LAMATUMBA 2005

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON VERANO EN LISBOA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 2005


Lamatumbá, fuego y soles

            Lamatumbá llegan a su tercer álbum concretando mejor que nunca su mestiza propuesta. El primero disco, Pachangüilanuí, apareció en el 2001. Dos años más tarde registrarían su segundo artefacto sonoro, esta vez con cinco canciones. Ahora, en el 2005, editan Lume (para que saia o sol) Fuego (para que salga el sol)– con el sello lucense Falcatruada, un álbum que los está dando a conocer en el resto del Estado gracias a giras como la que han realizado recientemente junto a Bersuit. Nos presentan este disco Ico, cantante, y Abraham El Niño -guitarras-.

¿Por qué cambios ha pasado Lamatumbá en estos tres discos?

            – Ico: Además de los cambios de formación que viven muchos grupos, los cambios más evidentes y sustanciales están referidos a nuestra actitud, tanto en las grabaciones como en los conciertos. Intentamos, además de hacer bailar, remover un poco las ideas de la gente que nos escucha, que haya una estrecha comunicación entre ellos y el grupo. En las anteriores grabaciones, nos faltaba la manera de comunicar: no sabíamos cómo decir lo que queríamos contar, no teníamos fijado un camino por el que andar. En este disco contamos muchas cosas y todas ellas forman parte de una historia que habla de esperanza, de amor, de verbenas, de caminos y de fuego.

¿Se podría decir que éste es el primer disco que realmente os sale como queríais?

            – Ico: En este disco estamos todos representados, no sólo los miembros del grupo, sino que detrás del nombre de Lamatumbá conviven muchos amigos, público y familiares que hicieron nacer al grupo, lo vieron crecer como nosotros. Ellos forman parte, como nosotros de Lamatumbá, ellos son Lamatumbá. De esta manera, todos formamos parte de la creación de este disco. La gente escucha el disco y nos dice que le ha gustado, que se lo ha copiado a sus colegas; entonces deducimos que sí nos ha salido cómo queríamos.

¿Cuál fue el régimen de grabación impuesto por Kaki Arkarazo en sus estudios? ¿Cómo fueron las sesiones?

            – Ico: Cuando contactamos con Kaki, lo hicimos por las referencias que teníamos de él, de su trabajo con Negu Gorriak, Nación Reixa y Os Diplomáticos de Monte-Alto, quisimos que entendiera la idea de nuestro trabajo desde el primer momento. Nos vio en directo y comenzamos a hablar sobre la grabación. Durante las grabaciones, el ambiente fue muy distendido, conversando en todo momento sobre los temas, proponiendo nuevos aspectos. Kaki nos ofreció una visión que nosotros no habíamos conocido hasta ese momento, la de la producción, además de comprender perfectamente la idea que queríamos transmitir y trabajar codo con codo con nosotros hasta llegar a ella.

            – El Niño: Fueron todas sesiones largas, pero con flexibilidad dependiendo de cómo fueran marchando las cosas. Teníamos un orden hecho de antemano para grabar, pero se fue modificando poco a poco. En resumidas cuentas, estábamos cuatro o cinco horas por la mañana y tres o cuatro por la tarde… Por la noche, Kaki se iba y nos quedábamos con los samplers y la programación en el ordenador de Pedro. También trabajábamos algún sábado y alguna noche que Kaki se podía quedar. Uno de los temas lo grabamos de noche, con licor café y carallada

¿De quién fue la idea para las ilustraciones? ¿Por qué quisisteis contar con David Rubín?

            – El Niño: Lo que nos parecía bonito era la posibilidad de poder narrar de alguna manera lo que intentábamos transmitir musicalmente. Lo que interesaba era que se pudiese reflejar que Lamatumbá es un colectivo que se nutre de muchas fuentes y en el que hay un espíritu multicultural. Por otra parte, David, además de ser un magnífico ilustrador y un sobresaliente creador de cómic, es una persona que conoce muy bien al grupo desde sus comienzos, y, de alguna manera, siempre ha formado parte de él. Tiene las ideas muy claras y consiguió expresar, tanto en el libreto como en la portada, el hilo conductor que hemos intentado llevar a lo largo de la exposición de las canciones, hilo guiado siempre por el lume (fuego) y todo lo que eso lleva consigo.

¿Os llegó la inspiración de este disco de un relato de Galeano?

            – El Niño: No. Galeano influye lo mismo que tantos otros. Lo que sucede es que el fragmento que se cita en el disco habla de fueguitos que uno lleva en su interior, que te llenan de energía y fuerza, y que son los que, de alguna manera, constituyen tu vida y tu manera de afrontar las cosas. Algo, el fuego, tan íntimo como universal, presente en toda reunión, en toda comunicación, y lo que te empuja a la vida, a hacer y decir cosas. Todo esto se ajusta bastante a nuestra idea de Lume.

