ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MORCHEEBA

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MORCHEEBA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1998


Morcheeba, gran calma ante la adversidad

 

   

 

El problema de Morcheeba es haber llegado después de Massive Attack, Portishead o Tricky. O sea, que siempre serán los segundones del trip-hop. Pero por lo menos no demuestran estar preocupados por ello. Ross Godfrey, guitarrista y compositor, incluso confiesa que no le interesa en absoluto la música británica. ¿Serán ellos los que consigan introducirse en el mercado americano?

 

¿Pretendíais cambiar algo con Big Calm, vuestro segundo disco, en relación con el primero?

– Puede que sí. Queríamos ser más ricos y más famosos, tener más chicas y más drogas. No, de verdad, no intentábamos cambiar nada. Se trata simplemente de una progresión natural. Siempre hemos estado haciendo música country, folk y hip-hop. Está bien tener la posibilidad de hacer lo que queramos, porque en el primer disco estábamos un poco asustados por la producción y todo eso, y ahora ya es mucho más fácil porque estamos mucho más asentados.

 

Lo habéis grabado en el propio estudio de vuestra casa.

– Sí; más bien está hecho en nuestro estudio de grabación. La verdad es que se trata más de un estudio que una casa propiamente dicha. Y ayuda mucho porque somos nosotros los que controlamos el proceso. Echamos a todo el mundo fuera, para que no haya interferencias, hasta que todos estamos bien jodidos y entonces empieza la grabación

 

¿No os gusta que otro productor interfiera en vuestro trabajo?

– No. No saben lo que hacen y tú no sabes lo que cuesta. De todas formas, nuestro amigo Pete Norris nos ayuda con la grabación y también un poco con la producción. Fue una decisión que tuvo que ver con nuestra historia, que comenzó cuando mi hermano se trasladó a Londres, donde yo vivía entonces, y empezamos a trabajar juntos. Después encontramos a Skye, fuimos a un estudio de grabación, buscamos un técnico e hicimos "Trigger Hippie". A todo el mundo le gustó tanto la canción que acabamos por hacer nosotros mismos todo un álbum.

 

Tu hermano fue productor durante cinco años. ¿Hacéis el trabajo de producción entre los tres?

– Sí, mi hermano trabajó durante cinco años como técnico de sonido en un estudio en Kent y se cansó de trabajar en esa mierda, con bandas de estilo pub-rock. En este disco, buena parte de la producción la he hecho yo, ya que se trata de un disco con sonido más orientado al blues y al folk en mi guitarra, pero en general la producción fue un trabajo compartido entre mi hermano, Pete Norris y yo.

 

¿Qué tipo de música habéis escuchado recientemente para influiros en esa dirección?

– Mucho blues como Lightning Hopkins, mucho hip-hop como Wu-Tang Clan, Ghostaface Killah, Doctor Octagon y otro tipo de cosas muy diferentes como Cat Stevens, Jim White, Lambchop… Un montón. También Patsy Kline, Hank Williams y Gram Parsons.

 

¿Y cómo ayuda la nebulosa del hachís en el estudio para construir vuestras canciones? Por lo menos en el Doctor Music Festival en el 96 quedó claro.

– Sí, pone la nube sobre nuestra cabeza. Recibimos muchas llamadas de negocios todos los días, así que es difícil lograr el ambiente apropiado, y ésta es la única forma de desconectar. No obstante, no es una parte esencial del proceso. Aquel concierto en los Pirineos fue fantástico. Era nuestra primera gira y uno de nuestros primeros conciertos. Lo que le pasaban a Skye desde las primeras filas era un hachís sólido y muy bueno, especial de Marruecos.

 

¿Cómo exploráis las relaciones entre la electrónica y el blues clásico?

– La verdad es que no lo pensamos, simplemente lo hacemos. No podemos perder el tiempo en pensar en la tecnología y su relación con lo que hacemos. Sólo es parte del viaje: ya se usaron loops de baterías antes, los Beatles usaron loops de batería en Sgt. Pepper’s. Lo que pasa es que trabajaban con las cintas en el estudio, en lugar de hacerlo con los samplers. Ahora es más rápido, más fácil y más barato, pero no es nada nuevo. Tampoco significa que por utilizar la tecnología la música tenga que ser mala.

 

¿Es cierto que escribís las canciones con guitarras españolas?

