THE SMILE: Cutouts

THE SMILE: Cutouts (Self Help Tapes/XXL-Popstock!)

Solo han pasado ocho meses desde su anterior disco y en año y medio The Smile han despachado tres trabajos. Por si alguien estuvo en una burbuja durante este tiempo, The Smile está formado por dos de los componentes de Radiohead, Thom Yorke y Jonny Greenwood, y el baterista de la formación de jazz Sons of Kemet, Tom Skinner. En comparación con Radiohead, el sonido de The Smile resulta más calmado, comparable en ocasiones a una sesión de improvisación, con elementos de rock, jazz, electrónica y, en esta ocasión, también efluvios de Oriente Medio.

Así como los álbumes de Radiohead Kid A (2000) y Amnesiac (2001) surgieron de las mimas sesiones, este Cutouts se grabó al mismo tiempo que su predecesor Wall of Eyes. Resulta inevitable preguntarse, pues,  si el álbum está formado por retales o descartes que no tuvieron cabida entonces o si produjeron suficiente material para dos álbumes con la suficiente entidad, como fue el caso de la dupla de Radiohead entonces.

La respuesta está en algún punto intermedio. Las canciones con más ritmo mantienen el nivel. La vertiginosa y rápida forma de tocar la guitarra de Greenwood en “Zero Sum”, con ese staccato tamborileando sobre las cuerdas,  vuelve a funcionar como lo hacía “Thin Thing” de su debut, apoyándose en este caso en un Yorke que canta sobre teorías de conspiración, sistemas de información y Windows 95. Mientras, los temas más lentos no siempre se mantienen por sí mismos: “Colors Fly” parece un boceto y “Foreign Spies” -con sus acordes tomados de “Horror Vacui”, una suite orquestal que Jonny Greenwood escribió hace cinco años- se acerca al anime japonés, pero parece perder algo en su ensoñación, como una nave espacial desviada de su rumbo dando vueltas por el espacio.

En cualquier caso, Cutouts consigue lo que también lograron los anteriores álbumes del grupo, bien sea con algo minimalista (“Don’t Get Me Started”), una balada de jazz cálida (“Tiptoe”) o una canción pop sencilla y llena de ritmo (“No Words”), configurando un interesante collage de sonidos sin ataduras, interpretados con su habitual sentido de la melodía y el detalle.

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