CAMPUS GALICIA ENTREVISTA THE CURE

The Cure, siniestra despedida

 

cure1

Robert Smith entra en el siglo XXI amenazando con una despedida de uno de los grupos más grandes surgidos con el punk, The Cure. Más de veinte años le contemplan desde que dio a la luz Three Imaginary Boys. Si para dejarnos nos legase un disco como Wild Mood Sings, del 97, tal vez el peor de su historia, no le diríamos nada. Pero si lo que sirve de epitafio tiene que ser Bloodflowers –más en la línea de Disintegration y no tanto en la de Pornography, por mucho que intente convencernos-, entonces siempre suspiraremos por más. Por lo de pronto, ya anuncia disco en solitario y, una vez que ha dejado atrás el sufrimiento de su disco más oscuro en una década, y que acabó graban el solo, no le parece ya tan impensable una reunión del grupo más adelante. ¡Qué más da, si todo es producto de su creatividad!

– Parece que The Cure han tenido influencia en más grupos de los que se podría pensar, incluso en bandas tan distintas aparentemente como Mogwai. Sin embargo, tengo entendido que el flujo es mutuo.

– La primera vez que escuché Young Team, el disco de debut de Mogwai, hace ahora tres años, pensé que me gustaría hacer algo que tuviera el poder y la fuerza que tiene ese disco. Creo que Mogwai tienen una gran deuda hacia lo que The Cure han estado haciendo todos estos años, y yo les debo a ellos haber despertado en mí de nuevo la idea de lo que puedes conseguir si llevas una idea simple al extremo.

– Se habla de que éste podría ser tu despedida y que por eso has buscado un disco del que sentirte orgulloso, en la línea de los Cure más densos y clásicos.

– Éste es uno de los tres discos que siempre se van a considerar clásicos en la historia de The Cure, junto a Pornography y Disintegration. Acepto que se diga que The Cure tiene un sonido y que este disco es el sonido de The Cure. La diferencia está, y ahora sí me gusta la idea, en que sabes que se trata de The Cure en los primeros 30 segundos del disco. Y eso es todo un testimonio y testamento de los que hemos conseguido. En cuanto al resto, por lo de ahora me voy a decidir por fin a publicar mi disco en solitario y, después, a pesar de todo lo que se ha dicho, tal vez nos volvamos a encontrar para una nueva grabación. Al menos no me parece tan mala idea como hace unos meses.

– ¿Has conseguido con este disco el sonido que siempre habías querido?

– Los dos grupos en los que siempre quise estar al principio eran Siouxsie and The Banshees, con los que más tarde estuve durante una temporada como guitarrista, yThe Buzzcocks. Me gustaban mucho las melodías de The Buzzcocks, mientras que lo bueno de Siouxsie and The Banshees era su gran muro de sonido, que nunca había escuchado antes. Así que mi ambición desde entonces ha sido unir ambos.

– Parece mentira que, en años de mercantilismo como los que vivimos, hayas permanecido fiel a tu sello de siempre hasta hoy, con la edición de Bloodflowers.

– Al principio había un sello que quiso ficharnos, Hansa, que tenían en su catálogo a Boney M y Donna Summer, así que no nos interesó demasiado. Grabamos con ellos “Killing An Arab”, pero no lo editaron por entender que era racista. Chris Parry, quien ya había fichado a The Jam y Siouxsie and The Banshees para Polydor, se interesó y nos fuimos con él. A los pocos meses lo despidieron y montó su propio sello, Fiction. Desde entonces estamos con él.

Pornography, que tú consideras antecedente directo de Bloodflowers era mucho más oscuro y difícil que éste o que Disintegration. ¿Qué pasaba entonces por tu cabeza?

– Al grabar los primeros discos yo escuchaba mucho Low de David Bowie, Five Leaves Left de Nick Drake, Isle Of Wight de Jimi Hendrix y Astral Weeks de Van Morrison. Quería que The Cure fuera como un híbrido de los cuatro. Pero el hecho de que la gente no se interesase demasiado me sirvió bastante, porque me puso a hacer algo completamente diferente. Cuando tenía 21 años me sentía realmente viejo, mucho más que ahora. No tenía esperanza por el futuro. Sentía que la vida no tenía sentido y no tenía fe en nada. En los dos años siguientes sentía que no iba a durar mucho más, y traté por todos los medios de que así fuera. Todo eso cobró más importancia el día que Ian Curtis de Joy Division se suicidó. Sabía que a The Cure, en comparación, se les consideraba falsos y sabía que para conseguir un álbum convincente me tendría que matar. Si quería que la gente aceptase lo que hacía, iba a tener que dar el último paso. Quería que Pornography sonase inescuchable. Creía que era la culminación de todo lo que había estado haciendo desde que dejara la escuela. Pensaba que era mi gran momento y que mientras lo hacía iba a morir.

