CAMPUS GALICIA ENTREVISTA FLACO JIMENEZ

ENTREVISTAS 2002

Flaco Jiménez, acordeonista multicolor

Acordeonista de primera línea, de figura escuálida. Artista emblemático y seminal del movimiento musical del sur de Texas, el tex-mex, aunque también toca rock, pop, blues, jazz, rancheras… Ganador de cinco premios Grammy. Alma de grupos como Los Caporales, Texas Tornados y Los Super Seven. Con su acordeón ha estado en escenarios de América, Europa y Asia. Ha colaborado con Linda Ronstadt, Emmylou Harris, Stephen Stills, Los Lobos y The Rolling Stones. Su nombre de pila es Leonardo Jiménez, mejor conocido como El Flaco… El Flaco Jiménez. Esta semana pasea su arte en una única actuación en Galicia.

– ¿Cuál considera que es su mayor logro?

– Hago música que le llega a la gente. Siempre que toco una nota lo hago con el corazón, por eso le llega al alma. Cuando llego a un sitio por primera vez, tengo mucho interés en ir a mostrar la música tejana en esos sitios.

– ¿Qué recuerda de sus inicios?

– Cuando yo empecé era cuando empezaba el rock’n’roll –Elvis Presley, Buddy Holly…- Yo era un adolescente, pero como crecimos con la música del tex-mex, no pensábamos que un día iba a llegar la ocasión de mezclar lo tejano con diferentes músicas. Yo no sabía que era eso del rock’n’roll, no me interesaba mucho, pero luego a través de mi carrera he grabado con muchos músicos de rock.

– ¿Qué hay de autobiográfico en las letras de sus canciones?

– Bueno, hay algunas historias que, cómo no, son reales. Un buen compositor sabe acomodar muy bien la ficción y lo que de verdad sucedió para que parezca la pura verdad. Grabé hace tiempo una canción, "Una Sombra", que la hicimos tan sentimental que parecía que era la realidad, y luego la gente cuando me encontraba en la calle decía: "¡Cómo siento que se murió tu mujer!"… ¡Ja, ja, ja!

– Siempre ha demostrado una gran versatilidad, curiosidad estilística e interés por tocar con gente diversa, al tiempo que se ha mantenido fiel a la esencia del folklore tejano. Partners (1992) es uno de sus mejores discos, en el que le acompañan Dwight Yoakam, Emmylou Harris, Ry Cooder, John Hiatt, Linda Rondstant, Los Lobos, etc.

– Así es, y también me encanta tocar con ellos. Hablas con toda esa gente y te parece que los conoces de hace treinta años. Te sientes bien porque todos somos iguales, como una gran familia… ¿Tomamos una cervesita o algo? Y así salen más las verdades… O así salen más las mentiras.

– ¿En qué consistirá su concierto en Galicia?

– Vamos a tratar de ser versátiles, tocando canciones de nuestro repertorio, de otros artistas, cambiar ritmos como de la canción ranchera, el bolero, el blues y el country o lo que se nos venga a la mente, para tratar de complacer a nuestro público, tanto al que ha oído algo de nosotros como al que me va a escuchar por primera vez.

– ¿Cómo transcurre su vida cuando no está metido en la música?

– Tengo ocho razones, mis hijos, y les pongo mucha atención. También disfruto de mi pasatiempo principal: tengo un taller para reparar acordeones en mi casa en San Antonio, y me divierto mucho porque me gusta afinar… y desafinar.

– ¿Tiene algún enigma o particularidad con su acordeón?

– Vengo de raíces de acordeonistas, de mi abuelo a mi papá, Santiago Jiménez. Eso ya lo trae uno de nacimiento. Yo lo aprendí a tocar desde chamaco, viendo cómo lo hacía mi abuelo y mi papá, ¿me entiendes? El acordeón es un instrumento alegre y versátil, ¿verdad? En aquellos tiempos se usaba nada más que para la redoba y la polka, para músicas añejas. Hoy el acordeón se acopla en muchas cosas progresivas. Ahorita un chamaco de seis o siete años ya sabe de todo en el acordeón.