– Sí, con guitarras y piano. Puede que el resto estén a años luz por detrás o nosotros les llevemos la delantera, no lo sé. La única forma posible de componer es con un instrumento y la voz. Se trata de comunicar un sentimiento, obtener una empatía con la audiencia, y no creo que eso se pueda obtener de una batería electrónica y un sintetizador. No tiene sentido. En nuestro caso, la mayor parte de la canción sale de mi guitarra, pero no necesariamente el concepto de la canción. Sale de las aportaciones de los tres, y la producción no hace más que acompañar la dirección de la canción.

 

¿Es posible conseguir un efecto dramático en las canciones sin los arreglos de cuerda?

– Sí, depende de cómo lo hagas. A mí me gusta la sección de cuerda, porque cuando grabas suena muy emocional. De todas formas, en directo tocamos más parte de piano y guitarra y nos ayudamos con la voz también. Pero no se puede conseguir tanto drama como con una orquesta real, eso es lo mejor.

 

Siempre he pensado que Morcheeba tiene más que ver con la música negra americana.

– Sí. La verdad es que no tenemos nada que ver con la música europea o británica. No tenemos nada que ver con los británicos y sí con el hip-hop de los 80, el funk de los 70, el blues de los 30, 40 y 50, el jazz

 

¿Estabais interesados en la música de David Byrne o de su compañía de discos antes de trabajar con él?

– Creo que él es increíble y su sello discográfico más. Tiene a Jim White, que me encanta, a Cornershop y distribuye mucha música latina y sudamericana, cosa que no hace ninguna compañía grande en Europa o América, lo que es muy saludable para el mundo de la música. Lo respeto mucho como artista y compositor y me resultó un poco sorprendente estar relacionado con tal genio, pero estamos muy contentos con los resultados.

 

¿También habéis colaborado con George Michael?

– Sí, hicimos algunas canciones juntos, pero no sé si se llegarán a publicar. Es amigo nuestro y quería hacer un par de canciones compuestas por nosotros. Nos llamó para producirle un par de versiones. Por lo de ahora mantenemos un acuerdo para no publicarlo.

 

¿Qué otras cantantes femeninas os interesan?

– Carole King, que es una gran compositora. Y últimamente Missy ‘Misdemeanor’ Elliot. A Skye le gustan Patsy Kline, Ella Fitgerald, Nina Simone, Bilie Holiday, Sade, gente así… Últimamente también escucha mucho a Casandra Wilson.

 

¿Os sentís cerca de grupos como St. Etienne, Dubstar or Moloko?

– No. Ponemos mucho sentimiento en nuestras canciones como para que se nos compare con ellos, y lo cierto es que a mí lo suyo me parece muy superficial.

 

Hay tres definiciones vuestras que me gustan especialmente. ¿Qué me decís de ellas? Por ejemplo: ‘Hip-hop instrumental hecho por gente de clase media que pueden pagarse el equipo pero no conocen a ningún raper’.

– Ésa es de mi hermano. Piensa que la gente que hace hip-hop en Inglaterra no tienen ni idea de dónde viene ni saben nada de su cultura, lo que es cierto, ya que se trata de música del ghetto hecha por gente negra oprimida de los barrios de Nueva York, y nadie en Sussex, a quien su padre le ha comprado un teclado, puede entenderlo ni llegará nunca a hacer música tan profunda.

 

‘Parte de una gran tradición de tríos con vocalista femenina y nostalgia por los 60, obsesionados con las bandas sonoras’.

Ésa es muy buena. Pero la verdad es que no puedes retener más que un par de ángulos con cada definición y yo no podría hacerlo tan bien como los demás lo hacen. Nos gusta Jack Nietzsche, que hizo los arreglos para los Beach Boys, y bandas sonoras con Ry Cooder o Randy Newman. También Ennio Morricone, Henry Mancini, John Barry…

 

‘Delirio cargado de ácido  y country hip-hop psicodélico’.

– Ésa es la mejor hasta ahora.

 

Y por último, ¿en quién se puede confiar?