– ¿Tú también has quedado máscontento de esta canción que del resto o tienes otra favorita?

– Me gustó mucho como quedaron todas las canciones en general. Cada una tiene sus encantos, pero si he de elegir una favorita me quedo con la que cierra el disco, «Aprés la pluie».

– Supongo que por ello, en contraste, llegaron los años pop de The Cure a continuación, aquellos que hicieron que llegaseis a un mayor público y que casi te convirtieron en una caricatura de ti mismo.

– Había visto el lado más desagradable de mí mismo. Había visto lo vil que podía llegar a ser y al mismo tiempo me dí cuenta de que no tenía que ser así. Así que decidí componer canciones que destruyesen el mito de The Cure y que al mismo tiempo volviesen locos a todos los que empezaban a rodearnos.

PRIMAL SCREAM

Primal Scream, acción directa

         Xtrmntr, así, sin vocales, es el nuevo disco de Primal Scream, el primer gran disco del siglo XXI. Tan grande que hasta oscurece el brillo obtenido por Screamadelica hace ahora una década. Parece mentira, pero son tipos que rondan los 40 años los que se atreven con el disco de actitud más punk de los últimos tiempos, tal y como reconocía hace poco el propio Joe Strummer. No lo es por su música, pero sí por lograr un sonido nuevo, duro, de atmósferas irrespirables, a base de regurgitar toda la historia del rock en sus canciones y, sobre todo, por huir de convencionalismos en los textos al denunciar la economía global dominada por las grandes multinacionales y a los pretendidos gobiernos de izquierdas y de derechas, que en tan poco se diferencian. Leer más

MACY GRAY

Macy Gray, voz de diosas

 

            La voz de Macy Gray es algo único. Puede ser tan íntima como algo que sucede en las altas horas de la madrugada o tan emocionante como una discoteca llena de gente. Encantadora y dulce en un tema, violenta y áspera en otro. La comparación más obvia es la Billie Holliday de postguerra, pero también hay rastros de otras cantantes populares y legendarias: Betty Davis, Nina Simone, Karen Dalton, Abbey Lincoln. Pero al final Macy Gray no suena a nadie más que a ella misma en cualquiera de las canciones de su álbum debut On How Life ls. Leer más

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA RADIOHEAD

Radiohead, angustia vital

RADIOHEAD

OK Computer puede ser considerado ya como el disco más influyente de los 90 en las nuevas generaciones. Darle continuidad no era fácil, y la banda de Tom Yorke, después de un bloqueo creativo y de sufrir por primera vez la angustia existencial, se han decidido por sonidos atmosféricos, sin melodías concretas y con textos nada apegados a los sentimientos. De cualquier forma, para quien eche de menos a los Radiohead de antes, ya hay prometido disco inmediato tras este Kid A.

– La primera sorpresa de Kid A es que no tiene canciones rock…

– Parece que la música ha llegado a un punto en el que todo el mundo tiene el derecho a encaminarse hacia donde quiera. Y no hablo de una carrera o de un disco, sino también de una canción o incluso diez segundos. Así es como escucho música ahora. Ya no quiero ser parte de un grupo de rock.

– ¿Fue distinto el proceso de grabación esta vez?

– No se trataba de querer progresar, sino de que no teníamos conexión alguna con lo que habíamos hecho antes. Lo que escuchamos en nuestras cabezas es algo fragmentado, como un paisaje. Bueno, más bien me refiero al trabajo artístico, para que no parezca algo de rock progresivo. No se trata de hablar de personas, sino de objetos a los que no te sientes unido emocionalmente. Considero que es un disco insensible. No trata de atraerte y las voces son como una gramática de ruidos.

