Aurora’s Sunrise

Aurora’s Sunrise

Inna Sahakyan

(Bars Media-Artbox-Gebrueder Beetz)

Los testigos de los genocidios son incómodos. A día de hoy, el gobierno de Turquía sigue negando el genocidio del pueblo armenio en los primeros años del siglo XX. Y basta una persona, concretamente Aurora Mardiganian (de nombre real Arshaluys Mardigian), para desmontar tales falacias. Aurora vio cómo asesinaban a su familia y a miles de armenios mientras la hacían caminar durante meses en un viaje a ninguna parte a sus 15 años.

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El amor según Dalva

El amor según Dalva

Emmanuelle Nicot

(Helicotronc)

Lo sencillo sería resumir esta película con la palabra incesto o pedofilia.  Ya de por sí un tema más que escabroso, difícil de tratar en una película. Pero no. Aquí el dolor llega después, cuando a una niña de 12 años a la que le han hecho interiorizar que siente amor por su padre, es separada de él.

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¡¡Hola, Mr. Pop!! 1965-1969

Ignacio Faulín Hidalgo: ¡¡Hola, Mr. Pop!! 1965-1969

(Sílex)

Se tiene a considerar la Ley alentada por Fraga en 1966 como la que relajó algo la censura que sufría la cultura en España durante el franquismo. Sin embargo, en la música ese punto de inflexión fue justo al revés, por cuanto ahí se sentaron las bases para que se empezasen a censurar los discos que los españoles estaban empezando a comprar con la llegada de los tocadiscos y el aumento del nivel de vida.

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Syd Barrett y el origen de Pink Floyd

Syd Barrett y el origen de Pink Floyd

Storm Thorgerson y Roddy Bogawa

(A Cat Called Rover-Believe-Mercury)

En inglés, el título de la película dice mucho más que el español. Have You Got It Yet? The Story of Syd Barrett and Pink Floyd toma como punto de partida la canción de Syd Barrett “Have You Got It Yet?” (“Lo habéis pillado?”), un tema que habla de cómo su autor, después de haber empezado a consumir el LSD que al final truncaría su carrera y trastocaría su personalidad para siempre, llevaba canciones al grupo para que lo siguieran y estos no podían hacerlo porque Barrett no dejaba de cambiarlas.

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YACHT ROCK (Y 4)

Yacht rock, el ahora reivindicado soft rock californiano de finales de los 70 (y 4)

(Artículo en 4 partes)

10 discos del siglo XXI

1 Nightshift: Full Moon(2007)

La mayoría de artistas que han hecho yatch rock en el siglo XXI no son norteamericanos, el lugar donde se originó, como se verá en las próximas líneas. Sin ir más lejos, Nightshift era un dúo francés formado por Gaël Benyamin y Jérôme Beuret (fallecido este año) que empezaron haciendo música electrónica para, después, querer grabar un álbum a la vieja usanza con músicos reales en lugar de máquinas, un disco que representase un viaje por el sur de California al final de un perfecto día de verano, mientras comienza a asomar la luna. Eso es Full Moon, con Steely Dan o Gerry Rafferty como sus modelos y guías durante todo el proceso.

2 The Norwegian Fords: Somewhere Down the Road You’ll Listen(2011)

Erik Enzo (Odd Erik Ognedal) y Paul Call (Pål Frøiland) son los dos noruegos detrás de The Norwegian Fords, un proyecto paralelo a la banda Elle Melle, más orientada al pop-rock. Por el contrario, The Norwegian Fords tienen más que ver con el jazz pop sofisticado de bandas como Steely Dan, y así lo demostraron en su debut homónimo de 2008 y en este segundo álbum, de 2011. De hecho, ellos mismos definen su música como “pop retro californiano con letras soleadamente cínicas”.

3 Incarnations: With All Due Respect(2010)

A Bart Davenport se le ha asociado frecuentemente con el pop de los 70. Pero en ninguno de sus proyectos o discos en solitario sonó tanto a ello como en el único álbum de Incarnations, publicado en 2010. Grabado con dos de los componentes de The Phenomenal Handclap Band, la idea nació en Madrid, se gestó en un barco camino de Tánger -nada más apropiado- y se registró en Tarifa en menos de dos semanas. La placidez de la grabación y los ecos del océano cercano -aunque sea el Atlántico en lugar del Pacífico- se transmiten perfectamente en sus 9 canciones.­

4 Ed Motta: AOR (2013)

El sobrino de Tim Maia tiene una larga carrera en Brasil: empezó en el hard rock y ha acabado por adaptar temas de la factoría Disney. En 2013 se descolgó con el mejor ejemplo de yatch rock de tiempos recientes, como si Steely Dan siguiesen en activo, aunque él lo titulase engañosamente AOR. Productor multinstrumentista, compositor, arreglista, traductor y coleccionista enciclopédico de discos, contó en este álbum con los mejores músicos de estudio de Brasil, al igual que se hacía en California a finales de los 70, resultando en una insospechada y redonda colección de diez singles potenciales.

