LOS FLECHAZOS

Los Flechazos, alta fidelidad

 

Ha pasado un poco desapercibida, como de refilón. Pero la separación definitiva de Los Flechazos -y esta vez sí que podemos estar seguros de que es para siempre- ha dejado un hueco muy grande en los –fieles- seguidores de los sonidos mod y de los años 60. Alex y Elena siguen en el tajo de una manera u otra, y aquí explican muchas de las razones de su disolución. Leer más

GOLDIE

Goldie, desde la pista oscura

 

Pocas figuras hay hoy más carismáticas e influyentes en el mundo de la música de baile que Goldie, de 31 años. Educado musicalmente, como muchos de sus compañeros, con los éxitos del hip-hop que dominaron la primera parte de los años 80, la influencia de Goldie ha cambiado radicalmente la cara anónima de los artistas de ese entorno y su forma de componer. Leer más

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MANIC STREET PREACHERS

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MANIC STREET PREACHERS

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1998


Manic Street Preachers, el nuevo testamento

 

 

Pasaron de la crisis por la desaparición de quien era su imagen y su líder -Richey James, episodio aún no aclarado- a las ventas y los premios por su mejor disco, Everything Must Go. Su nuevo disco, This Is My Truth Tell Me Yours, sigue en aquella línea, dándole un repaso a unos cuantos temas de actualidad, con un sonido aún más pulido y con la rabia de sus principios bastante lejos ya. Eso sí, siguen muy seguros y orgullosos de su clase social.

 

¿Es mejor todo siendo tres que cuatro?

– Nicky Wire (N): Sólo notamos la ausencia de Richey James en el escenario. No es una gran pérdida cuando estamos escribiendo o grabando. Tal vez seamos más amables entre nosotros, puede que nos sintamos un poco más cerca.

 

Pero Richey era el líder, ¿no?

– N: La habitación de Richey era el centro de reunión. Estaba siempre haciendo cosas en la esquina, notas, textos… y al final de la noche se hundía. Ahora el centro de operaciones es mi casa.

– James Bradfield (J): Es más fácil llegar a un consenso. Hubiera sido muy difícil tal y como estaba comportándose Richey…

– Sean Moore (S): Se había convertido en una espiral hacia abajo, grotesca y trágica. Es difícil comprender de dónde venía. Estaba muy confundido.

 

¿Cómo sonarían vuestros discos si él estuviera aquí?

– N: Habría ido más lejos de ser simplemente un letrista en su cabeza. Quería llegar mucho más lejos que The Holy Bible. Dejó una nota en una de sus canciones que decía: ‘Idea para un álbum conceptual entre Screamadelica -de Primal Scream- y Pantera’.

– J: Si piensas que The Holy Bible era gratuito y difícil, imagínate cómo hubiera sido El Nuevo Testamento. Disfrutaría el reto, pero hubiera sido un callejón sin salida. Hubieran sido discos muy malos.       

– N: Hubiéramos llegado a un compromiso para grabar alguna de sus canciones aquí y allá.

 

¿Estáis preocupados sobre cómo va a reaccionar la gente ante el nuevo disco?

– N: Después del desastre comercial de aquel disco, no había nada que perder. Sobre todo desde que desapareció Richey. Recuerdo que dijimos que seríamos felices si Everything Must Go vendía cien mil discos y si llegábamos a tocar en algunos festivales. Ahora todo el mundo va a ser mucho más crítico. Aparentemente, no somos tan sexy como cuando éramos un grupo de combate y Richey estaba con nosotros. Pero todo está ahí aún, en el disco.

 

¿Sentís todavía esa rabia?

– N: Somos menos nihilistas y más constructivos, y eso tiene que ver con la edad. Richey es un buen ejemplo de que la rabia es mala a largo plazo. Pero incluso en el primer disco teníamos canciones como "Motorcycle Emptiness". Siempre hemos sido artistas, je, je.

– J: Si un grupo saliera ahora como éramos nosotros entonces, intensos y furiosos, pensaría que son muy buenos. El problema es que ahora la rabia se asocia con toda esa mierda rápida del punk por culpa de los americanos.

 

¿Qué pasa con las comparaciones de vuestro sonido más limpio y asequible con Foreigner?

– J: Si alguien me dice eso a la cara, entonces me marcharía, porque sino le pego. Puedo aguantar las críticas, pero no las groserías.

 

¿Pueden las estrellas del pop ser héroes todavía?

– J: Héroe es una palabra de adolescentes, heroico es una palabra de adultos. Creo que es difícil ser heroico. Pero las estrellas del pop pueden ser héroes brillantes. Liam Gallagher parece llevar una armadura por traje y a Richard Ashcroft también le sienta bien.

