ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON IS

Is, pimpinela punk
 

 

Toca dar la cara. Is, Isabel o como quieras, deja de ser la acompañante musical de Surfin’ Bichos y Chucho -en fin, de Fernando Alfaro- para poner su nombre al frente. Su compañero de viaje, entre otros y sobre todo, Fernando Alfaro. 

¿Llevas mucho tiempo dándole vueltas a la idea de publicar este disco? ¿Por qué ahora?

– Bastante tiempo, pero hasta ahora no había reunido los requisitos psicológicos (¿o debería decir psiquiátricos?) para llevarlo a cabo. 


¿Son éstas canciones recientes o llevan tiempo escritas?

Hay de todo. “No lo entendéis” tiene 8 años, mientras que, por ejemplo,. “Pimpinela Punk” nació y creció durante la grabación.

¿Qué había de especial en la historia del cosmonauta ruso perdido en el espacio Istochnikov como para servir de título al disco?

Me llamó la atención la claridad con que pone de manifiesto la fragilidad de un ser ante otro de su misma especie.


Curiosa coincidencia que Chucho también se haya decidido por una palabra de la Europa del Este para su disco. ¿Había alguna intención o guiño oculto?

No, por lo menos conscientemente no ha sido más que eso, una curiosa coincidencia.


¿Hay tanta distancia entre la ciencia-ficción y la vida cotidiana o tú tratas de establecer un nexo entre ellas?

– “Sometimes life is stranger than fiction” -“A veces la realidad supera a la ficción”-. Pues eso.

 

También está claro que te gustan muchos tipos de música, al menos por la variedad del disco. En eso se te ve menos limitada que Chucho. ¿Era ésa la forma de marcar distancias?

No he tratado de marcar distancias. Supongo que si el disco parece más variado es por una actitud menos visceral y más ecléctica a la hora de escribir que en el caso del autor de las canciones de Chucho, o porque quizás compares más la producción de Istochnikov y Koniec que las canciones, en sí mismas, de Is y de Chucho. Por otro lado, Fernando Alfaro y yo oímos casi la misma música, aunque tengamos nuestras diferencias: yo detesto a Tindersticks; él -como tantos otros- odia a Muse, por ejemplo Lo cierto es que a mi me gustan las ensaladas de cualquier tipo y él puede comerse 100 pepinillos de una vez, aunque los dos comamos de todo (menos acelgas).


Una de las canciones que más me gustan es «El abrazo del boxeador». ¿Qué nos puedes decir de ella?

– Que es la principal candidata al videoclip, en el que está previsto que un boxeador me dé de hostias, que de la letra Alfaro escribió los versos impares y yo los pares, que al parecer la primera parte es un 4:4 y la segunda un 3:4,.que es muy difícil de cantar (bien) o que con 4 minutos escasos es la segunda más larga del disco.


Yo diría que la letra de, por ejemplo, «El mejor olor» es de Fernando. Sin embargo, es tuya. Supongo que enriquece componer con otros. ¿Qué has aprendido de esta experiencia?

Bueno a él le llevo viendo / oyendo componer desde hace años, en la salud y en la enfermedad. Su modus operandi parecía el más razonable; aunque, ¿tiene que ver algo el sentido común con todo esto? De él aprendí a apuntar y grabar ocurrencias antes de que se las lleve el viento (o la corriente), a conocer limitaciones (de todo tipo) pero, a la vez, a mantener la autoestima en niveles aceptables.

 
¿Cómo es la composición a medias con Fernando?

Como el resto de la vida con él: él se lo toma todo en serio y yo estoy todo el rato haciendo el tonto.


¿Con qué criterio selecciona Fernando las canciones que acaban en Chucho o las que son para Is? ¿Las compone expresamente para ti?

– Yo se las oigo canturrear y, si me gustan, y en el siguiente orden, le sugiero la cesión, se la pido, se la exijo, o se la quito (esto último me suele costar porque a veces se inventa acordes que no hay Dios que los saque).


Como padre, me gustan también las referencias al mundo infantil, algo que no es muy habitual. Supongo que el pudor no te afecta a la hora de escribir ciertas cosas. ¿Crees que el hecho de ser mujer te permite ciertas cosas que no haría un hombre?

– No creo que tuviera ese tipo de pudor aunque no fuera madre, pero es cierto que serlo me ha permitido intentar soltar lo que se siente al serlo. Lo de ser hombre o mujer no creo que afecte. Fernando también escribe sobre o para ellas. Y sin ningún pudor.


¿Te pones algún límite?

Me lo ponen mis circunstancias.


Se puede decir que el plantel de Surfin’ Bichos vuelve a aparecer en un disco después de tantos años. ¿Era tu idea reunirlos o es que se trata de los músicos que mejor conoces o los que más a manos tenías?

Lo primero de lo segundo.


Por fin, después de haber sido teclista ocasional de Surfin’ Bichos y Chucho, te lanzas a dar la cara. ¿Te encuentras cómoda en esa situación?

