OASIS DEFINITELY MAYBE
OASIS: Definitely Maybe (Creation – Sony, 96)
Durante los 90 se acrecentó la sensación de que determinados periodistas o ejecutivos de sellos discográficos pueden inventar grupos pop de forma rutinaria y, a continuación, convencer a gente mucho más cabal en otros aspectos de la vida a invertir su dinero en estos productos simplemente porque sí; que creen que se les venden marionetas a menudo y a los que les hubiera gustado ver como Oasis caían a las primeras de cambio.
En esa teoría hay algo de cierto, más bien bastante, pero no era aplicable al caso de los hermanos Gallagher. Y eso quedaba claro desde el primer momento: la locomotora se veía venir en el horizonte mucho antes de que el fenómeno llegase. Lo tenían todo: el momento justo -con el pop británico de capa caída y la música de baile convertida en el último grito y en el sonido más sorprendente y creativo-, la actitud perfecta –chulería, arrogancia, confianza: no todo el mundo amenaza con quemar un local si el capo de su sello favorito no acude a presenciar uno de sus primeros conciertos-, la lección bien aprendida –los Beatles, los Sex Pistols y los Stone Roses, los tres grupos ingleses más importantes de cada una de las décadas precedentes, resonaban en sus maquetas y después en todos y cada uno de sus discos- y hasta la necesidad de triunfar –hijos de clase obrera que creen en el mito de la reconversión a mejor vida a través del triunfo como estrellas del rock-.
Así que Oasis escribieron unas cuantas canciones, las registraron en cinta sonora, editaron varios singles, empezando por una colección de EPs demoledora, y, a partir de ahí, además de dejarlas para siempre en el dominio público y probar si pasarían o no la cruel prueba de la posteridad, ya nada fue igual. Sus siguientes discos sirvieron para atraer a un montón de gente, para legar clásicos como “Wonderwall”, para empacharse de cocaína y los Beatles hasta decir basta, para convertirse en caricaturas de sí mismos y para asentarse como el estandarte del pop británico de los 90.
En Definitely Maybe están todas sus virtudes, de las que recuperaron algunas nunca más, y una buena parte de sus defectos como grupo, aunque la sorpresa de un disco de debut como aquel amortiguara su repercusión. “Esta noche soy una estrella del rock”, cantaba Liam Gallagher –vocalista sin parangón- sin el menor atisbo de ironía y a pleno pulmón en “Rock ‘N’ Roll Star”, la canción que daba la alternativa a “Live Forever” –el himno perfecto para la juventud de su tiempo-, “Slide Away”, “Supersonic”, “Shakermaker”, “Bring It On Down”, “Digsy’s Dinner”… Irrepetible, por mucho que lo intenten. Y, sí, acabaron siendo lo que pretendían: estrellas del rock. ¡Y en los 90!
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