BRIGITTE BOND
Brigitte Bond, la verdadera historia de la chica beat
Una foto aparecida en la página 41 de la edición del 1979 del 19 de mayo del semanario musical británico Melody Maker revivió -en dos momentos bastante distanciados en el tiempo- la rocambolesca vida de Brigitte Bond, la auténtica Chica Beat. Por aquel entonces, el ska estaba teniendo una segunda vida en el Reino Unido con bandas como The Specials, Bad Manners, Madness o The Beat, y discográficas como 2-Tone, y el semanario incluyó la instantánea en un artículo sobre la resurrección del ska.
La imagen la había tomado el fotógrafo George Stroud en el aeropuerto de Heathrow, el 25 de febrero de 1964, a la llegada del cantante jamaicano Prince Buster en 1964 para una serie de conciertos en el Reino Unido, momento en el que una de las seguidoras que lo esperaban se arrancó a bailar improvisadamente con él, con su maleta al fondo de testigo. Durante el concierto de Buster esa misma noche, en el prestigioso Hotel May Fair, la chica volvió a ser fotografiada entre los asistentes. The Daily Mail la llamó, en su edición del día siguiente, la Reina del Bluebeat -bluebeat era la palabra utilizada entonces en el Reino Unido para referirse al ska-.
Justo en 1979, The Beat (o The English Beat, como se los conoció en los EE. UU. para diferenciarlos del grupo de Paul Collins) necesitaban un diseño que compitiese con Walt Jabsco, el personaje diseñado por David Storey y John Sims que encarnaba el logo del sello 2-Tone y The Specials. Querían, además, algo que pudiese atraer a más mujeres a sus conciertos con el propósito de reducir el nivel de testosterona.
El grupo contactó entonces con el dibujante de cómics Hunt Emerson, quien acababa de hojear su ejemplar del Melody Maker y había visto aquella fotografía. Ahí encontró la solución para lo que se le pedía: la mujer que acompañaba a Prince Buster en aquella imagen era justo lo que The Beat necesitaba. La dibujó con exactamente el mismo movimiento de piernas y caderas, aparentemente contra natura, y la misma posición de los brazos y el resto de su cuerpo. Le mantuvo el blanco y negro de la instantánea de George Stroud, aunque coloreando su blusa y sus pendientes de una tonalidad entre rosa y rojo, y añadiéndole unas medias negras y un vinilo al suelo que pisaba. La llamo The Beat Girl (La Chica del Ritmo) e incluso le dio un nombre, Betty.
Emerson no sabía nada de ella ni se molestó en averiguar quién era aquella mujer. Tampoco la identificaba el artículo de Melody Maker de aquel 1979 que hablaba de la historia del ska. Avanzamos ahora hasta 2023, cuando Miss Upsetter Designs (Joanna Wallace) retoma aquel logo para hacer diseños para su tienda. Ella sí se interesa por aquella mujer y empieza una investigación casi detectivesca durante meses, descubriendo quién era aquella bailarina y reviviendo por segunda vez su icónica imagen.
La primera parte no resultó demasiado complicada, ya que Brigitte Bond -que de ella se trata- había tenido una carrera musical, más pródiga en conciertos y giras que en ediciones discográficas. Su único single había aparecido precisamente en 1964, con “Blue Beat Baby” en la cara A y “Oh Yeah Baby” en la cara B, ambas compuestas por Johnny Stevens y Siggy Jackson. El disco había sido editado por el sello discográfico Blue Beat, propiedad de Emil E. Shalits, con la referencia 212, y en él Bond contaba con el grupo The Blue Beats como acompañamiento, una formación montada para la ocasión y que no llegó más allá. La discográfica, que lanzó unos 400 singles y una docena de álbumes entre 1960 y 1967, tenía en Prince Buster a su mayor estrella, de ahí aquel encuentro en Heathrow, que no era tan casual como parecía en la prensa del momento.
Su single, aparecido a principios de 1964 (según la fuente, febrero o marzo), había sido editado rápidamente después de que Shalits la hubiera fichado para su compañía tras verla cantar en el club The 2i’s Coffee Bar de Londres, contratada por el gerente Tom Littlewood cuando presumiblemente tenía 19 años. Dada la fama de Brigitte Bardott en aquel entonces y que se habían estrenado tres películas de James Bond, no es complicado aventurar de dónde sacó su nombre artístico Brigitte Bond.
Por el contrario, no se sabe cuál era su nombre real ni, tampoco, sus orígenes. La prensa a menudo la describía como originaria de Marsella (Francia) o de Malta. En una entrevista de la época, Brigitte afirmaba que tenía madre italiana, padre francés y que había nacido en Malta. Por aquel entonces actuaba ya regularmente en varios clubs de la capital británica, como el Flamingo.
