ULTRASÓNICA ARTÍCULO THE BEATLES: «LET IT BE… NAKED»
The Beatles: Let It Be… Naked
Un clásico en horas oscuras
Si estás buscando un disco que capture el momento en el que los 60 finalizaban y la cruda luz de una nueva década empezaba a brillar sin piedad a través de las cortinas, no busques más. No importa que los anfitriones sean quienes inventaron la cultura pop como la conocemos, que sentaran la agenda social de la década más decadente del siglo y que, incluso, por el camino, consiguieran ofrecer viñetas cruciales sobre el sentido de la vida. Al final de los 60, para los Beatles, los buenos tiempos habían llegado a su fin. E, inevitablemente, junto a los ojos enfurecidos, los egos ensombrecidos y los resbalones creativos, llegó la madre de todas las resacas. Aquella resaca se llamó Let It Be.
Hoy en día, y al margen de la polémica, la idea de un renovado Let It Be es algo genuinamente excitante. En un momento en el que bandas tan diversas como The White Stripes, Jet, Kings Of Leon o The Coral miran sin descaro hacia el final de los 60, la edición de la nueva versión impulsada por un Paul McCartney irritado por la producción ampulosa de Phil Spector no podía haber llegado en mejor momento.
También no es menos cierto que su edición original no pudo llegar en peor momento. En mayo de los 70, The Beatles habían acabado sus peleas por omisión. Enganchados a la heroína y acosados por las brigadas de la decencia por la exhibición de sus litografías eróticas de su luna de miel, John Lennon y Yoko Ono volaron a Dinamarca para renovar su peinado y buscar Ovnis. Ringo Star acababa de estrenar su debut en el cine, The Magic Christian, y tenía en mente comenzar una carrera como estrella de Hollywood. Mientras tanto, George Harrison y Paul McCartney estaban ultimando sus respectivos debuts en solitario. Para rematar la jugada, en abril, semanas antes de la edición de Let It Be, se filtró a la prensa la noticia de que Paul abandonaba el grupo, cansado de las luchas internas. No es que la atmósfera que se respiraba entre ellos constara por escrito, pero era algo que estaba en las nubes que colgaban por encima.
En un ambiente tan enrarecido, cualquier lanzamiento de los Beatles hubiera sido tratado con muchas suspicacias, pero, además, su nuevo disco no estaba pensado para subirle la moral a nadie. Dentro de una funda de contornos de color negro y con un retrato distraído de cada uno de los componentes debajo de un título resignado, Let It Be –Déjalo estar– fue recibido con bastante frialdad.
Aún hoy, las sesiones de grabación continúan rodeadas de misterio. Sus orígenes nos conducen a mediados de noviembre del 68. El grupo estaba todavía bajo la influencia de la muerte de Brian Epstein, su manager, y a Paul McCartney se le ocurrió que la mejor manera de sobreponerse era volver a tocar en un escenario como The Beatles y hacer una serie de conciertos para televisión que se podría editar más tarde como un disco en el que el grupo dejara claro que volvía a sus raíces. Al tiempo que serviría como contrapeso a la pesadilla en la que se había convertido la grabación del disco doble The White Album, podría permitir al grupo recuperar la atención de una audiencia no tan perdida por las indulgencias psicodélicas del Magical Mystery Tour como decepcionada por la actitud de los cuatro de Liverpool.
Pronto empezaron los problemas en aquellas sesiones. Cuando llegaron a los estudios Twickenham el 2 de enero de 1969, el grupo se encontró una vez más rodeado de cámaras y luces cegadoras, lo que les dio la impresión de ser piezas de exhibición en algún zoo humano. A los ocho días George Harrison se marchó, cansado de las críticas de Paul McCartney y, aunque regresó a la semana siguiente, decidieron abandonar los estudios para volver a los suyos, los estudios Apple. Allí, con la llegada del quinto Beatle, Billy Preston, al menos el ánimo mejoró y los cinco se embarcaron en sesiones sin fin en las que el ingeniero Glyn Johns grababa todo.
