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MounQup, electrónica en la huerta

 

 

Camille Hèdouin, nacida en Francia y gallega de adopción, vive  en la montaña orensana, entre Celanova y Allariz, desde que acabó en Galicia con unos amigos con la idea de rehabilitar una aldea deshabitada llamada Saumede. Según nos cuenta, la experiencia ha sido complicada, ya que no hay mucha gente interesada en invertir en el proyecto, que es más cultural que de vivienda tipo comunidad. “La gente primero busca atender sus necesidades principales (comer, tener una casa y dinero y no organizar residencias artísticas o un festival de música ‘alternativa’. La cultura no es considerada como vital; a mí me parece que sí pero… En la asociación ha habido desilusión, traición, luchas de poder…  Marchó mucha gente y ahora poco a poco está llegando gente más seria y animada. Las cosas prometen ir a mejor”.

 

¿De dónde vienes en Francia? ¿Ya tenías inquietudes musicales allí?

– Soy de Nantes. Comencé a cantar a los 13 años con Mariah Carey, después descubrí el calimocho y canté en un grupo de ska-punk, luego folk con un amigo, electrónica con otro pero, por falta de confianza e apoyo, nunca intenté algo serio y preferí escuchar a mi madre e hice cinco años de Biología.

 

¿Cómo fue que te dio por hacer música en el Sur de Galicia?

– El hecho de ser de lejos de todo lo que conozco y, sobretodo, de tod@s los que me conocen, me permitió comenzar algo. Desde adolescente quise escaparme para lanzarme en la música pero no pudo ser por falta de confianza, apoyo y dinero para no preocuparme por comer. En Galicia tengo huerta y la vida es más barata.

 

¿Lo creas todo con el ordenador en casa? Tu primer álbum lo has grabado todo tú, ¿no?

– Trabajo instintivamente con lo que tengo: instrumentos para niños, un ordenador obsoleto, máquinas obsoletas… No escucho mucho mi trabajo antes de considerar que está acabado. Sí, lo grabé todo yo, y la mezcla y masterización la hizo César ‘el Pana’ (batería de Belöp).

 

Está claro que la influencia más evidente es Björk. ¿Es ella quien te cambió la vida desde el punto de vista musical?

– Escuché a Björk al final de mi adolescencia, pero no solo ella, sino también a Radiohead y Sigur Ros; fueron un trío importante en mi «maduración musical». Después llegaron otros muchos grupos.

 

A partir de ahí, hay otras influencias más o menos evidentes (Animal Collective, tUnE-yArDs, Grace Jones, The Knife…), pero estaría bien que nos dijeses tú cuáles para situar tu sonido e incluso aquellas que no se pueden apreciar tanto en tu música.

– La gente encuentra lo que quiere encontrar en mi música. Lo que escucho no se tiene que transmitir tan evidentemente. Hay unos filtros inevitables muy subjetivos que son, primero, mi cerebro y, después, el cerebro de la persona que escucha lo que hago. Técnicamente cualquier tipo de música me puede enseñar algo, hasta Julio Iglesias. No sabría definir mi música, hay cosas que me gustan, otras que no y hay cosas que quiero expresar, todo se mezcla y sale en la música. Es un desorden y estoy lejos de estar satisfecha, así que me espera mucho curro.

 

Veo elementos del jazz, del folk, de los cantos africanos… ¿Has escuchado también esas músicas?

          – ¡Claro! He escuchado metal, grindcore, cantos mongoles, pop comercialísimo como mi querida Mariah Carey, electrónica ‘dolor de cabeza’ como Autechre. Son muchas cosas y me llevaría mucho tiempo enumerarlo todo.

 

Creo apreciar en tu música un cierto humor, como en “TomatOLive” o en el vídeo “Horta”. ¿Es algo que buscas premeditadamente y con qué objetivo?

– Gracias por apreciarlo, ja, ja. Sin sentido del humor, ¿qué hacemos?

 

¿Hasta qué punto tus textos están relacionados con tu proyecto de vida, con tu día a día en el campo y la rehabilitación?

– Mis letras están directamente relacionadas con mi vida, con mi visión política. De hecho, cambié de la vida urbana al rural por razones políticas.

 

¿Te interesa más trabajar con la voz que con la instrumentación? ¿Cómo has visto la evolución de tu voz desde que empezaste a cantar?

– Me considero principalmente una vocalista. La voz es mi elemento musical de referencia. Fumar y beber (demasiado) alcohol no era lo mejor para mi voz, así que lo dejé.

 

También se aprecia que no pretendes destacar por encima de la música y que quieres meterla dentro de ella. ¿Es un proceso fácil?

– Es un proceso natural. Puede que por no tener formación académica no me parezca raro que haya más de una voz principal, por ejemplo. Estoy claramente condicionada por los códigos de la música occidental, pero me gusta no saber cómo deberían funcionar las cosas. Le da un sentimiento de libertad que me mola.

 

Cantas en gallego e inglés. Ninguna es tu lengua natal. ¿Te resulta natural? ¿Es más complicado o, al contrario, te da más libertad?

– Sí. Como dije, no controlar todo da libertad. No cantar en francés me permite olvidar mi lado racional, sentirme fuera de lo que ya conozco de mí, de mi cultura francesa. Pero últimamente deseo escribir en francés, a ver qué tal.

 

¿Quién forma la discográfica Molho que ha editado tu disco? ¿Es algo en lo que intervienes tú?

– Iago Corral es el apoyo que me faltaba, sobre todo psicológicamente, me deja libre. Hago lo que quiero y él confía en mí, es perfecto.

 

Creo que la idea es realizar actividades artísticas en Saumede. ¿Qué habéis hecho hasta ahora y qué ideas tenéis?

– Sí, actividades artísticas principalmente pero no solo eso. Hemos hecho talleres (eco construcción, permacultura, hilo de lana, plantas medicinales…), residencias artísticas de videos, ilustración, danza-teatro. Y cada año organizamos un festival de música principalmente con la crème de la crème de la música underground gallega (y no solo gallega). Hay buena movida en Galicia. Este sitio está abierto a colaboraciones: https://www.facebook.com/asociacionelpueblo/

 

 

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