– Grabando sí he estado a gusto. Ya veremos en directo.


¿Crees que por ser mujer te van a medir tus pasos con más atención o que habrá más condescendencia?

Las dos cosas, si la contradicción es admisible (¿quién lo dijo?). Aunque creo que en un campo cultural supuestamente avanzado como es el pop, el sexismo debería estar superado desde hace años. Lo que sí que es posible es que me ocurran esas cosas que dices por ser la-mujer-de, parecido a lo que le pasa a Enrique Iglesias.


¿Por qué piensas que los grupos de chicas suelen durar menos?

Por una serie de pequeños obstáculos, ninguno insalvable, pero que cuando se suman a veces pesan demasiado como para que valga la pena el esfuerzo. O a lo mejor es que nosotras sabemos mejor cuándo hay que irse de un sitio…

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MOBY 2005

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON VERANO EN LISBOA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 2005


 

Moby, renacimiento y limpieza

 

Moby. Inconformista. Independiente. Con un estilo personal y múltiples facetas. Superviviente del punk rock. Pionero de la cultura rave. Icono del underground de ventas multimillonarias. Amante de la música house. Compositor de bandas sonoras para el cine. Pinchadiscos superestrella. Titán del techno. Innovador. Agitador. Remezclador. Locuaz y charlatán. Fan de los Simpson. Internacionalmente reconocido como Hombre del Renacimiento en el pop. Su nuevo disco se titula Hotel.

¿Por qué se llama Hotel el nuevo álbum?

– El nuevo disco se llama Hotel por varias razones y si fuera a sentarme aquí y empezar a ir contando una a una, me llevaría un buen rato. En primer lugar, cuando estoy de gira, me alojo en un montón de hoteles y lo que más me fascina de los hoteles es que cuando te instalas, siempre tienes la sensación como si fueses la primera persona que entra en esa habitación. Aunque en tu interior sabes que seis horas antes alguien habrá hecho el amor en esa cama, alguien rompería con su novia, otro habrá utilizado el servicio, así que en los hoteles tienen lugar las cosas más íntimas de una persona, y aún así parecen tan anónimos. Cada 24 horas el hotel se limpia de arriba abajo; esto puede sonar raro, pero creo que es, en cierto modo, análogo a la condición humana. Pasamos una pequeña cantidad de tiempo aquí y le damos tanta importancia a nuestras acciones, a nuestras emociones y a nuestra identidad, y luego morimos,y el mundo se limpia de arriba abajo como si nunca hubiésemos estado aquí. En cierto modo, ése es un pensamiento un tanto deprimente, pero creo que eso también hace que el breve tiempo que estamos aquí parezca quizá un poco más preciado. Ya sabes, conociendo que en un día o en un mes o en unos años será como si nunca hubiésemos estado aquí.

¿Es Hotel el primer álbum que haces sin contener samplers?

         – Cuando me puse a hacer el disco, no estaba intentando hacer un disco sin samplers, pero, de repente, lo había terminado, le eché un vistazo y me di cuenta de que no había ninguno. No deja de ser un tanto irónico, considerando que mucha gente me ve como un artista meramente basado en los samplers, pero no fue algo intencional. Es como una especie de nota aparte al disco, porque acabé escribiendo unos cuantos cientos de canciones y muchas estaban muy basadas en samplers, aunque ésas simplemente no llegaron a entrar en el disco. Así que no es como si hubiese dado la vuelta a una esquina y hubiese renunciado a utilizar samplers. Sólo es que este disco da la casualidad que no tiene ninguno.

¿Crees que hay una especie de temática dominante que recorre todo el álbum?

– Tanto como una temática que recorre el disco… No sé, simplemente es un disco muy humano y está muy basado en mí y en mis experiencias; espero que eso llegue aa gente. Pero no es como un disco de Pink Floyd, que tiene un concepto que lo envuelve todo.

¿Cómo dirías que se relaciona este álbum con tu disco anterior, 18?

        – Creo que, en cierto modo, es una continuación de algunas de las cosas que empezaron en 18. Lo que intento es hacer música muy cálida, emotiva y humana que la gente pueda responder en un nivel muy humano. Me parecía que 18, que me gusta mucho, estaba un poco desenfocado, porque en parte lo hice casi exclusivamente yo solo y no se lo di a escuchar a mucha gente mientras lo hacía. 18 era un poco más largo de lo que tendría que haber sido. Algunos de los temas probablemente deberían haber sido caras B. Hotel está un poco más enfocado.

¿Afecta la reacción de la crítica con tus discos a cómo haces el siguiente?

