Yacht Rock: A Dockumentary

Yacht Rock: A Dockumentary

Garret Price

(Max)

Asegura en este documental Kenny Loggins que al descubrir a Stevie Wonder pasó del folk a una síntesis de jazz suave y soul. O sea, un ejemplo claro del soft rock que acaparó las listas del 76 al 83. Esta cinta recoge perfectamente la importancia de los músicos de sesión en todos esos discos y canciones de éxito -de alguno se llega a decir que tocó en más de 5.000 discos-. También acierta al escoger como hilo conductor a los cómicos que en el 2005 crearon la etiqueta en una serie entre la ironía y el respeto. Menos creíble es su apuesta por músicos de color en ese selecto club -prácticamente inexistentes- y resulta clamoroso que no se haya planteado la ausencia de mujeres en esta historia.

El documental sorprende con revelaciones como la de que Christopher Cross financió su primer álbum vendiendo marihuana o que escribió “Ride Like the Wind” conduciendo por una autopista bajo los efectos del ácido -algo impensable bajo su siempre inocente apariencia-. Pero si hay algo que vale por toda la película -o, mejor dicho, que contradice todo lo expuesto anteriormente- es la única frase que aporta Donal Fagen. Son seis palabras -y hasta ahí leeremos-. Pero, ¡qué seis palabras!

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