 

¿Pensasteis alguna vez en cambiar el nombre?

– J: Ahora el nombre tan punk y la rabia parecen un poco estúpidos. Muy al principio lo intentamos. Allí estaba una banda que sonaba como The Clash en una noche mala, que llevaba vaqueros ceñidos y se llamaba ‘Los predicadores maníacos de la calle’. Pensamos si lo estábamos llevando demasiado lejos. Al final no se nos ocurrió nada mejor.

 

¿Qué significa ser galés?

– N: La nuestra es una forma muy particular de ser galés. Es una cultura rural y urbana que tiene mucho de industrial. Y, definitivamente, hay una vena de locura en el temperamento galés que les hace dejar el país o beber hasta matarse. Richey era un buen ejemplo…

– J: Gales nunca deja artistas galeses. Tienes que desconfiar del romanticismo. Gales es un sitio mucho más complejo de lo la gente piensa, no es una comunidad unida, también hay rencor. Alguna gente del Norte y del Oeste se ofende si hablamos de Gales porque no sabemos hablar galés.

 

¿Alguna vez habéis estado en un club de fans?

– J: Intenté unirme al de The Waterboys una vez. Ahora odio esa actitud amistosa de algunos grupos que dicen que no son nada especial, que cualquiera lo puede hacer. No todo el mundo lo puede hacer. Sólo nosotros podemos hacer lo que nosotros hacemos.

 

Como grupo, ¿estáis solos?

– N: No hay muchas bandas influidas por nosotros. Y ningún grupo dice que somos su grupo favorito. Me gusta eso.

 

¿Es la clase social lo más importante de Manic Street Preachers?

– N: Creo que tienes que salir de la clase trabajadora para escribir una canción como "SYMM" y para entender el fútbol y su importancia sobre la clase trabajadora. Ahora la clase es algo más subliminal en la música. Después de "A Design For Life" no quiero escribir sobre ello otra vez de una forma específica, porque ese disco cristaliza todos los pensamientos que siempre he tenido sobre la clase social, histórica y físicamente, todo.

 

¿Pueden los saludables miembros de un grupo de rock llamarse propiamente clase trabajadora?

– N: La clase social es algo de lo que no te puedes desprender por mucho que lo intentes. Es inherente, no puedes dejarlo. No puedes comprarla, ni tu pertenencia a una clase superior ni a la clase trabajadora. El éxito no cambia esos fundamentos. Cuando Damon Albarn intentó convertirse en alguien de la clase trabajadora no lo consiguió. La sociedad sin clases es un mito y me alegro de que no exista. Siento pena por las clases medias. Sus vidas no tienen alma. Siempre prefiero la comida normal en casa que comer en un restaurante fino. Y nunca me quejaría en un restaurante sobre la comida aunque fuera la peor que hubiera probado.

 

¿Es ése el dilema del rock: esforzarse por escapar reteniendo la identidad?

– N: Cuando Richard Burton le compró un diamante a Elizabeth Taylor pensé que era muy galés, algo de la clase trabajadora, y me gustó. Siempre viajo en primera clase en el tren porque siempre lo deseé, y el conductor todavía nos lo recuerda cada vez que nos ve. Sean se compra coches nuevos. La clase trabajadora siempre quiere mejorar, sea yendo a la universidad o traficando.

 

¿Hay un riesgo de aburrir a la gente siendo correctos?

– J: Soy consciente de la pasión y la sinceridad tal y como se ve en el rock. En el nuevo disco, "My Little Empire" es una canción sobre no preocuparse o no saber nada más allá de tus cuatro paredes.

– N: Somos sinceros, pero somos conscientes de que hay una línea muy fina entre eso y The Joshua Tree. Sé que mucha gente piensa que soy el más vanidoso y arrogante capullo en el mundo, y tienen razón. En el escenario me preocupo más de como sostengo el bajo que de tocar bien.

 

¿Os va este trabajo?

– J: Me va muy bien. Creo que estar en el estudio es como estar en un campamento de verano.

– N: Odio viajar. Y me arrepiento de dar tanto de mí en las letras. Me siento como aquellos indios que pensaban que les robaban el alma con cada foto.

 

¿Es el grupo indestructible ahora? ¿Cómo sabéis si ya no funciona?

– J: Nick y yo tenemos un sexto sentido sobre las cosas. Sabríamos si se ha terminado. Además, Nick me ha enseñado algunas letras nuevas y, como siempre, me ha emocionado por lo buenas que son. Lo de poner punto y final al grupo ni se plantea.