– En nadie.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MONACO

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MONACO

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ENTREVISTAS 1998


Monaco, el regreso del bajo encadenado

 

 

A no ser que alguien se haya mantenido totalmente alejado de la música pop desde 1978, seguro que en el fondo de alguno de sus recuerdos o en lo más profundo de su mente se esconde todavía un grupo de notas o una melodía creada por Peter Hook. Casi todos hemos disfrutado más de una vez con alguna canción suya, bien con el ritmo profundo y contagioso de "Love Will Tear Us Apart", de Joy Division, con el encanto del famoso "Blue Monday", de New Order, o incluso con el sonido electrónico de "Pineapple Face" de Revenge. Quizá incluso hayamos escuchado todos esos temas y algunos más, y lo que es aún mejor, ahora tenemos la posibilidad de añadir nuevos ritmos de esos que no se olvidan fácilmente a nuestro subconsciente pop. La razón es sencilla: Peter Hook, considerado el bajista post-punk por excelencia, ha regresado al mundo de la música, y lo ha hecho con más energía que nunca a bordo de su cuarta banda, de nombre suficientemente explícito, Monaco.

 

Parte de esa energía se debe al hecho de que Peter Hook, quien siempre se ha mostrado orgulloso de lo diferentes que han resultado sus proyectos, y en los que siempre ha demostrado una gran dosis de ingenio, sobre todo junto a New Order, se muestra ahora mucho más feliz y seguro de sí mismo como para crear un álbum instintivo por encima de todo en el que ha recogido buena parte de las ideas y experiencias que ha aprendido a lo largo de las últimas dos décadas. Además, en su nuevo compañero en Monaco, David Potts, ha encontrado un nuevo apoyo a su inspiración y el entusiasmo que estaba necesitando.

 

"Estoy tan orgulloso de esta nueva experiencia como lo estoy de cualquier otra cosa de las que he hecho a lo largo de mi carrera", afirma. "En mi último proyecto, el álbum de Revenge, me alejé de New Order y de los aspectos relacionados con el sonido del bajo, porque sentía la necesidad de hacerlo de ese modo. Me parece que en cierto modo fui bastante egoísta y el disco se resintió de esa actitud mía. Ahora, con Monaco me siento más feliz y cómodo que nunca".

 

Cuando dice nunca, Hook se refiere sobre todo al principio de los 90, en su etapa con Revenge, pero su experiencia profesional se remonta mucho más atrás. Su historia musical empezó en el terreno del punk-rock, sobre todo con una actuación de los Sex Pistols a la que asistió en el Free Trade Hall de Manchester en 1976 y que le sirvió como auténtica inspiración.

 

Entonces, Hook sólo tenía 16 años. "Después de aquel concierto monté con dos amigos un grupo llamado The Stiff Kittens. No sabía tocar ningún instrumento y elegí el bajo. No tenía profesor y no me gustaban los convencionalismos, así que solía tocar como si fuera el guitarrista principal, eligiendo las notas más altas porque era la única manera de poder escucharme por encima del insoportable ruido que hacía el grupo en los ensayos". Poco a poco, Hook fue creando un estilo nuevo y personal que más tarde influyó en varias bandas británicas como Cocteau Twins o The Cure.

 

"Poco después, al grupo se incorporó Stephen Morris como nuevo batería e lan Curtis como cantante. Dejamos de llamarnos The Stiff Kittens para convertirnos en Joy Division y firmamos un contrato con el nuevo sello independiente Mancunian". Con su estilo oscuro, claustrofóbico y neurótico, Joy Division llevó el punk al límite más peligroso y tétrico. Tal como afirmó en una ocasión Jon Savage, "el punk te empuja a sumergirte en el fondo más oscuro de tu mente".

 

Durante su breve carrera como grupo, Joy Division fue más allá de todo lo acostumbrado, hasta que lan Curtis se suicidó el día antes de iniciar la que iba a ser la gira más importante del grupo por los Estados Unidos, en 1980. "Poco después, en junio de 1980, se editó el segundo álbum de Joy Division, mi favorito, y tras un breve paréntesis los tres miembros restantes dimos la bienvenida a Gillian Gilbert como teclista, iniciando una nueva etapa, esta vez con un nuevo nombre, New Order."

 

New Order fue el grupo pop más importante de su generación, transformando la emoción a través de la música de baile electrónica. Marcando ese nuevo estilo, destacaba la presencia de Peter Hook, acompañado de su bajo y de su capacidad para pasar, en la misma canción, de tocar notas duras y descarnadas a ofrecer toques refinados y totalmente pop. "Lo que tenían ambos grupos era la potencia y la oscuridad de su música, porque esas cualidades ayudan a comunicar al público auténticas emociones, algo que, para mí, es lo más importante en el mundo de la música."

