ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 CORCOBADO

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 CORCOBADO

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ARTÍCULOS 1997


Corcobado, nuestro cáncer

 

 

El esplendor del pop estatal de los 80 ha dejado un buen puñado de cadáveres en el armario. Y también otros tipos de vida más larga, los inclasificables, como los que pululan por ahí fuera. Nuestro Tom Waits, nuestro Leonard Cohen, nuestra P J Harvey, nuestro Nick Cave se llama Javier Corcobado. Una actitud mantenida durante todos aquellos años, sin fruto alguno. Con unos comienzos vanguardistas y experimentales, a la cabeza de bandas como Mar Otra Vez, 429 Engaños o Demonios Tus Ojos. Mientras toda la ‘movida’ se cubría de gloria y dinero, Corcobado vivía al límite, dando todos los pasos que se supone no ayudan a salir del malditismo.

 

La aventura en solitario comenzó con Agrio beso en el 89 y continuó con bandas de nombre tan sugerente como Los Chatarreros de Sangre y Cielo y Cría Cuervos, en este último caso únicamente para la aventura de los Boleros enfermos de amor, Vol. 1. Corcobado también publica libros. El primero, Chatarra de sangre y cielo, apareció en el 91 y el segundo coincide con la edición de su último disco: las vivencias de un drogadicto aficionado al peyote, el tequila y la heroína componen El sudor de la pistola 13.

 

Ha creado escuela. La mayoría de los que han grabado para el sello Triquinoise y otras pequeñas discográficas independientes le deben gran parte de su existencia -713avo Amor, Hermano Cerdo o Vírgenes Adolescentes-. El propio José Luis Moreno Ruiz, otro poeta que ahora edita sus primeras grabaciones, cuenta con el impulso del propio Corcobado. Gran parte de la culpa la tienen sus músicos, que le han acompañado siempre, tejiendo una red de sonidos duros y manteniéndose alejados del resto de los grupos. Los fieles Chatarreros son: Justo Bagüeste -saxo-, Javier Arnal -guitarras y acordeón-, Nacho Laguna -bajo- y Nacho Colís -batería-. Para su nuevo disco se han añadido a la formación Ana Díaz cantando y Susana Cáncer con los teclados.

 

El momento decisivo le llega ahora con su disco Arco iris de lágrimas, que presenta este jueves a partir de las once de la noche en el Dos de Copas. Los cambios pasan por la producción, con Suso Saiz detrás de la mesa, que se afana por volver más accesibles las canciones ‘tormento’ y por reforzar su lado más convencional, si es que existe.

 

Quien más ha puesto en el intento es el propio autor. Con su repertorio más variado: el ritmo de pasodoble en "Dientes de mezcal", las referencias a Nino Bravo en "Carta al cielo", la mezcla de Boney M., Killing Joke y Leonard Cohen en "Déjame ver tu lado débil", los boleros "Diamanda" y "Si tú no me quieres", el dueto al estilo Nancy Sintara y Lee Hazelwood en "Flores de lágrimas" y la vertiente más eléctrica de "Catorce" o "Yo seré tu cáncer".

 

Xavier Valiño

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 LOS BRINCOS

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ARTÍCULOS 1997


La leyenda de Los Brincos

 

 

 

Corría el año 1964. El pop español no llegaba a ponerse de largo porque los jóvenes músicos de entonces se lo tomaban como un pasatiempo de fin de semana y las compañías no querían apostar por algo tan novedoso e inestable como era ese rock juvenil. Ya había grabaciones de dos docenas de grupos como Los Mustang, Los Sirex, Los Salvajes o Los Javaloyas. Pero ninguno había conseguido interesar a la audiencia y, curiosamente, ésa era la música que empezaba a arrinconar a los viejos crooners y a las antiguas orquestas de baile.

 

Alguien tenía que tomar esa responsabilidad y ahí surgieron Los Brincos. Fernando Arbex, antes en Los Estudiantes, junto a Antonio Morales -más conocido como Junior- y Juan Pardo, los dos vocalistas en Los Pekenikes, además de Manolo González, se encerraron en una habitación durante todo el año, ensamblando voces, creando acompañamientos y perfilando canciones.

 

A finales de ese año presentaron su primer LP, con canciones como "Bye, bye chiquilla", "Cry" y, sobre todo, "Flamenco", una hábil transposición de algunas armonías clásicas de la música española al mundo del beat anglosajón, que era el sonido de su tiempo. Editaron, además, un EP de cuatro canciones y dos singles, una combinación irresistible de voces y guitarras que marcaba la mayoría de edad del pop español.