         – Cuando hago un disco, es muy agradable cuando la gente responde positivamente y, desde luego, si trabajo durante un año o dos para hacer un disco y los críticos lo despedazan, obviamente es deprimente. No es que haga necesariamente un disco que esté orientado hacia los periodistas y hacia los críticos. Quiero decir que es genial si haces un disco y a la gente le gusta, pero si intentase hacer discos que sólo interesase a la prensa, creo que haría discos muy prudentes y hay gente que es muy buena en eso. Hay muchos artistas que han tenido toda una carrera haciendo sólo discos para los periodistas y han hecho discos muy buenos, pero tienden a ser bastante cautos e incluso puede que ni siquiera parezca cauto para nadie más; cuando veo a un artista cuyo enfoque para hacer un disco es bastante calculado y deliberado… No quiero decir nombres porque muchos de ellos son amigos míos, pero se percibe esa especie de cautela crítica.

¿Puedes imaginarte un hotel cuando piensas en este álbum o no es tan claro como eso?

         – Tengo un pequeño restaurante en Nueva York que se llama Teany en el Lower East Side, y el Lower East Side solía ser un barrio muy peligroso y ahora se está renovando rápidamente, pero de la forma más rara, porque todavía hay muchas casas de protección oficial; por otro lado, los yuppies como yo se mudan a la puerta de al lado. Tengo un pequeño restaurante en Rivington Street y justo enfrente de nuestra calle se ha levantado un enorme hotel. La mayoría de los edificios del Lower East Side son viejas casas de vecinos, con cuatro o cinco pisos, y han construido un hotel que se llama el Rivington Hotel que tiene 25 plantas y que es enorme. Parece una nave espacial que acaba de aterrizar en el medio del barrio y a mucha gente no les gusta mucho. Arquitectónicamente, no va con la estética del barrio, pero a mí me encanta, porque la naturaleza de Nueva York es la del cambio constante que crea esa increíble yuxtaposición en la que encuentras una vieja casa de vecinos de 130 años justo al lado de un flamante y reluciente hotel. Así que he observado como se construía este hotel y me hice colega de los que lo construían. Muchas de las fotografías del disco las hicimos en ese hotel. Hasta cierto punto, éste es más o menos el hotel en el que pienso con este disco.

Algunas de las canciones del álbum parece que tienen un marcado tono Bowie. ¿Cuánta influencia ha tenido David Bowie en tu vida y en tu música?

         – David Bowie es mi músico favorito del siglo XX -David Bowie y George Gerschwin- y nunca me pongo a hacer canciones que sean homenajes a mis músicos favoritos, pero creo que acabo haciendo eso, sin querer. Hay una canción llamada “Spiders” que tiene mucho de homenaje a David Bowie, lírica y sónicamente. Lo que ocurrió con eso fue que yo había escuchado que David Bowie había sufrido un ataque al corazón y -esto puede sonar morboso, pero espero que no lo sea- me imaginé lo que hubiera pasado si David Bowie hubiese muerto, así que “Spiders” es específicamente un homenaje a David Bowie. El resto del disco sí tiene ese aire, aunque no sea a propósito, pero no puedes evitar estar influenciado por los discos que te gustaban cuando crecías.

En el pasado has hecho una versión de Joy Division y en este álbum hay otra versión de de New Order. ¿Consideras que esos grupos son una de las grandes influencias en tu música?

         – Cuando era joven estaba obsesionado y enamorado de New Order, David Bowie, Joy Division y Echo and the Bunnymen y esa onda coldwave que va como del 1979 hasta aproximadamente 1983. Aunque han pasado muchos años, todavía me encanta ese híbrido de elementos electrónicos con elementos de rock y música de baile que tiene una especie de característica emocional de angustia.

¿Qué hay de la versión del “Temptation” de New Order?

         – Yo estaba en Teany, mi pequeño restaurante en el Lower East Side, y los chicos que trabajan allí, que tienen muy buen gusto musical, habían traído el Grandes Éxitos de New Order. Escuchaba la letra de “Temptation” y me di cuenta de que no le había prestado atención. Me impactó lo conmovedora y personal que era, así que, en un arrebato caprichoso, me fui a casa e hice una versión muy lenta, tipo balada e hice que mi amiga Laura la cantara. Pensé que había salido muy bien, como una recontextualización de esa letra, y la versión que está en el álbum es, de hecho, la versión maqueta. Teníamos versiones más producidas de este tema pero utilicé esa, porque era más sencilla y conmovedora.

El primer single de Hotel es ‘Lift Me Up’.¿Nos puedes contar algo de esta canción?