Ese ánimo mejorado culminó en la última aparición en directo de los Beatles en la terraza de los estudios Apple el 30 de enero. El concierto fue interrumpido por la policía a los 42 minutos, después de quejas de los vecinos del barrio de Savile Row. Al día siguiente, tras apelar a la excusa de que había que darle unos toques finales, el grupo dejó al cabreado Glyn Johns y sus cintas grabadas de lado para ponerse a trabar en su despedida oficial, Abbey Road. Por increíble que parezca, dado lo que es habitual en el mundo de la música hoy, en su último año juntos The Beatles produjeron unas 60 canciones.
“Fue la primera vez desde el primer disco en el que no tuvimos mucho que ver con ello,” recordaba John Lennon de las sesiones de Let It Be. “Ninguno de nosotros se molestó en pasarse por allí para acabarlo. Íbamos a dejar que se publicara un disco horrendo, sólo para que la gente viera lo que nos había pasado.”
John Lennon preparó dos versiones del álbum sacándolas de un Everest de cintas, pero ambas fueron rechazadas. En ese instante, tras la sugerencia del manager Allen Klein, el grupo llamó al super-productor Phil Spector para poner orden. Legendario tanto por sus erráticos métodos de trabajo como por sus producciones de muro-de-sonido en algunos de los discos pop definitivos de los 60, Phil Spector había sido idealizado por John y pareció ser la elección lógica para salvar aquellas sesiones.
En abril de 1970 Phil Spector había completado su trabajo: el disco estaba acabado y se titulaba Let It Be. Las críticas fueron ambivalentes, aunque Lennon evitaba cualquier discusión con un argumento infalible: “Siempre quiso trabajar con los Beatles y le dimos la mayor montaña de mierda que grabamos; consiguió sacar algo de allí y no me provocó vómitos.”
McCartney no quedó tan impresionado. Decepcionado por los arreglos de Spector para “The Long And Winding Road”, se puso en marcha para disolver el grupo de una vez por todas. Irónicamente, sus intentos de unir el grupo de nuevo acabaron precipitando su final.
Hace unos meses parecía haber dejado reposar sus sentimientos un tanto. “No culpo a Phil,” declaró. “En aquellos tiempos todo se nos estaba escapando. Todos sentíamos que estaba llegando el fin… Estábamos muy suspicaces entre nosotros y con todo lo demás. Probablemente nos encontrábamos al borde de un ataque de nervios.”
El caso es que al fin se ha publicado el disco tal como él quería. Así que ahora podemos disfrutar de las dos versiones de Let It Be. ¿Cuál es mejor? ¿Cuál nos gusta más? Da igual: en medio de todo aquello, los Beatles todavía pudieron crear otro clásico del rock en su peor momento. Después de tres décadas intentando vivir con ello, tal vez fuera el momento de desmelenarse.
ULTRASÓNICA ARTÍCULO GABINETE CALIGARI
Gabinete Caligari, la movida más chula
Tenía que llegar. Después del tratamiento tan especial dado a Nacha Pop en su reciente recopilatorio, ahora le llega el turno a Gabinete Caligari, que son revisados en compacto y DVD tres años después de su disolución. La culpa fue de Gabinete. Colección de canciones + La filmoteca del Dr. Caligari recoge 20 canciones y 45 minutos de filmación de una de las bandas imprescindibles de las dos últimas décadas.
Gabinete Caligari nació como trío en 1981, tomando su nombre de la película clave del expresionismo alemán El Gabinete del Doctor Caligari. A Ferni Presas, bajista, y Edi Clavo, batería, se les unió Jaime Urrutia, guitarra y cantante, que provenía del grupo de nueva ola Ejecutivos Agresivos -donde dieron sus pasos una buena cantidad de músicos de lo que luego se conoció como movida-, para comenzar su trayectoria ofreciendo la mayor parte de sus primeras actuaciones en el legendario Rockola de Madrid.