 

Luego vino Revenge, su aventura de menor repercusión y que, evidentemente, guarda ciertas diferencias con el pop bailable de Monaco. "Estas canciones", continúa David Potts, su nuevo compañero, "no tropiezan consigo mismas, algo que sucedía con frecuencia en los temas de Revenge. Hemos trabajado mucho para crear este disco, pero, para mí, lo más importante es que se trata de algo que hemos hecho con el corazón, algo que no tiene nada que ver con el arte".

 

Curiosamente, Hook nunca se ha dejado influir demasiado por otros estilos o grupos, a excepción de los Sex Pistols, que le sirvieron como inspiración, aunque admira el sonido del bajo que había en los viejos discos de los Temptations y en los álbumes de Hot Chocolate durante los años 70. "Los temas de nuestro primer disco como Monaco", afirma Peter Hook, "surgen del corazón y no de la parte racional, como ocurría en Revenge. En Revenge hacía muchas cosas porque veía que otras personas las hacían. Esto, en cambio, es exactamente lo que quiero hacer, y creo que el resultado es algo que el público puede escuchar bastante bien". Así es Monaco, el ¿último? proyecto de Peter Hook.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MOLOTOV

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MOLOTOV

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ENTREVISTAS 1998


Molotov, espoleados por la censura

 

 

Bien, bien. No fue la portada del compacto, tan explícita que no necesita comentario -una adolescente con el uniforme que llevan todas las estudiantes de secundaria en México, en el interior de un coche y con la ropa interior a la altura de las rodillas-. Ni tampoco su título, ¿Dónde jugarán las niñas?, una ironía sobre el título más inocente de los exitosos y más inocuos Maná, ¿Dónde jugarán los niños? Fue su contenido, como era de esperar. Las letras han causado un revuelo tal en México como sólo se puede ahora imaginar que supuso el principio del rock’n’roll o lo que sucedió con los cantautores bajo el régimen franquista.         

 

En cualquier caso, la censura más que acallar ayuda a difundir, y eso es una buena noticia, porque lo suyo es un potaje de rap, funk, hard rock y hip-hop en castellano -con alguna concesión al inglés- que encuentra sus antecedentes más directos en Red Hot Chilli Pepers y que debería servir de lección, modelo y acicate a los grupos estatales.

 

Cuando apareció el disco de debut de Molotov, la cadena de tiendas más importante de México se negó a venderlo. “No fueron ni las tapas ni los tacos de las canciones. Lo que molesta es que la gente se identifique tanto con las canciones, porque nosotros hacemos una crítica social muy intensa. Hablamos de situaciones muy reales, muy crudas, muy cotidianas, que la gente no está acostumbrada a escuchar.”

 

La banda no se amilanó y salió en persona a la calle a vender su disco. Y en un día despacharon 500 copias. “Una vez le pasó a un periódico de México, que los voceadores se negaron a venderlo. Entonces veías a la gente que trabajaba para el diario de traje, vendiendo en la calle. Y les funcionó tanto que ahorita es uno de los principales. Pues nosotros hicimos lo mismo, porque nos afecta que una de las tiendas más grande no nos venda.”

 

En ese aspecto consideran que van abriendo camino. “Para mucha gente, esas tiendas son el único acceso a nuestro disco. Entonces, esa cadena no tiene por qué negarle a la demás gente la libertad de comprar una cosa. Lo bueno es que hace unas pocas semanas, en las cámaras de senadores y diputados, declararon que desde ahora todo lo que digas es libre. O sea que vamos avanzando junto con el país.”

 

Pero cuando atacan la realidad de su país, Molotov no se andan por las ramas: “De lunes a viernes transmites al aire / te pasas hablando como una comadre / Recibes propinas de Carlos Salinas / transmites en vivo / nos dices pamplinas”, dicen en “Que no te hagas bobo Jacobo”.

 

“Es una referencia a Jacobo Zabludovzky, un periodista que lleva como veinticinco años en la televisión y que es muy respetado. Bueno, hasta que llegamos nosotros. Era una de las personas que tuvo la credibilidad de toda la audiencia mexicana durante mucho tiempo, que trabaja en una de las televisoras más importantes del mundo, Televisa, y que tiene un prestanombres que es el dueño de las tiendas que se encargaron de censurarnos.”  

