NICK CAVE: Wild God

NICK CAVE: Wild God (Bad Seed-PIAS)

Suena “Song of the Lake”, la canción que abre el nuevo y decimoctavo disco de Nick Cave -que se apoya en parte en la poesía de San Juan de la Cruz-, y parece que estemos ante un momento extrañamente pop en su discografía, si es que Nick Cave y la palabra pop pueden aparecer juntos en la misma frase. Hay coros góspel, un ritmo edificante y hasta parece desprenderse más luz en la voz del australiano que en cualquiera de sus últimas entregas.

Continuando con “Wild God” y “Frogs”, parece como si entrásemos en una nueva etapa de su obra, distanciándose de la trilogía de sonido similar que -visto ahora en retrospectiva- parecen formar Push the Sky Away (2013), Skeleton Tree (2016) y Ghosteen (2019). Bien es cierto que, a continuación, “Joy”, y luego “Cinnamon Horses”, enlazan de nuevo con el espíritu y la ambientación de esos tres álbumes.

Se entiende que resulte difícil para cualquier artista romper con el pasado inmediato de forma brusca. Y eso es lo que parecen confirmar “Final Rescue Attempt” o “Conversion”, tal vez los dos momentos puente, más claramente situados entre lo que Nick Cave hizo la pasada década y el camino menos áspero que este Wild Gold parece abrir. A cambio, “Long Dark Night” o “As the Waters Cover the Sea” incluso parecen emparentarse con momentos pretéritos de su obra.

La sorpresa aparece en “O Wow O Wow (How Wonderful She Is)”, dedicada a su antigua amante recientemente fallecida Anita Lane, con un fragmento de su voz, y que presenta autotune -¿o vocoder?- en los coros. Conociendo los antecedentes que marcaron su pasado reciente -la muerte de dos de sus hijos- este parece el disco con el que pasar página. Y Cave parece confirmarlo cuando asegura en “Joy” que un niño le dice “Ya hemos tenido suficiente pesadumbre, ahora es el momento de la dicha”. A su manera, claro.

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