MARY WEISS 1 2007

Mary Weiss: Dangerous Game (Norton)

 

¿Qué podíamos esperar del disco de Mary Weiss? Tenía apenas 18 años cuando las Shangri-Las se desbandaron a finales de los 60, y desde entonces apenas había entrado un par de veces en el estudio sin resultados visibles, más allá de los coros en una versión que de “Remember (Walking in the sand)” grabó Aerosmith, y eso fue en 1979.

 

Su vida ha transcurrido felizmente alejada del negocio musical que tantas alegrías y disgustos le dio, así que nada hacía suponer que su regreso pasara de lo simplemente anecdótico, de placebo para antiguos fans con las defensas bajas. ¿Por qué entonces Dangerous Game va camino de convertirse en el comeback del año?

 

Primero, porque los que se ganaron la confianza de alguien con una personalidad tan fuerte como la Weiss no eran unos cualquiera. Los capos de Norton tienen la edad suficiente como para haber disfrutado de las Shangri-Las en su época, y además llevan décadas propagando su fe en las virtudes primigenias del r’n’r.

 

No es extraño que acertaran de pleno al encargarle a Greg Cartwright la dirección del disco. Co-productor con Billy Miller y autor de nueve de las catorce canciones, el líder de Reigning Sound pone a disposición de Mrs. Weiss un impecable fondo sonoro que respeta sus raíces sin convertirlas en un mero ejercicio de revival.

 

Aquí hay rock’n’roll trepidante de ayer, hoy y siempre, de estribillos pegajosos (“My Heart Is Beating” y sus deliciosas castañuelas; “Don’t Come Back” y sus guitarras en pie de guerra), y ritmos imparables (un “Stop And Think It Over” que es puro Motown anfetaminado, el “Tell Me What You Want Me To Do” que aporta John Felice); medios tiempos que escapan de la sacarina gracias al sonido rasposo de un combo de garaje convenientemente embellecido por coros femeninos o sutiles detalles de cello en los momentos adecuados, y baladas que demuestran que la paleta de Cartwright es más variada de lo que a primera vista podría parecer (el caramelo pop “I Don’t Care”; el toque entre jazzy y lounge de “Dangerous Game”), o guiñan  el ojo a Shadow Morton (ese ambiente enrarecido de “I Just Miss You” y su recitado final).

 

Por encima de todo esto reina la voz de Mary Weiss, una voz que ni en sus tiempos gloriosos parecía la de la niña que era, pero que ahora deja ver el poso de toda una vida en un tono que tiene más que ver con la actitud y las ganas, las mismas de antaño, que con la técnica, un tono más grave y profundo en el que es casi imposible adivinar una sonrisa.

 

Se mueve como pez en el agua celebrando rupturas y desengaños, marcando su territorio, y sólo deja entrever su lado más sentimental en el fantástico lento que cierra el disco, un “You Can Stay With Me” rematado por el sonido de gaviotas y olas rompiendo en la playa. El guiño no era necesario, lo realmente significativo de “Dangerous Game” es que seguiría sonando igual de bien si lo grabara un grupo de ahora mismo… aunque no se me ocurre cual.

 

Carlos Rego

 

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