 

El cóctel de influencias tiene su explicación. “Yo escucho rock chicano, tipo Los Lobos; a Paco -bajo- le van más Living Colour y Randy sólo escucha hip-hop. De ahí sale Molotov. Pero hasta ahora hacemos todo en vivo: nos gusta más tocarlo que tenerlo sampleado. Estamos como casados con nuestros instrumentos”, asegura Tito, el guitarrista de la banda.

 

También es atípico el modo en que el grupo se formó y se estableció. Micky y Tito eran parte de una banda llamada Candelaria, “que es muy buena pero… como Frank Zappa: es un desmadre y nadie los ha grabado. Nos salimos de ahí para hacer este proyecto y dijimos que sí trascendía de alguna manera nos íbamos a dedicar de pleno.”

 

Tito recuerda los primeros pasos: “Nos metimos en un concurso que organizó Coca-Cola en que había que pagar diez dólares y podías ganar cinco mil. Además, mientras duraban las eliminatorias bebías gratis en diferentes bares. Nos apuntamos por las borracheras. Y mientras más colocados estábamos, más le gustaba a la gente. Llegamos a la final en un teatro muy importante, el Teatro de la Ciudad. Estaba lleno de señoras y padres de familia y todas las bandas eran más o menos rockeritas. Allí salimos nosotros gritando nuestras cosas, a capella y todo mal. Y, de repente, el primer premio. No lo podíamos creer. Cuando nos llamaron al escenario, no podíamos ni hablar de la risa. Y enseguida nos salieron tocadas por todos lados, pero nada más teníamos tres canciones. Las repetíamos y contábamos chistes para hacer más largos los shows.”

 

Otro de los puntos de controversia de ¿Dónde jugarán las niñas? es el tema “Puto”, aunque la banda afirma que la canción no tiene nada que ver con la homofobia. Por un instante, Tito se pone serio para aclararlo y todo se reduce a un problema de diferentes significados para las mismas palabras: “En México, cuando le llamas puto a alguien es como decirle cagón, que no tiene valor, que se echa para atrás. La canción no tiene nada que ver con los homosexuales, y no tenemos nada en contra de ellos.”

 

Como si no les alcanzara con el revuelo que provocó su álbum debut, los Molotov han grabado una particular versión de “Bohemian Rapsody” de Queen, para un disco de tributo latino. “Le dimos directamente en la madre. Queen tenían buenas cosas, aunque no éramos fans. Cuando nos llegó el fax, cometieron el grave error de ponerle ‘versión libre’. Entonces hicimos una versión muy libre que se llama “Rap, soda y Bohemia”, porque aquí en México hay unas cervezas llamadas Bohemia.”

 

Y también en esta ocasión, una vez más, la censura alcanzó al grupo. “Randy y yo tuvimos que ir a Nueva York a cambiarle la letra, porque a los caretas de Hollywood Records les molestaban algunas palabras. Pero la censura deja mucho. Por ejemplo, cuando nos censuraron la vez pasada, salimos a vender discos a la calle y nos ganamos una lana”, sonríe Tito. “Y ahora nos mandaron a Nueva York a cambiar esto, así que nos ha funcionado.”

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MAXWELL

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MAXWELL

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ENTREVISTAS 1998


Maxwell, soul de alcoba

 

 

Embrya, el segundo disco en estudio de Maxwell, si no contamos su disco en directo Unplugged, es una grabación que ofrece toda la complejidad de este exquisito cantante soul, en la línea del gran Marvin Gaye. Conectado estilísticamente a su debut, Urban Hang Suite, Embrya contiene la voz suave y sensual de Maxwell navegando sobre cálidos teclados, deliciosas cuerdas, líneas de bajo funky y poderosos ritmos. Es un trabajo que parte de las raíces llenas de alma del rythm and blues, pero que en el que también se aprecia a Maxwell mirando hacia delante.

 

El nombre de Maxwell es, en realidad, su segundo, un homenaje a su padre y a su padrino, del mismo nombre, que murieron cuando él era joven. “Todo lo que soy es por ellos”, dice. “Ellos me inculcaron de pequeño la motivación para descubrir cosas nuevas, algo esencial a mi persona y a la que hay que sumar la influencia femenina que tienen mis trabajos”.