– ¿Qué cambia al tocar country, rock, tex mex, jazz con el acordeón?

– En parte sí son las mismas técnicas. Un rock o una ranchera tiene sus diferentes ritmos para poder acoplarte con diferentes músicas, así que hay diferentes maneras de meterse para que se escuche todo bien combinado. No hay límites para un buen músico en general.

– ¿Cómo lo combina El Flaco Jiménez?

– Pues, ha sido sobre todo por ideas que se me vienen a la mente y también escuchando diferentes clases de músicas. Uno agarra ideas de diferentes estilos de tocar; es como un rompecabezas, ¿verdad? Todo está completo, pero falta un pedacito ahí y ese pedacito si acaso lo puede uno hallar, por ahí lo planta y se hace todo el rompecabezas.

– ¿Qué escucha últimamente?

– Durante el día me pongo a trabajar en proyectos distintos. Naturalmente que sí me doy tiempo en escuchar diferentes emisoras de radio, no me quedo en un sólo género. Paso del country al blues, del rock a la música tejana: en la variedad está el gusto. En tantos años he juntado mucha música y a veces me gusta desempolvar algunos viejos discos.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON PEARL JAM

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON PEARL JAM

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ENTREVISTAS 1998


Pearl Jam, el precio de la fama

 

 

¿Es la estrofa del nuevo disco que dice ‘no intento marcar las diferencias, de ninguna manera’ la que marca su espíritu?

– Seguramente estoy pidiendo algo con intención de devorarlo inmediatamente. Me asombra que la gente, sobre todo con el primer disco, pudieran sentir lo que allí había como algo tan cercano. Fue una sorpresa entonces y lo es ahora. No quiero que la gente piense que me traen a casa algún tipo de estudio demográfico de los que tomo los grandes temas de hoy en día para dejar claro que puedo componer canciones.  

 

¿Cómo se lleva la reputación de inestable, pesimista y malhumorado que te ponen en tantos artículos?

– No me importa lo de taciturno e inestable, pero lo que me molesta es lo de lo de desagradecido, ya que lo siempre quise es hacer música. El resto no me importa porque significa que la gente me deja solo.

 

¿Eso incluye necesariamente despreciar todo tipo de promoción, incluso ahora?

– Nosotros hemos tenido la suerte de dictar nuestra propia definición de nuestro trabajo, y esa definición se resume en una sola idea: hacer música. Y después de eso, para el resto de las cosas no ponemos tanto entusiasmo. Es difícil sentirse inspirado por todas las otras cosas como las ceremonias de entregas de premios o ser entrevistado todos los días. Algunas experiencias pueden ser buenas, pero eso de venderte cada día como si fueras parte de un circo ambulante… Tenemos la suerte de no tener que hacerlo. Y ha salvaguardado nuestra salud, eso está claro.

 

¿Entonces no estás enfadado por lo que se ha escrito sobre vosotros en el pasado?

– La verdad es que no estoy enfadado por algo tan trivial. Mis pensamientos van encaminados hacia cosas más importantes, ninguna de las cuales tiene que ver con la música. Pero, si por casualidad tropiezo con algo que me ha molestado en el pasado, como cuando hago limpieza de cajones, me resulta interesante. Guardo los artículos negativos porque me hacen gracia. Y, a medida que voy aprendiendo sobre cosas más importantes, todo lo demás se vuelve tan pequeño que llega a un punto en el que no existe en absoluto.

 

Habéis pasado en dos años de Vs. -Contra- a Yield -Ceder el paso-. ¿Tiene eso que ver con las cosas más profundas en las que piensas o con alguna clase de renacer espiritual?