Su primer tema, “Golpes”, salió editado en un single de cuatro canciones compartido con Parálisis Permanente, por entonces compañeros y con una línea de trabajo parecida. La letra de la canción, morbosa y sadomasoquista, ayudó a abrir los oídos de un público acostumbrado a los sonidos fáciles y las letras desenfadadas de los grupos de la época. Luego llegarían flirteos con lo macabro (“Olor a carne quemada”), lo autoritario (“Obediencia y nada más”) o la célebre provocación que lanzaron en uno de sus primeros conciertos: “¡Hola, buenas noches! Somos Gabinete Caligari y somos fascistas.”.
Su actitud provocadora y arrogante pasaba por reivindicar la España profunda atreviéndose a tocar temas tan alejados del rock anglosajón dominante como la masonería, la tauromaquia o la mili. En 1983 publican su primer álbum Qué Dios reparta suerte, donde el estilo torero prima con ritmos hispanos de pasodobles y temas relacionados con lo que algunos conocen como la fiesta nacional como “Sangre española”. Ahí ya quedaba claro que Gabinete Caligari escaparía siempre a cualquier idea preconcebida que se tuviera de ellos y que no se iban a conformar con un único estilo, lo que fue, tal vez, su mayor mérito.
Un año después publicaron el mini-LP Cuatro Rosas, título de uno de sus temas más emblemáticos y cierto aire Dylan en la melodía, una metáfora de amor y alcohol que es uno de los discos imprescindibles del rock en castellano y que dio, también, nombre a un legendario local de copas que ellos regentaron en Madrid durante años.
En sus discos el trío madrileño supo evolucionar sin dejar de dar, al menos, un par de éxitos en cada uno de sus discos. Desde “Camino Soria”, un homenaje al recio espíritu castellano, hasta “La culpa fue del Cha-cha-chá”, del disco Privado editado en 1989.
Con el álbum Camino Soria consiguieron aunar crítica y éxito entre el público español. Junto a la canción que le daba título, el álbum contenía temas como “Suite nupcial”, “La sangre de tu tristeza” o “Tócala Uli”, todas ellas recopiladas aquí.
A pesar de que su última grabación data de 1998, parece que haya pasado más tiempo, quizás porque su época dorada fueron los ochenta. Por ello su recuperación es tan agradecida. Como ellos mismos reconocen, les faltó paciencia al final. Incluso ahora, años después de su separación, las relaciones entre ellos son tensas y está totalmente descartada algún tipo de colaboración.
En el DVD que acompaña al disco se repasan actuaciones del archivo de RTVE de los temas más populares del trío madrileño grabados entre 1987 y 1990, con declaraciones de periodistas en activo como Diego Manrique, Jesús Ordovás y Fernando Martín, quien protagoniza la mayor curiosidad al confesar que su primera crónica para El País fue de un concierto de la banda y que se pasó toda la noche buscando símiles taurinos con los que completar su artículo de sólo 30 líneas.
De todas formas, desmerece comprobar que todas las apariciones que se recogen en el DVD son de actuaciones en playback, algo que no sabemos si se enmendará cuando se edite el prometido DVD de más de dos horas.
Por último, conviene recordar para los más interesados en el grupo, que también se ha publicado al mismo tiempo el libro de Jesús Rodríguez Lenin Gabinete Caligari, el lado más chulo de la movida (Temas de Hoy).
ULTRASÓNICA ARTÍCULO THE JACKSONS
Fiebre adolescente
The Very Best of The
Mucho antes de que se crearan grupos artificiales del pop en el 2004, los Jackson 5 ya existían como el primer grupo de chicos, un conjunto de hermanos cuya música colectivamente e individualmente cambiarían el rumbo de la música popular, creado una influencia duradera en el pop de los años 70 y 80.
Conviene pararse a reflexionar: desde el invierno de
A finales de 1971, Michael ya se había lanzado como una estrella en solitario, y aunque sus canciones como “Got To Be There”, “Rockin’Robin” y “Ben” están sobradas de vigor juvenil y vivacidad, ya en 1972 Michael estaba frustrado con la producción tan rigurosa de la discográfica Motown y ansiaba participar más en componer y producir. El álbum de los Jackson 5 en 1973, Get It Together, y el ultimo gran éxito de Motown de los Jackson 5 “Dancing Machine” les enseñó la manera de cómo una discográfica podría ayudar a un grupo a desarrollarse.