En mayo de 1964 conoció al barón Sir John Waller, un poeta homosexual que le propuso matrimonio en su primera cita y rápidamente anunció el compromiso en la prensa. Semanas después, el acuerdo se canceló asegurándose que Waller se había enterado de que ella era una mujer trans y, por lo tanto, no podía darle un heredero, condición requerida para que él pudiera acceder a su herencia completa de unos cuatro millones de libras cuando su primogénito varón cumpliese los 10 años. Waller acabaría casándose en 1974 y tendría una hija, aunque, dada la naturaleza sexista de la aristocracia, al fallecer en 1995 todavía no había logrado acceder a la herencia.
Hasta ese momento, nadie había mencionado que Bond se hubiera operado y cambiado de sexo. De ser así, sería la primera mujer músico trans de la historia. Desde entonces tampoco nadie ha aportado ninguna prueba de que fuese así realmente y ella es la única persona que lo podría confirmar, de seguir viva a día de hoy. Puede ser que Bond accediera a dar por buena la excusa de su prometido Waller para romper la relación y que dejara correr la historia sabiendo que la beneficiaba a la hora de conseguir contratos y actuaciones. Aparentemente, Bond no necesitaba el dinero de su prometido, ya que existe una fotografía del 6 de marzo de 1964 que dice en su reverso que a ella le esperaba también una sustanciosa herencia cuando cumpliese los 25 años (y el retrato aseguraba que entonces contaba con 22 años).
En cualquier caso, Bond continuó adelante con su carrera, actuando en otros clubes como el Astor, el Cellar, el Cavendish o el Pelican en Londres, La Dolce Vita en Newcastle y también en Escocia, al mismo tiempo que iniciaba sus giras por otros países, especialmente africanos, actuando en Kenia, Rhodesia o Sudáfrica. En una de sus actuaciones en el Club Pelican fue detenida en una redada que perseguía a bailarines que actuaban desnudos, y en la que Brigitte fue descrita en la prensa como “la peor infractora”. Había traspasado una curiosa norma que marcaba la ley: si alguien aparecía desnudo en escena, no podía moverse.
En 1965 hizo su primera visita a España, actuando como artista en el Club Luss-May en Madrid junto a la fuente luminosa de Atocha, así como en el York Club de la Avenida José Antonio y como artista residente en La Dolce Vita de la Calle Castelló, en pleno franquismo, sin que su condición de artista transexual causase aparentemente el más mínimo problema, algo que llama la atención.
A su vuelta a Londres, Bond apareció en las primeras planas de los periódicos. Sucedió el 18 de junio de 1965, después de que el día anterior, durante la vista del predicador evangelista norteamericano Billy Graham al Soho, Bond se subiese al coche de este y empezase a protestar contra los discursos de Graham sobre la inmoralidad de las minifaldas.
En 1967, sin que se conozcan los motivos, Bond cambió de apellido y comenzó a actuar bajo el nombre de Brigitte St. John. Curiosamente, fue en ese año cuando aseguró que había participado en la película de James Bond Casino Royale. Aunque no se la pueda encontrar en los créditos, tampoco es descartable, dada la naturaleza caótica del rodaje por el que pasaron varios directores y que tuvo numerosos cortes en la sala de montaje.
Fue entonces cuando Bond, ahora St. John, se mudó a España, donde se convirtió en una “súper vedette” que actuaba regularmente tanto en Madrid como en otras provincias, con apariciones y entrevistas documentadas en las páginas de numerosos periódicos que siempre mencionan su condición de mujer trans, de nuevo sin problemas. En Madrid actuó junto a Coccinelle en junio de 1968, el primer francés que se había operado –concretamente en Marruecos, en 1958- para convertirse en mujer.
De esos años son las tres películas en las que intervino. En Herostratus (Don Levy, 1967) encarnaba a una bailarina que protagonizaba un striptease. Si esta era de producción británica, las otras dos serían películas españolas. En La esclava del paraíso, de José María Elorrieta (1968), interpretaba de nuevo a una bailarina. Por último, en La muchacha del Nilo, también dirigida por Elorrieta (1969), daba vida a una la esposa favorita del rey de Egipto, de nombre Brigitte.
Las últimas noticias suyas que se han localizado provienen también de España, aparte de actuaciones por Portugal o Italia. En 1974 actuaba con Paco España en el Gay Club, el primer club LGBT de Madrid que se abrió, situado en el Hotel Nacional del Paseo de Atocha. Dos años después, en una entrevista con el Diario de Lérida en medio de una gira por las Islas Baleares y Cataluña, Brigitte reveló que estaba casada y vivía en Campagna (Italia), y que su verdadero nombre era Giovanna. Después de esa fecha no volvió a hacer ninguna aparición pública y no se sabe más de su vida. Así que, por ahora, la búsqueda continúa.