ARTÍCULOS 2005 ROCK DE LA CARCEL

ARTÍCULOS 2005 ROCK DE LA CARCEL

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ARTÍCULOS 2005


El rock de la cárcel

 

 

         Si el rock es expresión de energía y pasión juveniles, y a veces un suculento negocio, no es de extrañar que genere abusos vitales. Larga es su historia de tragedias personales e incidentes públicos con la ley. Aquí están algunos de los casos más curiosos.

 

         No todos los músicos rock son unos inocentones como los británicos Stone Roses, quienes, cabreados con su primera compañía de discos, pintarrajearon el coche y las oficinas de su antiguo jefe. Ni tan siquiera el temible Marilyn Manson tuvo en realidad excesivos problemas con la justicia. Tipos supuestamente más tranquilos, como Madness o The Farm, han tenido más visitas a juzgados y prisiones. Aunque las andanzas de James Brown, Keith Richards, Sid Vicious, Jim Morrison, Chuck Berry o Jerry Lee Lewis dejarían a todos los anteriores en el más absoluto ridículo.

 

         Sin ir más lejos, Chuck Berry, que tiene la ficha policial más amplia. En su adolescencia pasó dos años en prisión por hurto y robo de coches. En 1959, en la cima de su carrera, fue encarcelado tres años por abusar de una jovencita de 14, de la que él aseguraba que realmente tenía 20 años. En 1977 entró de nuevo tras las rejas por no hacer su declaración de impuestos.

 

         Los problemas con las sustancias prohibidas son ya un lugar común en el rock. El bonachón Ray Charles fue sentenciado a cinco años de prisión en 1964 por posesión de hierba y heroína. Los Rolling Stones, a pesar de ser detenidos en más de una ocasión, siempre se las ingeniaron para librarse de la cárcel en serio.

 

         Menos suerte tuvo Roky Erikson, líder de los 13th Floor Elevators, condenado por posesión de una pequeña cantidad de hachís. Se le dio a elegir entre la cárcel o un psiquiátrico; eligió la segunda opción y se escapó a los pocos días, siendo detenido de nuevo con una sustancia dudosa. Después pasó tres años interno, bajo terapia de electroshock, y ya no volvió a recuperarse nunca más.

         Jimi Hendrix, después de ser detenido en Canadá, admitió en el juicio tomar LSD, cocaína, hachís y marihuana, aunque se le procesó realmente por su adicción a la heroína. Sin embargo, el juez le absolvió de todos los cargos como regalo de Navidad.

 

         Famoso es el episodio de Paul McCartney, detenido en el aeropuerto de Tokio en 1980 con marihuana. Pasó la noche en la cárcel. En este caso, el autor de varias biografías Albert Goldman afirma en su libro Las vidas de John Lennon que todo fue un montaje de Yoko Ono, quien habría contactado con un familiar suyo, funcionario de aduanas, a fin de evitar que Paul se hospedara en el mismo hotel en el que John y Yoko habían dormido unos años antes.

 

         También cayó David Crosby, componente de Crosby, Still & Nash, tras dos detenciones en 1982 por posesión de armas y drogas, aunque sólo fue condenado por conducción peligrosa. Al año siguiente, no pudo evitar una condena de cinco años por posesión de cocaína, a pesar de intentar impresionar al jurado sollozando durante todo el juicio. Más recientemente otros músicos tuvieron que dormir entre rejas por posesión de sustancias prohibidas: Shaun Ryder de Happy Mondays, Adam Clayton de U2, Nick Cave o el mismísimo Boy George, cogido con heroína una semana después de iniciar el tratamiento médico para su desintoxicación.

 

Arrebatos que se pagan

 

         La leyenda negra de Jerry Lewis no es un mito. En 1975 fue multado con un buen puñado de dólares tras meter una pistola en la boca de su bajista. Al año siguiente fue arrestado en las puertas de Graceland, la mansión de Elvis Presley, cuando, borracho y con un arma, reclamaba al rey del rock que le mostrara su “culo sangriento”.