Dejando su nombre y a su hermano Jermaine en Motown, firmaron con Epic, buscando obtener mas popularidad con la música que creaban. El hermano más pequeño Randy se unió al grupo a tiempo completo y los Jacksons alcanzaron el mismo éxito como un grupo adulto, logrando una transición impresionante de estrellas originales del pop a una banda activa de música que grababa y podía mezclar el pop, soul, funk, dance y baladas con una facilidad impecable. Mientras que su música en Motown estaba basada en singles, en Epic el objetivo inmediato fue crear álbumes.
Asociados con los legendarios compositores y productores Kenny Gable y Leon Huff y el equipo de Filadelfia, a los Jackson se les dio un sonido más adulto y canciones que reflejaban que estos niños estrellas se habían convertido en hombres jóvenes. Michael ya tenía 18 años, siendo el más joven de los 5 hermanos, y demostraron que eran capaces de contribuir con sus propios temas.
En su álbum de estreno The Jacksons el tema de Michael “Blues Away” fue su primera composición en solitario, y “Enjoy Yourself” y “Show You The Way To Go” los primeros singles de esta nueva etapa. Este último fue su primer número 1 en Inglaterra, siguiéndole como mínimo con otros seis éxitos en los siguientes seis años.
Después del segundo álbum, Goin’ Places, los Jackson maduraron y la carrera de Michael se lanzo a la estratosfera. En 1978, ya produjeron ellos mismos su álbum Destiny. Temas como “Blame It On The Boggie” y “Shake Your Body”, la primera y tercera canción del álbum fueron el definitivo modelo del estilo de los temas dance que desarrollaría con el productor Quincy Jones en su estreno en solitario. En 1979, el álbum clásico de pop-soul Off The Wall, se convirtió en el modelo para el soul de los años.
Sin embargo, el cuarto álbum de los Jacksons obtuvo un éxito aún más grande. Triumph contenía el grandioso “Can You Feel It”. Todos los sonidos vocales que caracteriza el estilo de cantar de Michael se pusieron en práctica aquí, mientras que las letras también desarrollaron temas familiares. Un ejemplo es ‘Heartbreak Hotel”, una canción vengativa, y “Walk Right Now”, en la que el narrador estaba obsesionado con la persecución de una chica conspiradora.
Hubo un intervalo de casi cuatro años entre Triumph y el siguiente álbum de estudio Victory, un titulo que invitaba desorden en donde existiera. Entre estos dos álbumes, fue editado Live en 1981, con el tema “Don’t Stop Till You Get Enough”. Como grabación de estudio, ése fue el principal sencillo del estreno en solitario de Michael con Off The Wall.
Transcurrieron otros cinco años entre ese álbum y 2003 Jackson Street, en el cual Michael solamente hizo una aparición como invitado, mientras Jermaine asumía el puesto de líder. A pesar de haber inventado el mercado de grupos de chicos y de haber marcado la corriente de un nuevo género en el estilo del pop-rhythm & blues, esto es mucho más que un trabajo de toda una vida. Y esta música aún suena fresca y vital hoy en día.
CAMPUS GALICIA ARTICULO JEFF BUCKLEY
ARTÍCULOS 2004
JEFF BUCKLEY: In memoriam
Se cumplen diez años de la edición de Grace, el único disco editado en vida por Jeff Buckley y puede que el gran disco de los 90. Con motivo de una edición especial que incluye un segundo disco de canciones inéditas de aquellas sesiones no editadas hasta ahora y un DVD, le rendimos nuestro más sincero homenaje en cuatro partes: el comentario de su único disco editado en vida, un somero repaso por su vida y obra, declaraciones de otros artistas sobre él y, por último, las canciones que otros compusieron como tributo al que fue, probablemente, el artista más influyente de los 90.