– Es cierto, no había reparado, pero parece que tiene un cierto sentido. Aunque he estado pensando más en… Hay… He estado leyendo mucho… No me importa hablar de la espiritualidad en las canciones, pero hacerlo en una entrevista, sobre todo si va a ser publicada… No puedo ni escoger las cosas que se van a destacar de lo que pueda decir, así que me voy a acoger a la quinta enmienda.

 

¿No piensas aclararlo algo más?

– Se trata de algo personal: he estado expuesto a algunas teorías interesantes y realmente no considero… La palabra religión tiene connotaciones muy negativas para mí, como la de ser responsable de tantas de las guerras, y no debería ser así; se trata sólo de la evolución que el concepto ha tenido para mí. Me pregunto qué hicimos en el planeta antes de que apareciera la religión.

 

¿Y todas esas ideas han sido decisivas a la hora de componer Yield?

– Sí, no me importa hablar de ello. Si miras hacia atrás -y todo esto está en el disco-, todo lo que ves es la arrogancia humana. Entendemos nuestra historia como los últimos 20000 años, y estamos a punto de celebrar el año 2000 con una gran borrachera, lo que significa que nos vamos a levantar el primer día del nuevo milenio con una gran resaca. Es algo parecido a lo que nos estamos haciendo a nosotros mismos. Está por ver si cuando nos levantemos la mañana siguiente nos vamos a purificar tal y como uno debería hacer después de un gran exceso.

 

¿Y de que forma se refleja eso en las nuevas canciones?

– La gente va estampando su ego sobre todo lo que hacen. Todo lo que nosotros podemos intentar es hacer que la sociedad sea más… armoniosa. Puedes apoyar algunas causas, y nosotros hemos hecho cosas, como aquella para una organización a favor del derecho a la elección en el tema del aborto, en las que salimos de nuestros caparazones, pero no puedes hacer esa clase de cosas mientras tu vida es una mierda. No puedes decirle a la gente que reciclen los desperdicios y ser un consumista compulsivo en tu propia casa.

 

Hablar de estar encerrado en tu caparazón hace que lo de la fama suene muy mal. ¿En algún momento pensasteis que todo iba a ser brillante?

– Las cosas se dispararon después de nuestro primer disco. No podíamos ni imaginarlo. Es como si te lanzaras hacia una curva y, cuando te das cuenta de lo que está pasando, empiezas a intentar controlarlo. Algo así como que no quieres seguir por esa carretera o que tal vez no sea tan cojonudo. Sería bueno si pudieras ponerte el traje de la fama los fines de semana o algo así, cuando necesitases una mesa en un restaurante. Sería lo mejor, pero no funciona así. Por cada cosa positiva hay una negativa. Y si la positiva se vuelve muy grande, la negativa se hace grande en la misma proporción.

 

La droga ha marcado a tus contemporáneos: Layne Staley de Alice In Chains y Scott Weiland de Stone Temple Pilots se debaten entre la rehabilitación y la adicción, y Kurt Cobain acabó suicidándose. ¿Fue la suerte en vuestro caso la que os ayudó a no caer en ello?

– Ojalá pudiera atribuir a la suerte haber salido de alguno de esos períodos. Entiendo una parte de eso, pero otra no. La vida es… Lo siento, pero no puedo decir que me siento próximo a la droga, que puedo tolerarlo. No es así, y se me hace muy difícil entenderlo cuando hay alguien que podría seguir otros caminos más positivos para sobrellevar los momentos más difíciles, como dedicarse a los zumos de naranja o al yoga. De hecho tienen la posibilidad de llevar la clase de vida que quieran. Incluso pueden dejarlo y no volver a hacer música, o hacer música sólo en su casa y para sus amigos. Aprender a jugar al baloncesto debajo del agua o cualquier otra cosa… Se hace difícil entender la razón por la qué la gente escoge determinadas direcciones. Y no puedo sentir ninguna simpatía por ellos.