– Es interesante escuchar que no tiene relación con lo de antes. Suena como si Radiohead se hubiesen liberado de todas sus ataduras e intentaran comenzar una nueva…

– … ¿fase? Incluso pensé en cambiar el nombre del grupo. ¡De verdad!No quería que respondiese a nuestro anterior trabajo. Emocionalmente, tuve más que suficiente. Quería ponerle punto y final. Pero más tarde pensé que sería muy cómodo. Me preocupa que la gente piense que se trata de un paso adelante. No, lo que se trata es de representar lo que escuchas cuando te acuestas, cuando te levantas, cuando conduces, cuando caminas. Después viene una larga y frustrante batalla para reproducirlo y que la gente lo pueda oír. Lo que intentamos es empezar de nuevo, no tener que vivir con el mito de qué y quién eres.

– También suena como la nada, lo que queda después de que todo ha desaparecido…

– Es como caminar durante mucho tiempo, y en un momento dado tu cerebro se queda vacío.

– ¿Qué opinarías si te digo que es un disco para vivir dentro?

– Exactamente. Es la mejor definición que he escuchado.

– ¿Por qué, si ahora renegáis de ellas, siguen siendo las guitarras el principal instrumento en directo?

– Era un reto excitante, de alguna manera. Cuando empezamos a grabar pensábamos que, hiciéramos lo que hiciéramos, tendríamos que reescribirlo para tocarlo en directo. Así que iniciamos la gira sin saber qué hacer. Tuvimos que averiguarlo,y ésa es la razón para usar guitarras.

– Se habla ya de la inminente edición de otro disco.

– A muchas de las otras canciones compuestas les tenemos un gran afecto y nos gusta la idea de que parece que, por su sonido, vienen de otra esfera, lo que es extraño. Fueron en dos direcciones distintas y tuvimos que elegir. Así que nos reservamos nuestro juicio y no sé si será un disco completo.

Kid A es muy coherente musicalmente. ¿Dirías lo mismo de los textos?

– Mucho menos que antes, pero yo no soy el mejor para decirlo. Esta vez tuve una relación diferente con las letras. Son como pequeños trozos de un espejo, trozos rotos, a los que no me siento próximo… Tenían sentido cuando aparecieron y cuando las canto en directo. Pero no estoy intentando decir nada concreto.

– De todas formas, canciones como “In Limbo”, “Optimistic” o “Idioteque” parecen influenciadas por eventos atroces.

– Si soy honesto, ésa es la razón por la que estuve bloqueado durante dos años: pensaba que no podía escribir sobre esas cosas y hacerles justicia.

– Tenéis más independencia creativa que nunca…

– ¡Mejor será que sea cierto!

– ¿Te sientes en paz contigo mismo?

– ¿En paz? Sí, ya no me odio tanto como solía, lo que es algo extra, de verdad. Porque aquello no podía durar mucho sin que acabara por destruirme.

– ¿Crees que el rock está todavía en sus primeros pasos?

– Espero que ésta sea la última vez en que a músicos de rock se les permita comportarse como imbéciles y salir indemnes. Deberían irse a casa, buscarse una vida y escuchar algo distinto. Aunque tal vez no sea justo, ya que paso de los 30. Cuando acabé OK Computer no sentía ninguna conexión más con aquella clase de rabia emocional. No tuve ninguna clase de sentimientos durante un largo tiempo. La emoción más pura en esos tres años y medio fue, probablemente, que había acabado el disco, el logro, la felicidad. Todo lo demás había sido un lío y era como poner los trozos juntos de nuevo. Para Kid A sentía el miedo de la posibilidad de morir, de saber que no soy inmortal, algo a lo que llegas a mi edad. Tengo una casa en la costa y solía pasarme el día caminando y no sentía nada. Es algo muy raro, aunque cuando te sientas y hablas de ello suena como una solemne estupidez. 

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA TEENAGE FANCLUB

Teenage Fanclub, armonías perfectas

TeenageFanclub

Bajo un prisma genuinamente escocés, el grupo Teenage Fanclub lleva ya una década firmando esbeltas canciones poperas de vocación clásica, impecables composiciones de guitarras amables y melodías primorosamente ensambladas, sin perder de vista redundantes y gloriosas referencias de un santuario ineludible del que forman parte artistas clásicos como los Byrds, los Big Star de Alex Chilton, el Beach Boy Brian Wilson, Neil Young o los propios Beatles.