– Ico: El proyecto nació y, poco a poco, se le fueron añadiendo ideas que pudieran acompañar y clarificar el cuento que narramos con el disco. El texto de Galeano fue una de esas ideas, en el que vimos reflejado mucho de lo que queríamos contar: todos somos fuegos que arden de distinta manera. Nuestro fuego, Lume, es lo que nos hace enfrentarnos cada mañana a un nuevo día, lo que te anima a decirle a alguien lo mucho que lo quieres, lo que nos hace recordar a los que ya no están con nosotros, lo que hace que intentemos cambiar, evolucionar y que el mundo cambie con nosotros. Los textos de Galeano nos han ayudado a escribir más de una canción como “Licor Café”.

¿De qué canción habéis quedado más contentos?

            – El Niño: Habría mucho que decir… Quizá merecería la pena citar “La despedida” porque es uno de los temas más queridos por el grupo, por todas las circunstancias que rodearon y empujaron a que ese tema fuese compuesto: al ser uno de los más antiguos, era especialmente difícil poder reflejar en él la frescura y la ilusión que queríamos imprimir en el disco. Mientras lo íbamos grabando, poco a poco empezaba a parecer un tema nuevo, cantado y tocado como la primera vez, manteniendo el cuerpo original de la canción, pero modificando los pequeños detalles, que son, al final, los que decantan un cambio.

– Ico: Este disco cuenta una historia, por lo que su sitio está justificado por un argumento, las canciones forman parte de ese argumento, de ese cuento. Todas cuentan algo sobre nosotros, sobre aspectos de nuestra vida, situaciones que hemos vivido y todas cuentan parte de esa historia, por lo que destacar una de ellas sería como no contar algún episodio. Estamos orgullosos de todo el disco.

Es un buen momento para la música mestiza, ¿lo vivís así?

            – Ico: No nos importa si hacemos un tipo de música concreto o si nos pueden meter dentro de alguna categoría. Nosotros hacemos música y lo que quepa dentro de ella depende de cada momento. Nos gusta llamar a lo que hacemos ‘verbena’ pues en ella cabe todo, sin disculpas de ningún tipo. Es cierto que salen muchos grupos de mezcla, pero debemos tener presente que esa mezcla debe ser personal, con carácter; si se pierde la esencia, sea cual sea, se pierde todo.

            – El Niño: Lo que vivimos es que hay muchos grupos que tienen muchas cosas que decir y que, poco a poco, van encontrando algún hueco para decirlas, que es, más o menos, nuestro caso. Nos hemos encontrado a lo largo de estos años a mucha gente así, pero el mestizaje siempre es insuficiente. Lo que es bonito es poder trasladar musicalmente determinadas ideas sociales y políticas como la fusión, que respeta la diferencia, o el mismo mestizaje.

Parece que tenéis cierta soltura con muchos estilos, ¿cuál se os resiste y cuál os negaríais a tocar?

            – El Niño: ¿Por qué deberíamos negarnos a ningún estilo? Lo importante es definir de una manera propia lo que recoges por ahí, venga de donde venga y sea lo que sea. Aunque tampoco nos sentimos obligados de ninguna manera a estar cambiando de estilo a la mínima oportunidad. No hay una fórmula para esto. Todo depende, y nosotros somos tantos…

– Ico: En la verbena cabe todo. No tenemos un estilo definido y tampoco lo buscamos; nuestra música cambia en cada momento. No nos negamos a tocar nada, ya que todo puede enriquecer. Hay que tener los oídos abiertos siempre.

¿Algún problema o anécdota por vuestros textos reivindicativos?

– Ico: Siempre tenemos, como muchos otros grupos, las típicas exigencias de los medios: esta canción no puede sonar, no puedes llevar esa camiseta. En cualquier medio de comunicación existen temas que no se pueden criticar.

            – El Niño: Las cosas hay que decirlas con la cabeza bien alta o no decirlas.

¿Os sentís parte de una tradición que arrancaría con Os Resentidos y continúa con Os Diplomáticos de Monte-Alto? Incluso creo que podemos retroceder hasta Los coyotes.

– Ico: Todos esos grupos que nombras fueron pioneros en varios aspectos, pero sobre todo en acercarse a la música gallega o latina desde el punto de vista del rock. Nosotros guardamos nuestra tradición en muchas de nuestras canciones, melodías, letras… Beben directamente de la tradición gallega, en algunos casos de la portuguesa, pero también reconocemos el gusto por las culturas más lejanas, como Brasil, Rumanía… A los tres grupos le debemos mucho, a cada uno lo suyo.

            – El Niño: Es indudable que fueron pioneros en cuanto a mezcla musical hecha en Galiza. Pero las semejanzas que nos unen no son más profundas que las diferencias que nos separan. Si hay detrás nuestra una tradición, ésa es la del Cuco de Velle. Pero no hay herencia sin transformación, y nosotros hemos adaptado ese espíritu a nuestro contexto.

¿Qué se le puede decir a quien no conozca a Cuco de Velle, vuestra referencia?