 

¿Tampoco hacia Kurt Cobain?

– Tengo que admitir que Kurt fue la excepción y que sentía compasión por su situación, ya que era un poco menos intensa que las otras dos que has mencionado. Creo que en su caso había más de lo que salta a simple vista, y no me voy a referir a ello nunca más. No me siento cercano a las drogas y no sería honesto. Además me siento como un imbécil cuando tengo una conversación con alguien y luego descubres que ni siquiera estaban allí. Me hace sentir como si me hubieran estado mintiendo.

 

¿En algún momento llegaste a pensar en que podías caer en ello?

– Pasaba mucho tiempo solo, así que no estaba expuesto a ese rollo. No tiene glamour. No es algo que despierte mi curiosidad, y doy gracias por ello. De todas formas, me gusta fumar algo de vez en cuando, pero eso es algo más equilibrado. Escojo entre diversas opciones, pero no voy a dejar que ninguna de ellas amenace mi propio control sobre mi vida. Me encanta la idea de hacer música y vivir al mismo tiempo.

 

¿Y esa seguridad no hace que parezcas falso?

– Se trata de un final romántico, aunque trágico, para una historia muy dramática. ¿Qué se entiende por falso? Todavía sacamos temas en nuestras canciones, examinando la sociedad, pero me parece que hay una forma positiva de salir de ahí, más que ir gritando: ‘¡Qué os jodan! ¡Qué os jodan!’ Y si siguiéramos haciendo eso, simplemente porque se trata del estilo con el que empezamos, entonces estaríamos siendo falsos.

 

¿Ésa es la solución?

– Hemos evolucionado, nuestra forma de pensar ha madurado. Ser negativos y decir ‘esto es un problema, esto es un problema…’ He tenido charlas con Krist Novoselic sobre política local y eran tan negativas que nos decíamos que teníamos que traer algo positivo de lo que hablar la próxima vez. Decíamos: ‘Tenemos que encontrar el principio, tenemos que encontrar la semilla’.

 

¿Cómo se puede entender que en los conciertos siempre estuvieras llamando la atención del público?

– Probablemente tenga que ver con la atención que no me daban de pequeño o para recrear la que sí me daban. Hacía cualquier cosa: tirar un botella o el pie del micrófono, o saltar encima de alguien… Sólo que un año más tarde el significado de un concierto para mí cambió y pensaba que pasaría si hubiera silencios entre las canciones. Y así, si decía algo, tal vez se me pudiera oír.

 

Pero tampoco se trata de estar quieto en el escenario.

– Como me dijo Michael Stipe, cuando va a un concierto de Tori Amos la gente está murmurando pidiendo la siguiente. Parece como si no entendieran lo que está sucediendo. Y me gusta lo que Beck dijo: ‘Bien, ya hemos tenido tiempo para murmurar, así que ahora vamos a por el nuevo milenio. Tal vez sea tiempo de hacer las cosas un poco menos fáciles’. Yo estaba en casa levantando mi pulgar y diciéndole: ‘Totalmente de acuerdo’.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON AMARAL

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON AMARAL

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ENTREVISTAS 1999


Amaral, la fuerza del directo

El grupo zaragozano ha presentado recientemente su primer disco 

 

 

La zaragozana Eva Amaral empezó recorriendo todos los garitos de la Península en los que le dejaban presentar sus canciones en compañía de su novio y guitarrista. Después, alguien le ofreció grabar y, ya con banda completa y de gran fuerza en escena, se ha ido ganando poco a poco a los más escépticos a base de canciones que ganan en directo.

 

¿Cuándo surgió la necesidad de dar rienda suelta a tus canciones?

         – Al principio no componía. Yo empecé tocando la batería en Zaragoza, donde nací, en un grupo que se llamaba Bandera Blanca. Había compuesto algunas canciones pero no se las enseñé a nadie. Era muy tímida hasta que un buen día comencé a enseñarle las canciones a la gente que tenía más cerca y de ahí surgió también lo de formar una banda.

