ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON PATTI-SMITH

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON PATTI-SMITH

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1998


Patti Smith, rebeldía adulta

 

 

 

Su disco del año pasado, Gone Again, logró devolverla a los estudios de grabación después de ocho años. Era un trabajo solemne inspirado por las muertes de su marido, el guitarrista de los MC5 Fred ‘Sonic’ Smith, su antiguo amante Robert Mapplethorpe, su hermano Todd Smith, su teclista Richard Sohl y amigos como Allen Ginsberg y Williams S. Burroughs. Un año más tarde Peace And Noise la coloca en arenas más eléctricas y rockeras, con canciones políticas que suenan más como sus primeros y rebeldes discos.

 

Hubo demasiada tragedia en tu vida antes de Gone Again. ¿Te enfrentaste a Peace And Noise de distinta forma?

– Fred y yo habíamos decidido hacer un disco más concienciado socialmente. Pasamos muchas horas discutiendo la clase de disco que haríamos después de Dream Of Life. Cuando murió, no tenía el corazón en forma para hacer un disco como el que pensamos. Enfoqué Gone Again como recuerdo de Fred pero, a medida que me fui volviendo más fuerte otra vez, decidí continuar el trabajo que habíamos pensado para nosotros. Conozco las cosas que significaban algo para él y las que son importantes para mí. Gone Again fue un disco muy específico. Este disco es el primer disco que he hecho en mucho tiempo en el que todas las ideas vienen de mis propios pensamientos.

 

¿Y la música?

– La mayor parte de la música fue escrita por el miembro más joven de la banda, Oliver Ray. Todo el disco está orientado hacia un sonido de banda, todo está hecho por la banda, excepto en "Last Call", en la que Michael Stipe canta al fondo. La mayor parte está hecho en directo y un corte fue totalmente improvisado, "Memento Mori". Improvisamos durante 11 minutos y así es como quedó al final. Trabajamos en un antigua fábrica de hélices, ahora estudio, en el que tienes sobre tu cabeza esos grandes ventiladores que parecen hélices. Me recordaban la parte de arriba de los helicópteros, como aspas. Improvisé sobre eso. La canción es un recuerdo de alguien que murió en un accidente de helicóptero en Vietnam y que fue amigo de la infancia de mi desaparecido marido.

 

Acabas de trasladarte a Nueva York, ¿cómo te sientes?

Es como volver a casa. Mi hijo y mi hija se están acostumbrando aún. Es muy distinto a vivir en un canal en Michigan, pero les gusta. Vivimos en el distrito del Soho. Nueva York es la ciudad más acogedora de aquellas en las que he vivido. Puedo salir y sentarme en el portal de mi casa. La gente me saluda. Los dependientes de las tiendas acaban por conocerte. Verdaderamente me gusta porque es muy internacional.

 

Recientemente has colaborado en los conciertos de apoyo al Tibet. ¿Cómo te involucraste?

– Estoy comprometida con la situación del Tibet desde 1959, cuando fue invadido. Tenía entonces 12 años, estaba en el colegio y recuerdo que estaba haciendo un trabajo sobre el tema. Y entonces fue invadido. Como niña que nací después de la Segunda Guerra Mundial creí que todas las guerras se habían acabado. No pensaba que algo así pudiera pasar.

 

Un buen montón de canciones parecen estar relacionadas con las últimas noticias y ser muy de su momento. Como "Last Call", en la que se habla del suicidio colectivo de la secta ‘Puerta del cielo’.

– Es muy difícil para mí reconciliarme con la idea del suicidio como algo conceptual, especialmente en la gente joven. He visto demasiada gente morir de SIDA o morir cuando no tenían otra elección. Como soy muy espiritual, no me siento capacitada para juzgar la espiritualidad de los demás. Pero no sentía que su líder tuviera ninguna autenticidad. Más y más gente no valoran su fuerza vital como debieran. Aceptan muy rápidamente perderla o tomar la fuerza vital de otros. La gente valora su propia estima según lo que tienen. Pero la fama y la fortuna son cosas muy efímeras.


¿Tanto te preocupa el materialismo en la sociedad?