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON THE JESUS AND MARY CHAIN

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON THE JESUS AND MARY CHAIN

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1998


The Jesus and Mary Chain, inocencia y simplicidad

 

 

The Jesus and Mary Chain llegaron en 1984 y con la melodía distorsionada de Psychocandy amenazaron con cambiar la música para siempre. Su arrogancia y mordacidad no dejaba de llevar razón: su original combinación de melodías inolvidables con un abrasivo, a veces inaudible, ruido ha marcado muchos de los lanzamientos de los noventa: Nirvana, Radiohead, Nine Inch NailsY La lista es interminable. Pero allí donde la mayoría de sus iguales lo dejaron, optando ansiosamente por la vida -o la muerte- fácil, The Jesus and Mary Chain siguieron inexorablemente empeñados en su búsqueda del perfecto disco pop. Ahora, con una menor influencia y repercusión, regresan con Munki. Gran sonido, mentes sangrientas. Jim Reid lo presenta.

 

¿Por qué la vuelta a Creation Records, vuestro primer sello?

– Queríamos irnos de Warner desde hace tiempo. Con ellos todo lo que esperábamos era que nos dejasen solos para hacer lo que hacíamos, luego que editaran el disco y que lo promocionaran. Y creo que no les gustaba estar tan poco involucrados, ninguna función más que la puramente industrial. Creo que están más acostumbrados a trabajar con aquellas bandas que no tienen confianza en sí mismas, a las que pueden decir qué vestir y cómo sonar, y nosotros no somos así. Parecían tener miedo de nosotros, de verdad.

 

¿Os sentís libres de nuevo?

– Para ser honesto, siempre me ha gustado el modo de trabajar de Creation. Estar en Creation significa que puedes hacer lo que quieras, del modo que quieras, y eso es fundamental. Con cada disco estás diciendo: ‘Éste soy yo y ésta es mi personalidad’. Y si dejas que la gente te cambie o que pueda opinar sobre tus discos, empiezas a perder tu identidad. También me gusta de Creation eso de que vas allí y están poniendo discos mientras trabajan y hablan y te preguntan sobre ellos. De verdad les gusta la música, y eso es importante para nosotros.

 

Tengo entendido que durante la grabación ha habido más de un problema.

– Es divertido porque la idea de este disco era que lo hacíamos en tres semanas y luego lo publicábamos un mes después. Nos habíamos dado cuenta de que nunca habíamos hecho un disco que sonase como si hubiese una banda en ello y de que justo eso era lo queríamos hacer. Y entonces todo se volvió una pesadilla. Empezamos con algunas canciones para no volver a ellas hasta años después. Mi hermano William y yo casi acabamos asesinándonos durante el proceso. Lo que nos ocurre ahora es que no nos cortamos en absoluto, somos tan honestos el uno con el otro que la gente alucina.

 

¿Seguís buscando la simplicidad?

– Todavía hay mucho que hacer en la música pop, todavía quedan muchos caminos por pisar. Y el día en que no se nos ocurran más ideas sobre cómo hacerlo, eso será todo, se acabó, prueba superada. Aún recuerdo cómo me capturó por primera vez la idea de la canción pop de tres minutos, cómo algo tan inmediato puede durar tanto en el tiempo. Ya sabes: aún me encantan los singles de los Buzzcocks del 77, siempre estarán conmigo. Creo de verdad que la música pop permanecerá para siempre.

 

¿Y seguís pensando que el 99% de la música es basura?

– Siempre ha sido así. La gente me dice que odio la música porque me estoy quejando de ella todo el rato, pero la amo. Lo único es que me doy cuenta y acepto que la mayoría de la música es una auténtica basura, y eso es bueno, porque toda esa mierda hace que lo bueno suene mejor.

 

¿Y cómo lleváis lo de la integridad en el rock and roll?

– Hacerse importante por el hecho de serlo no significa nada para mí. Solía decir que queríamos ser importantes para poder llevar nuestra música a los estadios y cambiarla para siempre, enfrentar a todo el mundo a algo tan puro que todo sufriese una alteración después de 1987. Pero cuando descubrimos que estábamos rodeados por gente a la que ni siquiera le gustaba la música, nos deprimimos seriamente. Si sólo se trata de dinero o de fama, si te olvidas de la música, entonces no tiene sentido ni utilidad. Si eso es lo que te mueve, es que no tienes alma. Nuestra actitud sobre este tema es lo que nos convierte en la última banda de rock and roll.

 

¿Os sentís hoy más jóvenes que ayer o es la madurez la muerte del pop?