 

– Supongo que tendrías una buena colección de canciones y que tendrías que rechazar para este primer disco.

– Había treinta y tantas canciones y teníamos que elegir unas doce, así que Juan, que es el guitarrista y el cincuenta por ciento de Amaral, y yo pusimos las que cada uno quería que fueran y curiosamente coincidió, aunque al final incluimos trece canciones. Las que han quedado fuera irán a un segundo disco, aunque como ya hemos compuesto nuevas canciones tal vez se queden fuera.

 

¿Lo que más te interesa son los solistas eléctricos americanos?

– Yo escucho de todo. Me da igual que sea un grupo, un solista o un hombre orquesta. Amaral no es una solista, sino el nombre de una banda, además de ser mi apellido y el de mi padre. En la banda, la composición corre a cargo de Juan y de mí.

 

¿Es esa década la de tu educación musical básica?

– Me gusta el rock de los 50, la psicodelia, el rock de la Costa OesteY Aunque Amaral es un conglomerado de muchas músicas, pero sobre todo es un grupo de rock. No se trata de hacer un ejercicio de estilo. Vivo en 1998 y sigo todo lo que se hace ahora mismo, pero sin dejar de oír lo que me ha gustado toda la vida.

 

¿Hacéis versiones en directo o en el local de ensayo?

– Normalmente hacemos ADancing Barefoot@ de Patti Smith, una canción que también aparece ahora como versión en el disco de U 2 y que más gente se atrevió a interpretar a su manera. Hace tiempo también hacíamos una versión de AEstratosfera@, una canción del segundo disco del grupo de Granada Lagartija Nick, que se titulaba Inercia y que era muy bueno. También lo que han hecho con el cantaor flamenco Enrique Morente en Omega era bestial.

 

¿Cómo fue la colaboración de Álvaro Urquijo de Los Secretos a nivel de instrumentista, arreglista…?

– Lo suyo fue una colaboración puntual y especial dentro del disco. Sobre todo pensamos en él porque Juan toca guitarras de doce cuerdas y quería contar con alguien con experiencia en ese instrumento. Lo llamamos y lo que iba a ser una colaboración especial en una canción grabada en una noche, acabó siendo una participación mucho más amplia. Ésa fue para mí la colaboración especial del disco, junto con la de Fernando Alfaro de Chucho, ya que yo siempre fui una gran seguidora de Surfin= Bichos, y él es uno de los mayores compositores que hay.

 

¿Hay receptividad en el Estado a tu música?

– Yo estoy muy alucinada de cómo ha sido la respuesta en directo en la gira que estamos haciendo, que es algo que no nos esperábamos.

 

¿Encuentras que estás a medio camino entre las grandes audiencias y los públicos especializados?

– No lo sé. Cuando estoy en casa haciendo una canción en la  cama con mi guitarra no me planteo esas cosas. Yo hago las canciones para mí y no pensando en qué tipo de gente las pueda coger, y luego te llevas grandes sorpresas, porque la gente convierte las canciones en algo muy suyo y eso es lo más bonito de la música.

 

¿Hay alguna solista que entiendas que está en tu misma situación -Christina Rosenvinge, Mercedes Ferrer-?

– Muchas veces se tiende a comparar las mujeres con las mujeres, hacer una etiqueta, y, en los casos que citas, son muy distintas entre sí y con relación a mí. Si me tuviera que identificar con alguien, no me gustaría nada, y me retuerzo como una serpiente ante la idea.

 

– Todo el mundo está de acuerdo en que la fuerza de tu directo no se recoge en el disco. ¿Qué sucedió?