– El crecimiento de la cirugía estética en nuestro país mete miedo. El crecimiento del diseño de moda, todo el concepto de los videos musicales… Lo encuentro angustioso. Creo que los 80 fueron un momento muy importante. Tener una estrella del cine elegante, desinformado, rico, materialista, amable, divertido y carismático como presidente fue algo malo, muy malo para nuestro país. No creo que fuera un hombre malo. Creo que era un ingenuo idealista. No estaba cualificado y, de hecho, hizo creer a los USA que, como en la guerra, en lugar de tener un pollo en cada olla, había que tener una bicicleta en cada garaje. No venimos a este mundo para merecer cosas materiales. Merecemos respeto, comida, cosas de la tierra, derechos civiles. Pero no necesitamos realmente una bicicleta.

 

¿Ves alguna solución?

Como personas podemos despojarnos de nuestras pieles. Somos muy reacios. Pero tenemos que desear abandonar nuestra piel. Estamos caminando hacia un nuevo siglo y es el momento perfecto. Estaba viendo el funeral de la Madre Teresa de Calcuta y había un montón de gente pomposa involucrada, pero también había un sacerdote bastante humilde. El reportero dijo: ‘¿Quién va a llenar su vacío?’ El sacerdote se lo pensó un momento y contestó: ‘Todos nosotros’. ¿Y qué hicieron? Enviaron millones de dólares a su Fundación para caridad… De todas formas, hay un buen montón de cosas positivas en el mundo. (Se ha editado un nuevo disco de Bob Dylan!

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON NEIL FINN

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON NEIL FINN

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1998


Neil Finn, melodías para silbar

 

 

Cuando un artista cuyas canciones han sido, por su proyección universal, equiparadas a las de John Lennon y Paul McCartney, Elton John o Brian Wilson, cuando un compositor tan elogiado por su melodías como Neil Finn titula su primer disco en solitario Try Whistling ThisIntenta silbar esto-, hay que sospechar que lo ha hecho con una sonrisa socarrona en la cara.

 

"Sí, hay algo de humor en el título", comenta Neil Finn sonriendo. "Siempre me han puesto la etiqueta de artesano del pop, pero todavía existe la idea generalizada de que hacer rock es mejor o más subversivo. Como digo siempre, no hay nada más difícil que una buena melodía".

 

Hagamos un breve resumen. Siendo muy joven, y recién salido de un fugaz proyecto, Neil fue reclutado por su hermano mayor, Tim, para la banda Split Enz. Siete años después, Neil formó su propia banda, Crowded House, nombre que tomó de la abarrotada casa donde vivían de alquiler en Los Ángeles. Sus cuatro discos, Crowded House, Temple Of Low Men, Woodface y Together Alone, lo consolidaron como consumado compositor, incluyendo entre sus más ardientes defensores a Radiohead, Steven Taylor de Aerosmith o Liam Gallager de Oasis.

 

En 1996 decidió dejar atrás aquella aventura con un gran concierto en la principal ciudad del continente del que partieron a la conquista del mundo, Sydney, en Australia. Antes de embarcarse en este proyecto en solitario, aún tuvo tiempo para grabar otro disco más con su hermano Tim. "Me gustan las bandas, son un gran invento y siempre son más que la suma de sus componentes. Recuerdo que me uní a Split Enz cuando era muy joven y he pasado la mitad de mi vida en bandas. Aunque la vida como artista en solitario pueda ser… solitaria, también hay algo de liberador en el hecho de trabajar por mi cuenta y ser responsable sólo ante mi mismo y mi familia".

 

Inmediatamente después de Crowded House, y de grabar de nuevo con su hermano, Neil necesitaba un descanso, escapar de la presión que conlleva componer y actuar, y sintió la tentación de tomar un largo descanso lejos de la civilización. "Un amigo mío sugirió que podíamos ir al campo durante unas semanas y pintar. En aquel momento era un buen consejo, significaba dejar de pensar en la música o en lo que hacer después, y simplemente dejar fluir la música naturalmente".

 

"Por las noches, después de todo un día chapoteando en pintura, Robert y yo hacíamos pequeñas sesiones. La primera noche salió una canción que parecía querer decirme algo: "hay un hambre dentro que no se va… cuanto más te escondas, más lo niegas". Llegó un momento, poco después, en que me di cuenta de que estoy destinado a salir y tocar música, es algo profundamente arraigado a mí. Negarlo sería absurdo".

