BORG MCENROE
Borg McEnroe
Janus Metz (A Contracorriente)
Con las películas deportivas, el obstáculo a salvar es atraer a aquellos espectadores a los que el tema no atrae a priori, a quienes nunca les ha llamado la atención ese deporte en concreto. Borg McEnroe podría parecer haber perdido esta batalla al limitarse a recrear una final de Wimbledon de 1980, con sus eliminatorias, con la preparación de cara a esa final y el acontecimiento mismo.
Sin embargo, y a pesar de estar recreada con la previsible precisión quirúrgica escandinava, no se limita a eso simplemente, sino que se plantea más en el terreno del thriller sicológico, más como una confrontación de temperamentos que de talentos, más como una lucha de sus dos protagonistas contra sí mismos que contra su rival, uno interiorizando sus ataques y el otro verbalizando sus sentimientos visceralmente.
Al acertado guion que presenta a sus personajes recordando episodios relevantes de su pasado en flashbacks justo antes del acontecimiento que definirá su vida, se le suman dos estupendos actores: Shia LaBeouf puede no parecerse físicamente a McEnroe, pero lo capta mejor que Sverrir Gudnason a Borg, a pesar de que en este caso sí existe un asombroso parecido. Y, sí, en este caso hay unas excelentes escenas deportivas, nada que ver con las que ofrecía recientemente La guerra de los sexos.