– Lo que ocurre es que en directo hay una magia muy especial que es muy difícil de capturar en el disco. Aunque, normalmente, suele suceder al revés, que los grupos desmerecen bastante de los discos. Lo sé porque he estado tocando mucho este verano. En nuestro caso pasa al contrario y eso es positivo. Espero que algún día podamos captar esa fuerza en el estudio y ésa era nuestra obsesión en este disco, sobre todo porque veníamos de recorrer toda España tocando y porque no teníamos dinero para hacer maquetas, que es el camino habitual a la hora de darte a conocer. Asumo tanto los errores como los aciertos, ya que nos han dado plena libertad para grabar el disco. Pero hay que tener en cuenta que el disco no era el objetivo, sino que gracias a él pudiéramos seguir haciendo lo que realmente queremos, que es tocar, y que para nosotros es una forma de vida.

 

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LOS ENEMIGOS

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LOS ENEMIGOS

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Los Enemigos, la vida mata

 

 

Siguen, concierto tras concierto, por toda la Península. Entre medias graban grandes discos, como el reciente Nada. Josele, Fino, Chema y Marcos no tienen que convencer a nadie. Son Los Enemigos, toda una institución del rock en castellano.

 

En este nuevo disco destaca la producción, si lo comparamos con Gas.

– Su trabajo nos ha costado y, además, hemos disfrutado muchísimo haciéndolo. Como el anterior lo hicimos un poco a lo bestia, pues ahora nos lo hemos currado más. Gas era un disco que no estaba grabado en un estudio, digámoslo así, profesional. Lo hicimos en un caserío que nos montamos nosotros mismos y no daba lugar a según qué sutilezas. Y eso se nota. No es que un sistema sea mejor que otro. En éste nos apetecía cuidarlo un poquito y nos fuimos a un estudio guapo con un montón de amplis y un montón de guitarras, cuidando mucho ese aspecto.

 

Hay bastantes medios tiempos pero, al mismo tiempo, habéis endurecido el sonido.

– No creo que hayamos endurecido el sonido, sino que nos hemos ido imponiendo un poco ante los productores. Y es que los productores, antes, eran bastante reacios a según qué sonidos, y, poco a poco, se han ido abriendo. Pero la intención nuestra siempre ha sido hacer un sonido guitarrero. Que lo hayamos conseguido o no es otra cosa: al principio no lo consigues y después vas tanteando. Espero que últimamente sí. Estamos ya muy mayores, tío; llevamos ya muchos años. Y decimos: ‘¡Quiero esto y, si no, no hay ná!’ Y al principio, sin embargo, nos contestaban: ‘¡Pues no puede ser y te jodes!’

 

En este caso, un título tan negativo acompaña a una portada que crea sosiego.

– Es que a partir de la primera de nuestras portadas, que fue tan horrible, es un asunto que siempre nos mosquea mucho, así que lo procuramos cuidar. Y ésta, en concreto, va que ni pintada con el título: es que NADA, que la piscina está vacía, que no hay nada, y que nades si tienes cojones. No creo que sea un título negativo; si te fijas, más positivo no puede ser: que, aunque no haya nada, pues que nades, ¿sabes? Prueba, porque sino no eres nadie. Que no te hundas porque veas que no hay nada, sino que te muevas. Así que más positivo no puede ser.

 

Otra novedad es la inclusión de Marcos Benítez como miembro fijo del grupo y no como colaborador o músico adicional, a pesar de acompañaros desde La vida mata.

            – Simplemente nos hemos dado cuenta de que, como músico a sueldo, cobraba más que nosotros, así que lo hemos metido en el grupo.

 

En este disco la vertiente melancólica tiene más peso. El disco está dedicado a la memoria de Poch (Derribos Arias), Pepe Risi (Burning) y el gran An-Tonio.

– Para quien no lo conozca, An-Tonio era un coleguilla de Algeciras que no llegó a ver su disco publicado. Su disco se publicó en Edel y es cojonudo. Me llamó (Josele) para trabajar con él y teníamos pendiente un disco entero con un montón de canciones suyas. Era un gran chaval… Una lástima de muchacho, porque tenía un gran futuro y, además, era un tío más ‘salao’ que las pesetas. En el disco suyo que está publicado he colaborado, pero poco. Lo que teníamos preparado era otro que, evidentemente, no va a poder salir. Nuestro disco, además de dedicárselo, tiene una canción en homenaje a él, con su nombre por título.

