The Miseducation of Cameron Post
The Miseducation of Cameron Post
Desiree Akhavan (Vertigo)
No puede estar mejor escogida por su letra: “Y lo intento, oh mi Dios, lo intento todo el tiempo, en esta institución”. No es que sea la mejor canción de los 90, aquel “What’s Up” de 4 Non Blondes, pero aquí corona la secuencia más desatada de toda la cinta, aquella en la que la protagonista y algunos de sus compañeros manifiestan su libertad frente a la represión.
Galardonada como mejor película en el pasado festival de Sundance, la película se sitúa a principios de los 90 con un relato iniciático de una joven lesbiana que busca su libertad, reafirmándose en su condición, a pesar de que la institución de rehabilitación cristiana en la que la recluyen (“La Promesa de Dios”) intenta destruir su identidad por todos medios.
Desde el principio queda clara su empatía por sus personajes principales, al tiempo que rehúye el morbo y permite que el conflicto de la joven con su entorno (que no consigo misma) se muestre de forma sosegada y sin excesivos maniqueísmos, al tiempo que nos cuestionamos qué se considera una enfermedad, cómo se trata, cuándo se sobrepone uno a ello, lo que la sociedad entiende por normal o si la religión castrante consigue alguna vez sus fines.