Músicos colaborando puntualmente con otra banda (y 3)

Colisiones de egos y discos triunfales: cuando un músico renombrado colabora puntualmente con una banda

Los llamados supergrupos pertenecen a una especie poco común en la que varios integrantes de formaciones famosas apiñan sus fuerzas en pos de la fortuna, la gloria y la inflamación del ego. Distinto es el caso de aquellos músicos que se unieron puntualmente a una formación consolidada, ya sea por accidente o por razones del destino, para un único disco de estudio y, como mucho, la gira posterior. Analizamos esa serie de álbumes que se convirtieron en una rareza inopinada, para bien o para mal, algunos aclamados como discos de culto, bien porque algunas uniones se antojaron irrepetibles o bien por lo freak de la propuesta. Los recordamos aquí en tres entregas. Hoy, la tercera y última.

Sergio Martos y Xavier Valiño

David Bowie con Nile Rodgers: Let’s Dance (1983)

Decimos Nile Rodgers pero también podría ser Steve Ray Vaughan, porque el decimoquinto disco de Bowie contó con los dos. A Vaughan lo había conocido en el Festival de Jazz de Montreux un año antes y había quedado noqueado, siendo el guitarrista que más le había gustado desde que había visto a Jeff Beck con The Tridents en los 60. Vaughan, que no estaba muy familiarizado con la música de Bowie, pudo hacer sus partes sin interferencias, todas en una o dos tomas. Pero está claro que sin la participación de Nile Rodgers (Chic), productor, compositor, arreglista y guitarra rítmica, el disco no hubiera sido el mayor éxito de Bowie. De hecho, consiguió justo lo que le pidió cuando un día Bowie le mostró una fotografía de Little Richard vestido de rojo en un Cadillac rojo brillante: “Nile, querido, así es como quiero que suene mi álbum”.

Black Sabbath con Ian Gillan: Born Again (1983)

Hoy día gusta a un gran número de fans de Sabbath e incluso ha sido reivindicado por muchas bandas escandinavas de metal, que encuentran pionero el sonido sucio y destartalado del disco. Hoy, incluso, se mira con cariño la cubierta (copiada del single de Depeche Mode «New Life»), defenestrada entonces. Pero entendemos que en 1983 fue un shock ver a Sabbath con Ian Gillan (Deep Purple) al frente. Estas cosas asustaban, carajos. Quienes crecieron con «Trashed», «Zero The Hero» o el misterioso tema titular, abrazaron el álbum con todo el amor del mundo, por lo que las alabanzas posteriores no los pillaron fuera de juego. Otra cosa debió ser la gira, con el tan poco profesional Gillan olvidando letras y cantando con la cabeza gacha.

Motörhead con Brian ‘Robbo’ Robertson: Another Perfect Day (1983)

Fue una pena que a Brian ‘Robbo’ Robertson (Thin Lizzy), que sustituyó al gran ‘Fast’ Eddie Clarke, le diera por desafiar a los fans de Motörhead cortándose el pelo, coloreándolo de rojo, vistiendo con pantalones tipo malla y declarando que él no se sentía parte de la banda. Y fue una pena porque la cosa podía haber funcionado a tenor del disco que hicieron. Robertson aportó unos riffs magistrales, dando una dimensión diferente al colorido del trío, e inspiró a que Lemmy crease algunos de sus melodías más inspiradas. El bajista declaró años más tarde: “Me encantaría volver a hacer algo parecido a lo que hicimos en Another… Pero sin Brian”.

Siouxsie and the Banshees con Robert Smith: Hyæna (1984)

En 1979, tras la marcha del primer guitarrista (John McKay) y baterista (Kenny Morris) de la banda, Robert Smith, que los teloneaba en la gira al frente de The Cure, se ofreció como reemplazo temporal. De nuevo, en 1982, tras problemas con el alcoholizado guitarrista John McGeoch, que fue expulsado, el grupo llama de nuevo a Smith. Después de la gira, documentada en Nocturne, la banda graba Hyæna, con Smith componiendo con ellos todas las canciones excepto una, «Belladonna». Precisamente en este tema o en «Blow the House Down», «Dazzle» o «Swimming Horses» reluce el trabajo de Smith, quien aportó disciplina y la justa irreverencia como para que el grupo se sintiese menos atado a su sonido habitual y para que Siouxsie pudiese mostrar su talento a las voces.

