PARQUET COURTS

Parquet Courts

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La conversación con Andrew Savage, guitarrista y vocalista de Parquet Courts, se inicia con cierto entusiasmo. Sin embargo, poco a poco va decayendo el interés. Se nota que detrás hay una persona inteligente, parte de un cuarteto que ha parido algunos de los discos más interesantes de los últimos años. Pero, también, que le motiva más crear su música que explicarla, y que el peaje que tiene que pagar por ello (hablar con entrevistadores de cualquier parte del mundo a los que ni siquiera conoce) no es lo suyo, que no está por revelar nada más que lo imprescindible.

Vuestro nuevo disco ha seguido un periplo itinerante en la grabación, pasando por dos estudios y acabando en una iglesia pentecostal al Norte de Nueva York, en la que ha trabajado también gente como The Breeders, Dinosaur Jr o The B-52’s. ¿Lo vivió el grupo como un proceso relajado?

– Desde luego que fue un proceso mucho más relajado que en anteriores ocasiones porque tuvimos mucho más tiempo para trabajar en las canciones del álbum. Empezamos con dos sesiones al Oeste de Massachussets, después continuamos en el Loft de Wilco en Chicago y, finalmente, invertimos tres semanas en la antigua iglesia de Dreamland, que ahora se utiliza como estudio, donde se grabó la mayor parte del álbum. Es mucho tiempo para grabar un disco, especialmente para lo que estamos acostumbrados. No es que fuese un proceso de grabación en alta fidelidad y de una producción espectacular, eternizada, pero tampoco sentimos la presión de trabajar sin descanso durante horas y horas. De todas formas, puede que ‘relajado’ no sea la palabra más adecuada para describir una situación en la que estás totalmente concentrado en grabar y pensando en el disco todo el día. Yo no usaría ese término, aunque está claro que no teníamos el estrés de una fecha límite.

 

El disco se hizo inmediatamente después de completar vuestra última gira, sin descansar, y fue producido por vuestro guitarrista y cantante Austin Brown. ¿Hasta qué punto ayudan ambas cosas?

– En concreto, Austin fue quien mezcló el álbum; todos participamos en cierta forma a la hora de producirlo. Sí que ayuda bastante que quien haga ese trabajo tenga una relación tan cercana con las canciones. Esa siempre ha sido siempre la filosofía del grupo: yo me encargo de la parte artística y todos hacemos algo más que simplemente tocar nuestros instrumentos en el grupo.

 

¿Había alguna idea previa de cómo queríais que fuese este disco antes de entrar en el estudio o sobre cómo grabarlo?

– Buena parte fue escrito en el estudio aunque era mayor la parte que teníamos previamente. En este caso se dio una situación distinta a los anteriores discos: en lugar de fijar de antemano entre todos qué tipo de sonido queríamos conseguir, lo que hicimos fue trabajar simplemente con lo que iba saliendo, sin ideas preconcebidas. Además, teníamos mucho material donde escoger, más del doble de lo que acabamos incluyendo en el disco. Favorecimos un ambiente en el que todos podíamos hacer lo que quisiéramos, sin tabúes, animándonos entre todos a explorar las ideas que aparecían. No tuvimos tiempo realmente a hablar y fijar nada, simplemente compusimos las canciones y las registramos.

 

¿Se podría decir que en esta ocasión, a diferencia de anteriores trabajos, hay un poco de todo lo explorado hasta ahora por el grupo en pasos previos?

            – Ciertamente, pero al mismo tiempo hay cosas e ideas nuevas. Por ejemplo, hay nuevos instrumentos (marimba, timbales…) y más teclados que nunca.

 

Human Performace aparece pocos meses después que el EP en gran parte instrumental, y menos accesible a priori, Monastic Living. Podría ser tomado como una reacción al mismo aunque tampoco hay razón para verlo así porque las canciones parten de las mismas sesiones.

– Sí, con tantas canciones como iban apareciendo optamos por separarlas en esos dos discos y también dejamos otras fuera. Hasta ahora no hemos decidido lo que haremos con el resto. Está claro que en algún momento acabarán viendo la luz, pero por ahora no hay nada claro.

Monastic Living fue vuestro primer lanzamiento con Rough Trade, así que da la impresión de que realmente no están interfiriendo en vuestro trabajo.

– La verdad es que nos dejan hacer lo que queremos.

 

¿Habéis sentido Human Performance como algo más personal? Las canciones parecen hablar al oyente, e imagino que a vosotros como compositores, en un plano tanto emocional como intelectual.

– Son canciones personales en las que, al menos en mi caso concreto, muestro mi lado más vulnerable. El proceso de escribir y grabar este disco fue, para mí, un enfrentamiento bastante incómodo con mis propias emociones. No creo que haya explorado esas emociones plenamente en mi vida de una forma artística o de cualquier otra manera.

 

Ser más transparente que antes, ¿es algo que se vuelve más fácil a medida que uno envejece, con lo que se puede sentir mayor seguridad?

– No, no más fácil, para nada. Los textos de este álbum han sido los más difíciles de escribir hasta ahora para nosotros. Son y parecen transparentes porque así era como sentía que debía expresarme, como necesitaba expresarme en ese momento. Necesitaba decir las cosas de una forma más directa y primaria. Supongo que sí me siento un poco más confiado a la hora de hacer letras así, pero también debería decirle a la gente que no se acostumbre a ello demasiado.