 

De aquellos días surgió Try Whistling This, un disco que se empezó a gestar en una playa paradisíaca del continente australiano y que se completó en un estudio de su propia casa. Las letras son todas suyas pero, como siempre, se resiste a hablar sobre el significado de las canciones. "El sonido es tan importante como el significado. Cuando te viene a la cabeza una canción, tienes unas cuantas frases y luego tienes que seguir tu instinto. Así es una canción… Es algo misterioso que no puedo explicar, por mucho que me preguntes".

 

Después de tener las canciones, y como pensaba que no estaban lo suficientemente pulidas, se llevó a su familia a Nueva York durante un par de meses. "Nunca había trabajado allí antes y pensé que sería un buen contraste con el ambiente del Pacífico Sur. Quería que la música reflejase el mundo y no solamente un ambiente concreto"

 

Nueva York fue como una inyección de adrenalina. "Fue un período fantástico y productivo: de camino al trabajo atravesaba el bullicio de las calles y escuchaba la música que salía de los altavoces. En gran parte los ritmos se lograron en Nueva York, sobre todo por el modo en que el bajista apuntaló todo de una forma muy eficaz".

 

Ahora, con el álbum en la rampa de salida, Neil no se ha desanimado por la perspectiva de volver al combate con este nuevo disco. "Sabes, lo peor es la duración de los vuelos de Nueva Zelanda a cualquier otro lugar del mundo. Estoy deseando conocer la reacción de la gente y volver a la carretera. Sé que la música pop es un negocio muy voluble, pero pienso que también hay mucha buena voluntad. Y tengo la maravillosa impresión de que todo es posible".

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MORCHEEBA

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MORCHEEBA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1998


Morcheeba, gran calma ante la adversidad

 

   

 

El problema de Morcheeba es haber llegado después de Massive Attack, Portishead o Tricky. O sea, que siempre serán los segundones del trip-hop. Pero por lo menos no demuestran estar preocupados por ello. Ross Godfrey, guitarrista y compositor, incluso confiesa que no le interesa en absoluto la música británica. ¿Serán ellos los que consigan introducirse en el mercado americano?

 

¿Pretendíais cambiar algo con Big Calm, vuestro segundo disco, en relación con el primero?

– Puede que sí. Queríamos ser más ricos y más famosos, tener más chicas y más drogas. No, de verdad, no intentábamos cambiar nada. Se trata simplemente de una progresión natural. Siempre hemos estado haciendo música country, folk y hip-hop. Está bien tener la posibilidad de hacer lo que queramos, porque en el primer disco estábamos un poco asustados por la producción y todo eso, y ahora ya es mucho más fácil porque estamos mucho más asentados.

 

Lo habéis grabado en el propio estudio de vuestra casa.

– Sí; más bien está hecho en nuestro estudio de grabación. La verdad es que se trata más de un estudio que una casa propiamente dicha. Y ayuda mucho porque somos nosotros los que controlamos el proceso. Echamos a todo el mundo fuera, para que no haya interferencias, hasta que todos estamos bien jodidos y entonces empieza la grabación

 

¿No os gusta que otro productor interfiera en vuestro trabajo?

– No. No saben lo que hacen y tú no sabes lo que cuesta. De todas formas, nuestro amigo Pete Norris nos ayuda con la grabación y también un poco con la producción. Fue una decisión que tuvo que ver con nuestra historia, que comenzó cuando mi hermano se trasladó a Londres, donde yo vivía entonces, y empezamos a trabajar juntos. Después encontramos a Skye, fuimos a un estudio de grabación, buscamos un técnico e hicimos "Trigger Hippie". A todo el mundo le gustó tanto la canción que acabamos por hacer nosotros mismos todo un álbum.

 

Tu hermano fue productor durante cinco años. ¿Hacéis el trabajo de producción entre los tres?

– Sí, mi hermano trabajó durante cinco años como técnico de sonido en un estudio en Kent y se cansó de trabajar en esa mierda, con bandas de estilo pub-rock. En este disco, buena parte de la producción la he hecho yo, ya que se trata de un disco con sonido más orientado al blues y al folk en mi guitarra, pero en general la producción fue un trabajo compartido entre mi hermano, Pete Norris y yo.

 

¿Qué tipo de música habéis escuchado recientemente para influiros en esa dirección?

– Mucho blues como Lightning Hopkins, mucho hip-hop como Wu-Tang Clan, Ghostaface Killah, Doctor Octagon y otro tipo de cosas muy diferentes como Cat Stevens, Jim White, Lambchop… Un montón. También Patsy Kline, Hank Williams y Gram Parsons.