 

Su segundo disco, encerrado en una caja de cartón, contenía cortes como "Mejor", "Borracho" y "Tú me dijiste adiós". Durante la preparación del tercer disco, Juan y Junior dejaron la banda para formar su propio dúo, aunque aún tuvieron tiempo para grabar antes "Un sorbito de champagne". Ricky y Miguel, hermanos de Junior, les sustituyeron y ya participaron en los dos siguientes discos, con momentos memorables como "Contrabando", "El pasaporte", "Lola" o "Nadie te quiere ya". Ya sólo quedaba un álbum para culminar la carrera de Los Brincos. Se anticiparon a su tiempo y lanzaron, en doble versión en castellano e inglés, Mundo, demonio y carne, un disco conceptual que cerraba los seis años de su carrera.

 

Varias generaciones del pop español los han idolatrado: en los 70, con la nueva ola, la movida… Incluso la escena independiente más rabiosa les rindió homenaje en dos discos de tributo del año pasado. El doble compacto Bravo por los Brincos, ahora publicado, recoge sus 30 canciones más legendarias, remasterizadas, y con curiosidades como la versión inglesa de "Lola" y la adaptación al francés de "Mejor". Parece que se les están haciendo ofertas millonarias por dos conciertos, un programa especial de televisión y un disco doble en directo. ¡Ojalá no acaben con la leyenda!

 

Xavier Valiño

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 STEREOLAB

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ARTÍCULOS 1997


Stereolab, pop envenenado

 

 

Poco a poco, a través de sus ocho discos anteriores, los principios inmovilistas, neo-marxistas y revisionistas de Stereolab han ido cediendo ante la influencia perniciosa del pop occidental. En Dots And Loops los arreglos lustrosos y las armonías veraniegas han acabado por apropiarse del terreno que casi tenían vedado.

 

Tampoco es que se hayan convertido en un Jamiroquai cualquiera. Han ido progresando lateralmente, incorporando un sonido más completo y muchos y diversos colaboradores a su caldero. Tanto que este noveno artefacto –(en seis años!- suena más accesible y arriesgado que Emperor Tomato Ketchup, mostrando que han aprendido también a reducir las diferencias entre sus momentos de pop perfecto y los experimentos hechos por pura diversión, tanto que en ocasiones es difícil separarlos.

 

Parte de la culpa la tienen los co-productores Mouse On Mars, que le han dado al disco un sonido orgánico y ligero de jungle ambiental, sin que se resienta la marca de estilo de la casa. Los ritmos de las máquinas han sido colocados de una forma sutil e inteligente. Como, por ejemplo, en "Prisoner Of Mars", una cancioncilla al estilo de Astrud Gilberto que a veces toma impulso para mostrar una base techno-rumba. O el paseo soleado de "Parsec", que pasa de ser una alegre samba al drum’n’bass, y vuelta a empezar.

 

 

Pero la verdadera pieza central es la épica "Refractions In The Plastic Pulse", con sus 17 minutos, en la que hacen honor a su legado experimental apilando todas sus urgencias más salvajes en un único monolito de bronca sonora. Y eso implica que quedan libres para ir directos a las joyas pop. Así, Dots And Loops se convierte en el más coherente, consistente y directamente accesible de sus trabajos. Y el más pop hasta el momento.

 

Por supuesto que ya tenían varias gemas pop, pero siempre mediante intentos construidos con cautelosa distancia y dulce subversión. Ahora, una vez superados ciertos prejuicios, Stereolab han creado una obra tropical, intoxicante y de sangre caliente. Lo que para ellos significa 20 años de trabajos forzados en un campo de concentración. Aunque para nosotros es, simplemente, su mejor disco.

 

Xavier Valiño

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 CORNERSHOP

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Cornershop, funk hindú

 

 

Ya se les ha proyectado como la más arriesgada reconversión de los últimos tiempos. Algo así como pasar de pato a cisne sin perder la compostura. Y tienen razón. Cornershop eran en el 92, cuando aparecieron como los nuevos chicos guerrilleros-en-contra-del-sistema, la última banda de la que alguien podría pensar algo así.