 

         Sid Vicious, imagen del punk, fue acusado de matar a puñaladas a su amante Nancy Spungen en el famoso hotel Chelsea de Nueva York en 1978; nunca respondió a tal acusación, ya que murió antes de una sobredosis de heroína adulterada suministrada por su propia madre.

 

         Los excesos de Jim Morrison, reflejados en la película The Doors, consiguieron que fuera condenado por exhibicionismo, comportamiento lascivo, profanación y borrachera en público, después de mostrar sus atributos e insultar repetidamente a la policía en una actuación en Miami.

 

         Otro personaje excesivo, Screamin’ Lord Sutch, se presentó en el número 10 de Downing Street de Londres con cuatro mujeres desnudas para informar al primer ministro británico de un concierto; acabó en prisión sin completar su visita. Por su parte, Dennis Wilson, el único de los Beach Boys que realmente hacía surf, fue acusado de corrupción de menores cuando la policía lo encontró en actitud poco decorosa con una menor en su camerino.

 

 

         Bien conocidos son los líos de James Brown. Tras varios intentos sin que lo enviaran tras las rejas, en 1989 lo consiguió. La primera acusación fue de intentar matar a su mujer, aunque luego ésta la retiró. Sin embargo, tuvo que responder al cargo de intentar escapar a la persecución policial a través de dos estados. Las posibilidades de una rápida excarcelación se diluyeron cuando los guardas encontraron 400.000 dólares en su celda.

 

         Otros preferían apropiarse de lo ajeno. El cantante Lew Lewis atracó a un cartero, y lo pillaron semanas después cuando entró en la oficina de Correos a comprar unos sellos. Merle Haggard, estrella del country, pasó parte de su vida entre reformatorios y prisiones, siendo condenado la última vez por atraco frustrado. Mientras, a Ozzy Osbourne lo que le iba era robar en las tiendas, pero se le notó que no era un profesional: lo detuvieron por sus huellas dactilares, ya que usaba guantes rotos.

 

         Las historias con The Clash no dejan de ser anecdóticas: Paul Simonon y Topper Headon fueron multados pos disparar a las palomas con rifles de aire comprimido, aunque luego Headon pasaría una temporada en prisión por posesión de drogas y Joe Strummer por pintar graffitis en las paredes de la sala de conciertos Dingwalls.

 

Más madera

         También el histórico Johnny Cash fue sentenciado a 30 días de prisión por posesión de drogas en 1956, aunque quedó en libertad condicional. Diez años después, un horrendo crimen logró que lo internaran tras los barrotes: ¡formaba parte de una pandilla que se dedicaba a arrancar flores de parques públicos!

 

         Terence Trent D’Arby visitó los calabozos de las Fuerzas Armadas estadounidenses en Alemania por desertar en su etapa de soldado profesional. Por su parte, el gran cantante africano Fela Kuti siguió una vida paralela a la de Al Capone en su relación con la justicia. Amenazado, perseguido y juzgado varias veces, sólo cumplió 18 meses en prisión por delitos fiscales.

 

         Cuestión de imagen o de convicciones. El caso es que el rock tiene cierta aureola de vida al límite. Ejemplos no le faltan. Y más si pensamos en todos los que habrán escapado a la ley.

 

Xavier Valiño

(Artículo aparecido por primera vez en el Diario Vasco en 1989)

ARTÍCULOS 2005 FESTIVAL PAREDES DE COURA

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ARTÍCULOS 2005

 

13º Festival Paredes de Coura. Rock in rio Coura

 

 

Nick Cave

        Las aguas del río Coura vuelven a agitarse para albergar otro Festival Paredes de Coura que este año continúa apostando por los grandes nombres del rock, sin dejar de lado una gran cantidad de futuras estrellas emergentes del panorama musical alternativo que pasarán este año por los escenarios de este interesante evento musical situado al norte de Portugal.