 

En Embrya, Maxwell perfila y define un poco más su crecimiento como artista. En cada canción crea una sinfonía de sonidos, una telaraña tejida con cada instrumento y sostenida sobre su vaporosa voz llena de sutilezas. A lo largo del disco, Maxwell explora todo tipo de ambientes: de las baladas (“DrownDeep: Hula”, “Know These Things: Shouldn’t You”) a los ritmos latinos (“Submerge”, “Gravity: Pushing To Pull”), pasando por el soul elegante (“Everwanting: To Want You To Want”, “Luxury: Cococure”) y el funk profundo (“Arroz Con Pollo”, “I’m You: You Are Me And We Are You”).

 

En las notas del disco, Maxwell explica el término que ha creado para el título del mismo, “una aproximación creciente a un pensamiento de transición para llegar a una más amplia percepción de las cosas”, y que también tiene que ver con la palabra en castellano hembra. Y dice al respecto: “Creo que el tiempo va a desarrollar ese concepto más de lo que puedo explicar ahora mismo. Representa algo así como mi nacimiento, el nacimiento de otra persona diferente, pero en este momento estoy en pleno cambio, en ese instante en el limbo en el que aún no he llegado a ser lo que voy a ser”.

 

Aplicando este concepto a la grabación del disco, Maxwell dice: “Un amigo me dijo después de escuchar Embrya que, si Urban Hang Suite es una habitación, Embrya son varias habitaciones diferentes.” Y la entrada se encuentra en “Gestation: Mythos”, una fantasía poética basada en la vida de Maxwell que está escrita dentro de las notas del álbum pero que no ha sido musicada. “Ese texto es una pequeña historia, mi forma de contar lo que he pasado a lo largo de mi vida”, explica. “Éste es un disco interior, una mirada objetiva a lo que de verdad deseo. Y casi todo es una carta de amor a Dios. Muchas de las letras pueden parecer muy sexuales. Sé lo que la gente puede pensar de la frase lay on the top of me (túmbate encima de mí), de ‘Everwanting’, pero para mí es como decirle a Dios: ‘puedes estar aquí, puedes hacerte con el control, siempre esperaré que lo hagas”’.

 

Maxwell empezó a trabajar en el estudio para la grabación del disco en enero de 1998, con los bocetos de las canciones ya escritos en casa. “Cuando trabajo no duermo. Puedo seguir y seguir, me basta con un micro y unos teclados, sigo mientras los demás duermen”, explica. “El proceso de composición y grabación puede llegar a ser agotador porque en cada canción trato de crear dos o tres de esos momentos especiales que hacen que quieras llegar en seguida al siguiente. Pero, en el fondo, estoy a merced de la inspiración. La inspiración llega y me dice: ‘Vale, quiero que hagas esta canción y que la hagas de esta manera’. Yo lo que hago es seguir este tipo de órdenes, no importa qué hora de la noche sea”.

 

La propia experiencia de Maxwell como intérprete fue la inspiración para “I’m You: You Are Me And We Are You”, una aproximación al amor desde al punto de vista zen. “Creo firmemente que, unidos, todos somos Dios. Si pudiese oír a la gente cantando esa canción cada noche, me iría feliz a la cama”, cuenta. “Porque si eres capaz de ponerte en el lugar de otro con amor y compasión, te darás cuenta de que no se trata del color, el género, la sexualidad, la posición económica ni ninguna otra cosa que oculte la verdad, que es que todos somos espíritus humanos”.

 

El primer single de Embrya, “Luxury: Cococure”, ejemplifica una de las facetas de la intención de Maxwell como artista y como persona. “Esa canción es un adiós a la enfermedad de la historia de amor que inspiró Urban Hang Suite y un saludo a la consecución del lujo interior”.

 

Como en casi todos los temas de Embrya, tiene un doble significado y hay una acotación al título. No deja de ser irónico que Maxwell, “la personificación del cantante sensual de soul”, tenga que encontrar aún el amor verdadero. “Lo que hago es muy difícil de entender para las mujeres”, cuenta. “Me meto tanto en mi trabajo que me quedo sin tiempo. Pero he aprendido de las mujeres, he aprendido sobre la sutilidad y he aprendido que la intimidad tiene mucho que ver con la conexión espiritual y mental. Tiene que ver con todo, con tu visión del arte, tu forma de entender la música, el modo de relacionarte con tus amigos o de hacer negocios”.