– Creo que mi hermano William siente que ha madurado un poco, pero yo me niego. Quiero agarrarme a esa inocencia y a esa humildad previa a la música. No quiero sentir nunca que soy un compositor genial ni actuar con pomposidad al respecto. Por ejemplo, me encanta Van Morrison, pero odio la manera en que se comporta, con esa actitud de ‘bésame el culo’, es triste y vergonzoso.

 

¿Hay una actitud distinta a la hora de presentar vuestro nuevo disco?

– Siento como si hubiésemos estado empujando una enorme piedra hasta lo alto del Everest, )sabes? Y ahora sólo quiero que la piedra caiga, quiero poder caminar hasta lo alto del jodido Everest, un cambio. Quiero ser como Nick Cave, que ha hecho lo que ha querido. Hace lo que quiere y tú, o lo aceptas como es o te olvidas. Y la gente lo acepta. Eso es lo que querría para nosotros.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MANU CHAO

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MANU CHAO

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1998


Manu Chao, el nómada más lúcido

 

 

Escuchar a Manu Chao es un placer. Uno estaría horas charlando con él, alguien con el que comparte sus principios y su visión del mundo, intentando contagiarse algo de su enorme talento, hiperactividad e ilusión. A sus 37 años, y sin domicilio fijo, ha firmado otra obra de canciones atemporales que ya son del dominio popular y se prepara para embarcarse en una nueva aventura, A feira das mentiras, que tendrá como escenario -suerte la nuestra- Santiago de Compostela entre el 7 y el 12 de julio.

 

¿Estás más cerca de lo popular, de lo básico, con Clandestino?

– Cada vez me parece más importante tratar de buscar la vía más sencilla. Veo el mundo muy complicado y, para mí, la solución es la sencillez. Escucho una canción de Bob Marley y lo suyo es muy sencillo, y si hay alguien que haya llegado a todo el mundo, ése es él. Para mí es todo un ejemplo.

 

¿También estas canciones suenan distintas en directo de un día para otro o no las vas a pasear por los escenarios por ser más intimistas?

– Este disco son canciones para cantar cuando sea el momento oportuno. Quiero que queden sueltas, y no me planteo una gira convencional como las de Mano Negra o Radio Bemba con ellas. Evidentemente, todo lo que se hizo en este disco será utilizado de una forma u otra en los espectáculos que vamos a montar, pero la primera cuestión es que estas canciones soy incapaz de cantarlas al día siguiente de la misma manera.

 

¿Qué importancia tienen hoy en día los pasaportes?

– Ésa es una de las cuestiones que me preocupan: son una forma de poner barreras y distanciar a los pueblos por parte del Estado. Veo por muchos sitios que el cierre de fronteras está provocando muchísimos problemas duros y violentos. Lo que sucede entre Europa y África, Europa y Sudamérica o entre los USA y Centroamérica sólo va a traer complicaciones.

 

¿Cómo se vive el ascenso del Frente Nacional en Francia?

– Esa radicalización que hay por todos lados es evidente en Francia con la extrema derecha y, también, con la respuesta de los chavales en los barrios. A veces no se canaliza de la forma adecuada: la solución al Frente Nacional tampoco es el integrismo islámico y, por desgracia, cada bando tiende a ir hacia los extremos más y más.

 

¿Cuáles son los mayores malos de la sociedad actual?

– El principal mal es que el mundo está tan perdido, y yo el primero, que el campo está muy abierto a los populistas, a los que dan soluciones fáciles. La gente que ahora vota a la extrema derecha en Francia son los que hace quince años votaban a los comunistas, y yo no considero que todos sean fachas, sino que están engañados por peligrosos populistas. Y los norte-africanos que se meten en el integrismo también son gente engañada. Lo mismo pasa en Brasil con las sectas y los falsos líderes religiosos. Hay tanta falta de ideales que estamos volviendo a los de la Edad Media. Y en España también los hay, no te creas. Por ejemplo, Jesús Gil, que para mí es más peligroso que Le Pen, ya que tiene algo más popular que un partido político: un equipo de fútbol. El fútbol es un vehículo para llegar a la gente mucho más fuerte que un partido político.

 

¿Qué te dan los países de Sudamérica en relación a Europa?

– Sucede que, a fuerza de viajar, te enamoras de un país, de una región o de una gente. Da igual que sea Sudamérica o París, que es un lugar adonde necesito volver cada poco para ver cómo le va a la gente del barrio. Ahora me pasa también con Galicia, donde se han creado muchas afinidades.

 

¿Sientes qué es la comunidad más próxima a Sudamérica?

