SIDONIE

Sidonie, lo exquisito y lo decadente en equilibrio

Tras cuatro discos en inglés, el trío catalán editó hace dos años Fascinado, su primer disco en castellano. Desde entonces, el número de seguidores no ha parado de crecer. Este año han publicado Costa Azul, con otra serie de conciertos sorprendentes que merece la pena no perderse. Al habla con el trío.

¿Cómo fue la recepción a vuestro anterior disco, el primero en castellano?

–  Mayoritariamente positiva. Tanto crítica como público aceptó bien los cambios que proponíamos. Nos dimos cuenta que lo importante es ofrecer buenas canciones. Da igual si te apetece hacer un disco de country-rock o folk psicodélico; si las canciones no gustan, no gustan.


Supongo que ahora, con el tiempo, al igual que sucede con Deluxe, todo el mundo tiene asumido el cambio de idioma, ¿no?

– Creo que sí, no sé si será el idioma, pero cada vez asiste más gente a nuestros conciertos. A veces nos hemos encontrado con algun disidente, pero siempre han existido, el que nos dejó de escuchar porque fichamos con una multinacional, el que ya no le gusta porque Jesús se dejó barba… Afortunadamente son pocos.


También creo que el sonido de Sidonie está muy claro, que se puede reconocer desde los primeros compases. Es todo un logro.

– Bueno, esto también pasa con Café Quijano y no sé si esto es una virtud. Creo que lo más reconocible de Sidonie es el tipo de melodías que interpretamos.


¿Se podría decir que Costa Azul es vuestro disco con más influencias clásicas?

– Las influencias, clásicas o no, siempre han estado ahí, no las escondemos. Al contrario, estamos muy orgullosos de la música que escuchamos y en el período de gestación de Costa Azul han aparecido otros artistas que nos han influido pero no necesarimente ‘clásicos’.


Se puede entrever mucho a The Kinks por ahí. ¿Fue vuestro principal referente para este álbum?

– Siempre hemos sido fans de los Kinks, lo que pasa es que nunca nos acordábamos de citarlos en las entrevistas. Este disco tiene un tipo de letras más irónicas, más directas, y Ray Davies ha sido un referente necesario para construirlas.


¿Algún descubrimiento musical reciente?

– Richard Hawley, Enter Shikari y John Horsepainter.


Hay melodías directas en todas las canciones. ¿No pensáis que discos así deberían llegar a toda la gente?

– Claro. Nosotros no hacemos música para un tipo de gente determinado, no somos clasistas. Siempre hemos pensado que para llegar a más gente no es necesario hacer canciones tontas. La gente no es idiota.


También es el disco más guitarrero y de sonido americano, ¿no?

– El fichaje de Ricky Falkner ha aumentado la presencia de guitarras eléctricas y la inclusión del pedal-steel le da un aire country en determinados momentos, pero básicamente es un disco mediterráneo.


¿Cuál es la influencia de Scott Fitzgerald en el disco?

– Su capacidad de describir una resaca es uno de sus máximos logros como novelista; ni Hemingway lo superó.


Las letras están mucho más apegadas a la realidad. ¿Tiene eso que ver con el autor o era una de las ideas antes de comenzar el disco?

– Tiene que ver con las ganas de evolucionar de Sidonie. En nuestros discos precedentes hay profusión de imágenes oníricas. Queríamos explorar nuevas zonas y Scott Fitzgerald o Ray Davies nos han acompañado en esta expedición, como antes lo hicieron John Lennon, Bob Dylan o Syd Barrett.


Hemos hablado de referentes musicales y literarios. ¿Cuáles serían los cinematográficos, si los hay, de Costa Azul?

La Dolce Vita de Fellini. Dos en la carrertera de Stanley Donen, Sunset Boulevard de Billy Wilder… Siempre lo exquisito y lo decadente en delicado equilibrio.


A pesar del título homenaje al Mediterráneo, el álbum no se parece a otros acercamientos recientes a este mar, como los de Refree, pero sí podría estar más cerca de Antonia Font. ¿Estáis de acuerdo?

– Me gustan estas bandas, pero no tienen nada que ver con Sidonie. Nuestro Mediterráneo es una pequeña cala en Portlligat, el fragmento de la playa de Bogatell que se ve desde la ventana del estudio de grabación, y también Serrat.


Recuerdo que una de vuestras primeras versiones fue el “Beautiful Stranger” de Madonna. ¿Os habéis dado cuenta de que es un plagio del “She Comes In Colors” de Love?

– Mmmmm… La verdad es que no me había dado cuenta, pero ahora que lo dices sí que es cierto. Recuerdo perfectamente el momento en el que estaba en casa y vi el video de la canción. De repente vi claro que esa podría ser una buena versión para Sidonie. Lo curioso de la historia es que a Axel y a Marc les pareció lo mismo. Conexión mágica que le llaman.


En la primera entrevista que os hice, en el 2001, me dijisteis: “Pensamos en los Beatles cuando estamos en le estudio y en los Stones cuando estamos sobre un escenario”. ¿Sigue siendo ésa vuestra filosofía?

– Sí, podría seguir siendo así. El estudio sigue siendo para nosotros como el recreo en un colegio: un lugar lleno de juguetes donde nos movemos con absoluta soltura. El directo ya es otra cosa, donde la diversión juega un papel fundamental.


Por último, ¿cómo van las cosas dentro de Sidonie, en relación a los medios, la aceptación de la gente y vuestras perspectivas de futuro?

– La relación dentro de Sidonie sigue siendo fantástica: un buen puñado de amigos juntos en un aventura que hoy en día continua siendo lo más importante en nuestras vidas. La aceptación de la gente esta siendo fantastica también. Todos los conciertos de esta gira se están llenado y cada vez notamos que se acerca más gente que nos ha conocido desde el cambio de idioma. Los planes de futuro desde luego siguen siendo los mismos: seguir grabando buenos discos, girar presentando esas canciones y, quizá, algun dia poder salir fuera de la Península a tocar. De hecho, en diciembre nos marchamos a Argentina a plantar una semilla que, esperamos, más adelante se convierta en una larga gira por esas tierras, no sólo ésas, sino las de todo el mundo.

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