Asentados, al igual que los fab four de Lennon y McCartney, como una entente cordial y madura de compositores y cantantes, los de Glasgow han abundado en su fórmula de probados resultados -que se lo digan a sus paisanos Travis- y han vuelto con un disco titulado Howdy! (hola en trasnochado slang coloquial americano).

– Con este disco cerráis diez años de andadura y habéis recuperado a vuestro primer batería. ¿Volvéis de alguna manera a comenzar de nuevo?

– Sí, en realidad lo es. Sentimos una nueva vitalidad. Al hacer el último disco tuvimos algunas problemas con nuestro anterior batería Paul Quinn, que quería hacer otras cosas. Hemos vuelto con Francis McDonald y nuestros primeros conciertos fueron muy bien. Por ejemplo en el Santi-Rock de Galicia. Aunque había mucha gente, era el primero con Francis y fue un poco impresionante para él. Pero ha sido muy excitante volver a recuperar después de diez años la formación original.

– También ha desaparecido vuestra discográfica Creation. ¿Por eso habéis tardado tres años en volver a grabar?

– En parte sí. También e estuvimos bastante tiempo de gira con el último álbum. Y nos tomamos algo de tiempo libre para cambiar de casa. Hace un año nos metimos en el estudio seis semanas y, después de escuchar lo que habíamos hecho, tres semanas más. Fue entonces cuando Alan McGee, nuestro editor, nos contó que iba a poner fin a Creation. Nos pasamos seis semanas mezclando y le mostramos el disco a Columbia que, como propietaria del 49% de Creation, tenía preferencia. Por suerte se decidieron a sacarlo.

– Sois definitivamente un trío.

– Tenemos algunos instrumentistas de apoyo para el directo y los discos, pero sí que somos un trío de compositores, tres personas que trabajan de igual a igual. Francis McDonald toca con nosotros en directo, pero no va a ser un miembro permanente porque él tiene sus propios proyectos con su sello discográfico.

– No resulta fácil distinguir las composiciones de cada uno ¿Cuáles son vuestras señas de identidad?

– Aunque nosotros acreditamos los temas, la gente suele jugar a adivinar qué tema cantamos cada cual. Cada uno tenemos nuestra personalidad como compositores, pero cuando ensayamos evolucionamos a partir de una idea básica. También hacemos todos armonías y eso da un carácter unificador. Pero cada uno tenemos nuestra perspectiva. Raymond escribe sobre chicas partiendo de un acorde a una idea vocal. Yo supongo que trabajo más la melodía y los acordes, y las letras son un poco personales. Gerard está entre los dos.

– Mucha gente cree que hacéis la misma hermosa canción una y otra vez.

– Aunque no lo veo como una crítica, no creo que lo hagamos. Si escuchas nuestros discos con detenimiento verás que evolucionamos. Claro que no somos una de esas bandas que se pone al día utilizando electrónica, pero a nuestra manera también cambiamos un poco disco a disco. Creo que eso es mejor a lo que hace gente como Bowie que cambian continuamente y sólo muy de vez en cuando hace un disco verdaderamente bueno.

– ¿Que aporta este disco respecto a los anteriores?

– Es difícil de decir: seguimos buscando la melodía perfecta, pero hemos trabajado más los arreglos y la estructura dinámica de las canciones Hemos usado cuatro baterías distintas y añadido algunos loops que no son habituales en nosotros. La estructura de temas como “Dumb, Dumb, Dumb” es bastante inusual en nuestra carrera. La melodía está cantada a contrarritmo.

– Se os ha relacionado con el noise y el brit pop, dos escenas con las que no tenéis demasiado que ver.

– Sí, incluso con el grunge cuando giramos con Nirvana. Hemos tocado también con bandas amigas como Sonic Youth. No es nuestra música, pero compartimos aspiraciones, actitud y el deseo de hacer canciones al margen de escenas, modas y presiones de las discográficas.

– Vuestras referencias musicales vienen de los sesenta. ¿No os gustan bandas contemporáneas?

– Ésa es otra cosa que se dice: la gente tiene una percepción de nosotros como si fuéramos una banda muy influenciada por los Beach Boys y los Beatles, pero nos gustan también bandas muy contemporáneas como Gorky’s Zigotic Mynci, o los Folk Implosion de Lou Barlow Acabo de comprar el disco de Daniel Johnson, que me parece muy bueno.

Xavier Valiño

1 1.330 1.331 1.332 1.333 1.334 1.401