 

        En esta edición la organización del Festival, aparte de la posterior inclusión de nuevas bandas de carácter independiente, coloca a la venta apenas 15.000 entradas en una tentativa de mejorar las condiciones de las ediciones anteriores. Resaltar que el entorno del festival se ubica en un bellísimo anfiteatro natural donde se encuentra el escenario principal, que albergará durante tres días los nombres grandes del cartel, incluyendo un primer día de recepción a los campistas con una fiesta de bienvenida.

 

        El bono para los 4 días con derecho a camping cuesta 80 E y 40 E para un solo día. Paredes de Coura se encuentra 50 kms de distancia de Vigo, a 117 kms de Oporto y a 418 kms de Lisboa.

 

Lugar: Playa Fluvial do Tabuao. Paredes de Coura.

Fecha: 15 a 18 Agosto 2005.

 

Web: www.paredesdecoura.com

 

El cartel desglosado por días es el siguiente:

 

ESCENARIO PRINCIPAL:

a 15, lunes: Fiesta de recepción, con las actuaciones de:

-Sons and Daughters, Trailer Trash y Zigzag Warriors.

a 16, martes:

-Foo Fighters, The Bravery, Kaiser Chiefs, !!!, Death from Above 1979 y MXPX.

a 17, miércoles:

-Pixies, Queens Of The Stone Age, The Roots, The Arcade Fire, Hot Hot heat y The Futureheads.

a 18, jueves:

-Nick Cave and the Bad Seeds, Vincent Gallo, Juliette Lewis and the Licks, Killing Joke y The National.

 

ESCENARIO SONGWRITERS:

 

Escenario dedicado a los sonidos melancólicos de cantautores locales e internacionales.

Con The Unplayable Sofa Guitar, Alasdair Roberts y Woven Hand..

 

ESCENARIO JAZZ NA RELVA:

 

Escenario dedicado a bandas de Jazz nacionales e internacionales que tocarán durante los días 16, 17 y 18 al atardecer, próximas a la orilla del río.

 

ESCENARIO EAST LONDON ELECTRO SCENE:

 

Escenario dedicado a la electrónica y dance, en los que actuarán varios grupos al finalizar los conciertos del Escenario Principal, durante los días 16, 17 y 18 y en clave “after-hours”.

 

Manuel Ángel Martín

 

ARTÍCULOS 2005 ELVIS COSTELLO DVD

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Elvis Costello, vivo en Memphis

Live In Memphis DVD

 

 

         Todos quieren volver a los pequeños clubes en los que empezaron. Los Rolling Stones lo hacen a menudo, para presentar sus giras o, simplemente, para darse el gustazo. Prince lo hace después de sus conciertos, para verse liberado de las imposiciones que tiene el pasearse por los grandes recintos. Los grandes del pop británico reciente -Oasis, Coldplay…- lo necesitan para oxigenarse. Una buena parte de los artistas pide tocar en pequeñas salas cuando hay que presentar un nuevo disco.

 

         ¿Y Elvis Costello, qué? ¿Qué pinta un artista con gran aprecio de la crítica y de una entregada minoría de aficionados de vuelta a un pequeño local si, seguramente, nunca ha pisado un gran escenario al aire libre con él como único reclamo? Pues dar un concierto para que quede registrado para la posteridad en DVD con el nombre de Live In Memphis.

 

         Mientras estaba de gira rodando su último disco, Elvis Costello programó una parada sorpresa -tras el correspondiente anuncio en una emisora local- el 17 de septiembre de 2004 en el Hi Tone Café de Memphis, para que 200 seguidores tuvieran la oportunidad de su vida de verle actuar bien cerca en un pequeño club a cambio de solamente veinte dólares.