5 Mayer Hawthorne: Man About Town(2014)

Hawthorne podría pasar por un revivalista del soul, pero hay más en su obra. De hecho, justo antes de grabar su cuarto disco, en 2014, había trabajado con Daryl Hall (del dúo Hall & Oates). Tal vez por ello sea este su álbum que más evoca la época en la que el dúo tuyo mayor éxito. En “Cosmic Love” seduce con su falsete, en el que es el mejor corte del lote, en “Book of Broken Hearts” se acerca a la música disco de cadencia más relajada, en “Out of Pocket” al funk, en “Fancy Clothes” al reggae y en “Lingerie & Candlewax” al soul sedoso de ojos azules, mientras que en “The Valley” recuerda a Steely Dan y en “Love Like That” a, sí, Hall & Oates.

6 Young Gun Silver Fox: West End Coast (2015)

El dúo formado por el inglés Andy Platts (Young Gun) y el norteamericano Shawn Lee (Silver Fox) es el mejor ejemplo actual del soft rock de la Costa Oeste de finales de los 70, o sea, lo que llamamos yatch rock. De hecho, cualquiera de sus cuatro discos en común -y, también, los de sus numerosas aventuras en solitario, que vale la pena seguir- supera en buena parte a lo que se grabó y editó en aquellos años. Sus títulos también remiten intencionada y afortunadamente a aquella época: West End Coast (2015), AM Waves (2018), Canyons (2020) y Ticket to Shangri-La (2022).

7 Slow Dancer: In a Mood(2017)

Influido por lo que escuchaban sus padres en los largos viajes en coche por la costa australiana, hay en el pop-folk-soul orgánico de Slow Dancer (un trabajador social de nombre real Simon Okely que se puso de nombre artístico el título de un álbum de Boz Scaggs), ecos de Steely Dan, America, Fleetwood Mac, Bill Withers, Jackson Browne y el Laurel Canyon, todo ello mecido por su voz de crooner seductor, unos textos introspectivos y melancólicos y una producción nítida y sencilla. En su segundo disco, tocado todo por él, destacaba especialmente el single “I Would”, aunque vale la pena recuperar tanto este álbum como su debut, Surrender (2014), que pasó aún más desapercibido.

8 Joel Sarakula: Companionship (2020)

Llegado desde Australia, y asentado en los últimos años en Canarias después de vivir una temporada en Londres, Joel Sarakula tiene una influencia innegable de lo mejor del yatch rock en sus canciones. Y tiene sentido por cuanto dedicó una parte de su juventud a recorrer el mundo como pianista de cruceros recreando éxitos de entonces. Tal vez sea Companionship el disco que mejor recoja ese influjo, aunque en los títulos -y temas- de otros discos también es evidente, como en Island Time, The Golden Age, Love Club,o Pacifico Waves.

9 Yacht Rock Revue: Hot Dads in Tight Jeans(2020)

Formados en Atlanta en el 2009 como banda tributo al yatch rock, algo que ya muestran de forma inequívoca desde su nombre, el grupo empezó a hacer giras por los EE.UU. con mucho éxito. En el 2020 quisieron ir más allá y todo aquello de lo que se habían ido empapando encima del escenario lo trasladaron a su primer álbum de estudio, un ejercicio de estilo curioso pero bastante menos relevante de lo que quisieran sus autores.

10 Miles: Riding the Wave(2022)

Adam Amer llevaba más de trece años haciendo de productor y músico de sesión y de directo para gente como Smokey Robinson, Steven Tyler o Rebecca Macintyre. El londinense tenía, por tanto, a los mejores músicos de la ciudad en su agenda, y con algunos se encerraba de vez en cuando para ir grabando en secreto sus primeras canciones. Por eso su debut bajo el apodo Miles, plagado de exquisitas melodías y armonías soleadas, instrumentos que suenan limpios y solos de guitarra o saxofón, puede evocar -sin el menor atisbo de ironía- y mirar de frente a Christopher Cross, Eagles, Michael McDonald o Steely Dan. Solo se le puede achacar su racanería (8 canciones) y que dejase fuera sus singles “Josephine” y “Earth Angel”.

(Ver primera parte)

(Ver segunda parte)

(Ver tercera parte)

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