Perfect Days

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Win Wenders

(Master Mind-A contracorriente)

Curioso que Win Wenders haya tenido que ir a Japón para firmar su mejor película de ficción en años, casi a la altura de sus mejores filmes (Paris, Texas y Alicia en las ciudades). Lo hace desde la vejez, cercano ya a los 80 años, y para exponer que una posible vía a la felicidad personal se encuentra en lo insignificante, en la rutina meticulosa, en amar a algunas pequeñas cosas como los libros, los árboles o las canciones escuchadas en añejas casetes (de Patti Smith, Nina Simone, The Animals, Van Morrison o Lou Reed).

Su protagonista es un limpiador de retretes públicos que se encuentra satisfecho con su trabajo y en paz consigo mismo, gozando cada día del aire que respira nada más salir de su casa. De su pasado descubrimos algunos datos a través de distintos encuentros y las relaciones que entabla con otros personajes.

Pero no solo eso: él mismo se preocupa por hacer felices a los que le rodean con pequeños gestos, haciéndonos recuperar la fe en el ser humano y ofreciendo una esperanzada mirada al futuro. Sí, los placeres de la vida están en lo cotidiano, en las pequeñas cosas, en vivir el momento. Y, aunque parezca que no sucede nada en esta película que aparenta ser menor, lo cierto es que pasan muchas cosas íntimas y sensibles, de una profunda resonancia emocional.

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