 

Ese aire lo tienen muchos discos vuestros. De hecho, Gas está dedicado a Henry Chinaski (alter ego de Charles Bukowski) y Tom Waits, dos de los grandes bebedores de este siglo.

– Eso es porque hay como dos referencias en las letras a uno y a otro, por lo que se agradece. Son referencias bastante obvias, pero que cada uno las busque.

 

Después de nueve discos, ¿se acerca el momento de editar un disco en directo?

– Se nos pasa por la cabeza de vez en cuando, lo que sucede también es que no vemos el momento. Tal vez sea un poco pronto. Ya lo sacaremos cuando estemos más mayores.

 

¿Sentís ya la influencia en gente más joven?

            – Bueno, eso sucede, ¿no? A medida que pasa el tiempo se va pasando el testigo y, por supuesto, es un orgullo. Pero tampoco conocemos demasiado de lo último, no nos enteramos mucho de la escena actual. Nos gusta mucho un grupo que es de ahora, pero que podría ser de hace veinte años, que es Wilco. Escuchamos lo que escuchábamos hace diez años más o menos. No nos dicen mucho los grupos actuales.

 

¿Qué hay de esa tesis que afirma que las letras de vuestros discos tienen siempre un hilo conductor?

            – Eso es muy relativo, porque tampoco es que sea premeditado. Según te pilla una temporada, cada uno tiene sus obsesiones y, luego, eso se refleja en que las canciones que haces tengan un cierto hilo conductor. Pero no es nada premeditado, no es como una ópera rock ni nada de eso, sino que sale así. Y si Nada tiene un hilo conductor, pues lo tendrá, pero yo no lo sé.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON ANDRÉS CALAMARO

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON ANDRÉS CALAMARO

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ENTREVISTAS 1999


Andrés Calamaro, alta productividad

 

 

          Ha pasado el último año envuelto en dilemas existenciales, noches en vela atado a la más variada farmacopea e interminables sesiones de grabación. Todo ello, para encarar el escepticismo tras el notable éxito comercial logrado con Alta suciedad, el álbum con el que, hace dos años, retomó una carrera en solitario que remite a la Argentina de principios de los años ochenta.

 

          Los meses de trabajo “nada metódico” y de tránsito musical sin rumbo fijo se han concretado en Honestidad brutal, un ambicioso disco doble de 37 canciones, concebidas con ese enfoque cosmopolita y casi barroco tan propio de los rockeros de ultramar. El ex-Rodríguez ha aprovechado la gira como telonero de su idolatrado Bob Dylan para explicar la génesis de uno de los discos más largos de la historia del pop hispano.

 

    “Después de muchas noches sin dormir, llegué a tener un repertorio de cien canciones, en las que tocaba un montón de palos distintos. En realidad, éste es un disco como con muchos discos dentro. La mayoría de las canciones están terminadas en el estudio: las escribía y grababa directamente, de modo que muchas tomas son prácticamente las originales. He trabajado contrariando las teorías de cómo hay que grabar un disco. El resultado tiene menos fineza, menos acabado musical, pero resulta mucho más arrebatador. Si una obra tan exigente logra grandes ventas, habremos conseguido algo importante”.

