Primavera Sound Oporto 2025
Primavera Sound Oporto: diversidad en el Parque da Cidade (12-14 junio, 2025)
Cap ‘N Jazz
A eso de la medianoche del sábado, cuando el Festival Primavera Sound en Oporto encaraba su recta final, Tim Kinsella, el cantante de la banda post-hardcore de Chicago Cap ‘N Jazz, no dejaba de dar las gracias a los efectivos de seguridad apostados delante del escenario. Habían contribuido a que pudiera surfear por encima de su público y a que volviera sano y salvo al escenario en varias ocasiones. También cuando se ponía encima de las vallas o saltaba al otro lado para mezclarse con los espectadores del concierto y le ayudaban a regresar, preocupándose por su micrófono y la pandereta que no dejaba de arrojar -con cierta peligrosidad- a los asistentes. Aseguraba que en su país sucede todo lo contrario, que lo que los de seguridad intentan allí es que nada semejante suceda ni remotamente.
Wet Leg
Es una de las muestras de varias que pueden encontrarse cada año de la sintonía entre todos los que acuden al evento, ya sea como público, como artistas o como personal encargado de que todo se desarrolle con normalidad. Y eso que lo de Cap ‘N Jazz fue casi una anécdota intrascendente al lado de lo que ocurriría a continuación en el pase de Turnstile, un verdadero aquelarre de gente haciendo pogo salvaje y surfeando por encima de las cabezas de otros seguidores, con el personal de seguridad sacando al foso a varias personas cada minuto, muchas repitiendo una y otra vez y mostrando con una amplia sonrisa cómo lo disfrutaban en cada ocasión que acababan su recorrido tirados encima de la hierba.
Los Campesinos
Es, claro está, solo uno de los estilos cubierto por el festival, con otras muestras poderosas y veteranas de los sonidos más rudos como The Jesus Lizard o Chat Pile, pero que hace de la diversidad su bandera. Porque justo a la misma hora que actuaban Turnstile, y en otro escenario cercano, los portugueses Capitão Fausto se revelaban como lo más cercano escuchado y visto en los tres días a aquello que podríamos denominar ‘música ligera’. Todo sin levantar ampollas, con público para ambos y todos conviviendo en armonía.
Anohni & The Johnsons
Como en las anteriores catorce ediciones, el Parque da Cidade se volvió a mostrar como uno de los mejores emplazamientos para un festival en la Península Ibérica, a unos metros del mar y con el césped como mullido firme en el que en varias ocasiones los conciertos se siguen sentados y sin agobio de público, especialmente a primera hora de la tarde. Las distancias entre escenarios no son grandes, los precios no están disparados y la temperatura, imprevisible en el cambiante Noroeste, respetó en esta ocasión el acontecimiento para que se le pudiese sacar el mayor partido posible.
Parcels
Evidentemente, de poco serviría si la música no acompañase. En esta ocasión, cuatro serán los conciertos a recordar. Para empezar, los galeses Los Campesinos!, quienes, después de casi 20 años, conservan la misma energía de sus inicios, sino más. Por su parte, los australianos -radicados en Berlín- Parcels parecen haber encontrado la fórmula perfecta para poner a bailar con su funk suave a miles de espectadores prácticamente sin descanso durante una hora. A Anohni le basta su voz, aunque se acompañe de una banda inmaculada, para conmover como ninguna otra, especialmente en su rendición del clásico de la época de la esclavitud “Sometimes I Feel Like a Motherless Child”, sin duda el momento más intenso del festival. Por último, Michael Kiwanuka, con ese aura de espiritualidad soul, recordaba tanto a los clásicos del género como podía evocar a Cat Stevens al mismo tiempo, en el concierto más exquisito de los tres días.
Destroyer
Aunque el escenario Porto, con sus grandes dimensiones, impone cierto respeto y marca distancias aparentemente insalvables con el público, lo cierto es que tanto Fontaines D.C. como Wet Leg se sobrepusieron a la enormidad del espacio haciendo que pareciese como si lo estuviesen disfrutando en una pequeña sala. Mientras, Kim Deal supo defender su primer disco orquestal con el encanto de lo sencillo, incidiendo en esa senda inesperada lejos de sus tiempos con Pixies o The Breeders.
Wet Leg
Lo de Alan Sparkhawk se entiende que pudiera resultar incómodo en la primera parte, en la que el vocoder fue el protagonista. Salvado ese escollo, su concierto devino en una muestra del mejor folk-rock con destellos ocasionales de electricidad a lo Neil Young. Nada nuevo aportaron Beach House, moviéndose entre la oscuridad para expandir su pop ensoñador de la misma forma que llevan haciéndolo años.
Los Campesinos
Hubo, también, algunas decepciones. Sin ir más lejos, las hermanas Haim, cargando su pase de baladas y lejos del encanto de hace unos años en la misma localización. También TV on the Radio, quienes parecían querer disimular un concierto tan disperso como sus discos con un volumen brutal. O las apocadas Horsegirl, a pesar de pisar el escenario en el que más cercanía hay con el público y mayor rédito se le puede sacar, el Superbock.
Turnstile
Por último, los cambios en los escenarios estrenados hace dos años parecen haberse asentado definitivamente. La gran explanada que acoge al escenario Porto da cabida a grandes multitudes, como las que no quisieron perderse la actuación de Charlie XCX. Y si muchos echamos de menos el anfiteatro natural en el que se escondía el escenario que había dado las mayores sorpresas en los años anteriores, al menos el nuevo Revolut parece replicarlo en buena medida, lo que no deja de ser una buena noticia.
Texto y fotos: Xavier Valiño