 

¿Y cómo ayuda la nebulosa del hachís en el estudio para construir vuestras canciones? Por lo menos en el Doctor Music Festival en el 96 quedó claro.

– Sí, pone la nube sobre nuestra cabeza. Recibimos muchas llamadas de negocios todos los días, así que es difícil lograr el ambiente apropiado, y ésta es la única forma de desconectar. No obstante, no es una parte esencial del proceso. Aquel concierto en los Pirineos fue fantástico. Era nuestra primera gira y uno de nuestros primeros conciertos. Lo que le pasaban a Skye desde las primeras filas era un hachís sólido y muy bueno, especial de Marruecos.

 

¿Cómo exploráis las relaciones entre la electrónica y el blues clásico?

– La verdad es que no lo pensamos, simplemente lo hacemos. No podemos perder el tiempo en pensar en la tecnología y su relación con lo que hacemos. Sólo es parte del viaje: ya se usaron loops de baterías antes, los Beatles usaron loops de batería en Sgt. Pepper’s. Lo que pasa es que trabajaban con las cintas en el estudio, en lugar de hacerlo con los samplers. Ahora es más rápido, más fácil y más barato, pero no es nada nuevo. Tampoco significa que por utilizar la tecnología la música tenga que ser mala.

 

¿Es cierto que escribís las canciones con guitarras españolas?

– Sí, con guitarras y piano. Puede que el resto estén a años luz por detrás o nosotros les llevemos la delantera, no lo sé. La única forma posible de componer es con un instrumento y la voz. Se trata de comunicar un sentimiento, obtener una empatía con la audiencia, y no creo que eso se pueda obtener de una batería electrónica y un sintetizador. No tiene sentido. En nuestro caso, la mayor parte de la canción sale de mi guitarra, pero no necesariamente el concepto de la canción. Sale de las aportaciones de los tres, y la producción no hace más que acompañar la dirección de la canción.

 

¿Es posible conseguir un efecto dramático en las canciones sin los arreglos de cuerda?

– Sí, depende de cómo lo hagas. A mí me gusta la sección de cuerda, porque cuando grabas suena muy emocional. De todas formas, en directo tocamos más parte de piano y guitarra y nos ayudamos con la voz también. Pero no se puede conseguir tanto drama como con una orquesta real, eso es lo mejor.

 

Siempre he pensado que Morcheeba tiene más que ver con la música negra americana.

– Sí. La verdad es que no tenemos nada que ver con la música europea o británica. No tenemos nada que ver con los británicos y sí con el hip-hop de los 80, el funk de los 70, el blues de los 30, 40 y 50, el jazz

 

¿Estabais interesados en la música de David Byrne o de su compañía de discos antes de trabajar con él?

– Creo que él es increíble y su sello discográfico más. Tiene a Jim White, que me encanta, a Cornershop y distribuye mucha música latina y sudamericana, cosa que no hace ninguna compañía grande en Europa o América, lo que es muy saludable para el mundo de la música. Lo respeto mucho como artista y compositor y me resultó un poco sorprendente estar relacionado con tal genio, pero estamos muy contentos con los resultados.

 

¿También habéis colaborado con George Michael?

– Sí, hicimos algunas canciones juntos, pero no sé si se llegarán a publicar. Es amigo nuestro y quería hacer un par de canciones compuestas por nosotros. Nos llamó para producirle un par de versiones. Por lo de ahora mantenemos un acuerdo para no publicarlo.

 

¿Qué otras cantantes femeninas os interesan?

– Carole King, que es una gran compositora. Y últimamente Missy ‘Misdemeanor’ Elliot. A Skye le gustan Patsy Kline, Ella Fitgerald, Nina Simone, Bilie Holiday, Sade, gente así… Últimamente también escucha mucho a Casandra Wilson.

 

¿Os sentís cerca de grupos como St. Etienne, Dubstar or Moloko?

– No. Ponemos mucho sentimiento en nuestras canciones como para que se nos compare con ellos, y lo cierto es que a mí lo suyo me parece muy superficial.

 

Hay tres definiciones vuestras que me gustan especialmente. ¿Qué me decís de ellas? Por ejemplo: ‘Hip-hop instrumental hecho por gente de clase media que pueden pagarse el equipo pero no conocen a ningún raper’.

