ANTONIO CAFRE Y LOS TRAUMÁTICOS

Antonio Cafre y los Traumáticos, rock insolente

 

 

No sin mi chupa. Así se titula el debut de Antonio Cafre y Los Traumáticos. Lo cierto es que detrás están veteranos de la escena viguesa. De hecho, el proyecto nace en la noche del concierto de regreso de Los Cafres, después de que tocasen solo 4 canciones. Ahí cuando Indy Tumbita le planteó a Antonio Cafre montar una nueva banda. Al habla con el segundo. “Sí, fue una de las noches posteriores a ese concierto de regreso. Me planteé seguir pero necesitaba una nueva banda, ya que el resto de Los Cafres no pensaban continuar. Indy era el candidato ideal, y él mismo lo vio claro. Además, se consideraba un fan de las canciones de Los Cafres, y así fue”.

 

¿Qué coordenadas sonoras os marcasteis entre los dos para el nuevo proyecto?

– Pues nos pusimos en nuestra piel con la idea de seguir tocando lo que siempre nos ha gustado y nos sigue gustando: el power-pop, el rock´n´roll high energy y en general, el rock con tensión y con peligro; si no, es muy aburrido.

 

Preséntanos a las dos fieras que os acompañan en el grupo. ¿De dónde vienen y por qué los elegisteis?

– Pues la verdad es que fue una decisión rápida y sin discusión. Ya los conocíamos y además estaban más o menos libres para aceptar entrar en el grupo. Al bajo elegimos a Juanma Ons, buen colega y que ya tocaba la guitarra en Phantom Club y luego en Cool Funeral. Le fue fácil pillar el puesto. Para la batería elegimos a Emilio Iniesta, otro buen colega que además estaba curtido en la escena del CBGB cuando vivió en New York, adonde llegó desde México D.F. La verdad es que tanto Indy como yo acertamos con ellos.

 

Citáis a grupos como Radio Birdman, Dictators y Burning, Dead Boys, The Only Ones, The Saints… ¿Alguno más?

– Estos grupos que citas son algunos de nuestros favoritos. Como te comenté antes, nuestros gustos siempre han ido hacia el power-pop, el punk-rock o el rock´n´roll high energy, sin despreciar otros estilos o grupos. Podría citarte, entre otros, a Hellacopters, Craker, a Dick Dale, Dinosaur Jr., los Stones del Exile on Main Street, el Dylan del 65-66 o, por supuesto, a Wilco, en plan contemporáneo.

 

Supongo que habrá otras músicas que os gustan que no necesariamente tienen que acabar reflejadas en vuestras canciones, ¿no?

– Si, ya más o menos te he contestado en la anterior pregunta: nos gusta el jazz, el tango, el surf instrumental… A mí, personalmente, me gusta el reggae. O sea, que sí, escuchamos casi de todo.

 

Aquí hay rock’n’roll directo, power-pop, punk-rock pero, también, algo de pop, un par de cortes de aires fronterizos. Supongo que es buena la variedad de cara al directo.

– Bueno, espero que sí. Nos ha salido de manera natural, es consecuencia de los estilos que escuchamos. Siempre dentro de nuestras coordenadas musicales. Nos sentimos libres para utilizar todos los estilos que nos molan.

 

De todas formas, la impresión es que esta banda en un grupo de rock sin concesiones. ¿Cómo ha sido este tiempo de rodaje del proyecto? Me imagino que es en directo donde la gente os ha podido catar mejor y donde veis y escucháis las reacciones.

– Sí, la verdad es que haciendo rock´n´roll en pleno 2018 sabes que eres como un bicho raro, ja, ja, ja. Pero es cierto: no vamos a hacer concesiones, y por eso trabajamos solamente bajo nuestra propia presión. En unos meses ya teníamos diez temas propios, y todos los temas tuvieron su oportunidad en el directo, que es donde más nos gusta estar. Es un tópico, pero somos animales de escenario, es la única manera de que esto funcione.

 

¿Con qué idea surgen las canciones? ¿Son tuyas y de Indy Tumbita? ¿Qué es lo que queríais tocar en las letras?

– Si, en eso somos muy clásicos. Indy se encarga de las músicas, y yo de las letras, aunque a veces cada uno aporte ideas al otro. Las letras son mi visión particular de la existencia, de este mundo en el que puedes vivir y disfrutar, o sufrir y desaparecer cuando menos te lo esperas, así de sencillo. Personalmente, no me gusta el chiste fácil cuando se trata de hacer rock´n´roll.

