, con miedo a una comunidad de color en la que no se integraron. Regresaron rápidamente a Inglaterra y la primera canción que compusieron fue “Safe European Home” -“El seguro hogar europeo”-.

– Joe Strummer siempre reconoció que su voz no era nada especial, que era áspera como la de Lemmy de Motorhead o Rod Stewart, pero que lo importante era poner el alma en ello y no la técnica. El productor de Give’Em Enough Rope, Sandy Pearlman, al que no le gustaba nada la voz de Joe, la mezcló con menos volumen que la batería en aquel disco.

– La portada de London Calling! es un homenaje -o copia- del disco Rock And Roll de Elvis de 1956. La imagen desenfocada de Paul Simonon rompiendo el bajo no le gustaba a Pennie Smith, su autora, pero Strummer la convenció para que fuera la elegida. Años más tarde, Siniestro Total la retomaron en la portada de su single “Sexo chungo”, aunque en este caso el instrumento estrellado contra el suelo era una gaita.

– Para justificarse por grabar con una multinacional, el grupo convenció a su compañía para editar el doble London Calling y el triple Sandinista! a precio de disco sencillo -aunque España fue el único país en el que Sandinista! se vendió a precio de triple-. Detrás de esta estrategia había otra motivación: Joe Strummer estaba convencido de que entregaba cinco discos y que así acabaría antes con el contrato por ocho discos que había firmado con Sony.

– Después de sus visitas a Granada, Joe Strummer intentó colocar algunas líneas en castellano, todas incorrectas y sin mucho sentido en sus canciones. En “”Spanish Bombs” canta “Yot’ quierro y finito / yote querda, oh ma corazón”. Y en “Should I Stay Or Should I Go” dice “Me arrodilla y está feliz / Al rededar en tu espalda / Si me voy va peligro / Me quedo es doble”. Tal vez Manu Chao empezó por aquí sus clases de castellano.

– The Clash fueron el primer grupo blanco en interesarse por un estilo que estaba naciendo: el rap. Invitaron a los pioneros Grandmaster Flash & The Furious Five a ser sus teloneros e introdujeron ese sonido en “The Magnificent Seven”, “This Is Radio Clash” y “Lightning Strikes (Not Once, But Twice)”.

– A principios de 1982 Joe desapareció durante un mes, dejando a sus compañeros colgados, justo cuando iban a empezar una gira. Años más tarde aclaró que necesitaba un descanso y que había estado en París emborrachándose y corriendo el maratón. Lo cierto es que su manager Bernie Rodhes, consciente de las desavenencias que empezaban a aparecer en el grupo, le ordenó desparecer durante una temporada.

– Joe Strummer produjo en 1986 el disco Más de 100 lobos de los granadinos 091. También produjo a The Pogues e hizo varias giras con ellos, como guitarrista y como sustituto de su cantante Shane MacGowan.

– En 1991, los Estados Unidos dieron la señal convenida para el inicio de la Guerra del Golfo haciendo sonar “Rock The Casbah” a través de la emisora de sus Fuerzas Armadas. Seguro que Joe Strummer se revolvió de asco en el momento en que se enteró. En la canción, compuesta con un propósito muy distinto, hay frases como “El rey llamó a sus aviadores / Y les dijo empezad a ganaros la paga / Dejar caer las bombas entre los minaretes / Por el camino de la casbah”.

– “Should I Stay Or Should I Go”, el único single número uno del grupo, lo fue en 1991, ocho años después de su edición original, gracias a su inclusión en un anuncio de los vaqueros Levi’s. Joe Strummer no quería ni oír hablar del tema; sin embargo, Mick Jones prestó su consentimiento. Hasta el día de su desaparición, Joe no se lo perdonó.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ARTÍCULO TALKING HEADS

ARTÍCULOS 2003

Talking Heads, arte pop

Once In A Lifetime(Rhino-EMI)

Una obra de arte. Dicen que no se puede juzgar un libro por su portada, pero con esta retrospectiva del grupo más intelectual de la primera generación del punk de Nueva York se puede contradecir el dicho con tota confianza. Después de todo, el atípico tamaño y presentación de esta colección única, que parece más un libro de arte que una colección de compactos, casa perfectamente con la ética y la estética que David Byrne y compañía mostraron durante el tiempo que estuvieron juntos como Talking Heads.