– Como sabes, los EEUU acaban de salir de un ciclo electoral muy hiriente. América está dividida y el mundo también, y muchos expertos están como a la espera, intentando analizar y encontrar el sentido de esta división: ¿Lo urbano frente a lo rural? ¿La costa frente al interior? Y, desde mi punto de vista, la gran división en el mundo hoy está, y perdón por ser pretencioso, entre complejidad y sencillez. El mundo es un lugar muy complicado, como todos sabemos, y se mueve muy rápido y está compuesto por trillones de variables diferentes. Algunos de nosotros estamos relativamente cómodos con ese hecho: vivimos en ciudades grandes o en los suburbios y estamos cómodos con el hecho de que el mundo sea complicado, variado e intrincado, pero a mucha gente le resulta muy amenazador, y creo que es lo que ha incitado el aumento del fundamentalismo en el mundo cristiano y en el mundo islámico. Se trata de gente que encuentra gran consuelo en esas viejas certezas que en realidad nunca lo han sido, pero que se han convertido en certezas según ha ido pasando el tiempo. En las elecciones en Estados Unidos había una gran división entre la gente que quería agarrarse a verdades simples, incluso aunque en su interior supieran que ya no tenían importancia o validez, y la gente que reconocía que el mundo es un lugar complicado y variado. Así que la canción “Plain Talking”, que ahora se llama “Lift Me Up”, trata bastante sobre esa simplicidad y ese tipo mentalidad de masas. Cuando veo imágenes de miles de fundamentalistas islámicos o cristianos, lo que veo es este efecto casi narcótico que ocurre cuando gente que piensa igual se junta y grita. Y, ya sean fanáticos de fútbol o fundamentalistas cristianos renacidos, republicanos o islámicos, todos suenan igual y todos se parecen. No hay sutileza en una multitud, y una multitud de verdaderos creyentes, no importa mucho en lo que crean, simplemente están envueltos en esa característica narcótica de pertenecer a un grupo de individuos de la misma opinión.

Además de grabar tu música ambient, también grabas bajo el alias de Voodoo Child. ¿Es así porque no puedes hacer todo lo que quieres bajo el nombre de Moby?

         – Trabajando en Hotel, grabé probablemente entre 200 y 300 canciones, así que cuando tienes un montón tiradas por ahí, tienes que ver qué hacer con ellas: se las das a otros artistas, te inventas pseudónimos o alias, o las sacas como caras B o discos extra. Tengo un montón de música y odio guardarla en un cajón para que desaparezca para siempre.

¿Qué te ha quedado del punk rock?

         – Crecí y toqué en bandas de punk rock. Creo que lo que me ha quedado es esa creencia inherente de que el status quo muchas veces está equivocado, de que lo comercial siempre va a ser con concesiones y carente de significado. Y es más importante creer en ti mismo y en lo que haces que basar tus creencias en las opiniones de otra gente.

¿Qué te ha quedado del acid house?

         – Lo que me ha quedado del acid house y de la cultura rave es sólo el espíritu de pasárselo bien. Han sido muchos, muchos años, pero en 1990, en 1991, incluso hasta mitad de los años 90, esa sensación de 10.000 personas en éxtasis moviendo sus brazos al aire al son de un tema house de gran piano con voces femeninas fue una experiencia muy profunda que, espero, todavía me influye.

¿Está muerta la música de baile o dance?

         – Viviendo en Nueva York y estando tan centrado en trabajar en mi propia música y en todo tipo de cosas complementarias, tengo que decir que estoy un poco desconectado del mundo de la música de baile underground. Me refiero a que salgo, la escucho y la disfruto, pero en cuanto a que la música dance esté muerta o esté en un buen momento… Me gusta lo que oigo. Mis amigos que son DJs pinchan buenos discos, así que, creativamente, parece como que hay cosas buenas por ahí. Sí que parece como que no es tanto la mega industria que fue hace seis años, pero eso está bien. Las cosas cambian.

¿Qué futuro hay para ti después de este disco?

         – Es extraño. Llevo mucho tiempo haciendo discos y, por un lado, me encanta hacer música e irme de gira. Lo único es que es un trabajo raro en el que la mitad del tiempo estás en casa trabajando intensamente en el disco y, luego, paras tu vida y empiezas a viajar, vuelves y recuperar tu vida, pero es difícil llegar a desarrollar una vida o montar un hogar si cada año tu vida se interrumpe durante meses sin fin para ir de gira. No es una mala vida, pero según me hago mayor creo que en algún momento estará bien asentarme un poco más, tener una vida estable y más familiar. Quizá en cinco años ralentice un poco las cosas, pero también hay muchas posibilidades de que en los próximos cinco años haga un disco que a nadie le guste y entonces, ¡el mercado se encargará de ralentizar por mi!

Xavier Valiño
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KT TUNSTALL 2005

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON VERANO EN LISBOA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 2005


KT Tunstall, física y química

 

“Bueno, KT sugiere algo más de actitud que Kate, que para mí suena simplemente a hija de granjero”, declara riendo. Ésa es KT Tunstall, una cantante que cultiva un estilo clásico en la tradición de Rickie Lee Jones, Carole King y Fleetwood Mac con un articulado, accesible e inmediato, preparado con raíces, melancólica incertidumbre y ambiente after-hours. O sea, lo último en una línea de cantantes y compositores escoceses contemporáneos entre los que están Texas, Travis, Teenage Fanclub y The Beta Band. 

KT se crió en la ciudad universitaria de St Andrew’s -“hermosa pero escondida, un poco burbuja”- y siempre supo que la habían adoptado cuando nació. “Crecí sabiendo que podía haber tenido un millón de vidas diferentes. Eso le da cierto misterio a tu vida y tu imaginación se desborda”. 