 

          En ese interminable proceso de grabación, Andrés Calamaro asegura que llegó a perder la visión global de su trabajo: “La producción fue tan cambiante que tuve que ver el orden final de los temas para comprobar cómo era el disco realmente. Tuve que esperar varios meses para mezclar. Las cintas viajaron por todo el mundo en una valija, porque grabamos en doce estudios de cuatro ciudades, en tres países diferentes”

 

          Uno se pregunta si era la idea editar un compacto tan largo. “Existió un primer disco de 17 canciones que grabamos en una semana. Ese disco vive ahora dentro de éste. Luego, el año se me hizo largo y me pareció más interesante hacer música nueva, así que añadimos veinte temas que fuimos a registrar a Nueva York con los músicos de Alta suciedad. Así, el 26 de marzo, terminó un trabajo que empezamos en abril del año pasado”.

 

          A pesar de esa coincidencia en el elenco de intérpretes, el músico pone mucho cuidado en marcar distancias con su anterior entrega. “Alta suciedad fue concebido desde el rechazo a las últimas técnicas y tendencias musicales. Ahora también hemos estado en Nueva York, pero hay diferencias, porque el disco anterior era la consumación de la grabación analógica, a la antigua usanza. No sólo se registró con personas, en lugar de máquinas, sino que en él participaron los mejores músicos de tres generaciones. Al menos, los mejores de la Costa Oeste”.

 

        Un álbum de casi cuarenta canciones y más de dos horas de música es el resultado. Si se sacara en formato de vinilo, sería un triple y medio, lo que invita a pensar, de manera casi inevitable, en la presencia de abundante material menor o de relleno. Calamaro niega la mayor: “Que sea largo permite, también descubrir cosas. Da una visión más amplia del artista. Hay temas que sólo son posibles en un disco como éste, así que todas las canciones acaban siendo necesarias para oxigenar el repertorio. Un ejemplo: grabé dos tangos con maestros del género. Si lo hubiera hecho en un disco normal, habría resultado demasiado tanguista. Lo mismo pasa con cualquier otro estilo, o con las letras. Analizando los textos, mucha gente pensará que se trata de un disco autocompasivo, porque canto muchas desdichas personales, pero con tantos minutos tengo más oportunidades para demostrar que no”.

 

        El título del compacto, con su punto petulante, es, según Calamaro, una suerte de arenga cultural. “Supongo que los músicos artesanos, los verdaderos artistas, sabrán de qué va. El título se refiere a quienes componen de corazón, y constituye una llamada de atención optimista acerca del rock y de 1a posible pérdida de credibilidad que se observa en la actualidad. Hoy domina el escepticismo. Así que yo, que había tenido un cierto éxito, quería pensar que podía hacer cosas más importantes que un disco que vendiera mucho. Llegué a la conclusión de que sólo podía convencer con un tono por encima de la cuestión de las ventas. Creo que sacar un disco doble y más difícil de vender aporta algo de romanticismo y de poesía a esto de la industria, ¿no es cierto?”

 

          Honestidad brutal cuenta, sin embargo, con reclamos comerciales de muchos quilates. El más claro es la aparición de Diego Armando Maradona, que canta en “Clonación, pan y circo” y la ranchera “Hacer el tonto”. La colaboración del Pelusa es, en palabras del músico, “una cuestión de amistad. Maradona estuvo de visita en el estudio. Él es de esa clase de criollos que cantan siempre que hay vino, en las fiestas o reuniones familiares. La ranchera la grabamos en dos días, unidos por una noche que no existió. Cantamos todos desnudos en el estudio, como una forma de, entiéndase bien, máxima expresión, sinceridad y euforia. Diego Maradona vino a formar parte de un coro de descarriados”.

 

          Y ahora, tras el periplo como escolta de Dylan, toca planificar la gira de apoyo a su nuevo disco. “Puede que sigamos tocando en acústico un tiempo, como en la gira con Bob. El formato básico aburre a la hora de ensayar, pero, una vez que estás en ello, es tan espontáneo que resulta muy divertido. Pero vamos a pensar bien cómo lo hacemos, cuál es la forma más noble de salir a la carretera. Si las actuaciones se convierten en un negocio de mucho dinero, el negocio y la propia música se ensucian”.

 

Xavier Valiño
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