Y a la hora de cantarlas, ¿te sientes más expuesto frente al público?

– Estoy haciéndome a la idea.

 

Dado que los cuatro habéis contribuido con canciones al disco, ¿hay algún concepto en común entre lo que todos aportasteis? Puede que no fuese algo preconcebido de antemano pero que hayáis descubierto después o, incluso, a la hora de seleccionar las canciones que irían en el disco.

– Fue una discusión entre todos bastante importante, porque había mucho donde escoger. Fue complicado llegar a decidirlo. Más o menos, a medida que avanzábamos, nos dimos cuenta de que las canciones iban yendo en una dirección similar, así que lo que hicimos fue escoger aquellas que encajaban en esa idea.

 

¿Cómo lo podríamos describir? ¿La relación entre lo que uno ofrece a los demás y la autenticidad? ¿Cómo reflejar la vida de hoy en día en las canciones? ¿Las ansiedades de la vida actual y cómo la tecnología nos ha cambiado?

– Sí, esa es básicamente la idea: el amplio espectro de la interpretación que hemos seguido durante nuestras vidas, desde que nos enfrentamos al público.

 

De las canciones en el álbum, ¿hay alguna de la que os sintáis más orgullosos, una que resuma mejor esta idea?

– Sí… Déjame pensar… (larga pausa). El concepto del disco puede estar representado por… una canción como… “Outsider”… O, tal vez, “No Man No City”…

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¿Ha cambiado vuestro impulso creativo con los años? ¿Cómo se refleja en las canciones?

– Sí, cierto, es como el impulso sexual que puedas sentir, que también va cambiando con los años. Hasta cierto punto es similar: tienes que buscar nuevas formas en las que hacer que sea excitante cada vez.

 

¿Cuándo sabéis que una canción está finalizada? Me refiero al proceso de componer y, también, a la grabación.

– Llega un momento en el que te tienes que alejar y coger una cierta distancia con ellas, dejarlas reposar, e incluso así no está del todo claro. Quedan descansando unos días y luego volvemos a escucharlas para saber qué hacer, si se quedan en ese formato definitivamente o volvemos a intentar algo con ellas. Hay canciones en este álbum con las que no lo tuvimos claro. Por ejemplo, “Human Performance” la grabamos cuatro veces, lo que es mucho más de lo que habíamos hecho antes con cualquier otro tema nuestro. Pero en algún instante tienes que decidir que ya es suficiente porque debes ponerte a trabajar en otras canciones.

 

Después de seis años, cinco discos de larga duración, un álbum en directo, dos EPs y un montón de conciertos, ¿os sentís más seguros ahora? ¿La experiencia hace que sea más fácil escribir y grabar una canción o puede convertirse en un obstáculo?

– No creo que componer canciones sea fácil. Y no importa cuántas hayas escrito o cuánta experiencia tengas. Siempre es un reto. En mi caso concreto, intento no pensar demasiado en el pasado, en lo que he hecho, a la hora de escribir; intento siempre mirar hacia adelante. Creo que es un error si intentas tomar demasiado de tu propio pasado porque entonces empiezas a estar anclado a él.

 

Cuantos más más recursos se tienen, más fácil es acabar malgastando el tiempo en el estudio, dejándose llevar por la técnica. ¿Alguna vez habéis sentido eso, o intentáis conscientemente tratar de terminar las canciones tan pronto como sea posible para tratar de capturar el primer impacto?

– Esa es justo la forma en la que me gusta hacer las cosas, aunque hay excepciones como la ya comentada “Human Performance”, con la que nos encontrábamos insatisfechos una y otra vez. Lo primero que hay que tener en cuenta cuando escribes un tema rock, y eso es algo que tengo por norma, es que no hay que darle muchas vueltas, no hay que pensarlo demasiado.

 

¿Dirías que vuestra principal evolución ha sido pasar de un cierto hardcore de vuestros inicios a la melodía, aunque conservando vuestra personalidad al mismo tiempo?

– Este disco en concreto es el que más importancia le hemos dado a la melodía, sin duda alguna.

 

¿Dónde se entiende mejor vuestra música? ¿Dónde conseguís mejores reacciones?

– ¿La mejor respuesta? Ummm… Déjame pensar… Las mejores reacciones las hemos tenido en Chicago, Colombus (Ohio), Austin … Toronto siempre ha sido fantástico, Nueva York siempre nos ha ido bien … No sé, la gente te sorprende en todos lados. La última vez que tocamos en España fue en la Sala Apolo de Barcelona, y desde luego que fue uno de los mejores conciertos de nuestra historia, con una de las audiencias más entusiastas que hemos tenido. Así que te puedes imaginar las ganas que tenemos de volver.

 

Por último, ¿cuál es el mayor motivo de orgullo de lo que habéis conseguido en estos seis años y cinco álbumes?

– No creo que pueda resaltar un hecho solo, algo aislado, pero sí que después de seis años y cinco discos todavía estemos juntos y seamos amigos… Es lo que más me satisface, porque en este mundo es difícil que cuatro personas se sigan llevando bien después de pasar tanto tiempo en común. Tienes que recordar que The Beatles fue un grupo especialmente entre 1962 y 1969, solo siete años. Si consigues que un grupo se mantenga unos seis años, como nosotros, es por lo menos para sentirse orgulloso por ello.

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