DESTROYER: Dan’s Boogie

DESTROYER: Dan’s Boogie (Merge-Popstock!)

“He estado demasiado tiempo en el camino / Sal de la ilusión / Toma la ruta más larga alrededor de un sol poniente”. El canadiense Dan Bejar (o Daniel Bejar, de antepasados españoles por parte de padre; ahí está el EP con cinco versiones de canciones Sr. Chinarro en castellano para probarlo) parece resumir en una frase buena parte de su trayectoria, los 30 años que lleva haciendo la vida un poco menos insoportable a sus seguidores a través de los once discos que ha editado en solitario, a los que suma sus aportaciones a The New Pornographers, Swan Lake o Hello, Blue Roses.

La frase se escucha en la pieza clave de este nuevo disco, Dan’s Boogie, titulada “Cataract Time”: son casi ocho minutos de contemplación, pero podrían haber sido incluso más largos, una conversación entre lo que se ve a simple vista y todo lo que hay detrás, con la conclusión de que uno no puede existir sin el otro. Sí, así de interesantes pueden ser las canciones de Bejar y así de sorprendente resulta ser en su mayor parte su música, aunque bien es cierto que su sonido encontró un universo propio del que no se ha movido en demasía en 2011, con su obra capital, Kaputt.

Los ingredientes aquí son similares a los que se podrían encontrar en cualquier otro álbum de pop suave, apto para todos los oídos, pero de nuevo se impone la niebla, la distorsión inesperada, los bajos que explotan imprevisiblemente. En cualquier caso, siempre resulta fascinante. Todas las canciones se presentan revestidas con arreglos que Béjar, como de costumbre, ha coloreado a su manera. A veces puede sonar un poco kitsch, en otras parecen melodías de ensueño, en ocasiones se escucha un toque jazzístico u orquestal y, por momentos, puede parecer como si estuviéramos en una coctelería donde irrumpe inesperadamente una orquesta completa con su voz barítona al frente.

En sus nueve canciones del álbum, Bejar se presenta alternativamente como un crooner, un impostor, alguien con un papel secundario en sus propias fantasías o un invitado que mira desde la distancia (en “Bolonia” cede el protagonismo a la cantante Simone Schmidt de Fiver). Las canciones, dice, tienen la urgencia de un secreto de Estado escondido en la mente de un espía torturado, algo que nos invita a poner todo lo que ofrece en perspectiva, pero sin que quepa la menor duda de que se trata de una adición casi insondable a su ya hermosa y amplia galería.

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