 

         Una ocasión así merecía la mejor calidad, por lo que el concierto se grabó en Alta Definición y con sonido surround. Estar allí debe haber sido una experiencia única, sin duda, pero la grabación es tan perfecta y cercana -las cámaras también parecen tener poco sitio para moverse en un espacio tan reducido- que nada distrae de lo más importante: las canciones y la interpretación.

 

         El listado de 24 canciones interpretado en aquellas dos horas incluye parte de los temas más memorables de Elvis Costello, así como dos terceras partes de su nuevo álbum, disco que en directo muestra su valía y complementa perfectamente el material de antaño.

 

         Tras comenzar con tres clásicos como “Waiting For The End Of The World”, “Radio Radio” y “Mystery Dance”, el grupo no concede un respiro hasta la sexta canción, “Country Darkness”. A partir de ese momento, el repertorio alterna los temas más poderosos, como “Blame It On Cain”, “Peace Love And Understanding”, “Pump It Up” o “High Fidelity”, con baladas como “Either Side Of Town” o “Alison”, esta última unida al “Suspicious Minds” de Elvis Presley.

 

         Por si quedaba alguna duda de lo bien que le ha sentado grabar en Memphis, Costello también deja claro su particular devoción por la música sureña al contar con la participación de Emmylou Harris, junto a la que canta cinco canciones que ganan con la interpretación a dúo.

 

         El mérito de que todo suene impecable hay que otorgárselo a su trío de acompañamiento, The Imposters, de los que dos componentes llevan junto a Elvis Costello toda su vida, desde su aparición en 1977, aunque entonces se hacían llamar The Attractions. Steve Nieve se pasea por su teclado como un Jerry Lee Lewis poseído, aunque siempre al servicio de la canción. Cada vez que el batería Pete Thomas aparece en imagen, su forma de tocar reclama inmediatamente la atención. Y en cuanto al nuevo bajista, Davey Faragher -anteriormente componente de Cracker-, además de estar perfectamente integrado en el grupo, muestra estar dotado de una segunda voz idónea para acompañar a su líder.

 

         Si el concierto merece la pena, el material extra de este DVD es de los que justifican por sí solos su existencia. Se trata de un documental de 53 minutos de un tal Tad Pireson, que se presenta como ‘etnógrafo de la carretera’. En su Cadillac de 1955 se dedica a pasear a Elvis Costello y Pete Thomas por Memphis (en el Estado de Tennessee), Oxford (en el Estado de Mississippi) y Helena (en el Estado de Arkansas).

 

         Durante su recorrido visitan el local en el que Robert Johnson estaba tocando la noche que fue envenenado por un marido celoso, los campos de algodón y los barracones en los que trabajó y vivió Muddy Waters antes de dedicarse por entero al blues, un par de estudios de grabación, el museo de la compañía Stax Records y lugares con una importancia decisiva en el devenir de la música sureña.

 

         Lo más relevante está en los comentarios que Elvis Costello y Pete Thomas van dejando caer mientras se dejan guiar: discuten sus influencias del soul, el blues y el sello Motown, comparan la ciudad sureña de Helena a su Liverpool natal y proporcionan tal cantidad de detalles sobre su carrera y su filosofía musical que bien parece que estemos más ante unas memorias por adelantado que ante una simple excursión en coche.

Xavier Valiño

ARTÍCULOS 2005 CONCIERTO EELS

ARTÍCULOS 2005 CONCIERTO EELS

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ARTÍCULOS 2005


Eels en concierto

 

(World Forum Theatre, La Haya, 3 de octubre de 2005)

 

 

¿Es Mark Oliver Everett (E) el Tim Burton del pop? Ya, ya, que por contrato habría que situarlo más en la órbita de Steven Spielberg. Pero su particular mundo atrapa e hipnotiza tanto o más que el de ese niño grande del cine que es Tim Burton. Por si sus discos y sus portadas no fuesen suficientes pruebas, en directo lo ratifica.

