HERMANOS CUBERO: Cubero bueno, Cubero malo
HERMANOS CUBERO: Cubero bueno, Cubero malo (Registros Cordaineros)
Si Los Hermanos Cubero vienen representado desde su aparición en 2010 una renovación del folk patrio o, más bien, un acercamiento del folk al público que sigue más bien otros sonidos más eléctricos, su nuevo álbum no iba a ser distinto. De hecho, ellos mismos aseguran que este disco se compuso sentados los dos hermanos uno al lado del otro, tocando y cantando, sin trampa ni cartón.
Enrique y Roberto Ruiz Cubero usan sus mandolinas y sus guitarras para traducir a emociones sus pensamientos, a sentimientos las realidades que ven a su alrededor y a sensaciones las palabras cotidianas. No hay ni un solo invitado -a no ser la hija de Enrique en “Efímera”, retomando el papel que en su anterior disco asumía Amaia-, como en su anterior entrega doble, Errantes telúricos / Proyecto Toribio, del 2021. Aparece, además, después de su libro Cancionero, del 2023, con los textos de su discografía anterior.
Vuelven a su anterior sello, tras una etapa de dos álbumes en El Segell, y recuerdan tragedias recientes como las que inspiraban el disco Quique dibuja la tristeza (2018) en versos como “La alegría no me quiere visitar, la autoestima no me quiere visitar, cada día me insulto muy gustoso” en “Olvido, alegría y autoestima”. Y siguen tendiendo puentes entre los sonidos populares españoles (La Ronda de Boltaña, Vigüela) y algunos del otro lado del Atlántico como la ranchera o el bluegrass (Bill Monroe, Sam Bush), enlazando la España vacía con las vastas llanuras americanas. Siempre defendiendo la autenticidad en el arte, aunque ello implique fracasar a nivel de éxito. O sea, la honestidad frente a la vacuidad.