– Lo que tiene Galicia es que es un país muy abierto al exterior, sobre todo a Sudamérica, con tradición de saber recibir a la gente, por lo del Camino de Santiago y antes por los europeos que iban hasta Fisterra. También está la tradición de haber viajado y emigrado por el mundo entero.

 

¿Te consideras un nómada sin domicilio fijo o te sientes más cómodo en algún sitio?

– Hay muchos sitios en los que me siento cómodo, y eso tiene sus ventajas y sus desventajas. Si tuviera que instalarme en algún sitio mañana mismo, sería muy complicado. Tiraría un dado al aire y lo elegiría al azar. Mi manera de vivir estos tres últimos años ha sido sin rumbo fijo, inspirándome de lo que salga por el camino.

 

Después de la experiencia de recorrer Colombia en tren, supongo que nada puede volver a ser igual con la industria musical convencional.

– Digamos que, después de proyectos como ése, te cuesta mucho volver a tener una carrera clásica de artista musical, con giras, promoción y grabaciones. Lo viví mucho antes, pero ahora lo que me da vida es soñar cosas diferentes. El reto es seguir haciendo locuras de ésas y no tienen que ser tan lejos como Colombia. La próxima será en Galicia.

 

¿Crees que el hermoso libro de tu padre, Un tren de hielo y fuego, es la crónica de una separación anunciada?

– Es una crónica de una aventura fabulosa, con el relato de lo terrible y lo bueno que pasó allí. Pero la separación no tiene nada que ver. El montaje del tren en Colombia no se hizo con Mano Negra. La banda ya estaba bastante disuelta en ese momento, aunque en Colombia se notaron las disensiones en la banda en cuanto a la filosofía de la vida: unos querían seguir con proyectos como ése y otros volver con sus familias, que también es muy respetable.

 

¿Qué fue lo mejor de la experiencia Cargo 92, el barco con el que recorristeis Brasil, Venezuela, Santo Domingo y México?

– Cargo 92 fue la primera aventura realmente extraordinaria y la que dio pie a montar ideas de ese tipo. Estando allí un amigo nos habló de las vías del tren abandonadas de Colombia por las que no pasaba nunca un tren, y por eso decidimos montar un carrito con cuatro ruedas y llegar a pueblos en los que nunca había estado ningún artista. Lo de Colombia nunca hubiera pasado si no hubiéramos hecho este viaje. Cada proyecto da un poco de vida al siguiente.

 

El reciente viaje por el Nordeste olvidado de Brasil en busca de los repentistas fue algo distinto, ya que ibas solo con tu guitarra, sin grupo.

– Durante dos o tres años he viajado por bastantes sitios, pero nunca me encontré solo, porque siempre me han recibido bien y he estado con la gente con la que quería estar. Lo mismo pasa ahora, con lo de A feira das mentiras, en la que hay mucha gente implicada.

 

¿Cómo cambia también la forma de componer en estos viajes?

– A nivel de grabación ha ganado mucho. La diferencia no es tanto con este disco, ya que entre los tres primeros de Mano Negra y Casa Babylon hay mucha diferencia. Pasamos de una forma clásica de grabar, en estudio, adonde llegábamos con las ideas claras, para grabar y mezclar, a llegar al estudio para captar el instante inventando cada día. Ahora, además, tenemos un pequeño estudio que llevo siempre encima y que permite tomar pequeñas instantáneas del momento, grabar allí donde encontramos los músicos y en el momento en que surge la magia, y eso me tiene muy vivo.

 

¿Te sientes inspirador de un buen montón de bandas que han aparecido en los últimos años?

– Es evidente que ciertos grupos que han practicado estilos en Sudamérica, España, Francia o Italia que declaran estar inspirados por nosotros, lo que nos da muchísimo orgullo. Luego, cada uno sigue su camino: unos me gustan y otros me parecen que están bastante equivocados.

 

¿Queda algo de amargura o resentimiento por la separación de Mano Negra?

– No, en absoluto. Fue para todos difícil entender que el grupo se acababa. Costó un año comprenderlo. En el momento de la separación hubo de todo, pero ahora, con el tiempo, creo que Mano Negra cumplió su ciclo de vida y yo aprendí mucho ahí. Fue una escuela preciosa y ahora vienen otras. Clandestino no es más que una pequeña piedra en algo más amplio. Tengo grabadas muchísimas canciones, en direcciones muy diversas: techno, hardcore, canciones cariocas grabadas en Rio de Janeiro… Lo de A feira das mentiras me llena mucho, aunque no sé si nos juntaremos allí cuatro, doscientos o diez mil. Y eso es, precisamente, lo mejor.

1 2 3 9