 

         Para empezar, su nueva gira huye de los convencionalismos y de los recintos al uso, celebrándose sus actuaciones en teatros. Él mismo reconoce que eso fue lo que le motivó de nuevo a ponerse en la carretera, después de varias giras eléctricas y rockeras, sintiéndose mucho más emocionado y motivado con la idea en esta ocasión.

 

 

En esta gira no hay teloneros, pero es que el Sr. E sabe cómo entretener a su audiencia y, sobre todo, sorprenderla. Antes de que salga a escena, en una pantalla gigante se proyecta un corto de animación digno de Tim Burton, en el que un animal semejante a un oso de peluche llamado Cheburashka, un cocodrilo y una viejecita vengativa cruzan sus caminos y corren varias aventuras juntos en la estepa rusa, camino de Moscú.

 

         Durante los 25 minutos que dura, uno tiene la impresión de que todo es idea del Sr. E, pero los créditos finales sólo muestran nombres en ruso, por lo que, a falta de otra explicación, queda la duda de su verdadera autoría, aunque no la sintonía con el personaje principal de la noche. 

 

 

         Tras un paréntesis de unos quince minutos, de nuevo se apagan las luces. Pero la pantalla de proyecciones sigue ahí. Esta vez, con lo que parece un trailer de un documental titulado Rock Hard Times y centrado en el grupo, con apariciones en televisión, imágenes de sus clips y trozos de las partes más desbocadas de sus conciertos. ¿Megalomanía o autocrítica? Pues se supone que un poco de todo.

 

El mejor momento lo pone Mr. E contestando a las preguntas estúpidas de una reportera que, parece, no sabe a quién se enfrenta:

“Presentadora: La reciente muerte de Aaliyah ha conmocionado mucho a la gente por aquí. ¿Cómo ha sido para ti como americano?

E: Ha sido una noticia horrorosa. Habíamos planeado un dueto juntos y ahora no se va a producir nunca. Creo que su muerte ha sido más trágica, probablemente tres veces más trágica que la de Kurt Cobain.

Presentadora (descolocada y con ganas de acabar): Siento decir que se nos ha acabado el tiem…

E (interrumpiendo): Creo que ha sido más trágica que las muertes de Kurt Cobain, Hank Williams y Elvis Presley juntas.”

 

 

 

         Por fin se levanta la pantalla y, tras el “In The Wee Small Hours Of The Morning” de Frank Sinatra, una voz anuncia: “Señores y señoras, niños y niñas, contengan su respiración y pidan un deseo”. Ahora sí, por fin, hace su entrada la banda. Pero también se trata de algo especial: Eels with strings, o sea, Eels con cuarteto de cuerda femenino.

 

Además del cuarteto, acompañan a Mr. E un contrabajista con cresta, Alan Hunter, que también tocará piano y mandolina, así como Chet Lyster (Chet Atkins III), un multiinstrumentista que casi se convierte en el rey de la noche, tocando la guitarra, la slide, piano y una percusión formada por cubos de basura y maletas…

 

         Evidentemente, no puede superar a la verdadera estrella, el Sr. E, que aparece de traje, corbata, sombrero, con bastón y fumando puros, algo que le mantendría ocupado todo el concierto. Si su carisma cautiva, sus canciones interpretadas en formato diferente al habitual subyugan. Falta la electricidad, como bien reconoce él, pero el grupo lo suple con una intensidad a la que sólo le falla un poco la cascada voz de Mr. E. Así, con la voz ronca y esta extraña banda de acompañamiento, Mr. E recuerda también a Tom Waits -invitado, por otra parte, en su última grabación-.

 

 

         El recital se nutre, principalmente, de su nuevo disco Blinking Lights And Other Revelations, aunque hay también lugar para versiones de Bob Dylan (“Girl From The North Country”) y Prince (“I Could Never Take The Place Of Your Man”). Una de las canciones más coreadas de la noche es “I Like Birds”, aunque la versión de cuerda de “My Beloved Monster” y una interpretación más veloz de “Hey Man “Now You’re Really Living)” sorprenden más. Pero el mejor momento llega al final de “Flyswatter”, con todos los músicos creando sonidos angustiosos durante unos cinco minutos, y su engarce con un más breve y saturado “Novocaine For The Soul”.