Formado a mediados de los 70 por tres estudiantes de una escuela de arte de Rhode Island -David Byrne, Tina Weymouth y Chris Frantz-, junto al ex-Modern Lover Jerry Harrison, Talking Heads salieron de la escena punk de Nueva York para convertirse en uno de los grupos más arriesgados e influyentes de la historia. Su visión polirrítmica del rock fundía elementos que incluían el funk, ritmos africanos, la elegancia brasileña y los principios del punk en un sonido pionero que era, a la vez, experimental y accesible, inventivo y contagioso.

Hasta ahora, el catálogo de Talking Heads no había sido tratado como debiera en la era del compacto. Sus discos nunca habían sido remasterizados, su legendario disco doble en directo The Name Of This Band Is Talking Heads no ha visto la luz aún en compacto y, salvo el recopilatorio de 1992 Popular Favorites 1976-1992: Sand In The Vaseline, nunca habían contado con una retrospectiva de su trayectoria.

Ahora, la caja recopilatoria Once in a Lifetime enmienda el error y destaca por varios motivos: porque es la primera vez que se remasterizan las canciones de la banda -y el sonido es deslumbrante-, porque por fin algo de The Name Of This Band Is Talking Heads llega al soporte digital -aunque sólo sea una canción, pero que no está en ninguno de sus otros discos, “A Clean Break (Let’s Work)”-, porque descubre algunas rarezas y, lo más importante, porque hace un repaso con detenimiento por la obra del grupo.

Entre sus 54 canciones hay sitio para media docena de temas de cada uno de sus discos -excepto Naked (1988), tal vez el menos interesante-, además de incluir una selección de cinco descartes y versiones distintas no editadas anteriormente.

Temáticamente, cada disco representa una etapa. El primero de ellos, además de tres grabaciones anteriores a su primer álbum, ya disponibles en su único recopilatorio, se centra en su debut, Talking Heads: 77, y su secuela de 1978 More Songs About Buildings And Food, revelando unos inicios en el post-punk más inquieto y su consiguiente inmersión en el funk y los ritmos africanos.

Los Talking Heads clásicos conforman el grueso del segundo disco, aquellos que siempre formarán parte del subconsciente colectivo. Esta etapa coincide con la colaboración con el productor y músico Brian Eno en los discos Fear Of Music (1979), Remain In Light (1980) y Speaking In Tongues (1983). Ahí está David Byrne escupiendo sus palabras cortantes sobre el funk de coartada intelectual que facturaban Chris Frantz y Tina Weymouth, arropado todo ello por el instinto melódico de Jerry Harrison.

El tercer compacto se centra en lo que siguió a su época más gloriosa. En Little Creatures (1985) el grupo se acercó al pop sin disimulos, para continuar con la banda sonora de True Stories, casi un proyecto personal de David Byrne, que, no obstante, aportó canciones redondas como “Wild Wild Life”, “Love For Sale” y “People Like Us”. Su último disco, Naked, a pesar de estar inmerso más que nunca en ritmos de otras partes del mundo, mostraba ya una cierta pérdida de inspiración.

Si se juzga desde el punto de vista musical, sólo se echa en falta “The Great Curve”. Por ello, salvo un par de cortes menores en esa parte final, y a que omite completamente Stop Making Sense, Once In A Lifetime se convierte ya en la recopilación definitiva de Talking Heads.

Pero esta caja ofrece algo más que música. El cuarto disco, Storytelling Giant, en DVD por primera vez, incorpora, en relación con su edición en VHS hace unos años, tres vídeos nunca antes vistos. Y no se trata de un extra más: dado que la parte visual siempre fue uno de los elementos más importantes del grupo, Storytelling Giant se convierte en una parte imprescindible de la caja.

Esos vídeos vistos ahora, años después de su filmación, revelan que permanecen totalmente vigentes aunque las técnicas de producción hayan envejecido. Queda claro que en este caso -uno de los muy escasos en el mundo del rock-, sí había imaginación y una razón para poner imágenes a su música. De todas formas, era tan importante esta faceta que no se puede tener una visión completa sin acudir a Stop Making Sensey True Stories, puede que la omisión más importante de esta colección.

