CHEIKH LO

Cheikh Lô, África conquista

 

 

Cheikh Lô no es un recién llegado. Aunque su nombre no nos suene, tiene detrás una gran experiencia como músico para turistas en Dakar, músico de sesión en París y una carrera comercial en Senegal. La ayuda de Youssou N’Dour ha sido decisiva para su lanzamiento en el mundo Occidental. Una vez más, y después de intentos como los de Khaled, nos vuelven a decir que él sí puede ser el nuevo Bob Marley del Tercer Mundo. En este caso hay suficientes razones para avalar su candidatura.

 

Lo primero que sorprende de Né La Thiass es la contagiosa mezcla de instrumentación acústica y eléctrica, influencias jazz, mbalax senegalés y  ritmos latinos que contiene el primer disco editado en Occidente de Cheikh Lô, algo que no es lo que habitualmente se puede esperar de un artista africano.

 

Existe una explicación que nos devuelve a los tiempos de su niñez. «He escuchado toda clase de música y, especialmente, el bolero zaireño, que tiene sus raíces en el son cubano. La música cubana causaba furor en el Oeste de África en los 50, cuando mi hermano mayor empezó a coleccionar viejos discos, de los de 78 revoluciones. Entonces se bailaban cosas como El Pancho Bravo. Yo podía cantar las letras en español a la perfección, pero no sabría decirte lo que significaban. Por supuesto que asimilé todas esas influencias.»

 

Dakar es hoy una ciudad en la que su última casete suena en todos lados. Allí toda la música que se vende en los mercadillos callejeros está en casetes y la mayoría son copias de baja calidad. En todos los barrios suenan el bajo doble, la guitarra acústica, los cimbales, la tama, el sabar, la percusión, la flauta y algunos apuntes de bajo eléctrico y teclados de su banda.

 

De todas formas, todos los arreglos son del propio Cheikh Lô, que no necesitó de escuelas o ayudas especiales para empezar a componer. «Soy autodidacta. Aprendí a tocar la percusión y las guitarras por mi cuenta, y acabé por abandonar mis estudios para ganarme la vida como percusionista.»

 

En su vida anterior sólo había habido trabajo duro y pocas recompensas. Sus padres son senegaleses, pero él nació en una  pequeña población del país vecino, Burkina Fasso, creciendo en una comunidad mixta en la que se hablaban varios idiomas: wolof, francés y bambara.

 

El contacto con la música surgió en el país de sus padres. «Salí de Burkina Fasso para Dakar en 1978 y comencé a tocar con varias bandas de Senegal. La más importante fue Ouza, a finales de los 70, con la que tocábamos para los turistas en el Hotel Savanna. Así fue como en 1984 llegué a París para trabajar como músico de sesión para Papa Wemba, entre otros.»

 

En París continuo el trabajo a destajo, lo que le ayudó a perfeccionar su técnica. «Durante dos años mi programa fue estudio, dormir, estudio. Pasaba los ratos libres del día con mis amigos, pero no llegué a conocer realmente París hasta que volví a Senegal. Inspirado por mis experiencias en Francia, escribí Doxandeme, acerca de nuestros hermanos y hermanas senegaleses en el extranjero. Doxandeme fue un éxito que me proporcionó el premio al mejor artista nuevo en 1990.»

 

A pesar de este éxito, el futuro de Cheikh Lô no estaba asegurado, y su siguiente casete Dieuf Dieuf nunca se llegó a editar. «Entre 1991 y 1995 no grabé nada. Esperé hasta que las condiciones fueran las apropiadas. Fueron tiempos duros, pero la última cosa que quería hacer era coger uno de esos productores del mercado Sandanga que alquilan un estudio, te graban tu producto, te dan un adelanto y eso es lo último que oyes de ellos. También quería grabar en vivo con músicos reales y no con cajas de ritmo. Así que paseé las canciones de Né La Thiass en mi equipaje durante dos años.»

 

Su hogar está en Les Mamelles, un lugar en la costa a 12 kilómetros del centro de Dakar. Allí vive en una pequeña casa de protección social, justo debajo del faro que marca la Punta de las Almadias, el punto más occidental de África.

 

De ahí viene su contacto con Youssou N’Dour. «En 1994 Youssou N’Dour vivía justo a la vuelta de la esquina en Les Mamelles. Aunque algunos me previnieron en contra de ello, le di a él mi maqueta. Inmediatamente se interesó y dijo que lo produciría. El éxito de su disco The Guide y de su canción «Seven Seconds», que cantaba con Neneh Cherry, retrasó la producción. Al fin, en agosto del 95 entramos en el estudio de Youssou N’Dour, Xippi. Las seis canciones de Né La Thiass fueron grabadas y mezcladas en nueve días. Luego se incorporaron otras tres para su edición internacional.»

 

El propio Youssou N’Dour, además de lo que le requiere su carrera, está decidido a promocionar a otros artistas senegaleses a  través de su compañía de producción Saprom y su propio sello Jololi. Muy al contrario de lo que se pudiera pensar, su labor no significa intromisiones en la labor de los artistas con los que trabaja.

 

Cheikh Lô tuvo ocasión de comprobarlo de primera mano. «Youssou mantuvo su palabra y su contribución fue más allá de lo que es un productor al uso. Llegaba al estudio cada día y decía: ‘Inténtalo otra vez, todavía puede ser mejor o esta canción es un poco corta o repitamos esta parte’. Muchos productores se imponen a la hora de las mezclas, pero Youssou me lo dejó a mí y simplemente vino a comprobar la mezcla final. Lo que estuvo muy bien.»

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