 

Y sobre lo que vendrá, Maxwell pone como referencia el tema que titula el disco, una pieza instrumental de corte experimental, con cuerdas disonantes y sonidos al revés. “Embrya es una suma de lo que es el disco y un adelanto de lo que está por llegar”.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MANU CHAO

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MANU CHAO

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ENTREVISTAS 1998


Manu Chao, el nómada más lúcido

 

 

Escuchar a Manu Chao es un placer. Uno estaría horas charlando con él, alguien con el que comparte sus principios y su visión del mundo, intentando contagiarse algo de su enorme talento, hiperactividad e ilusión. A sus 37 años, y sin domicilio fijo, ha firmado otra obra de canciones atemporales que ya son del dominio popular y se prepara para embarcarse en una nueva aventura, A feira das mentiras, que tendrá como escenario -suerte la nuestra- Santiago de Compostela entre el 7 y el 12 de julio.

 

¿Estás más cerca de lo popular, de lo básico, con Clandestino?

– Cada vez me parece más importante tratar de buscar la vía más sencilla. Veo el mundo muy complicado y, para mí, la solución es la sencillez. Escucho una canción de Bob Marley y lo suyo es muy sencillo, y si hay alguien que haya llegado a todo el mundo, ése es él. Para mí es todo un ejemplo.

 

¿También estas canciones suenan distintas en directo de un día para otro o no las vas a pasear por los escenarios por ser más intimistas?

– Este disco son canciones para cantar cuando sea el momento oportuno. Quiero que queden sueltas, y no me planteo una gira convencional como las de Mano Negra o Radio Bemba con ellas. Evidentemente, todo lo que se hizo en este disco será utilizado de una forma u otra en los espectáculos que vamos a montar, pero la primera cuestión es que estas canciones soy incapaz de cantarlas al día siguiente de la misma manera.

 

¿Qué importancia tienen hoy en día los pasaportes?

– Ésa es una de las cuestiones que me preocupan: son una forma de poner barreras y distanciar a los pueblos por parte del Estado. Veo por muchos sitios que el cierre de fronteras está provocando muchísimos problemas duros y violentos. Lo que sucede entre Europa y África, Europa y Sudamérica o entre los USA y Centroamérica sólo va a traer complicaciones.

 

¿Cómo se vive el ascenso del Frente Nacional en Francia?

– Esa radicalización que hay por todos lados es evidente en Francia con la extrema derecha y, también, con la respuesta de los chavales en los barrios. A veces no se canaliza de la forma adecuada: la solución al Frente Nacional tampoco es el integrismo islámico y, por desgracia, cada bando tiende a ir hacia los extremos más y más.

 

¿Cuáles son los mayores malos de la sociedad actual?

– El principal mal es que el mundo está tan perdido, y yo el primero, que el campo está muy abierto a los populistas, a los que dan soluciones fáciles. La gente que ahora vota a la extrema derecha en Francia son los que hace quince años votaban a los comunistas, y yo no considero que todos sean fachas, sino que están engañados por peligrosos populistas. Y los norte-africanos que se meten en el integrismo también son gente engañada. Lo mismo pasa en Brasil con las sectas y los falsos líderes religiosos. Hay tanta falta de ideales que estamos volviendo a los de la Edad Media. Y en España también los hay, no te creas. Por ejemplo, Jesús Gil, que para mí es más peligroso que Le Pen, ya que tiene algo más popular que un partido político: un equipo de fútbol. El fútbol es un vehículo para llegar a la gente mucho más fuerte que un partido político.

 

¿Qué te dan los países de Sudamérica en relación a Europa?

– Sucede que, a fuerza de viajar, te enamoras de un país, de una región o de una gente. Da igual que sea Sudamérica o París, que es un lugar adonde necesito volver cada poco para ver cómo le va a la gente del barrio. Ahora me pasa también con Galicia, donde se han creado muchas afinidades.

 

¿Sientes qué es la comunidad más próxima a Sudamérica?

– Lo que tiene Galicia es que es un país muy abierto al exterior, sobre todo a Sudamérica, con tradición de saber recibir a la gente, por lo del Camino de Santiago y antes por los europeos que iban hasta Fisterra. También está la tradición de haber viajado y emigrado por el mundo entero.