Mención especial merece el envoltorio, aquí a la altura del contenido. El ancho libreto que guarda dentro los cuatro discos contiene en su interior, además, recuerdos de los cuatro componentes del grupo, del crítico de rock David Fricke, del novelista Rick Moody, de la artista Maggie Estep y de otras luminarias de la escena artística de Nueva York. Lo mejor son unas ilustraciones que invitan a descubrir su contenido. Lo dicho, una obra de arte.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA ARTÍCULO ANÉCDOTAS DE KURT COBAIN

ULTRASÓNICA ARTÍCULO ANÉCDOTAS DE KURT COBAIN

ULTRASÓNICA

ARTÍCULOS 2004


Las anécdotas de Kurt Cobain y Nirvana

 

         Conviene desmitificar el mito. Kurt Cobain era un ser atormentado y su muerte a los 27 años lo elevó al olimpo del rock. Pero en su vida -como en todas, por otra parte- hubo un buen montón de hechos que han quedado como anécdotas curiosas y que nos ayudan a dar una visión menos trascendente de Kurt Cobain. Ahora que se cumplen 10 años de su suicidio, éste es nuestro pequeño homenaje. 

– Hubo otros dos grupos que se llamaron Nirvana. El primero tuvo cierta repercusión en los 60. El segundo fue un grupo de rock cristiano de principios de los 80 que intentó presentar una demanda contra el grupo de Kurt por uso indebido del nombre. Cristianos sí, pero la pasta también. 

– La primera guitarra -de segunda mano- de Kurt fue un regalo de su tío a los 14 años. Sin embargo, para conseguir su primer amplificador, Kurt tuvo que recuperar del río la pistola con la que su madre acababa de apuntar a su nuevo marido después de que ésta la arrojara al río Wishkah. El nombre del rió serviría para dar título al disco en directo póstumo de 1996. Y de la pistola nunca más se supo.

 

– Al comienzo de su carrera, a su madre no le gustaba la compañía de su hijo, por lo que no le permitía dormir en casa. A veces dormía en casa de un amigo y, otras, debajo de un puente. De ahí surgió “Something In The Way” que habla, precisamente, de lo que se siente al dormir debajo de un puente -y no en casa de un amigo, claro-. 

– En 1986 Kurt compró media docena de tortugas y las puso en una bañera en su salón. Cuando aquello empezó a oler mal, Kurt optó por una solución drástica: hizo un agujero en el medio del salón. Años después, cuando intentó contratar a alguien para la limpieza de su casa en Seattle, una señora se presentó, echó un ojo a lo que había alrededor y salió gritando: “¡Satán vive aquí!” Los vecinos estaban encantados con el espectáculo. 

– Un buen día Kurt y Krist Novoselic decidieron cambiar el nombre de su grupo por el de Nirvana, que es una palabra del sánscrito que significa el estado de la suprema sabiduría. ¿Y cuál era el nombre que dejaron atrás? Ed Ted and Fred and Fecal Matter -Ed Ted y Fred y la Materia Fecal-. Similar, desde luego. 

– Después de una actuación bastante mala en 1988, Kurt y Krist Novoselic estaban tan enfadados con su primer batería, Chad Channing, que decidieron romperle la batería en el escenario. Lo que hicieron pronto se convirtió en una rutina si los conciertos salían mal. ¿Y si salían bien? Entonces rompían sus instrumentos porque estaban contentos. 

– “Smells Like Teen Spirit” le debe su título a una amiga de Kurt. Una noche, bastante bebidos, ambos estaban discutiendo sobre la revolución juvenil, y su amiga acabó escribiendo en una pared “Kurt huele a espíritu adolescente”. Kurt se inspiró en eso después de llegar a la conclusión de que podría ser alguien capaz de inspirar una rebelión juvenil. Lo que su amiga pensaba de verdad es que Kurt olía a un desodorante llamado Teen Spirit del que Kurt, hasta entonces, ni había oído hablar. La canción fue grabada en sólo tres tomas con todo el grupo tocando a la vez, espoleados por la inmediatez del punk. 

– La canción “Stay Away” de Nevermind se iba a titular “Pay To Play” (“Pagar por tocar”). Alguien debió pensar que no era una buena idea. 

– “Polly”, título de una de las canciones de Nevermind es el nombre comúnmente utilizado para llamar a un loro. Sin embargo, de lo que habla la canción es de un estupro. La versión que se escucha en el disco es en realidad una maqueta del año 90 registrada con una guitarra acústica de sólo 5 cuerdas que Kurt nunca afinaba del todo. Se intentó grabar con todo el grupo, pero no funcionaba. En una de las sesiones, Kurt salió del estudio y se puso a tocarla en un sillón. Butch Vig, el avispado productor, cerró con llave el control y aprovechó dos micrófonos para grabarla. Había solucionado uno de los principales problemas de aquellas sesiones. 