JEFF BUCKLEY: Grace (Columbia-Sony, 94)
¿Qué pensar de un disco de debut que mezcla brillantes canciones originales con temas de Nina Simone, Leonard Cohen o de un tal Benjamin Britten? Pues, evidentemente, que su responsable no es un cualquiera y que tiene que estar muy seguro de lo que se trae entre manos. No, no hablamos de un desconocido.
Cuando Jeff Buckley apareció casi por sorpresa en el 94 -antes sólo había editado un EP de cuatro canciones en directo, Live At Sin-é-, se le pudo ubicar fácilmente por ser hijo del atormentado y gran cantautor Tim Buckley, que había fallecido unos cuantos años antes víctima de una sobredosis. No servía de nada: Jeff casi no había conocido a su padre y renegaba de él por haberse fugado de su casa cuando aún era un niño. La mala suerte hizo que Jeff acabara prematuramente su carrera, como su padre, aunque en su caso ahogado en el Mississippi, dos años después de publicar su debut.
Grace destaca en una primera escucha, sobre todo, por la brillantez vocal de Jeff Buckley, su instrumentación ambiciosa y un sentimiento de ser fiel y verdadero al espíritu de las canciones, así que poca importancia tiene que tres de ellas sean versiones. Canciones nuevas llenas de inventiva, versiones insospechadas y una voz tan profunda y inusual como la de su padre son sólo algunos de los elementos característicos de lo que fue un talento único.
Su primer y único disco editado en vida es un álbum definido por sus extremos y, ciertamente, no es para oyentes que no le dan al rock apasionado una segunda oportunidad. Buckley canta con poder y una intensidad perturbadora. Los textos que vieron la luz después de las mezclas muestran un artesano muy meticuloso a la hora de componer y que trata de enfrentarse, a través de la poesía, a un amplio abanico de emociones y percepciones.
El trabajo de guitarra de Buckley desafía cualquier definición: espartano y cristalino en “Lilac Wine” o “Hallelujah”, melancólico y acústico en la maravillosa “Lover, You Should Have Come Over” o como un muro de sonido eléctrico. Si hay que sonar como Led Zeppelin, Buckley lo hace y no pide perdón, como en “Mojo Pin” o “Grace”, ambas co-escritas con el antiguo guitarrista de Captain Beefheart, Gary Lucas. Además, cuenta con una gran labor de equipo, gracias a la percusión de Matt Johnson, el bajo de Mick Grohndahl y pinceladas de color de una sección de cuerda, un órgano y tablas. Grace es fascinante, difícil de escuchar y un trabajo muy sólido. El único disco imprescindible de los 90. El disco más influyente en los músicos de los últimos años. Nunca lo confundirías con cualquier otro disco.
Xavier Valiño
JEFF BUCKLEY – In memoriam
El dia en que iba a morir, Jeff Buckley fue a la marina de Mud Island, cerca del Mississippi, en Memphis, Tenessee con un amigo.Estaban escuchando música y tocando la guitarra, cuando Jeff decidió bañarse vestido, cosa que ya había hecho antes.Cerca pasaba un barco presto para atracar, agitando las aguas en la maniobra.De un momento a otro ,le perdió de vista.Tres dias después los pasajeros de un barco encontraron su cadaver flotando, atrapado entre ramas, tenía 30 años.El pasado 29 de Mayo se han cumplido 5 años de tan infausto acontecimiento.
Había nacido en el californiano condado de Orange, hijo de Mary Guibert y una celebridad folk a la que apenas conoció, Tim Buckley, con la que compartía su talento musical, la voz celestial y la belleza, amén de, paradojicamente, un deceso prematuro.
Empezó a tocar en el instituto, en algunos grupos, pero se deshizo de todo lazo cuando decidió marcharse a Nueva York para estudiar música.Allí formó parte de Gods & Monsters, dejándolos al poco para dedicarse a tocar en bares y cafés.Su talento no pasó desapercibido y acabó firmando con Columbia para lanzar el E.P. de estreno “Live at Sin-E” a finales de 1993, con temas propios y versiones de Edith Piaf y Van Morrison con la sola compañía de su guitarra.La acogida fue muy buena, por parte de público y crítica.