 

Al final, cuatro bises, uno de ellos cuando ya las luces se han encendido y casi todo el mundo ha abandonado el auditorio. A la salida se vendía un disco en directo de edición limitada con diez canciones, titulado Sixteen Tons (Ten Songs) y grabado en 2003 en la emisora KCRW. Así es Mr. E, distinto en todo, ingenioso (en un momento dijo “siento mucho haber tardado tanto tiempo en volver, aunque no recuerdo haber estado aquí nunca antes”) y poco acomodado. Lo sabe, y se aprovecha de ello, consiguiendo que todos caigan rendidos a su propuesta.

 

Texto y fotos: Xavier Valiño

ARTÍCULOS 2005 COCOROSIE EN CONCIERTO

ARTÍCULOS 2005 COCOROSIE EN CONCIERTO

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CocoRosie en concierto

 

(Sala Tivoli, Utrecht, 27 de noviembre de 2005)

 

 

 

         Cuesta trabajo apartar la originalidad de la propuesta de CocoRosie de su música. Son conceptos tienden a ir ligados en su caso, incluso para quien no las tiene en aprecio. La novedad de lo que hacen aplasta a todo lo demás sin consideración, desplazando cualquier otra valoración en profundidad. Y, lo siento, y queda dicho por adelantado, me temo que aquí tampoco nos libramos.

 

         En la mayor parte de los casos, cuando alguien se acerca a un concierto de CocoRosie, lo que hay es curiosidad, una profunda necesidad de comprobar cómo es su mundo tan especial, no sólo para saber cómo se traslada su sonido al directo, sino para hallar en él alguna de las claves de tan particulares discos.

 

         En escena, al menos en esta gira, CocoRosie aparecen acompañadas de otras dos personas: una mujer vestida como un mimo se encarga de tocar instrumentos percusivos distintos a los habituales, collares, silbatos y otros aparatos, de apretar alguna tecla y poco más; la otra, una voluminosa cantante de color, se encarga de hacer con su voz alguna que otra percusión. Las dos llaman la atención sobre el escenario, pero está claro que su presencia no es imprescindible.

 

 

         Pero son las hermanas Bianca y Sierra Cassidy -¿Realmente son hermanas? ¿Nos creemos lo de su reencuentro en París tras haberse separado cuando eran niñas?- el centro de atención. La primera sorpresa, sus voces. Lo que se escucha en disco es todo real y casi mejorado en directo; sólo en muy contadas ocasiones distorsionan la voz con un juguete de bebés. Bianca tiene un tono cercano a Billie Holiday, mientras que Sierra aporta la dulzura y, en ocasiones, los gorgoritos operísticos. En conjunto logran algo único, melodías que parecen provenir de otra galaxia, algo que a la mayoría encandila y a algunos irrita.

 

         Cuando tocan alguna que otra canción al piano o a la acústica, se puede pensar en algo cercano al folk. Sin embargo, por lo general, al introducir arpas, cajas de música, samplers y otros cacharros, combinados con esas voces tan especiales, aquel espíritu original deja paso a otra dimensión que, lo mejor que se puede decir, es que mantiene al público en suspenso hasta el último momento.

 

 

         A todo se le suman unas proyecciones especiales por detrás y su atípica forma de presentarse, tanto en el vestuario como en su aparente timidez desde el primer momento. Cuando se muestran apegadas a su arte, CocoRosie pueden resultar cargantes, pero si se lo toman con sentido del humor y se ponen al nivel de su audiencia, como hicieron en la última parte de su actuación, entonces no se les puede reprochar nada y sólo queda disfrutar de sus canciones, por muy originales que sean.

 

Xavier Valiño

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