WHITE MAGIC FOR LOVERS: The Book of Lies

WHITE MAGIC FOR LOVERS: The Book of Lies (Chord Orchard)

Nada mejor que sumergirse en el debut de este dúo angloamericano sin muchas ideas preconcebidas, sin demasiada información. De hecho, ellos mismos se han preocupado porque fuese su música lo importante, sin otros aditivos, impidiendo -al menos por el momento- que este disco se pueda encontrar en las plataformas de reproducción en línea.

Detrás está Thomas White, quien tuvo algunos minutos de reconocimiento al frente de Electric Soft Parade, junto a su hermano Alex, con los que editó cinco discos de pop psicodélico entre 2002 y 2020, y quien ha colaborado también con The Weave o British Sea Power. Ahora se alía con su pareja Alfie White y la colaboración de otros músicos y amigos como Charlotte Glasson, Matt Eaton o Craig Chapman para servir un disco tan inesperado como sorprendente.

En este caso, White Magic for Lovers (por cierto, título de un disco de los olvidados Drugstore del que se supone han tomado su nombre) sorprende por su delicada construcción, por su sonido orquestado en ocasiones, reposado, intrincado y al margen de cualquier estilo y alejado de cualquier otra banda. Si acaso, podemos buscar alguna referencia en artistas muy personales como Mark Hollis, Robert Wyatt, Kate Bush o Brian Wilson.

Conviene señalar que el disco nació tras la muerte del padre de Thomas en 2021. Empezó a componer en la habitación en la que había crecido, antes de vender la casa familiar. Su dolor le llevó a España a pasar una dura convalecencia de la que no regresó mejor. Fue en un grupo de duelo sin cita previa donde empezó a recuperarse, aunque todo cambió cuando conoció a Alfie en enero de 2024, y ahí aquellos bocetos acabaron de definirse en su hogar.

Todo ello se refleja en las once canciones de este primer trabajo del dúo. “Count the Rings” es una pieza coral, sin instrumentos, solo con las voces tratadas en el estudio. “When the Sky Darkens Down” evoca armonías dignas de Simon & Garfunkel y en “The Book of Lies” miran de reojo a la bossa nova. Sus mejores momentos (“The Boy from the Bookshop”, “The Edge of Nowhere”, “Your Time Hasn’t Come Yet, Baby”) cuentan con un sonido atemporal, entre el pop más delicado y el folk más etéreo, con texturas aparentemente asequibles pero siempre con algún giro que evoca la oscuridad de la que partieron. Tal vez la letra de su último corte, “Illusion”, sirva de perfecto resumen: “El amor es una ilusión / Me gusta mi ilusión / Porque tú eres mi ilusión / El amor es una ilusión / Tal vez una desilusión / A veces una conclusión”.

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