Pero lo que era una promesa como tantas se convirtió con “Grace” (1994) en una realidad en mayúsculas, en una realidad propia de listas de lo mejor del año.Esta vez Jeff estaba acompañado de una banda solvente al servicio de sus múltiples influencias.Grace es una obra cumbre de la música, un disco de terciopelo, sensual,furioso, delicado, que colocó a su autor, de la noche a la mañana, en la cumbre, en el número uno de las influencias que gustosamente se reconocen.Ni la apoteósica “Grace”, ni la gloriosa "Last goodbye", ni la paradójica“Eternal life”, ni una asombrosa versión del “Hallelujah” de Cohen ( droga dura para los oídos, juro que engancha) pasarán jamás al olvido, siempre teniendo presentes que el resto de temas de tan glorioso disco no son, ni muchísimo menos, de relleno.
Demasiado autocrítico y muy poco dado a los avatares del mercado musical, trabajó con ahínco, pero sin prisas en un disco que se titularía "My Sweetheart, The Drunk", empezando a grabar en Memphis, estando enfrasacado en tal tarea cuando aconteció el desgraciado avatar.Las inconclusas grabaciones serían publicadas como “Sketches (For My Sweetheart, The Drunk)” en 1998, abriendo la veda a la recuperación de grabaciones post mortem habitual, aunque realmente necesaria en este caso.Más tarde vendrían “Mystery white boy”, colección de temas en directo y quien sabe ya qué mas.Esperamos más exhumaciones con anhelo, mientras su reconocimieno como figura clave de los noventa va quedando cada vez más clara.
Una pérdida de hondo calado, un cantante excepcional, un músico de lujo, una voz irrecuperable, un mito que nunca quiso serlo.El destino, al parecer, no está exento de cierta ironía.Pedro Hermida
LAS OPINIONES DE OTROS ARTISTAS SOBRE JEFF BUCKLEY
– Bono (U2): “Jeff Buckley era una gota pura en un océano de ruido.” – Elvis Costello: “Espero que la gente resista la tentación de convertir su vida y muerte en una estúpida fantasía romántica. Él era mucho más que todo eso. Jeff Buckley tomaba cualquier canción y la hacía suya, embelleciéndola, de una forma tan natural que muy poca gente puede hacer.” – Jimmy Page (guitarrista de Led Zeppelin): “El disco que he escuchado sin parar en los últimos doce meses es Grace. Es un gran cantante. Tiene tanta variedad emocional, tanto en las versiones, como la de Leonard Cohen, como en sus propias canciones. Robert Plant y yo lo vimos en directo en Australia y nos dejó aturdidos. Alguien le gritó que dejara de tocar música tan profunda, y él le dio la respuesta perfecta: “La música debe ser como hacer el amor. Unas veces te apetece suave y tierno y otras quieres que sea fuerte y agresivo.” Creo que a Led Zeppelin nos hacía el mejor de los cumplidos con su música.” – Elizabeth Fraser (cantante de Cocteau Twins):“Me apasiona cantar con Jeff. Ha escrito una canción llamada "Grace", que literalmente me pone los pelos de punta. La primera vez que la escuché sudaba como una novia en su día de boda. La música nunca me había provocado esa reacción antes.”
– Nelly Furtado: “Amo a Jeff Buckley. Grace cambió mi vida. Él influyó profundamente en mis canciones, en mi forma de componer y en mi forma de actuar, en todo.”
– Eddie Vedder (líder de Pearl Jam):“Una vez estuve con él. Estuvimos hablando y tocando. Me tocó una versión de “Indifference” para mí sólo. Nunca olvidaré cómo lo hizo… Me quedé sin habla… Uno de los momentos más memorables de mi vida… Ojalá lo hubiera conocido mejor.”