– Ésa es de mi hermano. Piensa que la gente que hace hip-hop en Inglaterra no tienen ni idea de dónde viene ni saben nada de su cultura, lo que es cierto, ya que se trata de música del ghetto hecha por gente negra oprimida de los barrios de Nueva York, y nadie en Sussex, a quien su padre le ha comprado un teclado, puede entenderlo ni llegará nunca a hacer música tan profunda.

 

‘Parte de una gran tradición de tríos con vocalista femenina y nostalgia por los 60, obsesionados con las bandas sonoras’.

Ésa es muy buena. Pero la verdad es que no puedes retener más que un par de ángulos con cada definición y yo no podría hacerlo tan bien como los demás lo hacen. Nos gusta Jack Nietzsche, que hizo los arreglos para los Beach Boys, y bandas sonoras con Ry Cooder o Randy Newman. También Ennio Morricone, Henry Mancini, John Barry…

 

‘Delirio cargado de ácido  y country hip-hop psicodélico’.

– Ésa es la mejor hasta ahora.

 

Y por último, ¿en quién se puede confiar?

– En nadie.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MONACO

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MONACO

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1998


Monaco, el regreso del bajo encadenado

 

 

A no ser que alguien se haya mantenido totalmente alejado de la música pop desde 1978, seguro que en el fondo de alguno de sus recuerdos o en lo más profundo de su mente se esconde todavía un grupo de notas o una melodía creada por Peter Hook. Casi todos hemos disfrutado más de una vez con alguna canción suya, bien con el ritmo profundo y contagioso de "Love Will Tear Us Apart", de Joy Division, con el encanto del famoso "Blue Monday", de New Order, o incluso con el sonido electrónico de "Pineapple Face" de Revenge. Quizá incluso hayamos escuchado todos esos temas y algunos más, y lo que es aún mejor, ahora tenemos la posibilidad de añadir nuevos ritmos de esos que no se olvidan fácilmente a nuestro subconsciente pop. La razón es sencilla: Peter Hook, considerado el bajista post-punk por excelencia, ha regresado al mundo de la música, y lo ha hecho con más energía que nunca a bordo de su cuarta banda, de nombre suficientemente explícito, Monaco.

 

Parte de esa energía se debe al hecho de que Peter Hook, quien siempre se ha mostrado orgulloso de lo diferentes que han resultado sus proyectos, y en los que siempre ha demostrado una gran dosis de ingenio, sobre todo junto a New Order, se muestra ahora mucho más feliz y seguro de sí mismo como para crear un álbum instintivo por encima de todo en el que ha recogido buena parte de las ideas y experiencias que ha aprendido a lo largo de las últimas dos décadas. Además, en su nuevo compañero en Monaco, David Potts, ha encontrado un nuevo apoyo a su inspiración y el entusiasmo que estaba necesitando.

 

"Estoy tan orgulloso de esta nueva experiencia como lo estoy de cualquier otra cosa de las que he hecho a lo largo de mi carrera", afirma. "En mi último proyecto, el álbum de Revenge, me alejé de New Order y de los aspectos relacionados con el sonido del bajo, porque sentía la necesidad de hacerlo de ese modo. Me parece que en cierto modo fui bastante egoísta y el disco se resintió de esa actitud mía. Ahora, con Monaco me siento más feliz y cómodo que nunca".

 

Cuando dice nunca, Hook se refiere sobre todo al principio de los 90, en su etapa con Revenge, pero su experiencia profesional se remonta mucho más atrás. Su historia musical empezó en el terreno del punk-rock, sobre todo con una actuación de los Sex Pistols a la que asistió en el Free Trade Hall de Manchester en 1976 y que le sirvió como auténtica inspiración.

 

Entonces, Hook sólo tenía 16 años. "Después de aquel concierto monté con dos amigos un grupo llamado The Stiff Kittens. No sabía tocar ningún instrumento y elegí el bajo. No tenía profesor y no me gustaban los convencionalismos, así que solía tocar como si fuera el guitarrista principal, eligiendo las notas más altas porque era la única manera de poder escucharme por encima del insoportable ruido que hacía el grupo en los ensayos". Poco a poco, Hook fue creando un estilo nuevo y personal que más tarde influyó en varias bandas británicas como Cocteau Twins o The Cure.

 

"Poco después, al grupo se incorporó Stephen Morris como nuevo batería e lan Curtis como cantante. Dejamos de llamarnos The Stiff Kittens para convertirnos en Joy Division y firmamos un contrato con el nuevo sello independiente Mancunian". Con su estilo oscuro, claustrofóbico y neurótico, Joy Division llevó el punk al límite más peligroso y tétrico. Tal como afirmó en una ocasión Jon Savage, "el punk te empuja a sumergirte en el fondo más oscuro de tu mente".

