FRANZ FERDINAND: The Human Fear
FRANZ FERDINAND: The Human Fear (Domino-Music as Usual)
Han transcurrido 21 años desde que Franz Ferdinand publicaron su debut. Siguiendo la estela de bandas de rock como The Strokes y The Libertines, la banda escocesa rápidamente encontró su lugar en las listas de éxitos. Sin embargo, su sonido se inclinaba más hacia un postpunk displicente con elementos del britpop y ritmos bailables. A partir de ese momento, los escoceses fueron encontrando un equilibrio perfecto entre el pop para las masas y las tonalidades más oscuras, con sus guitarras rítmicas y angulares, patrones de batería simples pero contagiosos y coros pegadizos.
En el sexto álbum de la banda, The Human Fear (El miedo humano), el lado oscuro parece haberse desvanecido, a diferencia de lo que sucedía en su anterior entrega, Always Ascending (2018). En un punto intermedio entre el pop británico de guitarras del cambio de siglo y el pop electrónico (“The Doctor”), momentos como “Night or Day” se emparentan claramente con el pasado más granado de sus autores.
Sus textos, como bien sugiere el título del álbum, hablan de distintos tipos de temores humanos. Kapranos canta sobre la agorafobia, la soledad, la xenofobia o las dudas a la hora de tomar decisiones audaces, entre otros. La frase más conmovedora y aplicable a estos tiempos a veces sombríos aparece en la canción “Build It Up”: “¿Cómo podemos hablar de nuestras diferencias, cuando no hablamos?”.
La participación de Audrey Tait y Dino Bardot por primera vez en una grabación del grupo parece haber rejuvenecido un tanto su creatividad. Así sucede con “Audacious”, con su estribillo a los Beatles y ecos tanto de 10cc como de Madness, o con “Tell Me I Should Stay”, que tras su introducción al piano y un minuto de reggae, bien podría pasar como una pista perdida de la California de principios de los 70, más concretamente del álbum L.A. Woman de The Doors.
Más variado que nunca, hay otros momentos resueltos con menor acierto, como el guiño a la EDM en “Hooked” o el acercamiento de Alex Kapranos, con 52 años, a sus raíces, intentando crear algo a partir de la música tradicional griega en “Black Eyelashes”. Resulta estimable la abundancia de ideas incorporadas en esta ocasión. Pero todo sigue mostrando un sonido reconocible, lo que también puede ser entendido como un refugio seguro y el temor -sí, temor, en un disco con un título como el que lleva este- a dejarse llevar sin red alguna.