 

Veo que hay cierto humor en los textos, me imagino que consciente (el título, No sin mi chupa, ya es significativo), entre la chulería necesaria. ¿Lo pilla la gente? ¿Es necesaria esa válvula de escape para que las canciones no sean demasiado?

– Sí, hay cierta ironía en ello, sobre todo en el título del disco No sin mi chupa. Pensamos que siempre es bueno no tomarse en serio a uno mismo, o la imagen que la gente pueda tener de nosotros, una banda de rock´n´roll. El humor, si es ácido y no cae en el chiste fácil, es una buena arma de expresión.

 

Hubo una escapada a Londres para tocar. ¿Cómo fue aquel concierto? ¿Cómo se vivió allí vuestro puñetazo punk-rock?

– Fue algo sencillamente fantástico. Surgió gracias a Indy, a quien el productor del festival Garageland ya conocía de sus anteriores bolos en Inglaterra, con Thee Tumbitas y con Pussycats. Lo demás, vino rodado. Le enviamos nuestra maqueta, le contamos que en directo íbamos a incendiar Londres, y sin pensarlo dos veces, ¡aceptó! Hicimos un bolo de alta tensión, el público se lo pasó cojonudamente, y todos contentos.

 

¿Cómo es hoy tu percepción de tu etapa con Los Cafres?

– Fueron muy buenos tiempos, y aunque la aventura fue muy corta, pudimos dejar un puñado de canciones que todavía hoy suenan frescas e insolentes. Misión cumplida.

 

¿Crees que deberíais haber llegado a más gente, que deberíais haber grabado más discos?

– Bueno, era lo que iba a ocurrir; de hecho, DRO confiaba en nosotros para una larga carrera. Pero la desgracia se cruzó en nuestro camino y, para no extenderme, diré que Pablo Ramallo, el compositor de todas las músicas, fue machacado por el sistema y luego rematado por una esquizofrenia que todavía hoy padece. Fue demasiado duro para nosotros, y sin él decidimos no continuar.

 

¿Y aquellos años 80 en Vigo, cómo los viviste y cómo fue realmente estar allí en aquel momento?

– Fue una época explosiva, a todos los niveles. La música era algo muy importante en la sociedad, las drogas eran muy buenas, las chicas nos adoraban y, sobre todo, la industria discográfica suspiraba por cualquier grupo de Vigo. La ciudad era como una montaña rusa funcionando las 24 horas…

 

¿Entiendes Antonio Cafre y Los Traumáticos como una continuación de aquel proyecto, como una evolución o no quieres que se establezca una relación entre ambos?

– A veces lo he pensado y, a pesar de que uno evoluciona naturalmente con los años, la esencia se mantiene. Yo creo que en Traumáticos hago la música que haría con Los Cafres si hubiéramos continuado. Si, puede ser así.

 

Viviste una temporada entre Cuba y España, e incluso tienes un libro sobre tu experiencia, Cuba a lo cubano. ¿Cómo fue esa aventura y qué cuentas en el libro?

– Es algo largo para explicarlo aquí, y tampoco tiene mucha conexión con lo que estoy haciendo a nivel musical. La verdad es que siempre he viajado, desde muy joven, y Cuba siempre ha sido una atracción para los de mi generación, la revolución y eso de plantarle cara a los yanquis. Me casé con una persona allí y viví unos cuantos años en los que hice de todo. Cuando vuelva a reeditar el libro podréis tener una visión muy real de la vida en Cuba, y no como un turista, sino como un ciudadano más.

 

 

Has vivido en otros países como Brasil o Alemania. ¿Por qué acabaste allí y cómo fue tu experiencia?

– Después de la disolución de Los Cafres me quedé tan hecho polvo, que solo viajar podía volver a centrarme. Decidí tomar la pasta que había ganado en autores y, junto con la venta de un coche que tenía, me largué a viajar sin un plan establecido. Brasil fue algo muy intenso y, por momentos, muy peligroso, pero valió la pena. Europa me gusta por su historia, y ciudades como Ámsterdam, Londres o Berlín son lugares alucinantes que hay que patear.

 

Has recorrido bastantes lugares con tu cámara en mano, retratando lo que te encuentras. ¿Dónde te encuentras más a gusto y a dónde no te gustaría regresar?

– Es difícil de contestar. Viajando a un lugar violento puedes tener una respuesta positiva, y al contrario: te sientes a salvo en un lugar civilizado, y sin darte cuenta, acabas volando en pedazos mientras estás sentado en una terraza. En general, me siento a gusto en los lugares donde las personas son amables y no se sienten amenazados por tu presencia. Y no regresaría a un lugar donde no fuese bien recibido, pero no puedo concretar.