Su álbum de debut, Eye To The Telescope, es la consecuencia creativa de esa imaginación curiosa. “Mis canciones examinan y exploran pequeñas emociones específicas, situaciones o historias”, explica. “Son canciones de mesa de cocina, como una conversación entre otra persona y yo. Es casi como si hubieran enviado a un extraterrestre para recoger muestras de emoción de los seres humanos y reunirlas todas en un disco”. 

La cantante pasó su infancia en las montañas, alejada del mundanal ruido. En realidad, la música no fue nunca parte de la ecuación de su vida hasta que su hermano mayor le descubrió las delicias del glam metal. “Me sentaba fuera de su habitación y grababa su música a través de la puerta”. 

El primer disco que tuvo fue la banda sonora de La historia interminable, pero su favorito, por suerte, es Hunky Dory de David Bowie. “Su sonido me caló de verdad y despertó mi amor por componer música y por las cosas del espacio”, explica. “Cuando era niña me gustaban mucho los libros de ciencia-ficción. Mi padre era físico y solía llevarnos a mis hermanos y a mí cuando éramos pequeños a su laboratorio. Jugábamos con nitrógeno líquido y generadores Van de Graaff. Mi padre tenía las llaves del observatorio de la Universidad de St Andrew y nos llevaba allí en mitad de la noche para enseñarnos el Cometa Halley. Ésa es en parte la razón por la que el álbum se llama Eye To The Telescope (Ojo al Telescopio)”. 

La joven y activa KT empezó a estudiar piano, luego flauta y, poco a poco, su voz de cantante fue desarrollando su térrea individualidad. “Estoy convencida de que aprendí a cantar porque alguien me dio una cinta de Ella Fitzgerald: ella fue mi profesora de canto”. 

En su adolescencia, KT ya había empezado a escribir sus propias canciones, “pero sólo me salían esas tonterías de amor sensiblero. Era totalmente como un vómito de amor ñoño. Pero pensaba que estaba haciendo rock”. A los 16 años, empezó con la guitarra, aprendió ella sola con un libro de un músico callejero y la sensiblería dio paso a una revelación musical.  

Hambrienta de experiencias e independencia, ganó una beca para ir a la Kent School en Connecticut, Nueva Inglaterra, y se empapó de conciertos de The Grateful Dead y 10,000 Maniacs. También pasó un tiempo en una comuna hippy, formó su primer grupo, The Happy Campers, y dio toda una serie de pequeños conciertos informales. “A la segunda semana de tocar en un programa a micrófono abierto ya era  ‘¡la invitada especial desde Escocia!’”, recuerda. 

La siguiente parada en su odisea personal fue un curso de música en el Royal Holloway College, donde intentó sin éxito formar otro grupo. “Conseguí ganar el Battle Of The Bands (un concurso de grupos) ¡con un acompañante a la mandolina! Era yo contra once bandas góticas y gané yo”. 

Tras vencer a los góticos, KT regresó a St Andrews y se metió por completo en la escena de la que salieron The Beta Band y The Fence Collective, formó un grupo y empezó a afilar sus gustos con una dieta a base de James Brown, Lou Reed, Billie Holliday, Johnny Cash y PJ Harvey.  

Unos años más tarde y unas cuantas bandas después, era la hora de la verdad para Tunstall. Volvió otra vez a Londres donde, finalmente, las cosas empezaron a encajar. Se fraguaron diversas relaciones de trabajo y empezó a escribir proyectos con el productor y cantante sueco Martin Terefe, con Jimmy Hogarth y el londinense Tommy D. Con más de cien canciones en el bolsillo, se puso a trabajar en su álbum de debut con su nuevo grupo y con el legendario productor de U2, New Order o Happy Mondays, Steve Osborne, a los mandos. 

Steve era productor e ingeniero de sonido; él hizo de todo. Incluso me invitó a quedarme con él y con su familia para que pudiéramos trabajar más tiempo. Grabamos el álbum en un pequeño y enrevesado estudio en medio del bosque en Wiltshire. Era la casa de un discapacitado. La cabina de voces era la rampa de la silla de ruedas entre su habitación y la cabina de control. Así que podías cantar cuesta abajo o cuesta arriba. Era perfecto, muy crudo. Tiene una pequeña choza en el jardín donde ensayan todos los grupos locales. Era como la película A quemarropa, con Burt Reynolds y Jon Voight”. 

Menos los psicopáticos vecinos, es de suponer. Ni banjos de duelo tampoco. “Yo no quería llevar demasiado equipo al estudio porque cuando tienes que ser ingenioso es cuando consigues hacer música interesante. Tom Waits dijo que si quieres que algo suene como una caja de cartón golpeada con una bota, entonces dale a una caja de cartón con una bota”. 

Este planteamiento visceral está inspirado en la reciente conversión de KT al silbar y crujir de los primeros blues. “En general, soy una persona positiva y atolondrada pero me encanta el lado oscuro de la música y siempre querré explorarlo. Mi disco suena positivo, pero no hay duda de que hay cosas ocultas”.