 

¿Te consideras un nómada sin domicilio fijo o te sientes más cómodo en algún sitio?

– Hay muchos sitios en los que me siento cómodo, y eso tiene sus ventajas y sus desventajas. Si tuviera que instalarme en algún sitio mañana mismo, sería muy complicado. Tiraría un dado al aire y lo elegiría al azar. Mi manera de vivir estos tres últimos años ha sido sin rumbo fijo, inspirándome de lo que salga por el camino.

 

Después de la experiencia de recorrer Colombia en tren, supongo que nada puede volver a ser igual con la industria musical convencional.

– Digamos que, después de proyectos como ése, te cuesta mucho volver a tener una carrera clásica de artista musical, con giras, promoción y grabaciones. Lo viví mucho antes, pero ahora lo que me da vida es soñar cosas diferentes. El reto es seguir haciendo locuras de ésas y no tienen que ser tan lejos como Colombia. La próxima será en Galicia.

 

¿Crees que el hermoso libro de tu padre, Un tren de hielo y fuego, es la crónica de una separación anunciada?

– Es una crónica de una aventura fabulosa, con el relato de lo terrible y lo bueno que pasó allí. Pero la separación no tiene nada que ver. El montaje del tren en Colombia no se hizo con Mano Negra. La banda ya estaba bastante disuelta en ese momento, aunque en Colombia se notaron las disensiones en la banda en cuanto a la filosofía de la vida: unos querían seguir con proyectos como ése y otros volver con sus familias, que también es muy respetable.

 

¿Qué fue lo mejor de la experiencia Cargo 92, el barco con el que recorristeis Brasil, Venezuela, Santo Domingo y México?

– Cargo 92 fue la primera aventura realmente extraordinaria y la que dio pie a montar ideas de ese tipo. Estando allí un amigo nos habló de las vías del tren abandonadas de Colombia por las que no pasaba nunca un tren, y por eso decidimos montar un carrito con cuatro ruedas y llegar a pueblos en los que nunca había estado ningún artista. Lo de Colombia nunca hubiera pasado si no hubiéramos hecho este viaje. Cada proyecto da un poco de vida al siguiente.

 

El reciente viaje por el Nordeste olvidado de Brasil en busca de los repentistas fue algo distinto, ya que ibas solo con tu guitarra, sin grupo.

– Durante dos o tres años he viajado por bastantes sitios, pero nunca me encontré solo, porque siempre me han recibido bien y he estado con la gente con la que quería estar. Lo mismo pasa ahora, con lo de A feira das mentiras, en la que hay mucha gente implicada.

 

¿Cómo cambia también la forma de componer en estos viajes?

– A nivel de grabación ha ganado mucho. La diferencia no es tanto con este disco, ya que entre los tres primeros de Mano Negra y Casa Babylon hay mucha diferencia. Pasamos de una forma clásica de grabar, en estudio, adonde llegábamos con las ideas claras, para grabar y mezclar, a llegar al estudio para captar el instante inventando cada día. Ahora, además, tenemos un pequeño estudio que llevo siempre encima y que permite tomar pequeñas instantáneas del momento, grabar allí donde encontramos los músicos y en el momento en que surge la magia, y eso me tiene muy vivo.

 

¿Te sientes inspirador de un buen montón de bandas que han aparecido en los últimos años?

– Es evidente que ciertos grupos que han practicado estilos en Sudamérica, España, Francia o Italia que declaran estar inspirados por nosotros, lo que nos da muchísimo orgullo. Luego, cada uno sigue su camino: unos me gustan y otros me parecen que están bastante equivocados.

 

¿Queda algo de amargura o resentimiento por la separación de Mano Negra?

– No, en absoluto. Fue para todos difícil entender que el grupo se acababa. Costó un año comprenderlo. En el momento de la separación hubo de todo, pero ahora, con el tiempo, creo que Mano Negra cumplió su ciclo de vida y yo aprendí mucho ahí. Fue una escuela preciosa y ahora vienen otras. Clandestino no es más que una pequeña piedra en algo más amplio. Tengo grabadas muchísimas canciones, en direcciones muy diversas: techno, hardcore, canciones cariocas grabadas en Rio de Janeiro… Lo de A feira das mentiras me llena mucho, aunque no sé si nos juntaremos allí cuatro, doscientos o diez mil. Y eso es, precisamente, lo mejor.

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