MOONLIGHT

Moonlight

Barry Jenkins (A24)

 

El efecto boicot de los profesionales afroamericanos a la edición de los premios Óscar del año pasado parece que tuvo su efecto. Aunque este año desapareció de la lucha por las nominaciones El nacimiento de una nación después de resurgir un antiguo caso de violación de su director, tres cintas de profesionales de color que estuvieron en la recta final: Fences, Figuras ocultas y Moonlight.

 

Tal vez el trabajo de Denzel Washington en la primera sea más completo y complejo, pero Moonlight intenta al menos ser distinta al tratar la homosexualidad de un negro, en lo que se presenta como un precedente (aunque se olvidan de El juego de las lágrimas). En cualquier caso, no se puede obviar Moonlight (titulada así porque, dicen, los chicos negros parecen azules bajo la luz de la luna), un film de descubrimiento de la sexualidad en un ambiente familiar turbulento.

 

Estructurada en tres episodios –infancia, adolescencia y madurez del protagonista en las calles de Miami–, lo más brillante se halla en sus 20 minutos finales, el reencuentro de dos de los personajes en un tour de forcé magnético entre dos actores que eleva la envergadura de una película que cuenta, entre otros, con la cantante Janelle Monáe y el actor Mahershala Ali (House of Cards).

 

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