ULTRASÓNICA ARTÍCULO DVD REM «PERFECT SQUARE»
REM: Perfect Square (Warner DVD)
Imitación a la vida
Road Movie es el antecedente. Aquel fue un concierto seminal en la historia de REM: en su atmósfera se palpaba el ambiente opresivo del disco Monster y de la gira que le siguió. También sirvió como perfecta metáfora visual de la inercia de aquella gira que dejó a la banda muy tocada y casi desaparecida (y, en el caso del batería Bill Berry esta afirmación hay que tomarla literalmente, debido al daño que le provocó en su cerebro justo en medio de la gira).
Sin embargo, en contra de lo que se pudiera pensar, no significó su fin desde el punto de vista creativo, ya que no sólo compusieron un nuevo disco en la carretera, el ecléctico New Adventures In Hi-Fi de 1996, sino que tuvieron tiempo para dar a la luz una nueva obra maestra tras el abandono de Bill Berry, el infravalorado disco de baja fidelidad Up. Todo ello antes de recuperar parte de su credibilidad comercial en el álbum más pop Reveal.
Perfect Square, su nuevo DVD sacado de uno de sus conciertos, es el primero que recoge material de esta última época y en él el grupo se muestra mucho más reflexivo, recuperando también canciones de sus primeros tiempos. Mientras que la decadencia del Parque de Wiesbaden Bowling Green (del que el DVD toma su nombre) marca las diferencias con el concierto más grunge que fue Road Movie, el grupo cubre sus obligaciones contractuales con una probada eficacia. Como extra se incluye un documental sobre cómo vieron los propios REM y la gente de Stirling los tres conciertos que el grupo ofreció en el castillo de aquella ciudad escocesa en el verano de 1999.
Evidentemente, con la reciente edición de su álbum Greatest Hits, sería fácil considerar Perfect Square como una retrospectiva. Pero, incluso aunque entendiéramos que existía la pretensión de cerrar un ciclo, lo que aquí hay no encierra demasiadas sorpresas en cuanto al material, ya que el repertorio de éxitos de esta actuación casa perfectamente con el nivel de estrellas de estadios que han alcanzado, muy distinto a aquel del grupo más sensible y centrado en las raíces, el folk y el circuito independiente que eran antes de que todo el mundo empezara a amarles.
En Perfect Square, REM mantiene el ánimo alto en todo momento, espoleados por una audiencia germana que se muestra galvanizada con su sola presencia y, puede que porque estos son días más felices que aquellos de Monster, intentan darle nueva vida tanto al repertorio antiguo como al nuevo. Aún así, mientras en las canciones nuevas hay un poco de todo, algunas merecen la pena: lo mejor de todo es la exuberante y energética "Animal"; tampoco desmerece la luminosa "The Great Beyond", que aparecía en la banda sonora de Man On the Moon y que tiene una melodía contagiosa y uno de esos textos de reafirmación de la vida que Michael Stipe escribe muy de vez en cuando. Incluso la reciente y un tanto decepcionante "Bad Day", una actualización de "It’s The End Of The World As We Know It (And I Feel Fine)", la interpretan con toda la bilis y toda la intención política con la que fue compuesta.
La interacción de las canciones antiguas con las nuevas muestra perfectamente la metamorfosis de Michael Stipe, que ha pasado de ser un soñador introvertido al más intenso y carismático líder del rock americano actual, con una voz que muestra tanto rabia como una calidez inhabitual en un hombre de mediana edad como él. Sus movimientos epilépticos parecen haber dado paso a una actuación más controlada, en la que todo el cuerpo participa. A su lado, Peter Buck mantiene su estudiada pose dirigiéndolo todo, al tiempo que mueve energéticamente sus manos sobre el mástil de su guitarra.
Hay muchos momentos para el recuerdo. La siempre sorprendente "Drive", con el característico bajo oscilante de Mike Mills sobre la melodía melancólica. Una interpretación emocionante de "Daysleeper", esa perfecta oda al desencuentro con los tiempos modernos y que contiene un piano que parece acariciar una nana. E, incluso aunque deben estar hartos a estas alturas de ella, "Losing My Religion" todavía parece la mejor canción pop jamás escrita. Otras muestran alguna variación sobre la versión original, como "Nightswimming", "Electrolite" -con su piano jazz- o "She Just Wants To Be" -en una rendición catártica-. Lo mejor de todo es "Walk Unafraid", el punto álgido de Up y que se muestra aquí una estremecedora versión.
A medida que el sol se va ocultando, el espectáculo decae un tanto, como, por ejemplo, en "At My Most Beautiful" -homenaje descarado a los Beach Boys-, "Man On The Moon" o "Everybody Hurts", una canción tan usada en todo tipo de causas que parece haber perdido ya su contenido emocional -tampoco los mecheros encendidos ayudan-. Al final, el grupo levanta el show con el himno que ya es "Country Feedback" -la favorita de los seguidores de REM- y con la recuperación de "So Fast, So Numb".
El cierre no podía ser más previsible, con "It’s The End Of The World As We Know It (And I Feel Fine)", aunque también hay que tener en cuenta hace años que ya no la utilizaban para cerrar sus conciertos. Aquí no enseñan los dientes como hacían en Road Movie, pero, dentro de su contrastado buen hacer, hay suficientes elementos como para atraer tanto a los novatos como a todos aquellos que han escuchado sus canciones tantas veces al menos como ellos las han interpretado.