 

Durante su breve carrera como grupo, Joy Division fue más allá de todo lo acostumbrado, hasta que lan Curtis se suicidó el día antes de iniciar la que iba a ser la gira más importante del grupo por los Estados Unidos, en 1980. "Poco después, en junio de 1980, se editó el segundo álbum de Joy Division, mi favorito, y tras un breve paréntesis los tres miembros restantes dimos la bienvenida a Gillian Gilbert como teclista, iniciando una nueva etapa, esta vez con un nuevo nombre, New Order."

 

New Order fue el grupo pop más importante de su generación, transformando la emoción a través de la música de baile electrónica. Marcando ese nuevo estilo, destacaba la presencia de Peter Hook, acompañado de su bajo y de su capacidad para pasar, en la misma canción, de tocar notas duras y descarnadas a ofrecer toques refinados y totalmente pop. "Lo que tenían ambos grupos era la potencia y la oscuridad de su música, porque esas cualidades ayudan a comunicar al público auténticas emociones, algo que, para mí, es lo más importante en el mundo de la música."

 

Luego vino Revenge, su aventura de menor repercusión y que, evidentemente, guarda ciertas diferencias con el pop bailable de Monaco. "Estas canciones", continúa David Potts, su nuevo compañero, "no tropiezan consigo mismas, algo que sucedía con frecuencia en los temas de Revenge. Hemos trabajado mucho para crear este disco, pero, para mí, lo más importante es que se trata de algo que hemos hecho con el corazón, algo que no tiene nada que ver con el arte".

 

Curiosamente, Hook nunca se ha dejado influir demasiado por otros estilos o grupos, a excepción de los Sex Pistols, que le sirvieron como inspiración, aunque admira el sonido del bajo que había en los viejos discos de los Temptations y en los álbumes de Hot Chocolate durante los años 70. "Los temas de nuestro primer disco como Monaco", afirma Peter Hook, "surgen del corazón y no de la parte racional, como ocurría en Revenge. En Revenge hacía muchas cosas porque veía que otras personas las hacían. Esto, en cambio, es exactamente lo que quiero hacer, y creo que el resultado es algo que el público puede escuchar bastante bien". Así es Monaco, el ¿último? proyecto de Peter Hook.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MOLOTOV

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MOLOTOV

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1998


Molotov, espoleados por la censura

 

 

Bien, bien. No fue la portada del compacto, tan explícita que no necesita comentario -una adolescente con el uniforme que llevan todas las estudiantes de secundaria en México, en el interior de un coche y con la ropa interior a la altura de las rodillas-. Ni tampoco su título, ¿Dónde jugarán las niñas?, una ironía sobre el título más inocente de los exitosos y más inocuos Maná, ¿Dónde jugarán los niños? Fue su contenido, como era de esperar. Las letras han causado un revuelo tal en México como sólo se puede ahora imaginar que supuso el principio del rock’n’roll o lo que sucedió con los cantautores bajo el régimen franquista.         

 

En cualquier caso, la censura más que acallar ayuda a difundir, y eso es una buena noticia, porque lo suyo es un potaje de rap, funk, hard rock y hip-hop en castellano -con alguna concesión al inglés- que encuentra sus antecedentes más directos en Red Hot Chilli Pepers y que debería servir de lección, modelo y acicate a los grupos estatales.

 

Cuando apareció el disco de debut de Molotov, la cadena de tiendas más importante de México se negó a venderlo. “No fueron ni las tapas ni los tacos de las canciones. Lo que molesta es que la gente se identifique tanto con las canciones, porque nosotros hacemos una crítica social muy intensa. Hablamos de situaciones muy reales, muy crudas, muy cotidianas, que la gente no está acostumbrada a escuchar.”

 

La banda no se amilanó y salió en persona a la calle a vender su disco. Y en un día despacharon 500 copias. “Una vez le pasó a un periódico de México, que los voceadores se negaron a venderlo. Entonces veías a la gente que trabajaba para el diario de traje, vendiendo en la calle. Y les funcionó tanto que ahorita es uno de los principales. Pues nosotros hicimos lo mismo, porque nos afecta que una de las tiendas más grande no nos venda.”

