Entrevistas musicales, artículos y comentarios de discos, libros y películas de Xavier Valiño
LOS MEJORES DISCOS INTERNACIONALES DE LA DÉCADA
THE WHITE STRIPES: Elephant
Tras White Blood Cells, The White Stripes eran ya la banda más relevante del rock en 2003 cuando editaron Elephant, el disco que hablaba de la muerte de la caballerosidad y el cariño y que contenía “Seven Nation Army”, la canción con la que siempre se les identificará.
LOS MEJORES DISCOS INTERNACIONALES DE LA DÉCADA
SIGUR RÓS: Ágaetis Byrjun
A veces es mejor llegar virgen a un disco, y así su impacto puede ser mayor. Eso fue lo que ocurrió a finales de 1999, principios del 2000 con Ágaetis Byrjun, un álbum con un feto alado en su portada, acreditado a unos tales Sigur Rós. Llegados desde Islandia, sus canciones creaban ambientes gélidos que se crecían hasta lograr el resultado contrario: calor y emoción a partir del desasosiego.
LOS MEJORES DISCOS INTERNACIONALES DE LA DÉCADA
FLEET FOXES: Fleet Foxes (Bella Union-Sinnamon)
Quinteto salido de Seattle, la tierra del grunge, Fleet Foxes sorprendió al mundo del pop a inicios del 2008 con una presentación descrita como arrebatadora en el festival South By Southwest, en Texas y, ya en junio, con el lanzamiento de su debut, homónimo. Sus canciones, casi una experiencia religiosa, se convirtieron en la descripción perfecta de la América rural en el 2008.
LOS MEJORES DISCOS INTERNACIONALES DE LA DÉCADA
BJÖRK: Vespertine (Universal)
Después de la instrumentación grandiosa de Homogenic, y tras los ritmos cinematográficos de Selmasongs, Björk se puso a escuchar los sonidos del silencio. Se los encontró en casa, con la estufa, las tostadas y la mesa camilla, lo que acabó definiendo como el curioso mantra de la vida diaria.
LOS MEJORES DISCOS INTERNACIONALES DE LA DÉCADA
NICK CAVE: Abbatoir Blues / The Lyre Of Orpheus (Mute-Virgin/EMI)
Como con Tom Waits, todo lo que produce Nick Cave entra en lo destacable de cada temporada. Sin embargo, en el cómputo de la década llama poderosamente la atención su doble entrega del 2004. A pesar de la entonces reciente deserción de Blixa Bargeld, la banda se ve empujada y engrandecida por un coro gospel que también le daba nuevos aires a una producción algo estancada en los discos previos basados en el piano.