Fleetwood Mac con Dave Mason: Time (1995)

En un grupo por el que han pasado tantos componentes, puede que no se recuerde que Dave Mason (Traffic) también estuvo en Fleetwood Mac. Sucedió en 1995, cuando Mick Fleetwood buscaba reemplazo para Lindsey Buckingham. Fleetwood llamó a Mason y, de broma, le comentó que si su búsqueda no tenía éxito, Mason tendría que unirse a la banda. Mason le respondió: “Mick, en serio, me encantaría”. Dicho y hecho. Mason coescribió dos de las canciones («I Wonder Why» y «Blow by Blow»), hizo la gira y poco más. No se entendió con el bajista John McVie pero, sobre todo, no se sintió cómodo por una razón bien sencilla: “Ser uno de los dos y, a veces, tres guitarristas que reemplazaron a Lindsey Buckingham dice más sobre el genio de Buckingham que de mi forma de tocar la guitarra”.

Queens of the Stone Age con Dave Grohl: Songs for the Deaf (2002)

Fan declarado de la banda desde el inicio, cuando QOTSA habían sido teloneros de Foo Fighters, Dave Grohl (Nirvana) no pudo rechazar la invitación de su amigo Josh Homme, al que conocía desde los tiempos de Kyuss, para suplir al fugado Gene Trautmann. La batería de Grohl se registró en una pequeña cabina aislada. Y lo hizo de una forma atípica, grabándolo todo dos veces, con los platillos por separado. En la primera utilizó pads de platillos electrónicos y en la segunda una caja falsa y timbales acolchados. Luego se mezclaron ambas tomas. Aunque exhausto, al menos con ese proceso complicado logró lo que se buscaba para el álbum: un sonido “duro, contundente y claustrofóbico”.

Killing Joke con Dave Grohl: Killing Joke (2003)

Tras siete años sin noticias discográficas de Killing Joke, en 2003 aparecía su undécimo disco. Era el segundo de título homónimo, como si se tratase de un nuevo comienzo o algo relevante. Dave Grohl, seguidor del grupo desde sus inicios, se le ofreció al bajista Paul Raven cuando se lo encontró en un festival. El grupo decidió entonces contar con él y otros dos bateristas (John Dolmayan de System of a Down y Danny Carey de Tool), pero cuando le pasaron las maquetas a Grohl, este dijo que quería grabarlo todo él. Y gratis. La sorpresa para Grohl fue que el grupo grabó todo y solo le permitieron que registrase la percusión al final. A pesar de ser un proceso distinto a habitual, no desentona: su furiosa contribución a las baquetas encaja perfectamente con el muro de rabia erigido por los fundadores de la banda reunidos de nuevo: el vocalista Jaz Coleman y sus compañeros Geordie Walker a la guitarra y Youth al bajo.

The Cribs con Johnny Marr: Ignore the Ignorant (2009)

Que The Cribs aparezcan en esta lista no es mérito de ellos. Probablemente sean la banda menos relevante que, en algún momento, contó con la presencia de Johnny Marr (The Smiths) entre sus filas, teniendo en cuenta que las otras fueron The Pretenders, The The, Modest Mouse y Electronic. Pero son los únicos que lo tuvieron para un único disco, así que su presencia aquí es debido a ello. Lo conocieron mientras Marr estaba de gira con Modest Mouse y esperaron a que la finalizara para invitarle a unirse al grupo. Compusieron y grabaron su cuarto álbum con él, que se beneficia de su aportación y acabaría siendo el más valorado de la banda. Nada es eterno, y al acabar la gira The Cribs vieron como aquel sueño caído del cielo se desvanecía igual que llegó.

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