 

Ahora han unido sus fuerzas con The Automator, respetados en el mundo dance y productores de Dr. Octagon, y han conseguido las adecuadas vibraciones hip-hop. El resultado, When I Was Born For The 7th Time, un disco que no suena para nada como una panda de marionetas desorientadas intentando encontrar la salida del laberinto. Todo lo contrario: Tjinder Singh, cuya banda de adictos a la rock de guitarras blanco siempre representó la victoria de la incapacidad sobre la ambición -en una época en la que la música independiente estaba encerrada en su coto y a los Djs sólo se quería colgarlos-, ha encontrado el funk y la razón de ser. ¿Quién lo hubiera pensado?

 

 

Es fácil ser cínico en un mundo en el que cualquier cosa recibe un tratamiento de remezcla dance de 12 pulgadas y las reinvenciones comerciales sin sustancia son el pan nuestro de cada día, incluso si, como en el caso de Everything But The Girl, tienen sentido y funcionan. Pero la reconversión de Cornershop desde la guerrilla eléctrica hasta las pistas de baile concienciadas ha sido gradual: comenzó con los sitares repetitivos de "Jullandar Shere" en el 95 y se hizo realidad con el saltarín "Butter The Soul", ahora incluido en su nuevo disco.

 

"Sleep On The Left Side" se agita alegremente entre su dulce acordeón y la misteriosa orden de "mantén la mano de la espada libre". En "Funky Days Are Back Again" muchos han querido ver un mensaje de bienvenida al nuevo gobierno laborista británico -si estos fueran lo suficientemente listos lo convertirían en el himno de cualquiera de sus campañas-.

 

"Brimful Of Asha" te agarra de tal forma que uno se puede sorprender entonando las partes cantadas en punjabi, el idioma indio de Tjinder. "Good To Be On The Road Back Home Again" incorpora a Paula Frazer como si fuera Nancy Sinatra, para enfrentarse a las voces de Tjinder, en un inesperado giro country de violines arrastrados. A Allen Ginsberg lo pillaron en la cocina de su casa de Nueva York para su colaboración en "When The Light Appears Boy". E incluso la versión sitar y en punjabi del "Norwegian Wood" de los Beatles debe ser escuchada para ser creída. Éste es un disco que se aferrará a tu alma y no dejará tus pies en paz.

 

Xavier Valiño

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 LOS-PERICOS

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ARTÍCULOS 1997


Los Pericos, en honor a la María

 

 

Luego de varios años de trabajo, Pericos han finalizado la cosecha de Yerbabuena, su sexto trabajo discográfico, que fue lanzado a mediados de octubre simultáneamente para toda Latinoamérica, Estados Unidos y España.

 

La Yerbabuena de Los Pericos fue grabada en los Estudios El Pie de Buenos Aires, entre efluvios de humo adulterado, y mezclado posteriormente en Nueva York, todo bajo la batuta del ingeniero de sonido Fernando Kral, que hasta ahora venía trabajando con Talking Heads, Blur, Ramones, Joe Jackson o Deborah Harry, quien viajó especialmente desde los USA para colaborar con su grupo rasta favorito.

 

En su composición han venido trabajando desde finales del 95 aunque, a pesar del tiempo empleado en darle forma, no perdieron la cabeza y mantienen su pulsación original. Según el grupo, el hecho de grabar la mayoría de los temas en conjunto, prácticamente en vivo, es lo que le ha dado al disco la espontaneidad que tiene y es lo que le permite recoger la fuerza que la banda muestra en sus presentaciones en directo.

 

 

Definido como un material verdaderamente moldeable, como para jugar con él hasta el infinito en la mesa de mezclas, Yerbabuena despliega a lo largo de sus 16 cortes todos los ritmos relacionados de una forma u otra con el reggae: dance hall, jungle, ska, rocksteady, raggamufin´… Entre otras curiosidades incluyen cuatro versiones: "Why Baby Why", que el jamaicano Ken Boothe grabó en los 60, "In My Room", tema de los Beach Boys en clave reggae, "Salmo a Bob Marley", de Culture, y una toma con bases de ritmo ska del tango de Carlos Gardel y Le Pera "Por una cabeza", con una impecable sección de vientos y los acordes del bandoneón a cargo de Walter Ríos, destacado músico de la escuela de Astor Piazolla.

 

Después de diez años de trayectoria sin traicionar sus convicciones iniciales, Pericos tienen claro que no son una banda de reggae sin más, vulgar, tradicional, y han encontrado en el mestizaje de ritmos, siempre que estén relacionados con lo que es su religión, la clave para seguir creciendo. Así que… (fuera prejuicios! El mejor disco reggae del año en castellano lo firman unos argentinos. ¿Y qué?

 

 

Xavier Valiño
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