            – Ico: O Cuco de Velle fue una persona increíble que la montaba allí por donde pasaba. Con unos amigos fundó La charanga, y en la palloza hacía sus ensayos los domingos a la hora de los vinos. Nosotros intentamos recordar la potencia de esa banda, de sus composiciones, que iban desde las muiñeiras hasta las habaneras. Era un todo terreno que mezclaba lo que caía en sus oídos para hacerlos suyo.

            – El Niño: Como decía un señor de Ourense afincado en Lugo, “cuando todo estaba prohibido sólo teníamos al Cuco”. Las reuniones que él hacía eran realmente verbenas al más puro estilo tradicional, donde no había más que comunicación musical y espíritu de fiesta, descontando, por supuesto, todo el proceso de recuerdo y memoria que hizo de tantas músicas que estaban olvidadas.

¿Preserva Lamatumbá el espíritu de las verbenas gallegas?

            – Ico: Intentamos recuperar ese espíritu de charanga, de verbena, pero con la intención de intercambio, de que exista comunicación entre el público y el grupo, esa comunicación es la energía o lume. En nuestra verbena no sólo caben los éxitos del verano, no sólo hacemos bailar, sino que queremos que la comunicación fluya y termine convirtiéndose en un intercambio de ideas. Intentamos modernizar las verbenas.

            – El Niño: Lamatumbá propone, más bien, una verbena actualizada a estos tiempos y a este contexto en el que vivimos, una verbena del siglo XXI. Por lo tanto, muchas cosas han cambiado, pero el espíritu festivo es indudablemente el mismo. Quizá reivindicamos con más desparpajo y sin ningún miedo.

¿Cómo aparecisteis en A feira das mentiras? ¿Habéis tenido más trato con Manu Chao?

            – Ico: Conocimos a Manu hace unos cuantos años en Galicia cuando planeaba lo de A feira, charlamos, cantamos, lo pasamos bien. En A Feira nació el grupo: estuvimos haciendo talleres para chavales y dando guerra con un grupo de percusión, Os carallos de Ourense. A partir de eso, quisimos hacer para siempre lo que allí vivimos, intentando llevarlo a nuestro terreno y contando con nuestras posibilidades. Seguimos teniendo contacto con Manu. De vez en cuando se viene al carnaval de Ourense, o te lo cruzas en la calle.

            – El Niño: En A Feira colaboramos como todos, que es para lo que íbamos, y fue una experiencia colectiva increíble. Todo aquello funcionó como un centro social itinerante y quizá sea verdad que allí surgió la semilla de Lamatumbá. Con Manu hemos coincidido alguna vez más y tocamos con él y con Nilo M.C. en el Festival do Norte, en Vilagarcía de Arousa, hace tres años.

¿Cómo fue la reciente gira con Bersuit?

            – Ico: Con Bersuit tuvimos el primer contacto hace 3 años en una gira que hicieron por aquí, los teloneamos y, año y pico después, nos llamaron para telonearlos unos cuantos conciertos. Con ellos estuvimos en Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Pamplona, Castellón, Girona, A Coruña, Santiago y Ourense. Recorrimos muchos kilómetros, aprendimos grandes cosas e hicimos buenos amigos

            – El Niño: Con Bersuit nos coincidió todo muy bien en un momento en el que teníamos mucha ilusión por salir a tocar fuera y ver qué pasaba fuera de Galiza. La verdad es que lo pasamos muy bien y fue muy emocionante tocar en salas tan míticas como la Razzmatazz de Barna o la Antzokia de Bilbo. Fue una experiencia muy gratificante y, de alguna manera, le dio ánimo y un impulso más al grupo. Que vuelvan pronto.

¿Se hace muy difícil darse a conocer fuera de Galicia?

            – El Niño: Es siempre difícil salir. Y es difícil pretender que fuera las cosas funcionen igual que en Galiza… porque todo es muy distinto. Pero en lo que se refiere al estilo de música de Lamatumbá, tiene más salida y más difusión en otros sitios como, por ejemplo, Euzkadi y Catalunya, donde hay muchos grupos que funcionan muy bien, que hacen circuitos por todas las ciudades de allí, sin importar su tamaño, y son sitios donde hay mucho más apoyo a la música. Ahora bien, nosotros somos gallegos y eso ya lo hace todo distinto.

– Ico: Está siendo bastante duro, pero es un trabajo que hacemos con gusto porque lo realizamos todos codo con codo. Es complicado, pero no es imposible. Hay que tomarse las cosas con calma y no queda más remedio, viendo cómo están las cosas en este terreno, todo empantanado, sin movimiento.

Supongo que no llegáis a vivir de la música, así que ¿a qué se dedica la gente del grupo?

– Ico: Hay unos cuantos que son maestros, otros trabajan en estudios de grabación, tenemos a algún camarero y a gente en el paro. Hay de todo.

            – El Niño: La mayor parte del grupo se divide entre el sector de la enseñanza y el de la hostelería. Menos mal, porque, si no, no habría manera de poder entrar todos en los bares. Es que somos tantos…

Xavier Valiño
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