Boreal 2024
Boreal 2024, tiempos de cambio
Bewis de la Rosa
Los contrastes, la diversidad, el paseo por varios continentes, distintas facetas artísticas, actividades nada habituales en este tipo de eventos… Todo eso se puede encontrar en cualquiera de las anteriores entregas del Festival Boreal, que llegaba este año a su decimoséptima edición. Y en el 2024 nada mejor para confirmarlo que el delirio colectivo provocado por Francisco, El Hombre en la madrugada del sábado y, casi sin continuidad, la calma llegada desde la Corea más tradicional pocas horas después, el domingo por la mañana, con Dal:um.
Francisco, El Hombre
Son dos ejemplos, nada más. Pero hay muchos otros, como los que pusieron, por ejemplo, los cabezas de cartel, un reclamo necesario en una edición de cambios. Ciertamente, lo de Iseo & Dodosound en la noche del viernes superó cualquier expectativa, con una sesión de reggae-dub-trip hop en formación atípica: Iseo a las voces, Dodosound poniendo las bases sonoras y una sección de viento de seis componentes. Desde el inicio, y durante hora y media, involucraron al numeroso público con energía, rotundidad y una complicidad inédita, dejando a todos los presentes con ganas de más.
Iseo & Dodosound
Lo de Rodrigo Cuevas se podía esperar y, a pesar de lo previsible, tampoco defraudó. Sus continuos diálogos con el público, que en el inicio rompieron un tanto el ritmo de su actuación, acabaron por revelarse parte indispensable de su espectáculo. Haciendo gala de un sentido del ridículo inexistente, de un dominio de las tablas total y comandando a sus cuatro músicos con tiento y sensibilidad, Cuevas y sus músicos despidieron su liturgia de folk apócrifa bailando al finalizar los cinco “Woman del Callao” de Juan Luis Guerra entre la algarabía popular.
Rodrigo Cuevas
Lo más similar a los dos conciertos más esperados y populares entre el resto de los artistas de esta edición llegó por parte de Bewis de la Rosa, con una respuesta similar del público a su rap-folk, homenaje a su abuela -y su botijo, sus cucharas para los guisos y sus bragas- incluido. Y, también, de la portuguesa Surma, una banda-de-una-sola-mujer que lo disfrutó tanto o más que su audiencia, extrayendo todo tipo de sonidos de su guitarra, su teclado y sus pedales.
Surma
Distintas raperas, más o menos cercanas a los sonidos urbanos más en boga, como la dominicana J Noa, la argentina Miss Bolivia o las catalanas Las Ninyas del Corro, redondearon un cartel con mayoritaria presencia femenina una vez más. Una presencia que se repite en cada edición, al igual que la de la nutrida representación canaria, con aportaciones destacadas en esta ocasión desde el funk, como la de Nala Rami, del folk electrónico, con Aníbal & Lajalada, o del reggae, en una colaboración estelar a tres bandas entre Ruts & La Isla Music, Dactah Chando e Isa Izquierdo.
Miss Bolivia
Nala Rami
La representación africana, más menguada respecto a ediciones anteriores, llegó con el blues del desierto de Bombino, un concierto de guitarras rabiosas aunque nada distinto, muy probablemente, al que puede haber dado en el último año en cualquier otro lugar. Y los momentos más reposados, además de las citadas Dal:um, llegaron con la argentina Loli Molina, con recuerdo a Atahualpa Yupanqui, y la muy frágil cantante irlandesa Clara Mann, que acabó saliendo del escenario disparada tras su última canción, presa del miedo escénico.
Bombino
Clara Mann
Estas últimas hubieran sido habituales en ediciones anteriores del Auditorio de Los Silos, un escenario muy especial y que se había convertido en uno de los reclamos y valores más singulares de Boreal. Ahora cerrado para una reforma que lo convertirá en un recinto cubierto, el festival optó por trasladar el segundo escenario a un callejón contiguo, probablemente a la espera de encontrar una ubicación más singular que recupere el encanto del Auditorio. Mientras, las propuestas más calmadas han encontrado acomodo en el Convento de la localidad, una elección afortunada.
Las Ninyas del Corro
El otro cambio de esta edición ha sido cobrar entrada al escenario principal, a diferencia de todas las ediciones anteriores, gratuitas. La inmejorable respuesta del público indica que hacer lo propio en el segundo escenario no sería descabellado. Quedarían todavía, abiertos al público, el escenario de los DJs y los conciertos del convento, por ahora con una respuesta ajustada que no parece necesitar de control en el aforo.
Ruts & La Isla Music, Dactah Chando, Isa Izquierdo
En la edición de dos cambios tan importantes como estos, en un festival al que el público acude siempre a dejarse sorprender y ávido de encontrar nuevos sonidos y conocer nuevos nombres fuera de los circuitos habituales, el resto de las actividades se ha mantenido, sin dejar de sorprender. Boreal suma cada año talleres, proyecciones, charlas, encuentros, presentaciones o actividades ecoturísticas, con especial atención a los más pequeños, planteado todo con un trabajo continuado por la concienciación ambiental y de forma sostenible. De hecho, este año se premió al Festival Sonidos Líquidos de Lanzarote por su sostenibilidad, un gesto -entre otros- que habla bien claro de la filosofía en un certamen que busca la complicidad con sus homólogos, para nada la competencia. Su diversidad, su singularidad, mantiene a Boreal al margen de estas componendas tan habituales en el gremio.
Texto y fotos: Xavier Valiño