Xavier Valiño
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GARBAGE 2005

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON VERANO EN LISBOA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 2005


 

Garbage, sangre, sudor y lágrimas

 

 

El día que los miembros de Garbage se reunieron en Wisconsin para empezar a trabajar en su cuarto disco, Bleed Like Me, crearon el primer tema “Right Between the Eyes” en sólo 30 minutos. Pero a partir de ese momento las cosas no iban a ser tan fáciles. Desde ese primer día, la banda se enfrentó a la enfermedad, a operaciones quirúrgicas, a desacuerdos creativos, a importantes cambios vitales y a lo que unos consideran una ruptura y otros un merecido año sabático.

 

“Para mí, personalmente, el mero hecho de haberlo terminado ya es un milagro”, afirma la cantante Shirley Manson. Pero entonces también es un milagro el mismo hecho de que Garbage siga ahí después de diez años. Cuando Manson se juntó por primera vez con Butch Vig, Steve Marker y Duke Erikson, la banda empezó a ser tachada como el grupo de ‘tres productores y una chica’. Vig y Erikson habían sido, respectivamente, batería y líder de Spooner, un grupo de pop guitarrero del Medio Oeste, y también habían llevado una radio universitaria a mediados de los ochenta, Fire Town.

 

Marker, antiguo compañero de universidad de Vig, grabó los primeros temas de Spooner en un cuatro pistas en su propio sótano; los dos continuaron juntos y fundaron Smart Studios, produciendo y grabando los trabajos de bandas post-hardcore tan influyentes como Killdozer y Die Kreuzen. Después Vig sacó adelante discos tan importantes como Gish, de Smashing Pumpkins y, por supuesto, Nevermind, de Nirvana, así como discos de Sonic Youth, L7, House Of Pain y Freedy Johnston.

 

Se suponía que Garbage iba a ser como un juego, un vehículo para que los tres viejos amigos aprovecharan su éxito y se lo pasaran bien al otro lado de la sala de control. Pero alguien tenía que cantar. “Iba a ser algo pasajero en nuestra historia personal,” explica Manson, que empezó su carrera tocando los teclados en el grupo escocés Goodbye Mr. MacKenzie, y después lideró su propia banda, Angelfish.

 

Tres discos más tarde (Garbage en 1995, Version 2.0 en 1998 y Beautiful Garbage en 2001) Garbage ha visto cómo sus álbumes encabezaban las listas del mundo entero, ha conseguido innumerables singles de éxito (“Queer”, “Happy When It Rains”, “Stupid Girl”, “Special” o “Cherry Lips”) y han tocado en cerca de 1000 conciertos

 

La cosa ya se estaba gestando cuando grabaron Beautiful Garbage. Entonces ocurrió todo lo del 11 de septiembre. Y de pronto, conceder entrevistas y hacer gira de promoción parecía poco apropiado y, la verdad, no muy divertido. Incluso una gira como teloneros de U2, en un momento en que Bono realmente trató de aprovechar el dolor de la nación, se convirtió en un suplicio. A mitad de camino, a Vig le diagnosticaron una hepatitis A.

 

El grupo continuó con dos baterías sustitutos, Matt Chamberlain y Matt Walker, animados por el propio Vig, pero aquello vino a sumarse a las complicaciones. “Era la primera vez en 20 años que tocaba con otro batería”, recuerda Erikson. Y encima, Vig se casó con la que fuera su novia durante muchos años, Marker y su mujer tuvieron su primer hijo, una hija de Erikson se separó y Manson perdió la voz, una pesadilla terrible que culminó con una intervención quirúrgica para quitarle un quiste de las cuerdas vocales.

 

Cuando llegó el momento de pensar en otro disco, Garbage volvió obedientemente a Madison. Pero sencillamente las cosas no salían, especialmente con Vig. Después de unas semanas frustrantes, volvieron a Los Ángeles. “A nivel psicológico, no le estaba poniendo corazón al asunto”, explica Vig. “Sentía que ‘tenía’ que ir. Si pretendíamos terminar aquel disco, necesitábamos un descanso para recomponer nuestro talento creativo”.

 

Y por otro lado, está la opinión de Marker: “En ese momento, Garbage se disolvió”, explica, una opinión que también comparte Shirley Manson. “Me hundí mucho en aquel momento, la verdad”, cuenta Erikson, que es siempre la voz de la razón. “Los cuatro hubiéramos estado dispuestos a romper con todo. No era tanto ese tipo de drama de que ‘no estábamos de acuerdo en la línea que debía seguir nuestra música,’ continúa. En distintos momentos, diferentes miembros del grupo aportaban cosas, pero entonces los otros tres no estaban a tono. Cuando pierdes el vínculo común de la música, entonces no te queda nada”.