 

En ese aspecto consideran que van abriendo camino. “Para mucha gente, esas tiendas son el único acceso a nuestro disco. Entonces, esa cadena no tiene por qué negarle a la demás gente la libertad de comprar una cosa. Lo bueno es que hace unas pocas semanas, en las cámaras de senadores y diputados, declararon que desde ahora todo lo que digas es libre. O sea que vamos avanzando junto con el país.”

 

Pero cuando atacan la realidad de su país, Molotov no se andan por las ramas: “De lunes a viernes transmites al aire / te pasas hablando como una comadre / Recibes propinas de Carlos Salinas / transmites en vivo / nos dices pamplinas”, dicen en “Que no te hagas bobo Jacobo”.

 

“Es una referencia a Jacobo Zabludovzky, un periodista que lleva como veinticinco años en la televisión y que es muy respetado. Bueno, hasta que llegamos nosotros. Era una de las personas que tuvo la credibilidad de toda la audiencia mexicana durante mucho tiempo, que trabaja en una de las televisoras más importantes del mundo, Televisa, y que tiene un prestanombres que es el dueño de las tiendas que se encargaron de censurarnos.”  

 

El cóctel de influencias tiene su explicación. “Yo escucho rock chicano, tipo Los Lobos; a Paco -bajo- le van más Living Colour y Randy sólo escucha hip-hop. De ahí sale Molotov. Pero hasta ahora hacemos todo en vivo: nos gusta más tocarlo que tenerlo sampleado. Estamos como casados con nuestros instrumentos”, asegura Tito, el guitarrista de la banda.

 

También es atípico el modo en que el grupo se formó y se estableció. Micky y Tito eran parte de una banda llamada Candelaria, “que es muy buena pero… como Frank Zappa: es un desmadre y nadie los ha grabado. Nos salimos de ahí para hacer este proyecto y dijimos que sí trascendía de alguna manera nos íbamos a dedicar de pleno.”

 

Tito recuerda los primeros pasos: “Nos metimos en un concurso que organizó Coca-Cola en que había que pagar diez dólares y podías ganar cinco mil. Además, mientras duraban las eliminatorias bebías gratis en diferentes bares. Nos apuntamos por las borracheras. Y mientras más colocados estábamos, más le gustaba a la gente. Llegamos a la final en un teatro muy importante, el Teatro de la Ciudad. Estaba lleno de señoras y padres de familia y todas las bandas eran más o menos rockeritas. Allí salimos nosotros gritando nuestras cosas, a capella y todo mal. Y, de repente, el primer premio. No lo podíamos creer. Cuando nos llamaron al escenario, no podíamos ni hablar de la risa. Y enseguida nos salieron tocadas por todos lados, pero nada más teníamos tres canciones. Las repetíamos y contábamos chistes para hacer más largos los shows.”

 

Otro de los puntos de controversia de ¿Dónde jugarán las niñas? es el tema “Puto”, aunque la banda afirma que la canción no tiene nada que ver con la homofobia. Por un instante, Tito se pone serio para aclararlo y todo se reduce a un problema de diferentes significados para las mismas palabras: “En México, cuando le llamas puto a alguien es como decirle cagón, que no tiene valor, que se echa para atrás. La canción no tiene nada que ver con los homosexuales, y no tenemos nada en contra de ellos.”

 

Como si no les alcanzara con el revuelo que provocó su álbum debut, los Molotov han grabado una particular versión de “Bohemian Rapsody” de Queen, para un disco de tributo latino. “Le dimos directamente en la madre. Queen tenían buenas cosas, aunque no éramos fans. Cuando nos llegó el fax, cometieron el grave error de ponerle ‘versión libre’. Entonces hicimos una versión muy libre que se llama “Rap, soda y Bohemia”, porque aquí en México hay unas cervezas llamadas Bohemia.”

 

Y también en esta ocasión, una vez más, la censura alcanzó al grupo. “Randy y yo tuvimos que ir a Nueva York a cambiarle la letra, porque a los caretas de Hollywood Records les molestaban algunas palabras. Pero la censura deja mucho. Por ejemplo, cuando nos censuraron la vez pasada, salimos a vender discos a la calle y nos ganamos una lana”, sonríe Tito. “Y ahora nos mandaron a Nueva York a cambiar esto, así que nos ha funcionado.”

Xavier Valiño
1 1.024 1.025 1.026 1.027 1.028 1.410