– Fran Healy (líder de Travis): “Me contaron que un día Tom Yorke de Radiohead fue a verlo actuar y, a continuación, marchó directo al estudio a grabar “Fake Plastic Trees”. Así que cambió su forma de cantar basándose en lo que le había visto a Jeff Buckley, más o menos cuando a mí me pasó lo mismo. Yo lo vi en otra actuación, en Glasgow, y pensé que su voz no era de este mundo. Era algo que elevaba el espíritu y yo, descaradamente, traté de copiarlo.”
– Alanis Morissette: “Amo a Jeff Buckley. No es que quiera imitar su estilo, pero… Cuando estoy en el estudio, grabando las partes vocales, pienso en él. La prioridad es expresarme de esa forma.”
– Bernard Butler (primer guitarrista de Suede): “He conocido un buen montón de estúpidos en el mundo de la música. Jeff era el que tenía más talento y, al mismo tiempo, el más agradable. Era el único de quien esperaba con ansiedad escuchar nuevas canciones. Mi mujer y yo hablamos mucho de música, y siempre nos decíamos que, por muy cínicos que fuéramos, sabíamos que Jeff Buckley siempre haría discos enormes. Durante un año toqué una de sus canciones, “Last Goodbye”, todos los días, a pleno volumen. Nadie más me ha hecho sentir sin miedo de ser yo mismo… Me hizo feliz.”
Xavier Valiño
LAS CANCIONES TRIBUTO ESCRITAS POR OTROS EN HOMENAJE A JEFF BUCKLEY
– Cocteau Twins: Rilkean Heart y Half-Gifts (Milk And Kisses, 1996)
Elizabeth Fraser, una de las voces más embrujadoras del pop, fue una de las mejores amigas de Jeff Buckley, y llegó a grabar varias canciones con él que aún permanecen inéditas. En su álbum ¿póstumo? le dedicó estas dos canciones. “Busqué en ti experiencias trascendentales que me transportaran lejos de la soledad y la alienación, hacia un sentimiento de conexión, estática y mágica. Me convertí en una adicta en esa búsqueda…”
– Juliana Hatfield: Trying Not To Think About It (En el EP “Please Do Not Disturb”, 1997)
En este caso, Juliana conocía a Jeff de sus primeros tiempos, cuando éste solía hacer de telonero en sus conciertos. Aunque alcanzó más notoriedad que ella, siguieron siendo amigos. “El Mississippi tiene una fuerte corriente… Dime que estoy soñando, que es una pesadilla.”
– Hole: Boys On The Radio (Celebrity Skin, 1998)
La ocasión que Jeff estuvo más cerca de ser una figura pública fue después de un breve encuentro con la viuda de Kurt Cobain, Courtney Love. Ésta le dedicó una canción. “Los chicos que suenan en la radio se golpean y queman, se retraen y se desvanecen lentamente en tus interminables noches de verano.”
– Duncan Sheik: A Body Goes Down (Humming, 1998)
El cantautor estadounidense se toma la tragedia con proporciones bíblicas. “Un cuerpo se ahoga con el peso de una belleza temerosa de su luz. Que avisen a los hombres sagrados. Consolad a vuestros hijos e hijas.”
– Chris Cornell: Wave Goodbye (Euphoria Morning, 1999)
El que fuera líder de Soundgarden escribió la canción, que apareció en su primer disco en solitario, justo después de la muerte de Jeff. Además de amigos en vida de Jeff, ayudó a seleccionar las canciones de su disco póstumo Sketches For My Sweetheart The Drunk. Un verso de la letra: “Cada cosa dolorosa que dijiste resuena en tus oídos cuando echas de menos a alguien.”
– Willie Nile: On The Road To Calvary (Beautiful Wreck Of The World, 1999)
Para muchos, el cantautor estadounidense compuso el mejor tributo posible para Jeff Buckley. “Me llevaste por el río poderoso, me levantaste sobre el mar bravo. Me das todo este amor que tienes para repartir, en mi porche de atrás de camino al calvario. ”
– Aimee Mann: Just Like Anyone (Bachelor #2, 2000)
Llegó a conocer a Jeff, pero no tuvo tiempo para dedicarle toda la atención que hubiera querido. “Eras uno de nosotros y me pregunto, como todo el mundo, si hay algo más que yo hubiera podido hacer.”