 

Menos mal que la historia tiene final feliz. “Nos dimos cuenta, después de tomarnos unos cinco meses para reevaluar el asunto”, explica Marker, “de que habíamos conseguido superar otras mierdas…” “Y todavía queríamos seguir juntos”, termina Manson. “Todos los grupos que aparecieron a la vez que nosotros han desaparecido, pero nosotros seguimos ahí, deseando grabar discos, independientemente del éxito, de las expectativas o cualquier cosa externa. Eso es un sentimiento muy poderoso, y creo que finalmente nos ayudó a hacer el disco que queríamos”.

 

Lo que también les ayudó fue un experimento fallido: entraron en el estudio con Dust Brother John King, en una sesión que dio como resultado el tema “Bad Boyfriend,” pero nada más. “No quiero ofenderle”, dice Erikson. “Fue una experiencia interesante, conocer la forma de hacer las cosas de otra persona, pero nosotros estamos muy a gusto con nuestros métodos. Y comprendimos que nuestros métodos eran realmente buenos”.
“Simplemente nos hizo darnos cuenta de que somos los únicos que podemos hacer un disco de Garbage”, confirma Vig.

 

Así que, después de un montón de discos intercambiados por mensajería urgente y archivos de sonido enviados por correo electrónico, desde los estudios caseros de cada uno de los miembros del grupo, volvieron a encontrarse en Smart para lo que la mayoría de los grupos llaman ‘mezclar’, un proceso de selección, collage y regrabación que es fundamental para la forma en que Garbage graba sus canciones. Pero esta vez lo hicieron sin exageraciones: menos temas, menos loops, menos samples, menos teclados.

 

“La palabra clave era: simple”, explica Erikson. “Creo que se trata tanto del tremendo esfuerzo que hemos hecho como de las propias canciones. Dependíamos completamente de las canciones, más que de la producción”. También se apoyaron en las guitarras, guitarras y más guitarras. “Eso es de lo que más orgulloso estoy en este disco”, cuenta Marker. “Creo que hemos demostrado que por encima de todo somos un grupo de rock, un grupo de guitarras con la voz de Shirley. Cuando hicimos el primer disco, nunca habíamos tocado en directo”.

 

“Cuando la gente viene a vernos, nadie se espera que sonemos tan duros”, dice Manson. “Es como: ‘¡Oh, Dios mío, una banda de rock!’ Creo que nunca hemos sido capaces de captar eso en un disco, pero en este estamos más cerca”.

 

Ella misma tiene cierta responsabilidad en ese aspecto final del disco porque, después de ver a sus compañeros sentarse en la sala de control, con las guitarras colgadas al cuello y tontear con los acordes, Manson se plantó y dijo: “Bueno, ¿dónde está la energía de este disco? Así que por primera vez en mucho tiempo, los chicos empezaron a colocar amplificadores, subieron el volumen a tope y se pusieron a tocar. Creo que eso se nota. Las guitarras suenan fantásticas por eso”.

 

Las guitarras le dan a “Why Do You Love Me” un trasfondo al mismo tiempo siniestro y suplicante, con una melodía que Vig describe como “estilo Spector” “Sí, como uno de esos grupos acelerados con chica al frente”, corrobora Erikson. Hay un tema funky, pensado para ser un clásico de las pistas de baile, “Boys Wanna Fight”, que lanza un derechazo descarado a los asuntos internacionales, mientras que el mordaz y cantarín “Sex Is Not the Enemy” ataca directamente a los llamados líderes morales.

 

El disco incluye aportaciones de Matt Walker (Filter, The Smashing Pumpkins), el bajista Justin Meldel Johnson (ImaRobot, Beck) y, especialmente, un batería a tiempo parcial con el que Vig trabajó en el pasado. “Fue fabuloso”, dice, refiriéndose a Dave Grohl, antiguo batería de Nirvana y ahora líder de Foo Fighters, que fue la estrella invitada en el tema “Bad Boyfriend”. “La tocó un par de veces y después se metió en la sala de control para escuchar el resultado. Y en mitad del descanso, miró a Duke y le dijo ‘¿Y aquí que tengo que hacer? ¿volverme loco?’ Y le dijimos, sí, toca como un loco. Y en la siguiente toma se puso a tocar como un salvaje. Es la batería que se oye por encima de la guitarra, es un momento muy caótico en la canción. Tenía un gesto horrible mientras tocaba, fue tremendo volver a verle tocar así”.

 

Y al tiempo que ese momento le hizo a Vig reflexionar sobre su trayectoria y lo que había estado haciendo en todo este tiempo como productor, BLEED LIKE ME le hizo maravillarse del trabajo de Garbage. “Hemos logrado como grupo mucho más de lo que nunca hubiera creído”, dice. “Sólo haber conseguido hacer un cuarto disco ya es una suerte increíble”, corrobora Manson. “Tenemos una larga historia detrás. Creo que estamos sorprendidos por eso, y orgullosos de ello”.