– Al final de Nevermind, diez minutos después de que acaba el último corte, aparece una canción no listada en los créditos. “Endless, Nameless”, que así se titula, es una de las canciones más largas -seis minutos- y más punk de Nirvana. En gran parte de la tirada original en Estados Unidos y muchos países se omitió por error. Hoy en día es, probablemente, la canción no acreditada más famosa. 

Nevermind ha vendido más de 15 millones de copias. Fue el disco que desbancó del número 1 a Dangerous de Michael Jackson. Con respecto a la imagen que tenía la gente del álbum, Kurt se sentía culpable y llegó a confesar: “Todos piensan que nos hemos gastado algo así como ocho millones de dólares en el disco y que nos llevó como seis meses, cuando lo cierto es que nos llevó tres semanas.” A pesar de que no fue un disco caro, estuvo lejos de costar los -únicamente- 600 dólares que costó su debut, Bleach

– En la entrega de premios de la MTV de 1992, mientras interpretaban “Lithium”, el bajista Krist Novoselic lanzó su bajo al aire y no lo pudo coger. Cayó en su cabeza y lo tiró al suelo. Kurt, que no lo había visto, empezó a gritarle por no seguir el ritmo. En la misma ceremonia, Kurt envió a alguien disfrazado de Michael Jackson a recoger uno de los premios para Nirvana y le hizo decir: “¡Soy el rey del grunge!”. Ya sabemos en qué se inspiró James Cameron, el director de Titanic, a la hora de recoger su Oscar. 

– En uno de sus conciertos en un festival británico en 1992, Kurt apareció con un pijama de hospital y en una silla de ruedas, gritando: “No tengo el más mínimo respeto por los ingleses. Me ponen enfermo.” Menos mal que el escenario estaba lo suficientemente lejos del público. 

– El último disco en estudio del grupo, In Utero, se iba a titular “I Hate Myself And I Wanna Die” (“Me odio a mí mismo y quiero morir”). De nuevo, parece que a alguien no le pareció buena idea. 

– Cuando Nirvana fue a grabar el concierto acústico para la MTV que se convertiría en el disco Unplugged In New York, le pidió al realizador que llenase el escenario de velas y flores. Éste le comentó que aquello parecería un funeral, a lo que Kurt le respondió que eso era justo lo que pretendía. 

– En una ocasión, a la pregunta de cómo definiría su sonido, Kurt respondió: “Creo que sonamos como The Knack y The Bay City Rollers molestados por Black Flag y Black Sabbath.” 

– Cuando Kurt estuvo en Brasil, le dejó dinero a alguien para que le enviara toda la discografía de Os Mutantes. Antes de morir, Kurt envió una carta a Arnaldo Baptista, líder del grupo brasileño, en la que le confesaba su admiración por la banda. Arnaldo no conocía a Nirvana; recientemente confesó que creía que el tal Cobain vivía en África.  

– Los informes policiales afirman que Kurt murió el día 5 de abril de 1994. Sin embargo, su madre afirma haber recibido una llamada de su hijo en la noche del 6 de abril. Conviene recordar que su cuerpo fue encontrado el día 8 en su propia casa. Para más misterio, un detective asegura que Kurt se había inyectado tres dosis de heroína antes de morir y que, así, no se hubiera podido levantar ni, mucho menos, apretar el gatillo. Eso sin hablar de la película que parecía conducir a la teoría de que Courtney Love había sido la que había urdido un asesinato. Como siempre en estos casos -recuerda lo de Marilyn Monroe-, ya tenemos munición para llenar libros con las teorías más dispares. 

– En sus diarios, publicados en 2002, aparece la frase “Hope I die before I turn into Pete Townshend” (“Espero morir antes de convertirme en Pete Townshend. La frase más famosa del himno “My Generation” de The Who, compuesta por Townshend años atrás, decía: “Hope I die before I get old” (“Espero morir antes de llegar a viejo”). Pete Townshend está vivo y Kurt Cobain no.

Xavier Valiño

1 288 289 290 291 292 363