 

¿Qué es lo que aprendes de esos viajes, cómo te sirve en tu vida diaria?

– Viajar es algo fabuloso. Como dijo alguien una vez, viajar es vivir varias vidas al mismo tiempo. Es algo que te mantiene vivo, alerta, que te obliga a repensar tus prioridades. Es como un chute de adrenalina, al menos para mí.

 

Iniciaste otro proyecto al menos, Los Motores. Con ellos grabaste el primer disco, ¿no? ¿Por qué lo dejaste? Según tengo entendido, el grupo ha seguido adelante todos estos años con una línea más heavy.

– El tema de Los Motores (hoy se hacen llamar Motores) es una historia de envidias, celos  y, sobre todo, mezquindad. El primer disco lo compuse yo enteramente y también me encargué de la negociación con DRO. No me voy a extender: a partir de ese momento, el grupo empezó a subir, y la entrada de un manager ambicioso lo jodió todo. Convenció al resto de grupo de que un cantante y letrista no era necesario, y me expulsaron. La consecuencia fue que DRO rescindió el contrato y se quedaron en la calle… La vida te da palos, la vida te enseña.

 

¿Cuál fue tu participación y cómo te involucraste en la puesta en marcha de Def Con Dos?

– Por aquella época yo salía mucho de copas con Julián Hernández y nos flipaban los Beastie Boys y Aerosmith con Run DMC. En una de esas decisiones dirigidas por el alcohol y las ganas de juerga, decidimos montar un grupo de rap para beber gratis un par de noches. Se unieron a nosotros Peón Costas, Gonzalo López, Bernardo y Cesar Strawberry. Debutamos con un concierto salvaje en el Manco. Nos llamamos Fredy Krueger y los Masters del Universo. El resto está en los libros. Fue una aventura acojonante que siempre recordaré.

 

Trabajaste también como manager, productor y tuviste una tienda de discos. Cuéntanos de estas experiencias.

– Nunca he sabido estar quieto. Hubo una época, a principios del año 2000 que no tenía banda ni encontraba músicos con los que montar una, así que, por medio de un amigo, entré a formar parte de la vida de Kannon, que por aquella época empezaban. Me hice su manager y su sombra, y los llevé de la mano a tocar al Festimad, gracias a mi amistad con Álvaro Ruiz, el director. Personalmente, el trabajo de manager no es para mí: los músicos son todos unos cabrones egoístas, así que es mejor estar en el escenario, ja, ja.

 

¿Alguna más relacionada con la música?

– Me lo he pasado muy bien junto a Siniestro Total las veces que he cantado invitado por ellos. Son unos tipos a los que admiro y respeto muchísimo, y unos grandes bebedores de Mahou, durante años nuestro combustible. Junto a ellos formamos una banda de ska a finales de los noventa, que ellos bautizaron, con toda la coña, Antonio´s Machine, ¡un grupo de vida breve pero muy intensa!

 

¿Tienes también una galería de arte? ¿Y mantienes tu puesto de trabajo como técnico topográfico de la Xunta de Galicia?

– No, no es del todo cierto. Me gusta la pintura y el arte desde siempre, por educación familiar. Hace unos meses me puse a colaborar con una amiga que tuvo la valiente idea de montar una galería de arte en Vigo, y no pude decirle que no. En cuanto a mi trabajo, no podría responderte. Ni yo mismo lo tengo claro. Para mí lo primero es el rock´n´roll y los viajes y, mientras pueda hacerlo, es a lo que me dedico, es lo que me define.

 

Da la impresión de que pones el 100% de ti en todo. ¿De dónde sacas el tiempo y la energía?

– No creo que sea para tanto, sinceramente. Creo que me salva el no tener que preocuparme de hijos ni ex-mujeres. Tampoco me interesa el fútbol ni la mierda del toreo. Dedico mi tiempo y mi energía a lo que me gusta y para lo que creo que tengo algo de talento, pero no hago más que otros que se dedican a ello. Mientras pueda y haya personas que me acepten, adelante.

 

Me da la impresión de que Antonio Cafre y Los Traumáticos es, por fin, tu proyecto más sólido y con el que más ilusionado estás, ¿no?

– Totalmente. Esta es la mejor banda de rock´n´roll que he tenido desde Los Cafres, y no la voy a dejar escapar.

 

Supongo que te gustaría seguir bastante tiempo con él. ¿Con qué logros te darías por satisfecho?

– Me gustaría seguir haciendo buenas canciones, que perduren en el tiempo, y disfrutar tocando rock´n´roll por todas partes. Esto es lo más importante, y si es con Los Traumáticos, mucho, mucho mejor.

 

 

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