 

“Es muy duro mantenerse juntos como grupo, sería mucho más fácil para cada uno de nosotros seguir su propio camino individual”, continúa. “Pero todavía creo en esa idea de grupo, creo que la gente puede juntarse y encontrar una forma e trabajar juntos por algo. Todavía sigo enamorada de ese lado romántico del rock’n’roll”.

 

Xavier Valiño
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VERANO EN LISBOA 2005

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON VERANO EN LISBOA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 2005


Verano en Lisboa, la melancolía del 4,9

 

 

¿Formasteis el grupo como un mero hobby o con la intención de llegar algún día a vivir de esto?

         – Cuando empezamos éramos adolescentes y lo hacíamos por pura diversión, y eso no lo hemos perdido, pero con el tiempo nos vamos dando cuenta de que tampoco es cuestión de perder dinero, que, por cierto, últimamente se nos da muy bien. Ojalá podamos vivir de la música algún día. Mientras tanto, trabajamos con toda la ilusión del mundo para mejorar.

 

¿Qué grupos os impulsaron a la hora de coger un instrumento y crear una banda?

         – Como decíamos antes, éramos adolescentes, y allá por el Instituto flipábamos bastante con grupos como Eliminator Jr., Sonic Youth, Pixies, Dinosaur Jr., Yo La Tengo, My Bloody Valentine, Velvet Underground… Nos gustaba todo lo que sonara pop, pero no demasiado convencional. Adorábamos el ruido y las melodías.

 

¿Cómo definiríais vuestra música?

         – Nuestra música está en plena evolución. Después de una primera fase muy acústica, las dificultades que teníamos para poder desarrollar el proyecto y  juntarnos para tocar en directo hizo que, poco a poco, nos pasáramos a la electrónica. Esta maqueta, “Cuando no mire nadie”, es nuestro primer contacto con  la electrónica. Esperamos poder grabar otra maqueta pronto que asiente más nuestro estilo.

 

Las decisiones que se han de tomar en el grupo, ¿se toman de una forma democrática o sólo un miembro tiene la capacidad de decidir?

         – Respecto a eso, nos resulta sencillo porque es fácil ser democrático cuando somos dos los que llevamos adelante el grupo. Por suerte, tenemos gente a nuestro alrededor que nos ayuda en lo que necesitamos.

 

¿Qué proyectos futuros os ocupan ahora? ¿Cuándo tenéis pensando editar algo comercialmente?

         – Ojalá tengamos la suerte de poder editar algo cuanto antes, pero por ahora nos centraremos en grabar pronto otra maqueta.

 

¿A qué grupo os gustaría telonear?

– Pues por soñar un IMPOSIBLE -así, en mayúsculas-, a la Velvet Underground… Otro sueño, también lejos de aquí, Yo La Tengo… Y para seguir soñando, dentro de casa, Jr…

 

¿En qué discográfica nacional e internacional os gustaría estar?

         – Nunca nos lo hemos planteado, la verdad, pero en cualquiera que valorase y respetase nuestra música y nos dejase libertad creativa a la hora de trabajar…

 

¿Os soléis presentar a concursos? ¿Sirven para algo?

         – No solíamos presentarnos -más que nada por nuestra naturaleza perezosa- hasta este año, que hemos participado en algunos. El hecho más destacable es nuestro cuarto puesto en el concurso “Grupo revelación del año” promovido por el Festival Contempopranea. Ni que decir tiene, los tres primeros clasificados eran los que optaban a premio. Nosotros, una vez más, demostramos ser los abanderados de la melancolía del 4´9… Aunque si el hecho de presentarse a concursos hace que la música llegue a más gente, algo habremos ganado…

 

¿Sois un grupo de directo o, todo lo contrario, lo vuestro es el estudio y la producción?

         – Hasta el momento, hemos sido más de estudio, porque en nuestra etapa acústica, en la que éramos bastantes componentes, cada uno con sus obligaciones, agendas y lugares de residencia, era muy difícil ponerse de acuerdo para preparar conciertos; de hecho, los que dimos pueden contarse con los dedos de una mano. Pero es cierto que disfrutamos tocando en directo, y ahora que nos hemos pasado a las nuevas tecnologías, esperamos poder llevar nuestras canciones a muchos sitios…

 

¿Qué es lo más divertido que os ha pasado con el grupo desde el día que lo formasteis?

         – No sé si divertido, pero lo más curioso que nos pasó fue saber, unas horas después de enviar “A las nueve cada noche” -nuestra segunda demo- al programa Viaje a los Sueños Polares, que los oyentes habían elegido nuestra primera maqueta (“En una tarde con nubes…") la mejor del año 2001. Creo que fue lo más sorprendente que nos ha pasado, una noticia inesperadísima y muy gratificante. Y un momento muy divertido, siguiendo con esta historia, fue la fiesta privada post-premio que nos montamos Simón, Víctor y yo (Lucía) en el backstage del Razzmatazz 1 en la Fiesta Polar, mientras el resto de galardonados recogían sus trofeos y/o hacían vida social…

 

Xavier Valiño
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