ULTRASÓNICA DISCO BLONDE REDHEAD: «MISERY IS A BUTTERFLY»
BLONDE REDHEAD: Misey Is A Butterfly (4AD-Everlasting)
Habían transitado la senda de la periferia del rock independiente americano durante más de una década, pero sólo ahora, con Misery Is a Butterfly parece que el combo de artistas refugiados en Neuva York que se llaman Blonde Redhead han conseguido algo más que un rápido vistazo a su auténtico potencial. También han encontrado su sonido, gracias a la suntuosa producción de Guy Picciotto de Fugazi, sobre la que se asientasn las voces angelicales de la cantante Kazu Makino y el nacido en Milán Amedo Pace sobre un fondo de mini-orquesta de violines, celo, bajos sinuosos y guitarras imaginativas.
ULTRASÓNICA DISCO B. J. COLE
B J COLE: Trouble In Paradise (Cooking Vinyl-Discmedi)
Supongo que no soy el único que cree que la guitarra pedal steel se relaciona rápidamente con Nashville y Tammy Wynette. Pero, después de este disco, esas ideas preconcebidas van a tener que cambiar. Tras cuatro años de trabajo y la colaboración de gente como Alabama 3, Groove Armada, Trash Palace o Brian Eno, el héroe británico de este tipo de guitarra consigue que se pueda asociar con la electrónica dirigida a la pista de baile o el drum’n’bass lánguido. ¿Increíble? Pues préstale atención.
CAMPUS GALICIA DISCO BEULAH: «YOKO»
DISCOS 2004
BEULAH: Yoko (Fargo-Discmedi)
Aunque a Beulah se les compara habitualmente con gente como Pavement, este cuarto álbum del grupo de San Francisco se asemeja más a un cruce entre el pop de los canadienses New Pornographers y la ambición que muestran en el estudio Wilco. Como en sus discos anteriores, el cantante y guitarrista Miles Kurosky muestra un especial gusto por las melodías, pero aquí se ven imbuidas de una mayor melancolía y unos arreglos menos acomodaticios. No se trata del paso adelante que significó Yankee Hotel Foxtrot para Wilco, pero transita ya la misma senda.
Xavier Valiño
ULTRASÓNICA DISCO BENJAMIN BIOLAY: «HOME»
BENJAMIN BIOLAY + CHIARA MASTROIANI: Home (Virgin)
Una casa no es un hogar, claro que no. Pero la de Benjamin Biolay debe de serlo, aunque sea a fuerza de declararlo desde la portada de su nuevo disco. Por si fuera poca desfachatez, el que debe ser el músico más envidiado de Francia -y, a poco que se conozca, de todo el mundo- declara su felicidad conyugal a los cuatro vientos. ¡Uf! ¿Dónde le encontramos una pega a este hombre? Tiene acreditados a su nombre dos de los mejores discos hechos en Francia en los últimos tiempos –Rose Kennedy y Negatif-, compone canciones que, de tan fáciles, parece mentira que nadie haga lo mismo, se rodea de las mejores cantantes femeninas -Coralie Clement y Keren Ann- escribiéndoles canciones, le da su mayor éxito al septuagenario Henri Salvador y, por si fuera poco, convive con Chiara Mastroiani, la hija de Marcelo Mastroiani y Catherine Deneuve. -Ah, ya recuerdo: en el Primavera Sound su concierto no pasó de discreto, por si sirve de consuelo-.
El caso es que aquí lo tenemos, como si de Serge Gainsbourg se tratara -todos ven en él a su lógico heredero- cantando y grabando con su mujer Chiara Mastroiani -como si de Jane Birkin se tratara- en su hogar un álbum que suena tan sencillo y natural como los tres días que invirtieron en grabarlo. Por cierto, la historia del disco cuenta que ambos hicieron un viaje de París a La Haya y se aburrieron con los discos que llevaron; a la vuelta, fueron componiendo lo que, para ellos, sería la banda sonora ideal para ese viaje, una historia que va del inicio al fin de una relación. ¿Recuerdas Un hombre y una mujer?
ULTRASÓNICA DISCO BEN HARPER
BEN HARPER & THE BLIND BOYS OF
¿Se podría haber pensado antes en un encuentro así? Pues puede que sí, sobre todo si tenemos en cuenta que Ben Harper y los Blind Boys Of Alabama se conocían desde la participación del primero en los dos discos de los segundos titulados Higher Ground y Spirit of the Century. Aquí, con Ben Harper dejando de lado su lado más rabioso, la alianza se vuelve imbatible con estupendas canciones de corte gospel. Las voces del líder de los Blind Boys, Clarence Fountain, al lado de sus amigos y compañeros George Scott y Jimmy Carter, contrapuestas o, mejor dicho, unidas a las instrumentaciones y la voz de Ben Harper se convierten en una de las grandes bazas de la música de color del 2004.