– Mark Eitzel: To The Sea (The Invisible Man, 2001)
En uno de sus discos en solitario, el que fuera líder de American Music Club se lamenta de no haber conocido suficiente a alguien a quien estimaba. “Creías que estaba ocupado, pero sólo estaba ocupado escapando de tu belleza.”
– P. J. Harvey: Memphis (Cara B del single “Good Fortune”, 2001)
P. J. Harvey compartió muchos momentos con Jeff Buckley. La que iba a ser una canción más de su último disco, Stories From The City, Stories From The Sea, acabó como cara B. “Tú respirando en mi boca… Lo tomo, lo tomo, lo tomo.”
OTRAS:
– Heather Nova: Valley Of Sound (Siren, 1998)
– The Frames; ‘Neath The Beeches (Dance With The Devil, 1999)
– Ron Sexmith: In A Flash (Whereabouts, 1999)
– Zita Swoon: Song For A Dead Singer (Paint Pictures On A Wedding Dress, 1999).
– Those Bastard Souls: The Last Thing I Ever Wanted Was To Show Up And Blow Your Mind (Debt And Departure, 1999)
– Amy Fairchild: Jeff Buckley Song (Demographic, 2000)
– Kashmir: Gorgeous (The Good Life, 2000)
– Angelou: Little Sister (While You Were Sleeping, 2001)
– Rebecca Moore: Live In Blue Sparks (Home Wreckordings, 2001)
Xavier Valiño
ULTRASÓNICA ARTÍCULO CONCIERTO THE JAYHAWKS
The Jayhawks
Fecha: sábado, 27 de marzo de 2004
Sala: Capitol, Santiago
Estilo: Rock
Público: 700 espectadores
Nuestro primer contacto con Gary Louris en la sala ya nos avisaba que aquello se iba a convertir en una fiesta. Cruzando la barra para sortear la sala llena, se acercó al escenario cuando aún estaba Kraig Jarret Johnson & The Program tocando y subió a acompañarlo con la guitarra y su voz. El pipa se volvía loco con su pandereta. Y Kraig cerraba su actuación de escasos 40 minutos como un tren desbocado con, precisamente, la canción más acelerada de su debut, “Freight Train”.
Media hora más tarde, Gary Louris volvió a leer, una vez más, el libro de estilo de las raíces del rock en la insuperable Sala Capitol, tanto para los fieles como para los neófitos. Y triunfó, sobre todo cuando empastaba sus voces con el batería Tim O’Reagan como si fueran los mismísimos Byrds.
A su lado, instituciones vivas del nuevo rock americano de los 80 como Stephen McCarthy de los Long Ryders en la pedal steel guitar. Y como invitados, entre otros, su antiguo compinche en la banda -y ahora telonero- Kraig Jarret Johnson (“una vez se ha sido un Jayhawk, se es un Jayhawk para siempre,” dijo) o compañeros de fechorías como Juan de los Vancouvers en la última gira de los Jayhawks por aquí.
Se ganaron a los que no conocían al dedillo sus siete discos con la versión del “Bad Time” de Grand Funk Railroad. Y sentí que me daba la razón cuando, en los bises, además de ese “Fools On Parade” -“Locos de marcha”- escrito en la caótica última gira española, se arrancó con “Tailspin”, sin duda la mejor canción del ya clásico Rainy Day Music. Pero había más.
Ese más pasaba por la reivindicación de Golden Smog, proyecto en el que participaron -¡vaya casualidad!- los dos protagonistas de la noche, Louris y Jonson (además de gente de Wilco, Big Star o The Replacements). Para la despedida, con todos los invitados en el escenario, al estilo de The Band, el mejor tema de Golden Smog y una de las canciones imprescindibles de los 90: “Until You Came Along” -por cierto, horas antes, Johnson me confesaba que habrá tercer disco de Golden Smog-.